Hace pocas horas que ha finalizado el congreso de la Federación Socialista Asturiana y, como ocurre habitualmente, todos hemos puesto el visor en el nuevo equipo que el renovado líder ha diseñado a su imagen y semejanza para continuar controlando la organización. De ponencias, de ideas, de proyectos, de compromisos, más bien nada de nada. Claro que de ésto somos también algo responsables los medios de comunicación.
Al final, digo, nos quedamos con los nombres de las personas con las que Javier Fernández afronta, desde el partido, una nueva etapa de transición por la difícil época que Asturias, como el resto de España, tiene que transitar.
Parece que la palabra que se impone tras conocer el nuevo equipo es la de renovación, con mucha cara nueva, aunque algunos de los 'veteranos' del nucleo duro continúan o se resitúan. José Luis Gutiérrez, Adriana Lastra, María Luisa Carcedo, Fernando Lastra,... son nombres que justifican la anterior afirmación. Otros, como el de Guillermo Martínez, actual número dos en el Gobierno autónomo, representan el grupo de los valores emergentes con proyección de futuro en responsabilidades superiores. No faltan los históricos, como el veterano dirigente sindical José Ángel Fernández Villa, ahora recompensado con una buena posición tras haber ido perdiendo poder e influencia en el partido desde sus tiempos de gloria, aquéllos en los que no se movía un papel sin su consentimiento. En este mismo grupo hay que reseñar la presencia en la Presidencia de Pablo García, uno de los auténticos veteranos de la organización y habitual senador por Asturias.
En todo caso, seguramente lo más llamativo de la actual renovación viene de la mano de la salida de la comisión ejecutiva del arecismo, empezando por el propio 'Tini' y siguiendo por una de las personas que le acompañaron en sus sucesivos gobiernos en puestos de relevancia, Ana Rosa Migoya.
Esta decisión responde ni más ni menos que a una operación de 'limpieza' que se inició a la hora de elaborar las listas autonómicas con las que el partido concurrió a los comicios regionales adelantados de este mismo año. Entonces, el líder de los socialistas asturiano empezó su tarea de librarse del inconveniente peso de un estilo de gestión imperante durante décadas en el Principado. Los escándalos de la última etapa, con procesos a altos cargos e, incluso, a un consejero, que todavía siguen activos y pendientes de resolución judicial, son una molesta carga de la que Javier fernández se propuso hace mucho desligarse.
El arecismo está ya en franca decadencia dentro de las filas socialistas -como en otros tiempos pudo estarlo el villismo- y sus representantes van siendo arrumbados progresivamente a un ostracismo que, en pocos años, pueda hacerlo olvidar.
Claro que, de momento, el 'liderísimo' de la FSA tiene pendiente el desenlace del 'caso Marea', un desenlace que va a ser difícil que no salpique a su organización por encima de nombres propios. De momento, va soltando lastre en cuanto puede, pero uno de sus grandes compromisos alcanzados para lograr los apoyos que le permitieron ser presidente del Principado, la comisión de investigación sobre esos turbios asuntos, sigue durmiendo el sueño de los justos más allá de la designación de unos nombres, los de las personas que van a integrar dicha comisión.
domingo, 30 de septiembre de 2012
viernes, 21 de septiembre de 2012
Tomando posiciones
Mientras la candidata a repetir en la presidencia del Partido Popular asturiano suma mayoría de apoyos en el camino preparatorio para el congreso del 3 de noviembre, empiezan a apreciarse indicios de lo que puede quedar del pastel para los otros dos aspirantes. Es cierto que las adhesiones inquebrantales a la lista que encabeza Mercedes Fernández corresponden a las cúpulas de los distintos ámbitos organizativos e institucionales de los conservadores, pero también lo es que el sistema partidista español permite que esos mismos cargos controlen, por derivación, las estructuras de la organización hasta el punto de asegurarse en la práctica el seguimiento de sus indicaciones por un amplio segmento de la militancia que controlan.
Para quienes conocemos desde hace años el funcionamiento habitual de dichas organizaciones no resulta atrevido aventurar que el despliegue de 'poderío' mostrado esta misma mañana por 'Cherines' a la hora de presentar su candidatura es un simple 'trailer' de la que puede ser una representación triunfal de la dirigente popular a principios de noviembre.
Que Alejandro Arias, el 'tercer' aspirante, haya ofertado al segundo, Manuel Pecharromán, una alianza para unir sus fuerzas, más que una amenaza para la actual presidenta del PP asturiano, conduce a sospechar que el 'aspirante' de Gabino de Lorenzo no solamente es consciente de su debilidad, sino que podría escudarse en su mano tendida al gijonés para ocultar las dificultades en la carrera por lograr los necesarios avales estatutarios para su candidatura.
En lo que a la opción mayoritaria se refiere, si la ausencia de apoyo a la misma por parte de la junta local de Gijón, la única al parecer -junto a la de San Tirso de Abres- no puede sorprender a nadie, hay que resaltar que Mercedes Fernández haya hecho hincapié en la circunstancia de que cuenta con el aval del secretario general del equipo que preside Pilar Fernández Pardo. Luis Crego se mantiene en el cargo a pesar de que hace tiempo que perdió el apoyo de su jefe de filas en la ciudad, que lo descabalgó en su momento de la lista municipal. Incluso, es más o menos público algún conflicto verbal de puertas adentro entre ambos dirigentes, que han llegado a la amenaza de impedir el acceso a la sede del partido al que se supone es el 'número dos'.
La situación actual, entonces, hay que analizarla en el contexto de un estatutario congreso local que se celebrará semanas después del regional. 'Cherines' ha ido quemando etapas en su vuelta a la primera línea de la política asturiana, desde la cabeza de cartel en Asturias para las legislativas del pasado año hasta el inminente congreso regional, pasando por encabezar la lista de su partido en las autonómicas de este año. El objetivo de la dirigente asturiana, y parece que el de sus mentores de Génova, es el de acumular todo el poder en sus manos y evitar así esos 'guirigays' a los que tanto gusta referirse. Cumplido el inminente objetivo, en esa hoja de ruta figuraría en mayúsculas liquidar políticamente a su enemiga irreconciliable en Gijón.
Son numerosos los militantes del partido que adelantan que la previsible nueva dirección regional va a dirigir entonces toda su cañonería hacia la villa de Jovellanos y que la madre de todas las batallas será el cónclave local, del que podría derivarse la definitiva amortización de 'Pilipardo'.
Sin embargo, Mercedes fernández y su 'aparato' son conscientes de que no cuentan precisamente con una mayoría suficiente en Gijón y que todos estos años de mandato de Fernández Pardo, incluso a pesar de su particular estilo, han configurado una organización a su imagen y semejanza. Por eso resulta tan significativo que personas como Luis Crego empiecen a posicionarse frente a la presidenta local. Con el paso del tiempo, y si se van cumpliendo las previsiones, a nadie le sorprenderá que, poco a poco, ese cruce de aceras se haga habitual. 'Cherines' necesita gente y hay gente que necesita 'puestinos'.
Para quienes conocemos desde hace años el funcionamiento habitual de dichas organizaciones no resulta atrevido aventurar que el despliegue de 'poderío' mostrado esta misma mañana por 'Cherines' a la hora de presentar su candidatura es un simple 'trailer' de la que puede ser una representación triunfal de la dirigente popular a principios de noviembre.
Que Alejandro Arias, el 'tercer' aspirante, haya ofertado al segundo, Manuel Pecharromán, una alianza para unir sus fuerzas, más que una amenaza para la actual presidenta del PP asturiano, conduce a sospechar que el 'aspirante' de Gabino de Lorenzo no solamente es consciente de su debilidad, sino que podría escudarse en su mano tendida al gijonés para ocultar las dificultades en la carrera por lograr los necesarios avales estatutarios para su candidatura.
En lo que a la opción mayoritaria se refiere, si la ausencia de apoyo a la misma por parte de la junta local de Gijón, la única al parecer -junto a la de San Tirso de Abres- no puede sorprender a nadie, hay que resaltar que Mercedes Fernández haya hecho hincapié en la circunstancia de que cuenta con el aval del secretario general del equipo que preside Pilar Fernández Pardo. Luis Crego se mantiene en el cargo a pesar de que hace tiempo que perdió el apoyo de su jefe de filas en la ciudad, que lo descabalgó en su momento de la lista municipal. Incluso, es más o menos público algún conflicto verbal de puertas adentro entre ambos dirigentes, que han llegado a la amenaza de impedir el acceso a la sede del partido al que se supone es el 'número dos'.
La situación actual, entonces, hay que analizarla en el contexto de un estatutario congreso local que se celebrará semanas después del regional. 'Cherines' ha ido quemando etapas en su vuelta a la primera línea de la política asturiana, desde la cabeza de cartel en Asturias para las legislativas del pasado año hasta el inminente congreso regional, pasando por encabezar la lista de su partido en las autonómicas de este año. El objetivo de la dirigente asturiana, y parece que el de sus mentores de Génova, es el de acumular todo el poder en sus manos y evitar así esos 'guirigays' a los que tanto gusta referirse. Cumplido el inminente objetivo, en esa hoja de ruta figuraría en mayúsculas liquidar políticamente a su enemiga irreconciliable en Gijón.
Son numerosos los militantes del partido que adelantan que la previsible nueva dirección regional va a dirigir entonces toda su cañonería hacia la villa de Jovellanos y que la madre de todas las batallas será el cónclave local, del que podría derivarse la definitiva amortización de 'Pilipardo'.
Sin embargo, Mercedes fernández y su 'aparato' son conscientes de que no cuentan precisamente con una mayoría suficiente en Gijón y que todos estos años de mandato de Fernández Pardo, incluso a pesar de su particular estilo, han configurado una organización a su imagen y semejanza. Por eso resulta tan significativo que personas como Luis Crego empiecen a posicionarse frente a la presidenta local. Con el paso del tiempo, y si se van cumpliendo las previsiones, a nadie le sorprenderá que, poco a poco, ese cruce de aceras se haga habitual. 'Cherines' necesita gente y hay gente que necesita 'puestinos'.
miércoles, 19 de septiembre de 2012
El baile de los tapados
Está claro que el Partido Popular asturiano no gana para sobresaltos. Cuando parecía que la larga mano de Rajoy había logrado imponer el consenso en torno a Mercedes Fernández como plataforma para iniciar la ansiada recuperación, la cruda realidad ha puesto una vez más de manifiesto que los personalismos que durante muchos años han enquistado la vida interna e institucional del que hasta hace algo más de un año ha sido el único partido de la derecha asturiana han vuelto a aflorar con motivo de la cercana celebración de un congreso de la organización.
La primera ¿sorpresa? fue la aparición de una candidatura alternativa a 'Cherines' encabezada por Manuel Pecharromán. El edil gijonés, veterano en la militancia aunque sin un historial de primera fila, parece obvio que es -dicho sea con todo el respeto del mundo- el 'tapado' de la organización que preside Pilar Fernández Pardo. Ésta y su equipo son conscientes desde hace tiempo de que en el PP asturiano ya nadie les va a regalar absolutamente nada, desde aquellos compases previos al anterior cónclave nacional en los que la 'lideresa' local jugó con cartas cambiadas las bazas de Ovidio Sánchez y de Juan Morales. De entonces acá, su caída en desgracia tuvo plasmación directa en su ausencia de las listas populares para las últimas elecciones al Congreso y al Senado. Después, su apoyo a la candidatura de Carmén Moriyón, la candidata de Cascos a la Alcaldía de Gijón, y el posterior apoyo del grupo municipal popular a la gestión de Foro en el mismo, no hicieron más que alejar si cabe las posibilidades de 'recuperación' política de 'Pilipardo'.
No es pues aventurado intuir que el paso al frente dado por Pecharromán es la jugada del equipo de dirección local para tratar de contar con alguna baza, por remota que pueda parecer, con la que negociar la posibilidad de no verse sometido al 'barrido'.
Más sorprendente aún ha sido la aparición de una 'tercera vía' presidida por Alejandro Arias, asociado directamente a la anterior candidata autonómica popular, Isabel Pérez Espinosa, y por tanto al actual delegado del Gobierno, Gabino de Lorenzo.
Tampoco aquí se presenta como una conjetura sin fundamento apostar por que Arias -también con el mismo respeto que el anterior- es el 'tapado' del anterior alcalde de Oviedo, incomodo en su retiro de oro de la plaza de España, incapaz de maniobrar para poner y quitar a su antojo como ha hecho durante tantos años.
Desde esta tribuna ya había apuntado hace algunas semanas que De Lorenzo no se iba a quedar parado ante la cita congresual. Entonces, recogía los crecientes rumores que apuntaban a una apuesta directa por su sustituto en el Consistorio de la capital. Sin embargo, Agustín Iglesias Caunedo se encuentra actualmente muy cómodo en su nueva responsabilidad y su nueva imagen como para batir el cobre con nadie en estos momentos.
El "guirigay", como gusta denominar Mercedes Fernández, se complica todavía más si tenemos en cuenta las posiciones desde las que llegan a esta cita los principales protagonistas de la trama. Fernández Pardo parte en 'fuera de juego' precisamente por haber apoyado al partido de Cascos, quien fue su enemigo irreconciliable durante los años anteriores. 'Su' candidato, Pecharromán, fue considerado durante un tiempo el 'hombre'' de Ovidio Sánchez y Gabino de Lorenzo en el grupo municipal gijonés, desde los inicios de la díscola actitud de su jefe de filas local hacia Oviedo, hasta el extremo de crear una cierta angustia el día de la constitución de la Corporación Municipal de la villa de Jovellanos, cuando más de uno aseguró que rompería la disciplina de voto a instancias de las directrices impuestas desde la dirección regional.
No conozco a Alejandro Arias, pero sí a sus mentores. De Lorenzo apostó el pasado año por una persona de su confianza, Isabel Pérez Espinosa, para hacerse con la Presidencia del Principado, justo cuando reapareció en el panorama regional la figura de Cascos. La experiencia, como todo el mundo recuerda, fue un fiasco -a De Lorenzo suelen aparecérsele cuando juega fuerte, y para muestra apelamos a su catastrófico resultada cuando decidió ponerse al frente de la lista de su partido para el Congreso de los Diputados-. Ahora trata de convencer a sus compañeros de que sigue siendo EL y de que quienes le dieran por amortizado están muy equivocados.
Por lo que a 'Cherines' se refiere, podría decirse de alguna manera que también es la 'tapada' -aunque ahora ya no tanto- de la dirección nacional. Fue reclamada por Rajoy para poner freno a Cascos, la misma persona a la que estuvo políticamente ligada durante tantos años y que nunca negó fuera su mentor principal. Lo curioso es que su adversaria en este momento vaya a ser precisamente Fernández Pardo, tradicionalmente enfrentada con el ex vicepresidente del Gobierno. Papeles cambiados. El recurso de Génova a ella como solución para todos los problemas en Asturias empieza a preocupar a algunos de sus compañeros.
En definitiva, que el cierre de heridas que Rajoy parecía haber logrado en su organización en el Principado está lejos de ser realidad. Pese a los deseos de algunos, el "guirigay" está servido.
La primera ¿sorpresa? fue la aparición de una candidatura alternativa a 'Cherines' encabezada por Manuel Pecharromán. El edil gijonés, veterano en la militancia aunque sin un historial de primera fila, parece obvio que es -dicho sea con todo el respeto del mundo- el 'tapado' de la organización que preside Pilar Fernández Pardo. Ésta y su equipo son conscientes desde hace tiempo de que en el PP asturiano ya nadie les va a regalar absolutamente nada, desde aquellos compases previos al anterior cónclave nacional en los que la 'lideresa' local jugó con cartas cambiadas las bazas de Ovidio Sánchez y de Juan Morales. De entonces acá, su caída en desgracia tuvo plasmación directa en su ausencia de las listas populares para las últimas elecciones al Congreso y al Senado. Después, su apoyo a la candidatura de Carmén Moriyón, la candidata de Cascos a la Alcaldía de Gijón, y el posterior apoyo del grupo municipal popular a la gestión de Foro en el mismo, no hicieron más que alejar si cabe las posibilidades de 'recuperación' política de 'Pilipardo'.
No es pues aventurado intuir que el paso al frente dado por Pecharromán es la jugada del equipo de dirección local para tratar de contar con alguna baza, por remota que pueda parecer, con la que negociar la posibilidad de no verse sometido al 'barrido'.
Más sorprendente aún ha sido la aparición de una 'tercera vía' presidida por Alejandro Arias, asociado directamente a la anterior candidata autonómica popular, Isabel Pérez Espinosa, y por tanto al actual delegado del Gobierno, Gabino de Lorenzo.
Tampoco aquí se presenta como una conjetura sin fundamento apostar por que Arias -también con el mismo respeto que el anterior- es el 'tapado' del anterior alcalde de Oviedo, incomodo en su retiro de oro de la plaza de España, incapaz de maniobrar para poner y quitar a su antojo como ha hecho durante tantos años.
Desde esta tribuna ya había apuntado hace algunas semanas que De Lorenzo no se iba a quedar parado ante la cita congresual. Entonces, recogía los crecientes rumores que apuntaban a una apuesta directa por su sustituto en el Consistorio de la capital. Sin embargo, Agustín Iglesias Caunedo se encuentra actualmente muy cómodo en su nueva responsabilidad y su nueva imagen como para batir el cobre con nadie en estos momentos.
El "guirigay", como gusta denominar Mercedes Fernández, se complica todavía más si tenemos en cuenta las posiciones desde las que llegan a esta cita los principales protagonistas de la trama. Fernández Pardo parte en 'fuera de juego' precisamente por haber apoyado al partido de Cascos, quien fue su enemigo irreconciliable durante los años anteriores. 'Su' candidato, Pecharromán, fue considerado durante un tiempo el 'hombre'' de Ovidio Sánchez y Gabino de Lorenzo en el grupo municipal gijonés, desde los inicios de la díscola actitud de su jefe de filas local hacia Oviedo, hasta el extremo de crear una cierta angustia el día de la constitución de la Corporación Municipal de la villa de Jovellanos, cuando más de uno aseguró que rompería la disciplina de voto a instancias de las directrices impuestas desde la dirección regional.
No conozco a Alejandro Arias, pero sí a sus mentores. De Lorenzo apostó el pasado año por una persona de su confianza, Isabel Pérez Espinosa, para hacerse con la Presidencia del Principado, justo cuando reapareció en el panorama regional la figura de Cascos. La experiencia, como todo el mundo recuerda, fue un fiasco -a De Lorenzo suelen aparecérsele cuando juega fuerte, y para muestra apelamos a su catastrófico resultada cuando decidió ponerse al frente de la lista de su partido para el Congreso de los Diputados-. Ahora trata de convencer a sus compañeros de que sigue siendo EL y de que quienes le dieran por amortizado están muy equivocados.
Por lo que a 'Cherines' se refiere, podría decirse de alguna manera que también es la 'tapada' -aunque ahora ya no tanto- de la dirección nacional. Fue reclamada por Rajoy para poner freno a Cascos, la misma persona a la que estuvo políticamente ligada durante tantos años y que nunca negó fuera su mentor principal. Lo curioso es que su adversaria en este momento vaya a ser precisamente Fernández Pardo, tradicionalmente enfrentada con el ex vicepresidente del Gobierno. Papeles cambiados. El recurso de Génova a ella como solución para todos los problemas en Asturias empieza a preocupar a algunos de sus compañeros.
En definitiva, que el cierre de heridas que Rajoy parecía haber logrado en su organización en el Principado está lejos de ser realidad. Pese a los deseos de algunos, el "guirigay" está servido.
martes, 18 de septiembre de 2012
Mezquindad
Adelanté el pasado fin de semana el final de unas tranquilas vacaciones para regresar a Gijón y asistir a la gran cita con el tenis que significó la disputa de la semifinal de la Copa Davis entre los equipos de España y de Estados Unidos. Como aficionado al deporte de la raqueta, la competición representaba un señalamiento de obligado cumplimiento para disfrutar con el juego de algunos de los mejores tenistas del mundo; como asturiano, y como gijonés, ser testigo presencial de una de esos eventos -aquí sí procede el término, y no en tantas referencias como leemos y escuchamos a diario para aludir a cualquier convocatoria- que se presentan probablemente una o dos veces en la vida.
La anomalía vacacional valió, sin duda, la pena. Los partidos disputados tuvieron calidad y emoción; la climatología se sumó con generosidad a la fiesta; la organización -salvo alguna pequeña disfunción- fue modélica y "casi" todo el mundo ha coincidido en que haber contado con esta competición ha sido una bendición para Gijón, no tanto por las cifras exclusivamente económicas -y esas ya se verán- como en la imagen promocional que ha significado para la ciudad en todo el mundo.
Ha sido -como es natural- a toro pasado cuando han sobrevenido las valoraciones y, más allá de las repercusiones directas de éste o aquél que se esperaba un premio de la lotería o el maná por el que la maltrecha situación financiera hace suspirar a la hostelería, el coro de voces ha sido prácticamente unánime al considerar que la apuesta del Ayuntamiento de Gijón -arriesgada apuesta, es verdad- ha tenido su premio.
Decía antes que este éxito de la ciudad -pues como tal hay que considerarlo- ha unido a comerciantes a hosteleros, a restauradores. No ha ocurrido igual en lo que se refiere a la representación política institucional en el municipio. Al margen de la lógica alegría del equipo gobernante, Foro y PP, los que se supone que más alejados están de éstos ideológicamente, o sea la dirección de Izquierda Unida, también han querido adjuntar su beneplácito por los resultados logrados. Los únicos que han preferido desmarcarse con un inaceptable 'aplazamiento' de su opinión a no se sabe muy bien cuándo han sido los socialistas, los mismos que, en sus largos periodos de gestión del Consistorio, tantas veces han apostado por riesgos parecidos o superiores, especialmente con los grandes conciertos, y no siempre con resultados positivos verificables.
No se explica tal actitud nada más que por un irrefrenable sentimiento partidista de no dar ni agua a los adversarios políticos. A mí me hubiera gustado escuchar de boca de Santiago Martínez Argüelles y los suyos cuál hubiera sido su valoración si fueran ellos u otros compañeros de siglas quienes mantuvieran la responsabilidad organizativa de esta gran cita deportiva. Al final, la actitud real mantenida por el PSOE no hace otra cosa que ratificarme en la práctica que habitualmente junta la acción política con la mezquindad.
La anomalía vacacional valió, sin duda, la pena. Los partidos disputados tuvieron calidad y emoción; la climatología se sumó con generosidad a la fiesta; la organización -salvo alguna pequeña disfunción- fue modélica y "casi" todo el mundo ha coincidido en que haber contado con esta competición ha sido una bendición para Gijón, no tanto por las cifras exclusivamente económicas -y esas ya se verán- como en la imagen promocional que ha significado para la ciudad en todo el mundo.
Ha sido -como es natural- a toro pasado cuando han sobrevenido las valoraciones y, más allá de las repercusiones directas de éste o aquél que se esperaba un premio de la lotería o el maná por el que la maltrecha situación financiera hace suspirar a la hostelería, el coro de voces ha sido prácticamente unánime al considerar que la apuesta del Ayuntamiento de Gijón -arriesgada apuesta, es verdad- ha tenido su premio.
Decía antes que este éxito de la ciudad -pues como tal hay que considerarlo- ha unido a comerciantes a hosteleros, a restauradores. No ha ocurrido igual en lo que se refiere a la representación política institucional en el municipio. Al margen de la lógica alegría del equipo gobernante, Foro y PP, los que se supone que más alejados están de éstos ideológicamente, o sea la dirección de Izquierda Unida, también han querido adjuntar su beneplácito por los resultados logrados. Los únicos que han preferido desmarcarse con un inaceptable 'aplazamiento' de su opinión a no se sabe muy bien cuándo han sido los socialistas, los mismos que, en sus largos periodos de gestión del Consistorio, tantas veces han apostado por riesgos parecidos o superiores, especialmente con los grandes conciertos, y no siempre con resultados positivos verificables.
No se explica tal actitud nada más que por un irrefrenable sentimiento partidista de no dar ni agua a los adversarios políticos. A mí me hubiera gustado escuchar de boca de Santiago Martínez Argüelles y los suyos cuál hubiera sido su valoración si fueran ellos u otros compañeros de siglas quienes mantuvieran la responsabilidad organizativa de esta gran cita deportiva. Al final, la actitud real mantenida por el PSOE no hace otra cosa que ratificarme en la práctica que habitualmente junta la acción política con la mezquindad.
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