miércoles, 26 de julio de 2017

Qué expertos? Qué sabios?

Acostumbraba a decir un veterano político asturiano hace unos cuantos años que la mejor manera de enfrentarse a un problema que no tiene solución -o que no se quiere solucionar, simplemente- es crear una comisión, ya sea informativa, de estudio o de investigación. Probablemente la frase no fuera propia, sino copiada de algún colega de ámbito superior, estatal, o incluso internacional. Lo cierto es que siempre me pareció que en esas palabras se reflejaba uno de los vicios más frecuentados por la clase política para tapar sus vergüenzas (o desvergüenzas, que de todo hay).

Dentro de ese conglomerado de equipos disciplinares o multidisciplinares, con frecuencia los periodistas aceptamos la terminología de quienes los promueven y nos referimos a esos grupos como "comisión de expertos" o, aún peor, "comité de sabios". Me lo ha recordado hoy una breve reseña en la primera página de "El País" que reza textualmente: "Los sabios plantean crear una tasa turística municipal". Estamos hablando del equipo encargado de elaborar un documento para afrontar la reforma de la financiación de las comunidades locales, texto que hoy mismo van a entregar al Ministerio de Hacienda. Cuánta sustancia gris habrán derramado esa panda de iluminados para llegar a tal conclusión? Al final, su dictamen no difiere demasiado, salvando el nombre del tributo, de tantos y tantos de estos "teams" que confluyen siempre en la vía de la presión fiscal sobre la ciudadanía cada vez que las arcas de las instituciones públicas tiemblan . Nunca aparecen en sus "sabias" palabras los términos referentes a rebajas o recortes de esos otros gastos en "recursos humanos" -en este caso municipales- referidos a sueldos, dietas o complementos de esa pleyade de cargos, ayudantes, asesores y demás que se comen un buen bocado de la recaudación que, religiosamente, pagamos los contribuyentes. Por cierto, no se explica muy bien si los cargos públicos tienen que recurrir a esos "expertos" o "sabios" para qué necesitan esa inmensa red clientelar que configuran su séquito.

Para quienes tenemos el vicio de seguir leyendo la prensa diaria -sí, esa cada día más denostada y responsable (dicen) de casi todos los males de este país- encontrarte con frecuencia con la noticia de la creación de una de estas comisiones resulta desalentador y, mucho más, cuando el equipo en cuestión presenta sus conclusiones a bombo y platillo.

Yo me pregunto si, de verdad, es necesario juntar a un grupo de personas con rimbombantes títulos y extensísimos currículos para llegar a las metas habituales. O, también, para qué perder tiempo y presupuestos en la elaboración de recetas que podrían ocurrírsele a cualquier pardillo de esos que pululan por la vida política y social española. Desde luego, si a estas personas les aplicáramos la teoría del mundo empresarial y financiero -muchos están en él o muy próximos- seguramente habría que recurrir a la carta de despido. Y, con la papela habría que preguntarse qué es, para nosotros, hoy en día un experto o un sabio.

lunes, 24 de julio de 2017

Esti huevu, sal quier

Habría que estar muy alelado para pasarlo por alto. Me refiero al inusitado interés que en los últimos meses está demostrando el Partido Popular, el que gobierna este país, por visitar y hacer promesas relacionadas con inversiones u objetivos que tienen como destinataria la villa de Gijón.

Como es lógico, aquello que más resalta es todo lo que tiene que ver con las infraestructuras. Estos proyectos son siempre aquellos que despiertan la atención por su "visibilidad". Y no es extraño, por ello, que tengamos una semana sí y otra también al ministro de Fomento pisando suelo asturiano y manifestando promesas y poniendo equis en el calendario para la concreción de alguna importantes obras.

No tiene ahora responsabilidad ejecutiva, pero su antecesora en la cartera y ahora cabeza visible de la Mesa del Congreso de los Diputados ha anunciado su presencia en la comitiva presidencial de la inminente edición de la Feria Internacional de Muestras de Asturias, una costumbre de otros tiempos -la presencia de destacadas autoridades de las instituciones del Estado- que ahora el partido de Mariano Rajoy parece querer recuperar.

Y por eso uno se pregunta por las razones de este manifiesto cambio de actitud, por ese repentino interés por los habitantes de este "remoto" lugar cuya desafección hacia la derecha les hizo desentenderse durante lustros de cualquier tipo de atención personalizada.

A uno, que ya sabe más por viejo que por diablo, se le antoja que toda esta parafernalia responde a un evidente interés nada desinteresado. Se trata de una hipotesis y, como tal, discutible y contestable, pero se me antoja que alguien en la derecha española ha tomado la "foto" del final del periodo de dos años que quedan para culminar el mandato municipal del actual equipo de Foro y, más concretamente, el anunciado retiro de la regidora de la villa de Jovellanos, Carmen Moriyón.

Si la alcaldesa cumple su reiterada intención de dejar el bastón de mando local, y si también abandonan con ella algunos miembros veteranos de su equipo de gobierno, parece obvio que el partido de Francisco Álvarez-Cascos tiene muy pocas, por no decir ninguna, opción real de mantener el control de esta última "ínsula" del sorprendente control regional que alcanzó en su primer concurso electoral la organización creada por el ex ministro en unos pocos meses (a veces nos acordamos de Macron). Y como para muestra vale un botón, ahí está el residual grupo parlamentario en la Junta General o la presencia en coalición con los populares en las últimas citas electorales del Estado.

Creo -y ya empiezo a desbordar el discurso de las hipótesis- que el PP ha decidido que le ha llegado la hora de gobernar Gijón, que tras veinticinco años de equipos socialistas y seis más de "casquismo" la opción de sentar a una persona del partido en el sillón de primer mandatario de la villa es más cercana que nunca antes. Y que como funciona aquello de que "obras son amores..." hay que aplicarse a la receta desde ya.

Habría que partir de que Foro ya no va a ganar los comicioss, pero tampoco va a desaparecer. Sí parece normal que, en un primer momento, se formalizase una coalición municipal de ambas fuerzas políticas y que las listas electorales, con concesiones a los foristas, las controlarían los populares.
Y la primera opción de estos sería su actual presidente local, Mariano Marín. Pero se trata de un hombre de escaso carisma y nula imagen para un cartel electoral.

La segunda, más concordante con el objetivo, sería recurrir a un "mirlo blanco", uno de esos "paisanos" a los que los vecinos conocen por su actividad pública sea del tipo que sea y no necesariamente política. Aunque tampoco esta fórmula les ha funcionado precisamente a la mayor parte de los partidos, a los populares en particular.

La tercera, obvia supongo para el hipotético lector de estas líneas, sería recuperar a Mercedes Fernández para la causa local, un retorno al pasado que no estoy muy seguro que la presidenta regional quisiera asumir. Su carrera se forjó en Gijón y siempre aspiró a gobernar a sus conciudadanos, aunque sin éxito hasta la fecha. En todo caso, parece el producto más vendible, ya que la organización regional no creo que no creo que incluya en sus presupuestos, al menos seriamente, la posibilidad de un triunfo en el ámbito autonómico, lugar natural en estos momentos de "Cherines".

Voy a aventurar una cuarta opción. Imaginemos que PP y Foro llegan a la entente sobre la base de que solamente juntos pueden repetir unos resultados que les den la Alcaldía, y supongamos que unos y otros no obvien el papel que Carmen Moriyón ha tenido en estos seis años -que bien podrían ser ocho- de mandato y que converjan en el objetivo de convencer a la doctora de que puede seguir cuatro años más con un equipo reforzado. Me dirán que los deseos de unos y las convicciones de otra están en franca oposición, pero también a ellos habría que recordarles que la anterior alcaldesa, Paz Fernández Felgueroso, del PSOE, aguantó un tercer mandato presionada por los suyos cuando en público -pero sobre todo en privado- había ratificado que le había llegado la hora de retirarse. Al final, no fue así.

En fin, como decía, en definitiva puede que todo sea una "paja mental" del que escribe y la realidad se encargue dentro de un año o año y medio de poner al adivino en evidencia. Lo que está claro es que -como decía al principio- la atención que muestra en estos momentos el partido que gobierna en este país hacia Asturias, en general, y a Gijón, en particular, no debería considerarse superfluo ni pasarlo por alto. Como decimos por aquí, más parece que "esti huevu sal quier".