miércoles, 20 de julio de 2011

Primeros días, primeros problemas

Por si no fueran suficientes los problemas que tiene que afrontar extramuros de la fortaleza de Foro Asturias, al nuevo presidente del Principado empiezan a aparecérseles algunos molestos fantasmas cuando todavía está engrasando la maquinaria de su estructura gubernamental.
Hoy, en concreto, no le dio tiempo ni a incluir el Boletín Oficial del Principado el nombramiento de uno de sus viceconsejeros, concretamente el de Educación. Ayer mismo, según una escueta nota del Ejecutivo, Miguel Ángel Forascepi, uno de los elegidos hasta el momento con un historial y una experiencia bastante bien valoradas en términos generales, le remitió una carta al presidente renunciando al cargo antes de haber tomado posesión, decisión que argumenta en motivos de salud.

Motivos de salud o motivos personales suelen ser las razones menos creíbles cuando se producen este tipo de situaciones. Salvo una enfermedad fulminante o un inesperado diagnóstico médico no parece digerible sin más que se haga público un nombramiento y la persona elegida no tarde ni veinticuatro horas en renunciar "por motivos de salud". Si sus condiciones físicas no eran las adecuadas, ¿no podría el interesado haber advertido a su valedor antes de que se hiciera pública su designación? ¿Acaso habría que pensar que el presidente procedió al nombramiento sin consultar a Forascepi? Todo podría ser, pero no resulta de fácil asunción. Quizá, como hoy comentaban algunos compañeros, al fallido viceconsejero se le había prometido, o él se imaginó, un rango superior en la nueva Administración autonómica, como, por ejemplo, el sillón que ahora ocupa Ana Isabel Álvarez González, o sea la consejera de Educación, precisamente la persona que iba a ser su 'jefa' en el sector.

Sea por lo que sea, el caso es que esta renuncia ha arrojado un borrón en las primeras horas del presidente Cascos.

Tampoco parecen rodarle muy bien las cosas a FAC en Gijón, donde, al margen de las acusaciones lógicas de la oposición, no hace falta ser un lince para darse cuenta de que su 'enemiga' Pilar Fernández Pardo lleva camino de convertirse en una alcaldesa paralela robándole cada día un poco de terreno a la auténtica regidora, Carmen Moriyón.

Esta situación se produce en parte por la elección de una candidata y un equipo integrado casi exclusivamente por bisoños de la política, que no acaban de ofrecer la imagen de un aterrizaje seguro, pero también por la falta de una dirección externa del partido en Gijón, responsabilidad que desde los primeros balbuceos del partido en la villa había llevado Isidro Martínez Oblanca. A éste le nombró Cascos, sucesivamente, diputado regional, senador y coordinador de la campaña de Foro para las elecciones generales del próximo otoño. Con esta mochila llena de responsabilidades Oblanca ha abandonado -supongo que razonablemente- su ciudad y ha dejado huérfano a su partido. Que yo sepa esa vacante, al menos en lo práctico, no la ha ocupado nadie y éste es un problema muy serio para el flamante presidente de la comunidad. Si en el ámbito regional tiene planteada una fuerte apuesta, en el de su villa de adopción Cascos afronta un reto tan importante, especialmente después de alcalzar el gobierno local. Su equipo municipal en Gijón necesita claramente un apoyo constante desde el partido. De no ser así, una experimentada dirigente local del PP puede con una sonrisa ir adueñándose de parcelas que no les corresponden.

Son dos problemas serios para el veterano político, y dos problemas que le han surgido dentro de casa. Todos sabemos de su capacidad, pero ni tan siquiera él es un superhombre y bastante tiene con lidiar con los problemas de coger una administración ajena -veremos a ver lo que pasa cuando de a conocer la situación de las arcas del Principado, una vez superada la transmisión de poderes- y esperar las embestidas de sus adversarios externos. fundamentalmente de su ex partido, que ha sido el primero en apresurarse a solicitar la comparecencia en la Junta General de los nuevos gobernantes que forman el equipo de Cascos. Pese a todo ello, tiene que saber que si alguien debe apagar los fuegos en estos momentos es la persona con más experiencia y sobre la que recae en definitiva todo el poder, o sea, él mismo.

La próxima batalla de Cascos

El flamante presidente del Principado ha ido en las últimas horas completando por arriba el entramado institucional de la nueva Administración regional y todo parece indicar que, opiniones al margen, algunas de las fuerzas políticas de la oposición están dispuestas a darle un margen -pequeño, eso sí- antes de iniciar el contraataque. En definitiva, podría decirse que, quisicosas aparte, Cascos tiene el terreno libre para iniciar su labor de gobierno.

Se trata de otro trámite superado por el veterano político asturiano que, no obstante, tendrá que revalidar en los próximos meses con una gestión capaz de concitar algún tipo de apoyos en la Junta General, apoyos de los que, por cierto, a estas alturas, carece como los hechos y las declaraciones se han encargado de confirmar.

Sin embargo, mientras el nuevo Gobierno de Foro Asturias echa a andar y a poner en práctica su idea de trabajo a destajo, o a "tres turnos", la actualidad nacional plantea ya la que posiblemente, de confirmarse todos los pronósticos, pueda ser la próxima batalla política del ex vicepresidente del Gobierno, la de las elecciones generales, el campo de batalla en el que según todos los indicios, piensa poner buena parte de su empeño Cascos para acceder al escenario en el que mejor se puede "hacer oir la voz de Asturias", en el del Parlamento de la nación.

Si los comicios legislativos se celebran en noviembre, como todo parece apuntar, mientras el nuevo Ejecutivo autónomico trata de sacar adelante los presupuestos, herramienta básica para cualquier tipo de políticas, FAC tendrá que prepararse para afrontar la prueba de fuego de confirmar en un escenario nacional diferente su supremacia númerica en el Principado. Aquí tiene el actual presidente de la comunidad un reto importante al que no va a ser ajena la responsabilidad de encontrar un cartel electoral con gancho. A pesar de las acusaciones de sus rivales en la región, parece impensable imaginarse que el propio Cascos podría ocupar esa plaza. Sería de difícil digestión que, unos meses después de asumir la máxima responsabilidad en Asturias, se postulara como candidato para dar el salto a Madrid desde su circunscripción provincial. La reiterada apuesta por el perfil político bajo y las capacidades profesionales contrastadas no encajaría tampoco muy bien en esa convocatoria, por lo que Foro deberá buscar su propio 'mirlo blanco' en un relativamente corto periodo de tiempo.

Porque, hay que decirlo ya, mientras las baterías regionales apuntan directamente hacia el palacio de la ovetense calle de Suárez de la Riva, socialistas y populares empiezan a plantearse que la mejor forma de empezar a 'laminar' a Cascos es derrotarle, esta vez sí, en las generales del otoño, evitando 'sorpresas' como la del 22 de mayo pasado.

Los responsables del PSOE parece que lo tienen claro y, aunque todavía -como no podía ser de otra manera- circula como un rumor, la opción del antecesor de Cascos, Vicente Álvarez Areces, se presenta como la más fiable para contrarrestar el empuje de Cascos. Un rumor que es algo más que eso y que podría ser una realidad a la vuelta del verano. Sin menospreciar a nadie, nadie duda que Areces es el opositor más molesto para el nuevo mandatario asturiano en un escenario electoral.

Menos claro lo tiene el Partido Popular, pese a que afronta, como caballo ganador con Rajoy, o precisamente por eso, más responsabilidad a la hora de lograr unos buenos resultados. Parece evidente que ninguno de sus actuales dirigentes tiene gancho alguno para frenar a FAC en los comicios de noviembre. Ni Ovidio Sánchez, ni Gabino de Lorenzo están ya para mucho. A Pilar Fernández Pardo le han puesto la proa en Manuel Pedregal desde que se involucró directamente en la elección de Carmen Moriyón como alcaldesa de Gijón y en la corresponsabilidad 'de facto' de gobierno en la villa de Jovellanos. Fuentes de la dirección regional han manifestado directamente que si 'Pilipardo' tiene alguna esperanza de volver a ser candidata al Congreso, que la vaya olvidando. Del resto de equipo del binomio Sánchez/Gabino ninguno está en condiciones de plantearse tal reto. Así las cosas, desde las filas populares ya se piensa en la posibilidad de un 'cunero' -van a sobrar en España- con antecedentes políticos solventes y, si es posible, con alguna relación con Asturias.

En esa tesitura, para compensar, son algunos los que piensan que la mejor forma de contrarrestar a Cascos en Asturias para unas legislativas sería incluir en la lista -podría ser en los puestos dos y tres- a personas como Mercedes Fernández o Isidro Fernández Rozada, que se han mantenido en las filas populares a pesar de su estrecha relación personal con el actual presidente del Principado. Este tipo de estrategias son las que van directamente al higado del enemigo principal.

Aunque en menor medida por su representación, Izquierda Unida podría intentar recuperar a ese diputado que se le resiste convocatoria tras convocatoria con el concurso de Gaspar Llamazares, al que presumiblemente el actual coordinador de la coalición, Cayo Lara, eliminará de Madrid. El todavía portavoz de IU en el Congreso podría buscar en su tierra el refugio para tratar de mantenerse en la primera línea de la política nacional.

En fin que, a la vez que le van segando la hierba bajo sus pies en el Principado a Cascos, todas las fuerzas políticas diferentes de FAC se estén centrando en concretar su estrategia para frenarle en las generales. Y nada mejor que hacerlo con enemigos de peso o molestos para quien todavía está empezando a saborear las mieles del triunfo.

viernes, 15 de julio de 2011

El perfil técnico

Francisco Álvarez-Cascos cerró esta mañana el debate de investidura que le convertirá a partir del mediodía de hoy en el séptimo presidente del Principado con el esperado anuncio de la composición de su primer gabinete autonómico. Atrás quedaba un enfrentamiento parlamentario que no respondió exactamente a lo que se esperaba, con un cambio de papeles que llevó a la candidata del Partido Popular a representar, el menos en cuanto a formas, el protagonismo de la oposición, mientras que aquellos a los que les correspondería ese rol, las dos fuerzas políticas de la izquierda, expresaron sus desacuerdos globales o puntuales con una moderación insospechada.

Quizá se debiera a que Izquierda Unida encontró más puntos de acuerdo en la oferta programática del ex ministro de los que se esperaba o que un Javier Fernández en presunta retirada (las palabras de ayer del portavoz socialista, Fernando Lastra, atribuyéndose el liderazgo de la labor de oposición, pudieran interpretarse como un aviso de que el el líder natural y candidato de la FSA piensa en retirarse al menos de las tareas institucionales tras su primera fallida experiencia en las mismas) no parecía mostrar demasiado interés en fajarse cuerpo a cuerpo con su adversario. Por contra, Isabel Pérez-Espinosa volvió a mostrar su verdadero carácter, más bien pendenciero, y aquí sí que obvió la mayoría de coincidencias (aseguró incluso que la oferta de gestión de Cascos era una copia del programa de los populares) y se esforzó con éxito en resaltar las diferencias, marcadas, como siempre, sobre todo por los aspectos personales.

Pero ese episodio ya es historia y ahora comienza una nueva etapa, la más dura sin duda para el nuevo presidente de la comunidad. Y la forma de empezarla era, como es preceptivo, presentando a las personas que le van a acompañar en las difíciles tareas del Ejecutivo.
No hubo sorpresas, si por ello entendemos los criterios generales, aunque sí y bastantes en los nombres. Se había especulado, y mucho, sobre la identidad de los integrantes del Consejo de Gobierno y habían aparecido en este trámite los de muchos conocidos en las tareas de gestión en un pasado más o menos próximo. Nada de nada. Fiel a la 'hoja de ruta' empleada desde que volviera a Asturias, el ex vicepresidente del Gobierno de la nación recurrió de nuevo al perfil técnico, de forma parecida a como FAC ha ido diseñando sus listas municipales y sus gobiernos locales. Porque si algo define a sus compañeros del Ejecutivo es precisamente un bagaje de contrastado currículo profesional en sus respectivas actividades junto con una mayormente generalizada falta de experiencia en el terreno político.

Se trata, al parecer, de repetir la fórmula que, en contra de la opinión mayoritaria, le ha funcionado tan bien hasta ahora. Incluso, este estilo le ha servido para que la oposición no haya podido atacar desde el primer día a quienes serán sus más directos colaboradores en las tareas ejecutivas desde los próximos días. Lo expresó muy bien el líder de IU, Jesús Iglesias, al confesar que difícilmente se puede juzgar a unas personas que él, así lo dijo, apenas conoce. Esto le garantiza al nuevo presidente asturiano alargar en lo posible los cien días de cortesía que, como decía recientemente, casi nadie ya concede.

A expensas de como se repartan pormenorizadamente los distintos subsectores, el equilibrio de las consejerías parece razonable, al margen de las discrepancias sobre el número (resaltadas con énfasis, una vez más, por Pérez-Espinosa, a quien nueve le parecen demasiadas a pesar de que hace sólo unos días estaba pidiendo cuatro para el PP). Algunas acumulan mucho más tarea que otras pero habrá que dar un margen de confianza a sus titulares. A situaciones nuevas, fórmulas nuevas, parece haberse dicho Cascos. Y en ello está.

El único lujo que se ha permitido el flamante presidente ha sido el de mantener la Consejería de la Presidencia para situar en ella a quien fue durante muchos años su mano derecha en la Vicepresidencia del Gobierno y en el Ministerio de Fomento, sin contar la colaboración directa en Génova, cuando Cascos era el 'general secretario'. Dentro de las quinielas de las últimas semanas uno echaba siempre de menos el nombre de Florentino Alonso, para quien los más atrevidos apuntaban el Gabinete de la Presidencia, continuando sus labores del pasado con el veterano político asturiano. Al final, apareció como consejero, en el departamento que se prevé será el muro de contención para que al presidente no le lleguen todas las ambestidas; el filtro que librará a Cascos de muchos quebraderos de cabeza, en una nueva línea, pero de características similares a las que marco su prolongada colaboración mútua.

En lo demás algún veterano como José María Navia-Osorio, en Sanidad, o Emilio Marcos Vallaure, en Cultura y Deporte. El perfil técnico de los licenciados superiores y una bisoñez en las labores políticas marca al resto del Ejecutivo.

Esta es la nueva apuesta de Cascos, que puede despertar recelos o incertidumbres, pero que responde a una trayectoria de decisiones que ha marcado su regreso a Asturias. El tiempo y las obligaciones de los otros grupos parlamentarios serán los encargados de juzgarla cuando llegue el momento. Por ahora, todavía hay muchos que tienen que reponerse del susto y empezar a estudiar nuevos métodos de oposición. Mientras tanto el Consejo de Gobierno de FAC tendrá margen para ponerse al día y solamente es deseable que, como hemos conocido esta misma semana en Castilla-La Mancha, además de las consabidas debilidades de una mayoría minoritaria, tengan que enfrentarse a agujeros presupuestarios que hagn aún más difícil su meta de hacer "algo nuevo".

martes, 12 de julio de 2011

Vuelta a casa

La imagen no era nueva, pero sí las circunstancias y el entorno que la rodeaban. Hoy las cámaras enfocaban a Francisco Álvarez-Cascos en la tribuna de oradores de la Junta General, aunque ya no como azote de los gobiernos socialistas de Pedro de Silva, sino como candidato único a presidir desde la semana próxima el Gobierno del Principado. Parecía una vuelta a casa tras el paso por algunas de las más altas responsabilidades ejecutivas del Estado, aunque, como se encargó de reconocer en el inicio de su parlamento, ni él mismo se podía imaginar entonces que este nuevo escenario tuviera siquiera atisbos de llegar a darse.

Pero la vida da muchas vueltas y el veterano político asturiano subió hoy al estrado para defender el programa de gobierno que espera poder desarrollar durante los próximos años. Había cierta expectación por ver el tono del ex vicepresidente del Gobierno en este nuevo papel institucional; las apuestas se decantaban por una inhabitual moderación fruto de la precaria mayoría con la que va a iniciar sus responsabilidades al frente del Ejecutivo, pero no se cumplieron. Aunque hoy nadie tuvo la oportunidad de ver a Cascos en su estado puro, su discurso estuvo lejos de la connivencia con los otros grupos parlamentarios, aunque, como es lógico, sus diatribas se dirigieron casi siempre a la izquierda y, muy concretamente, al PSOE. Hubo 'candela' para los ejecutivos de Zapatero, pero también y mucha para los de Areces, que no equilibró su alusión final de respeto al rival político, a sus sombras y a sus luces, que también admitió.

En casi dos horas de intervención, el que será con toda seguridad a partir del lunes el séptimo presidente del Principado, desgranó su programa de gobierno en una exposición que tuvo de todo, con algunos momentos en los que el tecnicismo y la larga relación de propuestas específicas para algunos departamentos básicos en la acción de gobierno amenazó con hacer caer en el sopor a buena parte del auditorio, que se espabilaba rápidamente con algunas propuestas específicas o cargas de profundidas a sus oponentes. No es que Cascos se saliera del guión de su condición de candidato a presidente, aunque casi con toda seguridad que los portavoces de los restantes grupos políticos le achacarán lo que suele llamarse "catálogo de buenas intenciones" y, sobre todo, las habituales críticas a la voluntad de hacer mucho en momentos en que se cuenta con pocos recursos. Las alusiones a la austeridad y transparencia -las palabras más repetidas- y los inevitables guiños a la necesidad de implicar al sector privado en la recuperación de Asturias (directamente a través de proyectos emprendedores o mediante la colaboración con el sector público) no serán bagaje suficiente seguramente para compensar a nivel de inversión la relación de proyectos en algunos casos ambiciosos, aunque nunca faraónicos (no están los tiempos para tanto). El otro 'pero' de carácter general que casi seguro aparecerá en la sesión de mañana serán los olvidos -otro elemento habitual en esta modalidad de debates-, porque, por mucho que se relacionen sectores y campos, siempre habra aspectos sobre los que, cuando menos, le achacaran haber pasado de puntillas sobre ellos.

Fuera de lo general, los portavoces de los otros tres grupos parlamentarios tendrán ocasión hoy de contraatacar con fuerza contra el discurso del candidato, desde los seguros chascarrillos o bromas que su elección del chino como uno de los tres idiomas a potenciar durante su mandato, junto con el castellano y el inglés, hasta polémicos proyectos como la creación de una Universidad Politécnica en Gijón, auténtica 'bicha' para el centralismo regional que no ve más allá de una única Universidad, la de Oviedo, la de los 400 años de historia, o una política fiscal contraria absolutamente a la que han venido defendiendo los grandes partidos de ámbito nacional.

Será con las arremetidas de la oposición cuando, mañana, se podrá ver, seguramente al Cascos en estado puro al que me refería más arriba. Es en ese terreno en el que el ex ministro mejor se mueve, sobre todo después de haber fijado ya de una vez por todas el ideario programático sobre los cimientos del reformismo de principios del siglo pasado, en el inexcusable jovellanismo e, incluso, en una asturianismo concediendo a esta acepción su más amplio sentido, ajeno a las siglas de partido. Quizá algunos de estos calificativos sirvan a partir de ahora para definir a Foro Asturias, ya que los 'foreros' o 'foristas' suena horrible. Pero, sobre todo, una vez asumida la situación de precariedad de apoyos y con la disposición de seguir adelante con su joven proyecto sin miedo a los riesgos que conlleva, sin vértigo, como lo calificó textualmente. Y no sólo eso, sino con la vocación expresa de ampliarlo hasta el extremo de trasladarlo al conjunto del Estado, como dejo claro al hacer alusión a las reclamaciones de aquellos temas a los que la autonomía no alcanza, especialmente las infraestructuras del transporte pendientes, sobre las que dijo que los Ejecutivos de la nación, del signo que sean, tendrán que oir desde este momento la voz de Foro en su defensa permanente de los cumplimientos de los compromisos adquiridos y, "en un futuro inmediato, con nuestro voto", manifestando así la voluntad inequivoca y una seguridad absoluta en una pronta presencia en el Parlamento del Estado.

La de esta mañana era la parte teóricamente más fácil del proceso para acceder desde los resultados del 22 de mayo pasado a la Presidencia del Principado; o quizá no teniendo en cuenta quie es su protagonista, al que la lectura de papeles resta agresividad y 'punch', algo que va a necesitar cuando mañana empiecen las inaludibles 'cornadas'. Si es así será en esta segunda jornada del debate el momento de empezar a comprobar si el Cascos que conocimos ha vuelto a casa o los años han dejado su sello en la dialéctica del veterano político.

lunes, 4 de julio de 2011

Esto es de locos

Si lo que los partidos políticos asturianos se proponen es volver locos a sus paisanos hay que decir que tienen todas las papeletas para lograrlo. Ya no basta con el esperpento de la formación de la Mesa de la Junta General, ni del inexplicable aplazamiento de la formación de un nuevo Gobierno autonómico que nos llevará casi con toda seguridad al día 15 de este mes, casi dos meses después de las elecciones de mayo, sino de los permanentes vaivenes que sus responsables vienen practicando en este ya exageradamente exasperante largo periodo de tiempo.

La semana pasada, con los inevitables y esperados desencuentros, parecía que la 'intensa' negociación entre las dos fuerzas del centro derecha, Foro Asturias y Partido Popular, abocaba a un acuerdo, difícil, cargado de espinas, con algunos puntos en el aire, pero acuerdo a fin de cuentas que permitiría la investidura de Francisco Álvarez-Cascos como presidente del Principado mediante un pacto de legislatura de su partido con los responsables de la fuerza política a la que hasta hace bien poco perteneció.

Sin embargo, todos los 'avances' de días atrás saltaron por los aires esta mañana cuando el equipo negociador de los populares puso sobre la mesa como condición 'sine qua non' para el entendimiento su entrada en el futuro Ejecutivo. A priori, como ha destacado el portavoz de Foro Asturias, sorprende sobremanera que la delegación que encabeza Joaquín Aréstegui se haya destapado con la fórmula del gobierno de coalición como irrenunciable para llevar a buen puerto las negociaciones. Y sorprende porque, ya no es sólo que durante toda una semana anterior no hayan jugado, ni siquiera apuntado, esta carta , sino porque la candidata popular, Isabel Pérez Espinosa, había indicado en ese mismo periodo expresamente que lo de entrar o no en el Gobierno era "irrelevante". Todo ello sin olvidar que también hoy mismo los populares han colocado igualmente sobre la mesa, de nuevo, su extensión de las exigencias para un pacto el hacerlo extensible a los gobiernos municipales, algo que parecía olvidado casi un mes después de constituidas las corporaciones locales. ¿Quiere o no quiere el PP el acuerdo? Esta es una cuestión.

Enfrente, los hombres de Cascos se han visto hoy sorprendidos por este giro de ciento ochenta grados de sus interlocutores en un tema que parecía estar fuera de los escenarios barajados y se han sentido obligados a pedir al 'jefe' que intervenga directamente mediante la reunión de la comisión directiva regional, el órgano máximo de dirección, que el ex vicepresidente dirige con su personal estilo. El problema lo plantea el PP pero, puestos a recordar posiciones, hay que revisar las declaraciones del propio Cascos desde el mismo día después de las elecciones, declaraciones en las que no excluía para llegar al necesario acuerdo cualquier tipo de fórmula, gobierno de coalición incluido. También en esto Foro parece haber reconsiderado, aunque sin el carácter sorpresivo y de última hora de los populares, sus planteamientos. Ahora ya no hay ejecutivo conjunto. ¿Quiere o no quiere FAC el acuerdo? Esta también es otra cuestión.

Sobre este escenario de vodevil que tiene a los asturianos con la boca abierta, sólo cabe pedir a gritos que este embrollo acabe de alguna manera razonable para la ciudadanía, algo a lo que no parecen dispuestos los partidos políticos. Dentro de este caos aparentemente inverosímil, únicamente me queda apuntar la razón última que, a mi modesto entender, subyace en el nuevo marco diseñado en este primer día de la semana: órdenes directas de Madrid; sí, de Génova; sí de la propia planta noble de la sede nacional del PP y de su líder. Mariano Rajoy cada día ve más cerca, con rubalcabas o sin ellos, que su acceso al Gobierno de la nación no se le puede escapar, sea en otoño, como todo parece indicar, mediante la convocatoria de elecciones anticipadas, sea en en marzo del año próximo, como fija la legislación ordinaria. Al impredecible futuro presidente del Gobierno, con una España casi íntegramente 'azul' tras el 22 de mayo, no le interesa para nada tener una isla feudal en el Norte de España, sobre todo si el 'señor' que la maneja es su antiguo compañero Cascos. Como se ha dicho siempre, por pura lógica, mejor estar dentro para controlar al adversario que dejarle las manos libres, aunque sea con las dificultades de alcance impredecible de un ejecutivo en minoría.

Y mientras el centro derecha se empeña en jugar con nuestra capacidad de asimilación de lo que se nos antoja irracional, en la izquierda también aparecen y reaparecen síntomas de esquizofrenia. Me estoy refiriendo a Izquierda Unida, que cambia cada día de chaqueta en lo que a sus relaciones con el Partido Socialista se refiere. Vistas como están las cosas enfrente, el coordinador general de la coalición, Jesús Iglesias, volvió a salir hoy con aquello de que "nunca" han dicho que a Javier Fernández fueran a faltarle sus votos si decidiera presentarse como candidato a la Presidencia. No voy a recordar ahora las palabras cambiantes del susodicho en estas últimas semanas porque están demasiado recientes en la memoria de todos y no hace falta en este caso ni recurrir a las hemerotecas, sus afirmaciones sobre las relaciones de la izquierda asturiana, que pasan "por su peor momento", o las acusaciones contra esos presuntos socios por lo de Cangas del Narcea, por la Mesa de la Junta General del Principado, por lo de Castrillón,... Tal parece que al equipo que dirige IU desde la plaza de América cuanto más les 'dan por el c...' mejor se encuentran. En fin, allá ellos. Como algunos compañeros de la dirección nacional no quieren escuchar a otros dirigentes de la misma coalición que han dicho basta ya al 'no pasarán' y han arrumbado el blasón de 'cerrar el paso a la derecha' como consigna máxima. Y lo han dicho porque han comprobado que tan parco bagaje ya no basta si no va acompañado de un poco más de proyecto y de obras que, como todo el mundo sabe, son amores.

En este laberinto insalvable, los únicos que parecen mantener la cabeza fría -será porque llevan muchos años gobernando- son los socialistas. Frente a unos y otros, frente a ofertas y servidumbres, Javier Fernández y los suyos se mantienen inmutables en lo que dijeron la misma noche electoral de mayo, que no van a presentar candidatura y que se quedan en la oposición, una apuesta, por cierto, que, dada la situación, se antoja la más prudente.

Lo único que faltaría en todo este batiburrillo de despropósitos es que, en algún momento, también el PSOE pegará en los próximos días, o a última hora, un quiebro y cambiara esta opinión. Sería muy legítimo formalmente, como el resto de las posturas, pero se convertiría en el estrambote final de esta comedia bufa que unos y otros están desempeñando con verdadera profesionalidad, aunque, por desgracia, para los asturianos se esté convirtiendo en una tragedia.

viernes, 1 de julio de 2011

¿Nos toma el pelo Trevín?

Me he referido en tantas ocasiones desde esta tribuna a la inveterada costumbre del delegado del Gobierno en Asturias de poner plazos en los que ya nadie cree a la finalización de algunas de las principales infrestructuras pendientes de completar en esta región que su última salida, ayer, no puede por menos que mover a los asturianos a la carcajada. Antonio Trevín tiene un largo historial de titulares en prensa según el cual la autovía del Cantábrico, la de Oviedo-La Espina y su continuación hasta Ponferrada o la llegada de la alta velocidad a Asturias tendrían que formar ya parte de la historia del Principado. Y, sin embargo, todas ellas llevan una interminable acumulación de aplazamientos, algunos 'sine die', que han tenido su último reflejo en forma de bofetada a los habitantes de esta comunidad con el nuevo retraso de los distintos tramos pendientes de la interminable vía de comunicación por carretera de la Cornisa Cantábrica en Asturias.

Es verdad que el reiterado incumplimiento de esos plazos que le señalan desde Madrid no son culpa directa suya y que la obligación de comerse el sapo cuando el tiempo transcurre y no se hace nada, o casi nada, va incluido en el sueldo. Sin embargo, las desazonadoras informaciones sobre el fracaso del en su momento apurado AVE entre Toledo y Albacete, diezmo pagado por el Ejecutivo al poder en Castilla-La Mancha durante años de José Bono, y recientemente cerrado por su testimonial ocupación -nueve viajeros por trayecto-, o el empeño de titular de Fomento, José Blanco, en completar la alta velocidad a su Galicia natal antes del fin de la legislatura, junto con la culminación de los tramos pendientes en la vecina comunidad de la autovia del Cantábrico que aquí se nos niegan, objetivos orientados a ser el futuro candidato socialista a presidir la Xunta gallega (¿todavía nos van a seguir defendiendo los socialistas asturianos que es irrelevante tener ministros de la región en el Gobierno de la nación?); todos estos elementos -me proponía decir- convierten el parlamento de Trevín en una especie de pirueta cómica circense más propia de un 'clown' que de un representante político.

A lo mejor el inasequible al desaliento delegado del Gobierno se equivoca algún día y acierta. En esta vida pueden ocurrir las cosas más inverosímiles, pero mientras tanto tiene que permitirnos a sus paisanos que, sin acritud, recurramos a la risa y le solicitemos que, por favor, deje de tomarnos el pelo.