domingo, 31 de octubre de 2010

Las "conversaciones de Argel"

Si algo no se le puede negar al alcalde de Oviedo es la legitimidad democrática que las urnas le han dado repetidamente para regir los destinos del ayuntamiento de la capital y, en el plano interno, a ser el líder indiscutible de la junta directiva del PP en su municipio.

Hasta ahora ese papel lo ha desempeñado con su particular estilo, llevando simultáneamente, aunque con relativa discreción, el bastón de mando también en la cúpula regional del partido, fruto, fundamentalmente, de la debilidad de quien debería ser el líder territorial, Ovidio Sánchez, convertido con frecuencia en "chico de los recados" del regidor ovetense.

La polémica desatada por la posible candidatura de Francisco Álvarez-Cascos a la Presidencia del Principado en los comicios del año próximo, frente a la que De Lorenzo se ha puesto a la cabeza, le ha llevado a cambiar el 'camuflaje' y asumir la jefatura absoluta en el partido. Desde hace algunos meses, sus manifestaciones, otrora expresadas con cuentagotas, se han ido multiplicando y creciendo en agresividad exponencialmente contra la figura del ex presidente del Gobierno con José María Aznar y los defensores de su alternativa como cabeza de cartel. El resto, presidente regional incluido, apostillan sus palabras o asienten silenciosamente dejando todo el protagonismo al regidor de la capital.

Hace ya algunas semanas que sus palabras dejan mucho que desear en quien se supone que tiene el control regional y los instrumentos democráticos en ese mismo ámbito para defender su propia opción electoral, la de su compañera Isabel Pérez-Espinosa. Los procedimientos, que critica en los 'casquistas', no se corresponden ni mucho menos en su caso con los estatutos y reglamentos internos que rigen las normas de procedimiento democrático del PP.

Del particular estilo de Gabino de Lorenzo al que antes me refería tenemos los asturianos un buen 'dossier' del que echar mano desde que el todopoderoso regidor ocupa dicha plaza. Ese "casticismo" y "lenguaje popular" que tanto gustan a sus seguidores tuvieron un punto de inflexión durante la campaña electoral de las últimas legislativas, las primeras en las que decidió abandonar su feudo municipal y ponerse al frente de la lista del partido, cosechando los peores resultados del PP en Asturias. En ese periodo concreto trató de trasladar los signos definitorios de su 'figura' local al ámbito de la alta política. El resultado fue, votos aparte, la sensación de una cierta vergüenza que alcanzó, incluso, a sus propios correligionarios.

Ahora, en el actual proceso de acoso y derribo a la teórica candidatura de Cascos para el Principado que él capitanea, el discurso arrogante y pretencioso de quien se considera dominador de la situación ha traspasado la línea roja de la cortesía mínima exigible para entrar en el insulto. Sin embargo, más allá de los adjetivos, quizá más grave que esos apelativos sea haber llegado al terreno de la "babayada", pues no de otra manera se puede denominar su última diatriba a sus enemigos internos 'casquistas", a los que ha comparado con la 'kale borroka' vasca por recabar firmas de apoyo a la opción del ex ministro de Fomento "incluso a la salida de las iglesias". Si no fuera De Lorenzo quien acuñara este símil quizá la única respuesta posible sería una carcajada. Sin embargo, cuando hace tiempo que las dagas están desenvainadas y las hostilidades amenazan con romper definitivamente el partidos en dos (si no lo está ya, como este modesto periodista en la reserva opina), la 'frasecita' en cuestión roza ya en lo políticamente irresponsable y punible.

Claro que si alguno de sus oponentes quiere ponerse en su nivel y participar en la representación de esa ópera bufa que ha empezado a componer el alcalde de la capital podría responderle que, si los procedimientos de los seguidores de Cascos son asimilables a la "kale borroka", sus almuerzos ajenos a los órganos del partido con dirigentes regionales y locales que se arrogan la representación de las juntas directivas que presiden o en las que están presentes, reuniones en las que se decide el futuro del partido sin legitimidad alguna, la podrían ser perfectamente (comparables) a las conversaciones de Argel entre el Gobierno socialista en los años ochenta; las de Suiza del Ejecutivo del PP en los años noventa, o las de Ginebra entre el equipo de Zapatero y la banda terrorista de esta primera década del nuevo siglo. En ese escenario de palabrería impropia tal argumento no desentonaría, ni mucho menos, con las "ocurrentes" últimas frases de Gabino de Lorenzo.

lunes, 25 de octubre de 2010

El triángulo de los presupuestos

Mientras las adversarios del rincón de enfrente siguen desangrándose en una lucha incomprensible para una amplia mayoría de los asturianos, los socialistas, superadas intramuros las discrepancias para decidir su cartel electoral en el Principado con una discreción envidiable, se preparan ahora para afrontar otra empresa importante y difícil cuál es la aprobación de los presupuestos autonómicos para el próximo ejercicio económico, unos presupuestos que, necesariamente, al margen de una cuantificación racional, pasan por el recorte de las inversiones.

El primer escollo, como ocurre todos los años con mayor o menor crudeza, consiste en lograr el apoyo de los socios de gobierno. Izquierda Unida, cada otoño en las dos últimas legislaturas, recibe un primer aviso de la consejería de Jaime Rabanal que, sistemáticamente es contestado con un rechazo previo a los grandes números. Los de la coalición, aprovechando su papel determinante en la configuración de mayorías, "barren para casa" cada año y, al margen de los grandes principios y palabras, estiran la cuerda para que las consejerías que son de su responsabilidad "se lleven el gato al agua" y sean las más favorecidas, hasta hace poco, o en su caso, las que reciban el tijeretazo más leve, en el nuevo clima de austeridad. Su fuerza, aunque no numérica, la explicitaron ya hace dos años con un rechazo a las cuentas de la comunidad autónoma que obligó al Gobierno de Areces a prorrogar las del ejercicio anterior. En esta ocasión, con un margen financiero mucho más escaso, ya han dejado oir su voz para mostrar que no están dispuestos a aceptar los efectos de la crisis en el presupuesto de gastos, en general, y en los de sus dos departamentos, en particular.

Ahora, la inevitable negociación saldrá, como ocurre asiduamente, del obligado marco del Ejecutivo para trasladarlo al de las direcciones de los dos partidos coaligados. El margen de maniobra es pequeño y el ambiente pre-electoral tampoco va a ayudar mucho a facilitar un acuerdo.

Éste escenario, con las peculiaridades específicas señaladas, no es muy diferente del de ocasiones anteriores. Sin embargo, en este "tête a tête" obligado surge en este momento un tercer elemento que convierte la resolución del problema en un triángulo original y muy pocas veces experimentado en Asturias. El problema suplementario surge precisamente en el seno de uno de esos partidos, precisamente el mayoritario. Los socialistas van a tratar de alcanzar un acuerdo con IU y será el Gobierno de Areces el que, de lograrlo, aprobará las cuentas para 2011. Pero esas mismas cuentas, dada la decisión del PSOE de cambiar de cabeza de cartel y sustituir al actual mandatario por Javier Fernández, implica que el líder de la FSA sería, de ganar los comicios, el encargado de gestionar en algo más de medio año esos recursos. Cierto que -como antes indicaba- el hecho de que la negociación salga, al menos parcialmente, del seno del Ejecutivo, al de los 'aparatos' partidistas puede facilitar las cosas. Cierto también que el citado Fernández aceptó hace cuatro años incorporarse como diputado a la Junta General, lo que le ha permitido compaginar sin intermediarios las posibles disfunciones entre Ejecutivo y partido y su doble faceta le permite una mayor intervención.

Así las cosas, alguno se preguntará dónde está el problema. Pues está en que Areces y Fernández no tienen exactamente la misma idea sobre la línea de gestión que debe llevar un Gobierno socialista. En los últimos meses ha habido algunos ejemplos -y el que suscribe se ha referido en esta misma tribuna a ellos- de por dónde van uno y otro. Todavía ayer, el flamante nuevo candidato protagonizaba en Mieres un acto político en el que defendía para Asturias "una nueva (recalcaba la palabra 'nueva') economía más competitiva, para añadir más tarde que el modelo a aplicar es el seguido por las cuencas mineras (un guiño al todavía importante peso del SOMA-FIA-UGT y su líder, José Ángel Fernández Villa), apostando claramente por los sectores productivos tradicionales que han sido la base económica en la historia de esta región en el pasado siglo. Éste, obviamente, no es el discurso de Areces.

Ocurre también que el actual presidente del Principado va a salir del cargo sin rechistar, pero no por ello convencido de su relevo. Su proverbial optimismo, palabras al margen, tendría mala defensa si, a pesar de los reducidos mimbres de los que va a disponer, finalizará doce años de mandato con un escenario económico de grandes recortes y de "reparto de la miseria". Mala imagen dejaría a los asturianos, y no es Tini de los que está dispuesto a permitir borrones en su biografía institucional. Para ello, va a contar con esa baza ya antes mencionada del tirón de IU, que le facilitará cualquier tipo de ayuda para endeudarse hasta las cejas con tal de no bajar el listón de las políticas sociales reales o de las infraestructuras.

Por otra parte, el escenario electoral de los primeros meses del año próximo hará que el equipo que entonces dirigirá todavía los destinos de esta autonomía probablemente apure al máximo los recursos para que el que es, a fin de cuentas, su partido gane los comicios, sin olvidar los egos propios. O sea que, dicho en plata, haga que el hipotético presidente Javier Fernández empiece su gestión con las arcas medio vacías.

Me consta que este latente conflicto existe y que, una vez más, los socialistas van a poner toda la sordina del mundo para que no trascienda más allá de las paredes de la calle de Santa Teresa o de la de Suárez de la Riva. Sin embargo, las diatribas internas ya han empezado a funcionar. A Rabanal se le va a acumular el trabajo en las próximas semanas.

sábado, 23 de octubre de 2010

El Gobierno recupera al "Doberman"

José Luis Rodríguez Zapatero ha cambiado su Gobierno y, a medida que pasan las horas, nos vamos dando cuenta de que, al margen de caras y figuras, el verdadero giro está en las actitudes. En un par de días ya hemos visto que, mientras en las reuniones formales se insuflan ingentes dosis de optimismo, las primeras manifestaciones de los ministros difieren notablemente de las que presidían el tono general de anteriores equipos. El presidente del Ejecutivo ha iniciado esta nueva etapa con una arenga que, en lenguaje vulgar se traduciría en un "¡Vamos! salid a la calle y a por ellos". Aunque aún es pronto para establecer categorías estables, empieza a parecer evidente que la consigna es pasar al ataque, dejar cualquier tipo de defensa y 'morder' al contrario, insultos incluidos - algo que hasta la fecha los portadores de las carteras ministeriales no prodigaban-. Recuperar la iniciativa en esta 'naturaleza salvaje' que es el mundo de la alta política es -parece- tirarse a la yugular del contrario. Si al PP con su "estrategia de crispación" no le va tan mal como podría esperarse en una democracia serena, pues los socialistas -da la sensación que se han dicho-, más.

Aunque las muestras dialécticas de estas primeras horas de los nuevos gobernantes son muchas y variadas, todo apunta a que Zapatero y el PSOE han decidido recuperar una imagen que hace tiempo ellos idearon para aplicar a sus rivales del PP y emplearon en sus vídeos de tinte electoral: la del "Doberman". En aquellos tiempos era Cascos quien personificaba ese papel y ahora, en este renovado escenario, el presidente ha entregado idéntico rol a su verdadero 'hombre fuerte', un político veterano y curtido en cientos de batallas, el vicepresidente Rubalcaba. Él ha asumido la condición de cánido de raza peligrosa y en sus primeras salidas públicas -no en vano, entre sus muchos cargos actuales está el de portavoz del Gobierno- ha dejado claro que puede ser tan agresivo como el ex ministro asturiano. Queda por ver, ahora, si Zapatero ha soltado a su 'doberman' solo o la decisión implica abrir las puertas de las jaulas y soltar en la misma dirección al resto de la jauría. La condición más "política" de su nuevo equipo facilitaría el ir a por todas de un golpe. Hay que explicar mejor la gestión del Ejecutivo y, además, atacar la yugular del adversario. Algunos de los representantes de estos, aunque a alguien le pueda parecer anecdótico, parecen dispuestos a dar facilidades; y estoy pensando en el regidor vallisoletano. La batalla ya se plantea a campo abierto.

Por cierto, y a propósito del cambio de Gobierno, quizá haya pasado un tanto desapercibida, entre tanto nombramiento de relumbrón, una medida especialmente significativa y que no encaja demasiado con la "austeridad" de la que alardea el presidente: las dos ministras que se han quedado sin cartera, la de Igualdad, Bibiana Aído, y la de Vivienda, Beatriz Corredor, han pasado directamente de los despachos ministeriales a otros contiguos, los de sendas secretarías de Estado, lo que refuerza la costumbre generalizada en todos los partidos de no dejar tirado a nadie de los suyos. A estas dos mujeres no les va a empezar a preocupar la crisis más allá de lo que pudiera hacerlo hasta mitad de semana; sus sueldos no van a bajar prácticamente nada, así que al final puede que, en lo que a personas y cargos se refiere, Zapatero "haya cambiado todo para que no cambie nada".

jueves, 21 de octubre de 2010

Tini tendrá que esperar

Desde que los socialistas asturianos decidieron dar por "amortizado" al que fue en su representación presidente del Principado durante tres legislaturas se ha especulado mucho sobre el papel que Ferraz buscaría para Álvarez Areces una vez concluido, el año próximo, el último de sus mandatos autonómicos. Entre los más citados siempre ha figurado un sillón en el Consejo de Ministros una vez que el presidente Zapatero afrontara, como ha hecho ahora, una remodelación del Ejecutivo, ya fuera ésta la cacareada de carácter unipersonal limitada a buscar el relevo a Celestino Corbacho en Trabajo o, como la realidad se ha encargado de confirmar -a pesar de las declaraciones en contra del propio presidente días atrás-, una auténtica crisis de gobiereno en profundidad.

El nombre de Areces era uno -entre otros- de los barajados para el relevo de Corbacho y, aunque muchos son los llamados y pocos los elegidos, entre los compañeros de Tini existía una secreta esperanza de que el actual mandatario del Principado pudiera hacerse con esa cartera, a pesar de llevar consigo tal responsabilidad el peso de casi cinco millones de parados y unas perspectivas para el mercado laboral marcadas mayoritariamente por las sombras y sin otra luz que las manifestaciones optimistas expresadas sin demasiada convicción por los miembros del Gobierno y dirigentes del partido que lo sostiene.

Trabajo va a gestionarlo Valeriano Gómez, que ha sido la mayor sorpresa de la remodelación aprobada por Zapatero, pero que responde al estilo de éste, siempre presto a encontrar algo en lo que apoyarse aunque sea a costa de renunciar a cualquier posicionamiento programático o ideológico (el nuevo ministro es un hombre de UGT y se ha opuesto inicialmente a la reforma laboral, lo que representa un guiño al sindicato 'hermano').

Por supuesto, una vez que la crisis de gobierno se ha manifestado amplia, cabría haber pensado en cualquier otra posibilidad (si Leire Pajín puede ser ministra de Sanidad, ¿por qué no podría serlo el propio Areces), pero en el nuevo equipo no ha habido sitio para el todavía presidente asturiano.

Si tenemos en cuenta que Asturias cuenta más bien poco para los actuales gobernantes de Madrid, tampoco extraña que en un caso muy similar, el del actual presidente aragonés, Marcelino Iglesias, sí que se haya pensado en su próxima salida de la política autonómica y se le haya premiado con el 'número tres' en la escala de mando del partido a nivel nacional, la Secretaría de Organización.

Por lo que a Tini se refiere, ahora ya es evidente que tendrá que esperar a otro momento. Claro que en lo que al Ejecutivo se refiere, una vez abordado el cambio en profundidad a estas alturas de legislatura, parece difícil pensar que pueda caber otra oportunidad antes de las legislativas de 2012.

Dicho lo cual, tampoco vamos a pensar que Ferraz va a dejar tirado a quien fue su presidente asturiano durante doce años. A expensas de otros huecos menos 'políticos', como los diplomáticos ya rumoreados meses atrás, yo me atrevería a aventurar que, pese a su bagaje interno ya mencionado, Tini va a tener que conformarse, al menos hasta dentro de año y pico, con un destino de tono menor, pero que podría responder, por sus características, a una persona de su edad y de su larga trayectoria, y no es otro que ese que alguno llaman el cementerio de elefantes de la política española, es decir, el Senado.

A expensas de que los dirigentes nacionales nos sorprendan de aquí a la primavera del año próximo, vaticino que Areces terminará su mandato en el Principado y, posteriormente, ocupará uno de los dos escaños que en la Cámara Alta le corresponden a la Junta General del principado por designación directa. Igual que le convencieron de que silenciase, primero, y renunciase, después, a su intento de forzar unas primarias en Asturias frente a Javier Fernández, seguramente ahora harán lo propio bajo el argumento de que el escaño madrileño no está tan mal para ir tirando, al menos de momento.

domingo, 10 de octubre de 2010

Vías de agua y grietas

Cuando hace unos pocos meses el comandante en jefe Gabino de Lorenzo y su tripulación decidieron embarcarse en la singladura cuyo estandarte tenía como emblema una sólida muralla orientada a frenar el posible desembarco de Francisco Álvarez-Cascos en Asturias no podían imaginarse que la inicialmente planificada y aparente fácil empresa pudiera tener las dificultades que el tiempo se está encargando de mostrar.

Al margen de la ya reiterada táctica de dejar de lado las más elementales normas de organización interna del partido en el que militan, parecía que, con independencia de que los marineros pudieran rumiar su malestar con las estrictas órdenes recibidas para sacar adelante los objetivos de parar al 'indeseado', la escala de mando del buque insignia estaba perfectamente estructurada para responder a una estrategia minuciosamente estudiada y respaldada incondicionalmente por el número de 'mandos' precisos para transmitir al Almirantazgo de Génova una sensación diáfana de unidad por arriba, de una cúpula cohesionada en la meta común de no dejar ni un resquicio al adversario interno.

Sin embargo, el tiempo se está encargando de poner en evidencia que hasta al citado buque insignia le están apareciendo vías de agua, que la fortaleza manifestada con arrogancia no es tal y que el riesgo de que la entusiasta empresa se pueda ir al traste ya no sólo depende de una decisión de las más altas instancias qu podría originar una fractura interna, sino de la dificultad más próxima de taponar los huecos que van apareciendo en el casco del barco y que pueden acabar en un sonado naufragio, muy ajeno a los optimistas principios y arengas con que se inició la batalla.

Al comandante en jefe le han ido apareciendo fisuras otrora impensables desde su propio equipo de mando. Primero fue la 'salida de tono' de Arias-Cachero, hueco que se trato de tapar rápidamente con un contraataque hacia el susodicho, con irregularidades de por medio, anomaías contables que, aunque pasadas, salieron a relucir justo en el momento en el que mostró su indisciplina frente el plan común de derribar al enemigo. Luego, fue otra edil ovetense, Carmen Manjón, la que alabó la idoneidad del ex vicepresidente del Gobierno, saliéndose del guión insospechadamente, aunque a ésta por el momento no se le han tratado de desactivar mediante la fórmula de sacarle los colores con dosieres y expedientes tintados de prevaricación.

Al buque insignia ha empezado a entrarle el agua en las bodegas y no es descartable que en lo sucesivo, mientras se tratan de taponar 'furacos', puedan aparecer otros nuevos.

Sin embargo, lo más sorprendente quizá es que las desgracias para quienes han hecho del objetivo de parar a Cascos su meta es que los problemas se multipliquen por el resto de la flota. Si sorprendente es que a De Lorenzo le salgan en su propio equipo algunos respondones, no lo es menos que en otro de los pilares de la operación, el de Gijón, la historia se repita.

Si de algo ha presumido durante estos últimos años la presidenta local gijonesa, Pilar Fernández Pardo, es de que, tras ganar con holgura sus congresos y eliminar o reducir al ostracismo a sus adversarios internos, consiguió configurar un equipo cohesionado, tanto en la dirección local del partido como en el grupo municipal, capaz de resistir cualquier prueba que pusiera en cuestión su liderazgo. Pero tampoco en este caso la realidad ha respondido a tales premisas. Se comentaba desde hace tiempo que, al igual que en el pasado mandato, la líder popular gijonesa no había sido capaz de sostener esa férrea disciplina y a su hipotético sólido edificio orgánico le empezaban a aparecer grietas, aunque hasta la fecha no se dejaban ver hacia el exterior. Ha tenido que ser también el 'caso Cascos' el que se ha encargado de poner en evidencia esos primeros deterioros en los consistentes muros de su 'casa'. Aquí fue el concejal Pablo González el primero en desmarcarse del 'todo vale con tal de frenar a Cascos' para situarse justamente en el lado contrario y alabar las cualidades del ex ministro de Fomento como la mejor opción para las autonómicas del año próximo. Aunque pudo sorprender a algunos, en los círculos internos el citado edil ya estaba marcado como 'disidente', etiqueta de la que se ha hecho acreedor formal con su 'salida del armario pilipardista'. Sin embargo, de las sucesivas deserciones en la empresa regional común del frente anticasquista quizá la más sorprendente haya sido la de la también edil gijonesa y senadora Dorinda García, habitual compañera política y presunta 'mano derecha' -era extraño no verlas juntas en cualquier cita medianamente importante- de la lider de los populares en la villa de Jovellanos. Para muchos, Dorinda era -podría decirse- la lugarteniente no discutida de Fernández Pardo en los ámbitos regional y nacional, de la misma manera que Eduardo Junquera hace idéntico papel en el local. Su defensa de la idoneidad de Cascos como cartel electoral del partido para ganar la Presidencia del Principado ha sido, sin duda, la gran sorpresa de esta interminable historia de encuentros y desencuentros.

En definitiva que a los capitanes de la subversión contra la 'opción Cascos' pueden empezar a no salirles las cuentas y no sería descartable que en los próximos días empiecen a aparecer nuevas vías de agua o grietas en los cuarteles generales de los citados mandamases.

Cabría pensar que estas salidas de guión responden a la lógica de los números y que quienes así se están empezando a pronunciar solamente s0n conscientes de que, ante la perspectiva de arrebatar el poder a los socialistas en esta comunidad, hay que apostar por el mejor, o quizá sería más adecuado decir por el único que tiene las posibilidades reales de lograrlo.

Sin embargo, se comenta en el partido que quizá la explicación no sea tan sencilla y responda a métodos más sutiles, métodos emanados de la cúpula nacional, según todos los indicios claramente favorable a apostar por Cascos (dejamos a un lado a la secretaria general, María Dolores de Cospedal, por razones que a estas alturas conococe hasta el más lerdo), que, ante la persistencia en la rebeldía de sus compañeros que ocupan algunos de los puestos más relevantes en esta región, han decidido socavar sus argumentos desde sus propias bases. El resultado sería que la sólida unión de 'la Banda de los Cuatro' empezara a resquebrajarse, haciéndola tambalearse hasta llegar a un próximo escenario en el que la oposición al desembarco del ex ministro quedara aislada y sin argumentos sólidos en lo que a apoyos consistentes se refiere. En esta sibilina operación podría encontrarse argumento al para muchos inexplicable retraso de Rajoy en dar una solución a un problema largamente enquistado y con signos de derivar en podredumbre a costa de no afrontarlo.

No hay que descartar que en esta supuesta estrategia ya estuvieran incluidos incluso personajes más relevantes de la escena política del PP asturiano. Ya comenté hace días que tras las declaraciones recientes de Fernández Pardo fijándose como objetivo la Alcaldía de Gijón podría estar un toque directo de Madrid para ir eliminando obstáculos a la apuesta de Cascos. Del líder avilesino, Joaquín Aréstegui, hace tiempo que no sabemos nada. Así las cosas, quedaría solamente como meta derribar la obstinada e inalterable posición del regidor ovetense y la de su fiel transmisor, el formalmente todavía presidente regional, Ovidio Sánchez, ambos apoyados por su reducidas aunque incondicionales hasta la muerte respectivas guardias de corps. Claro que esa sería la última parte de la batalla y a estas alturas de la película, por las buenas o por las malas, ya parece empresa menos dificultosa de lo que aparentaba hace algunas semanas.

sábado, 9 de octubre de 2010

La ecuación electoral

No hace falta haber ido a estudiar a Salamanca para entender que la forma de resolver una ecuación matemática básica pasa por despejar la incógnita. Eso lo sabe cualquiera con tal de que haya cumplido con los niveles mínimos de enseñanza obligatoria vigentes. En el problema que desde hace meses tiene planteado el Partido Popular en Asturias el reto es, precisamente, tan sencillo como ese: aislar la incógnita (normalmente una 'x') y tras el signo de igual aparecerá la solución precisa y exacta.

Esta tarea tan simple, sin embargo, no parece resultarle asequible a la mayoría de los dirigentes conservadores si nos atenemos a que una operación elemental sigue sin una respuesta y el tiempo, aunque algunos se empeñen en negarlo, apremia y el 'profe' ya debería estar reclamando la hoja del examen.

El resultado de la prueba es sencillamente la designación del candidato del partido a la Presidencia del Principado de Asturias para el año próximo y tras meses de idas y venidas no solamente sigue sin haber una decisión, sino que periódicamente se enreda tanto con posturas inflexibles como con silencios incomprensibles.

De alguna manera hay que reconocer que sí que hay una persona que ha decidido abordar la ecuación y ha llegado a un resultado, Se trata, como es obvio, del alcalde de Oviedo. Ocurre, no obstante, que Gabino de Lorenzo se ha saltado las estrictas normas de un ciencia exacta y ha hecho toda clase de trampas para ofrecer a la consideración del docente responsable su resultado: Isabel Pérez-Espinosa, una mujer de su entorno de confianza a la que, con el máximo respeto personal, nadie parece tener muy en cuenta políticamente, salvo por estar bajo esa burbuja protectora del regidor de la capital.

De Lorenzo no solamente ha hecho trampas, sino que ha empleado todos los atajos imaginables y se ha ciscado en los caminos estatutarios saltándose a la torera la letra impresa que marca el procedimiento orgánico del partido en el que milita. No sorprende este tipo de actuación en alguien que ha convertido la autocracia en práctica diaria y que, aunque como alguien dijo se pega "una hostia" cada vez que sale de la calle de Uría, no se oculta para alardear de que ha tomado la manija del PP asturiano, al que está aplicando los usos y costumbres absolutistas de su feudo municipal.

Lo más grave es que el estilo imperial del veterano regidor cuenta con el beneplácito de quien debería ser el auténtico responsable de afrontar el grave entuerto en el que se encuentra envuelto el partido en el Principado, su presidente, Ovidio Sánchez, habitualmente desaparecido a la hora de dar la cara en los momentos difíciles y encantado de esa "delegación" de funciones en su compañero ovetense, algo que no puede sorprender a quienes le conozcan desde hace años. La conducta de Sánchez podría responder a ese símil futbolístico que consiste en estar siempre situado en el campo en el lugar más alejado de allí por donde corre el balón,el profesional del 'escaqueo', algo que lleva como seña de identidad desde que descubrió que lo único importante es seguir manteniendo el 'machito', sea el que sea en cada momento, hasta el máximo límite temporal que la política partidista le permita. Eso sí, Sánchez sigue siendo, aunque sólo formalmente, el presidente del partido y aprovecha alguna jugada fácil del 'match' para dar el pecho, como esa última recriminación a la presidenta madrileña, Esperanza Aguirre, que está a quinientos kilómetros , para que no se meta en la política asturiana, como él no lo hace en la de otras comunidades (¿incluirá la suya?, porque debería hacerlo). Por cierto que, aunque la jugada parecía sencilla y sin riesgo, tampoco en esta ocasión le ha salido bien, pues ha recibido cumplida respuesta de la portavoz de la organización madrileña de su partido.

En fin, que la ecuación electoral sigue planteada al principio de la hoja del examen y más abajo, garabatos aparte, el papel sigue en blanco. Es posible que Gabino insista en su planteamiento y solución al problema, pero también es cierto que a cualquiera que conozca un poco como funcionan los populares le resulta difícil creer que en Génova se va a dar el aprobado con el nombre de Pérez-Espinosa para cartel electoral en Asturias. El tiempo pasa y todos nos mostramos expectantes ante la forma en la que puedan resolver la prueba el resto de los discentes. La ecuación en muy sencilla y su solución más fácil. Pero los examinandos de una y otra vertiente de la cordillera Cantábrica se mantienen sudorosos en su pupitre, mirando al de al lado, acumulando dudas y sin lograr sentirse seguros ni siquiera de que dos mas dos son cuatro. Lo malo es que el tiempo pasa y en esto de la docencia para los exámenes hay un plazo fijo inalterable y a los responsables del PP se les está acabando. Y con ello cualquier credibilidad.

sábado, 2 de octubre de 2010

Gabino prepara el futuro

Mientras desde Génova los dirigentes nacionales del PP, con la esfinge a la cabeza, se empecinan en dejar que el asunto de la candidatura autonómica de Asturias se 'encoñe', en la cúpula de los populares asturianos se aprovecha el tiempo que se les concede para preparar su estrategia ante posibles escenarios adversos para sus intenciones. El grupo que dirige sin fisuras y con absolutismo encomiable el alcalde de Oviedo, Gabino de Lorenzo, mantiene sus posiciones, pero, por si acaso, empieza a preparar el terreno para una hipotética imposición madrileña que convierta a Francisco Álvarez-Cascos en el candidato a la Presidencia del Principado.

Mucho se ha especulado desde que parece que el ex vicepresidente es la opción más probable de Rajoy y su equipo sobre la actitud que adoptarían 'La banda de los Cuatro' y sus acólitos ante tan adverso marco para sus intereses. Mientras oficialmente algunos mantienen que la apuesta por Isabel Pérez Espinosa tiene los avales precisos para que Génova no se atreva a enfrentarse a los dirigentes asturianos del partido, en el 'aparato' se trabaja a destajo para estructurar la estrategia ante un posible aterrizaje del ahora enemigo irreconciliable.

Se ha hablado ya en algunos ámbitos de dimisiones y de rupturas si Rajoy se empeña en imponer al veterano ex ministro de Fomento, pero no parece realista hablar de que quienes se han embarcado en una batalla a muerte contra la candidatura de éste vayan a tirar la toalla tan fácilmente. Por lo pronto, la líder gijonesa, Pilar Fernández Pardo, ya ha fijado públicamente su posición de establecer la Alcaldía de la ciudad como objetivo prioritario para su persona. Podría decirse que se ha plegado a De Lorenzo ante su elección de Isabel Pérez Espinosa, aunque también se asegura que desde la dirección nacional se le ha indicado muy claramente que se retire de la 'terna' asturiana para ocupar el cartel electoral autonómico. Este supuesto no resulta nada descabellado si se piensa que la dirigente gijonesa era, a priori, la opción más conflictiva y la más difícil de desactivar para Rajoy y su equipo si la apuesta de 'La banda de los Cuatro' sigue adelante. Todo lo contrario que la alternativa de Joaquín Aréstegui, mucho más fácil de desactivar por el el carácter y la 'volatilidad' del dirigente avilesino. De la tercera pata, la citada Pérez Espinosa, en la sede central del PP no quieren ni oir hablar por ser la de más bajo perfil político y proclive a un peor resultado que sus compañeros de terna, por mucho que sus defensores se empecinen en adornar su condición de mujer, joven y con el estilo 'renovador' por el que parece apostar el partido desde hace tiempo.

En lo que se refiere al teórico máximo responsable del partido, el presidente Ovidio Sánchez, nadie se cree que si las cosas vienen mal dadas vaya a renunciar al cargo. A fin de cuentas, el veterano dirigente regional pertenece a esa cada día más extendida clase política que ha convertido su actividad en profesión y no piensan en dejarla por mucho que se les empuje. El 'líder' del PP asturiano ha demostrado con creces a lo largo de su mandato que puede tragar carros y carretas e incluso podría 'cargar' con Cascos para seguir en el 'machito'.

Queda por analizar el futuro de quien mueve desde Asturias los hilos de todo este embrollo. De Lorenzo es quien lo dirige todo porque, no en vano, es el más 'listo' de todos ellos. No hay que olvidar que fue capaz de poner ' a caldo' a Ovidio Sánchez antes del último congreso regional para luego ser su principal báculo sin que las relaciones entre ambos se resintieran a la larga, al menos aparentemente. Digamos que se trata de una perfecta simbiosis en la que ambos aceptan su papel aunque en puridad debería ser el contrario. El regidor ovetense ha demostrado también sus dotes de navegante en aguas procelosas hasta en el espinoso tema de Cascos, pasando en horas de defender su figura, calificándole de galáctico, a rechazar con contundencia sus condiciones para ser el encargado de tratar de arrebatar a los socialistas el Gobierno autónomo, incluso con descalificaciones personales. Ante una decisión firme de la cúpula nacional en favor del ex ministro no sería de extrañar que su postura evolucionara hasta posiciones más templadas, por no decir totalmente opuestas a las que mantiene en la actualidad; y todo ello con la mejor de sus sonrisas en los labios.

En cualquier escenario, lo que parece evidente es que Gabino no va a dejar el terreno libre a nadie. Todos esos 'runrunes' sobre un posible abandono de la cabeza de cartel para el Ayuntamiento de Oviedo en mayo del año próximo sólo pueden ocurrírsele a quienes no conocen bien al personaje. En el escenario que él mismo ha confeccionado en Asturias o en otro más adverso y contrario a sus intereses, De Lorenzo sería el candidato del PP a la Alcaldía de Oviedo. El astuto 'cerebro' de los populares asturianos es consciente de que si dejara el terreno libre les pondría muy fáciles las cosas a sus adversarios internos, que ya tienen preparado el recambio si se lo ponen a tiro, incluso con más de una alternativa, al menos dos. Que se sepa, los 'casquistas' -por llamarlos de alguna manera- ya han colocado en la línea de salida al actual presidente del Centro Asturiano de Oviedo, Alfredo Canteli, con el que De Lorenzo ya trató de contar para su candidatura hace cuatro años, y la ex diputada nacional Alicia Castro, con un peso específico en Oviedo -como el anterior- capaces de sostener el peso mayoritario de los popuares en la capital del Principado.

El actual regidor es consciente de ello y, si lo de Cascos prospera, él mantendría en cualquier caso el número uno de la lista municipal ovetense del partido. Hay quien dice que Gabino está cansado después de tantos años y que su deseo es empezar seriamente a pensar en retirarse, pero, de ser así, nunca sería para dejar su 'reino' a los adversarios. De ponerse las cosas mal y confirmarse la apuesta de Génova por Cascos, De Lorenzo seguiría siendo el candidato de Oviedo y, si en su fuero interno apostara por una pronta retirada, sería a costa de mantener el poder colocando en los primeros puestos de su lista municipal a uno de los incondicionales suyos, probablemente Agustín Iglesias Caunedo, o la propia Pérez Espinosa, de no prosperar su opción a liderar la candidatura autonómica. Luego, con Cascos en el Principado -si gana, cosa mucho más complicada que hace unos meses, más por el enconado conflicto interno que por los méritos de sus adversarios socialistas- podría renunciar, aunque mantendría el control del municipio, e indirectamente, del 'aparato' del partido, mientras siga siendo el actual como se por lógica tendría que ser, por un tiempo al menos, dejando asegurada su influencia a través de uno de los 'interpuestos' antes apuntados, que tomaría el bastón de mando municipal en Oviedo para dejar 'descansar' a su incuestionable jefe de filas.