sábado, 9 de octubre de 2010

La ecuación electoral

No hace falta haber ido a estudiar a Salamanca para entender que la forma de resolver una ecuación matemática básica pasa por despejar la incógnita. Eso lo sabe cualquiera con tal de que haya cumplido con los niveles mínimos de enseñanza obligatoria vigentes. En el problema que desde hace meses tiene planteado el Partido Popular en Asturias el reto es, precisamente, tan sencillo como ese: aislar la incógnita (normalmente una 'x') y tras el signo de igual aparecerá la solución precisa y exacta.

Esta tarea tan simple, sin embargo, no parece resultarle asequible a la mayoría de los dirigentes conservadores si nos atenemos a que una operación elemental sigue sin una respuesta y el tiempo, aunque algunos se empeñen en negarlo, apremia y el 'profe' ya debería estar reclamando la hoja del examen.

El resultado de la prueba es sencillamente la designación del candidato del partido a la Presidencia del Principado de Asturias para el año próximo y tras meses de idas y venidas no solamente sigue sin haber una decisión, sino que periódicamente se enreda tanto con posturas inflexibles como con silencios incomprensibles.

De alguna manera hay que reconocer que sí que hay una persona que ha decidido abordar la ecuación y ha llegado a un resultado, Se trata, como es obvio, del alcalde de Oviedo. Ocurre, no obstante, que Gabino de Lorenzo se ha saltado las estrictas normas de un ciencia exacta y ha hecho toda clase de trampas para ofrecer a la consideración del docente responsable su resultado: Isabel Pérez-Espinosa, una mujer de su entorno de confianza a la que, con el máximo respeto personal, nadie parece tener muy en cuenta políticamente, salvo por estar bajo esa burbuja protectora del regidor de la capital.

De Lorenzo no solamente ha hecho trampas, sino que ha empleado todos los atajos imaginables y se ha ciscado en los caminos estatutarios saltándose a la torera la letra impresa que marca el procedimiento orgánico del partido en el que milita. No sorprende este tipo de actuación en alguien que ha convertido la autocracia en práctica diaria y que, aunque como alguien dijo se pega "una hostia" cada vez que sale de la calle de Uría, no se oculta para alardear de que ha tomado la manija del PP asturiano, al que está aplicando los usos y costumbres absolutistas de su feudo municipal.

Lo más grave es que el estilo imperial del veterano regidor cuenta con el beneplácito de quien debería ser el auténtico responsable de afrontar el grave entuerto en el que se encuentra envuelto el partido en el Principado, su presidente, Ovidio Sánchez, habitualmente desaparecido a la hora de dar la cara en los momentos difíciles y encantado de esa "delegación" de funciones en su compañero ovetense, algo que no puede sorprender a quienes le conozcan desde hace años. La conducta de Sánchez podría responder a ese símil futbolístico que consiste en estar siempre situado en el campo en el lugar más alejado de allí por donde corre el balón,el profesional del 'escaqueo', algo que lleva como seña de identidad desde que descubrió que lo único importante es seguir manteniendo el 'machito', sea el que sea en cada momento, hasta el máximo límite temporal que la política partidista le permita. Eso sí, Sánchez sigue siendo, aunque sólo formalmente, el presidente del partido y aprovecha alguna jugada fácil del 'match' para dar el pecho, como esa última recriminación a la presidenta madrileña, Esperanza Aguirre, que está a quinientos kilómetros , para que no se meta en la política asturiana, como él no lo hace en la de otras comunidades (¿incluirá la suya?, porque debería hacerlo). Por cierto que, aunque la jugada parecía sencilla y sin riesgo, tampoco en esta ocasión le ha salido bien, pues ha recibido cumplida respuesta de la portavoz de la organización madrileña de su partido.

En fin, que la ecuación electoral sigue planteada al principio de la hoja del examen y más abajo, garabatos aparte, el papel sigue en blanco. Es posible que Gabino insista en su planteamiento y solución al problema, pero también es cierto que a cualquiera que conozca un poco como funcionan los populares le resulta difícil creer que en Génova se va a dar el aprobado con el nombre de Pérez-Espinosa para cartel electoral en Asturias. El tiempo pasa y todos nos mostramos expectantes ante la forma en la que puedan resolver la prueba el resto de los discentes. La ecuación en muy sencilla y su solución más fácil. Pero los examinandos de una y otra vertiente de la cordillera Cantábrica se mantienen sudorosos en su pupitre, mirando al de al lado, acumulando dudas y sin lograr sentirse seguros ni siquiera de que dos mas dos son cuatro. Lo malo es que el tiempo pasa y en esto de la docencia para los exámenes hay un plazo fijo inalterable y a los responsables del PP se les está acabando. Y con ello cualquier credibilidad.

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