jueves, 30 de junio de 2011

"Llámalu pa que no te lo llame"

Estaba callado, muy callado, para muchos inadecuadamente callado. La presunta razón, la prudencia. Pero ayer consideró que el riesgo de añadir "más tensión" a una situación "inquietante" había pasado y ya no había razón que justificara el mantenimiento de un silencio tan prolongado -prácticamnte desde que las urnas le dieron la espalda el 22 de mayo-. Me estoy refiriendo al líder de la Federación Socialista Asturiana y candidato del PSOE a la Presidencia del Principado en los comicios antes mencionados.

Ayer, Javier Fernández salió de su ostracismo característico y lo hizo -como era natural- para atacar a Foro Asturias y, especialmente, a su figura indiscutible, Francisco Álvarez-Cascos, a propósito de su postura contraria a la fusión de la Caja de Ahorros de Asturias con las de de Extremadura y Cantabria, aprobada mayoritariamente -como de todos es sabido- el día anterior por la asamblea de la entidad financiera asturiana.

El que suscribe sabe de la gran economía lo justo, desde luego muchísimo menos de los conocimientos que avalan al principal dirigente socialista en esta comunidad y, por tanto, he declinado desde hace meses cualquier tipo de pronunciamiento -legítimo, por otra parte, como cualquiera de los impositores de Cajastur, que nunca hemos tenido la 'suerte' de ser designados miembros de su asamblea general- al respecto. Carezco de los fundamentos necesarios para discernir con sabiduría sí la operación de fusión de cajas decretada por imperativo legal europeo es la adecuada o si la fórmula de recurrir a una fundación exigida por Cascos sería mas acrorde con los intereses de este territorio nuestro.

Sin embargo, como la libertad de expresión se da por supuesta en este país, tengo que manifestar que, como uno más de los miles de asturianos que tenemos algunes 'perrines' en la Caja, nuca me gustó aquella primera operación de absorción del 'muerto' de Caja Castilla-La Mancha, que nos 'colocaron' la autoridad monetaria y el Gobierno de la nación. Pasado ese trago, según parece obligatorio y con 'seguro de vida' garantizado, llegó la gran carrera de las SIP para agrupar con criterios poco claros las antiguas cajas de ahorros y convertirlas simple y llanamente en bancos similares a los que ya operan en este país, aunque muy lejos de la verdadera influencia de los que entre ellos cortan el bacalao. En ese reparto, a Cajastur trataron de endosarle un nuevo 'muerto', éste sin garantías, la CAM levantina, afortunadamente rechazada por Manuel Menéndez y su equipo -debieron pensar que ya estaba bien de cargar con todos los 'marrones'-, para dejar luego a una entidad contrastadamente saneada y bien gestionada al frente de un grupo -las cajas de Extremadura y Cantabria- de no tan segura solvencia y con un tamaño más bien pequeño que aportar a la constitución del nuevo banco que llevará ese nombre de difícil comprensión para el común de los mortales y con ecos de Wall Street, el Effibank.

Reitero mi ausencia de un bagaje relevante para juzgar, sobre todo desde el punto de vista de esa iracunda y omnipresente nueva deidad que responde al nombre de mercado/os, la inevitabilidad de la operación, pero, desde luego, reclamo mi derecho a decir que no me gusta y, con las premisas ya reiteradas del 'catecúmeno', tengo serias dudas sobre la misma y su oportunidad por mucho que los expertos traten de convencernos de que ese camino es el único a seguir y que no hay alternativas.

El caso es que, como apuntaba al principio, mientras se va cerrando poco a poco la fusión, el otrora 'desaparecido' señor Fernández compareció ayer para 'bendecir' la operación y cargar contra la actitud 'obstrucionista' de Cascos, cuya actitud al respecto le merece el calificativo de "inquietante" por buscar solamente el "control político de Cajastur", último objetivo -a su entender- del ex vicepresidente del Gobierno de la nación.

Es posible que el señor Cascos y los suyos escondan baja su defensa de Asturias en este proceso otros intereses espúreos. No lo sé. Lo que sí sé a fe cierta es que las palabras del lider socialista asturiano esconden un fariseismo descomunal, sobre todo si se tiene en cuenta que vienen de alguien que desde su despacho de la calle de Santa Teresa ha defendido con todo el poder en la mano durante lustros un sistema en el que el control político de la entidad de ahorro asturiana ha sido tan evidente que ni los más osados se han atrevido a cuestionar con un mínimo de argumentos. La Caja de Ahorros ha representado durante años el instrumento financiero por antonomasia de las diferentes administraciones públicas, desde el Gobierno del Principado hasta el último ayuntamiento, con amplísima mayoría socialista y con la designación -legítima, por otra parte, en función de sus propios estatutos fundacionales- directa por esas mismas instituciones políticas de las personas con capacidad para decidir. ¿Acaso no se está planteando ahora, con todo este maremágnum de fusiones de todavía incierto desenlace en muchos casos, que uno de los males de las cajas de ahorros españolas era su descarado control político? ¿Y quién han sido los responsables del mismo? ¿Cascos, quizá?, porque su nuevo partido ganador en los comicios de mayo todavía no existía entonces.

Un problema de nuestra clase política es que sus responsables dan por supuesta la fragilidad de la memoria de sus ciudadanos. Y en muchos casos no se equivocan. Sin embargo, a algunos no nos ataca aún el alzheimer y las hemerotecas están ahí para reforzar posibles dudas. ¿Cómo es posible que don Javier Fernández venga ahora a dar lecciones de ética política al respecto? ¿Posiblemente dé por hecho que ya nadie se acuerda de que él fue el cabecilla de una rebelión que, durante la primera de las tres legislaturas de Vicente Álvarez Areces, puso al Ejecutivo de éste, el mismo que mayoritariamente sostenía el partido que representaba y representa el 'pacificador' de la FSA, contra las cuerdas para mantener, tras el apoyo a una persona concreta, el todopoderoso Manuel Menéndez, el verdadero empresario de empresarios en Asturias -ya quisiera Severino García Vigón tener una décima parte de su influencia-, para mantener -repito- el control político de Cajastur desde el Partido Socialista y mantenera dicha entidad de ahorro como instrumento de sus concretos intereses?.

Mejor haría el señor Fernández en no meterse en barrizales que más bien parecen responder a aquel viejo dicho de "llámalu, home, pa que no te lo llame" y sostener por otros vías más prácticas su teoría de "no añadir más tensión", que a los asturianos nos sobra para dar y tomar en los últimos tiempos. De no seguir callado como hasta ahora, mucho mejor hubiera practicado el obligado ejercicio de explicar a su militancia el fracaso electoral del 22 de mayo o los para muchos incomprensibles acuerdos con el PP, como el que dio la Presidencia de la Junta General al popular Fernando Goñi. A esta tribuna le consta que en el periplo posterior a los comicios por algunas agrupaciones municipales veteranos y relevantes militantes intervinieron en voz alta para preguntarse por qué el secretario general y candidato no estuvo presente en ninguna, ni en la mayoría tan siquiera su 'número dos', el secretario de Organización y ahora también diputado regional, Jesús Gutiérrrez, dejando esa tarea a ese práctico 'chico para todo' que es el portavoz parlamentario, Fernando Lastra, al que nunca le podrán agradecer bastante su labor de apagafuegos y de 'albañil' responsable de tapar uno tras otro los huecos en el muro de la credibilidad de los socialistas asturianos.

martes, 28 de junio de 2011

¿Qué es un periodista?

¿Qué es un periodista a día de hoy? Ésta era más o menos la pregunta clave que se hacía alguien que lo es, y con mayúsculas, desde hace muchos años, y que como tal presenta una larga trayectoria intachable en el sostenimientos de los principios básicos de esta profesión. Me refiero a Ignacio Ramonet y la cuestión la ponía sobre la mesa durante la presentación, hace algunas semanas, de su última obra, "La explosión del periodismo. De los medios de masas a la masa de medios", un librito fácil de leer, pero denso y que entra a fondo a analizar todos los pormenores de la crisis actual de los medios de comunicación.

Aunque es obvio que el análisis del director de 'Le Monde Diplomatique', pesimista y demoledor, encuentra en la actual situación de descrédito numerosos elementos que coadyuvan a la misma, a mí, personalmente, el gran interrogante me ha venido a la cabeza por un aspecto que no figura en el 'top ten' de los grandes causantes del bache del que en otros tiempos fue noble oficio y aún hoy cuenta con centenares de profesionales dignos del título de mantenedores de tal categoría.

La alusión a la pregunta de Ramonet se repentizó en mi memoria cuando esta mañana he leído el artículo "Transparencia frente a Ovejuna", firmado por los cuatro directores que a lo largo de su historia ha tenido hasta la fecha el diario 'El País'. Como casi todo el mundo sabrá, en el rotativo nacional de información general de mayor tirada hay un conflicto laboral fruto de un paquete de medidas (no sólo de un convenio colectivo, como interesadamente acota el escrito citado), traumáticas en algunos casos, que ha derivado en la decisión mayoritaria de su redacción de no firmar informaciones, entrevistas o reportajes. Hay muchos lectores, incluso compañeros de profesión, que no entienden como práctica medida de presión esta actitud, pero no debe ser tan inocua para los intereses de la parte empresarial cuando origina reacciones como el artículo de Juan Luis Cebrián y sus tres herederos. Porque -voy a decirlo ya- el escrito es un monumento al cinismo más vulgar y una muestra del estilo torticero con el que hoy se mueven los grupos de comunicación cuando sus empleados reaccionan ante planes de recortes notablemente cuantitativos de plantilla, congelaciones salariales de facto, etcétera. En definitiva, la supremacia de criterios economicistas, que no económicos, casi siempre resultado de malas gestiones (veanse los constantes movimientos en PRISA desde que falta el gran patrón) y de aprovechar la crisis, con mayúsculas, para hacer una redistribución de los recursos, metiendo tijera por abajo mientras que los productores reales de los supuestos 'malos resultados' desde las más altas responsabilidades, en todo caso, se llenan los bolsillos con los beneficios o se van con supermillonarias indemnizaciones, que, lejos de haberse ganado, deberían devolver por el trabajo mal realizado.

"Transparecia frente a Fuenteovejuna", ya lo decía antes, es un verdadero monumento al cinismo, un cúmulo de falacias en la que sus autores mezclan peras con manzanas, el culo con las témporas, y todo lo que se les ocurra para pintar un escenario maniqueista en el que los periodistas son los malos, aquellos que no cumplen su cometido mediante "una falta grave de de respeto a los lectores" al "manipular la presentación de trabajos que por su estilo y su propia naturaleza encierran valoraciones, opiniones, comentarios de análisis de quien los hace y, sin embargo, no los firma". Cebrián, Estefanía, Cebeiro y Moreno, mostrando una vez más que cada día más directores de periódicos se olvidan que han llegado al cargo por su condición de periodistas, ocupación que han trocado por la de empresarios o colaboradores necesarios de los mismos, en la línea de la peor figura del editor de los grandes tabloides internacionales, hacen de voceros de la empresa y separan los ámbitos profesional y laboral como si ambos fueran compartimentos estancos, exigiendo a los redactores su bipolarización en Jeckyll y Hyde. Los firmantes hablan de "grave falta de respeto a los lectores" y acusan a quienes se han unido al grupo de los no firmantes de tomar a estos como "rehenes", sin olvidarse de las amenazas, como cuando mencionan "que hay que tomar medidas necesarias para recuperar el crédito perdido y que nadie siga afectando a la calidad de 'El país' y a su relación con los lectores de modo tan irresponsable".

Estas y algunas otras frases -no voy a reproducir el artículo entero pues va casi íntegro en esa línea- muestran en qué lado de la 'trinchera' se encuentran tan ilustres profesionales (no olvidemos el éxitoso libro que Cebrián editó en 2008 bajo el título "Cartas a un joven periodista" (¡Dios mío!) y que, como comentaba más arriba, seguramente hace ya mucho tiempo que olvidaron los verdaderos basamentos de su profesión para abrazarse al 'gran capital', el mismo que desde sus primeros pasos, recién iniciada la democracia, era el "enemigo" de los nuevos izquierdistas como el citado primer director del rotativo.

Falsedades, tergiversaciones, argumentos retorcidos, todo vale para atacar a un colectivo que trata de defender sus derechos más elementales, el primero de ellos al trabajo. Tan ilustres personajes olvidan, por otra parte, que en esta confrontación laboral los trabajadores ponen sobre el tapete precisamente su bien más preciado, la firma, el aval que a lo largo de los años, en definitiva, nos hace ser o no ser, para lo bueno y para lo malo. El nombre del autor en la parte alta de la información es, no lo olviden, señores, el bien más preciado de los profesionales y, con su medida, que tanto molesta a los prevostes de 'El País', están arriesgando su más valioso bagaje, por supuesto mucho más que el malestar o cabreo de sus superiores que parecen de un tiempo a esta parte temer más miedo a medidas como la mencionada, aunque el periódico salga puntualmente a la calle, que a una huelga general.

Desde la más modesta de las tribunas, les pediría a Juan Luis Cebrián, a Joaquín Estefanía, a Jesús Cebeiro y a Javier Moreno que, al menos por un momento, echen la vista atrás y recuerden cuando eran jóvenes promesas y, casi con toda seguridad, pensarían como ahora lo hacen sus subordinados; que, aunque participen de beneficos o de 'stock options' por su posición, intenten no olvidar que son periodistas, Claro que, en los tiempos que corren y como se preguntaba Ramonet haría que empezar por preguntarse ¿qué es un periodista?.

A propósito, no quería terminar sin preguntar a los autores de "Transparencia frente a Fuenteovejuna" y a sus superiores si en el peródico de mañana o en el de pasado mañana me voy a poder encontrar un artículo similar de alguno de esos 'irresponsables', 'inconscientes" o 'tomadores de rehenes' con idéntica extensión y tratamiento tipográfico (no sé si es muy correcto decirlo así en la época de las novísimas tecnologías), llamada en primera página incluida. Eso, al menos antes, también era uno de los principios del periodismo, a los mismos a los que los directores de 'El País' apelan en más de una ocasión.

sábado, 25 de junio de 2011

El PSOE no puede esperar en Gijón

¡Al enemigo ni agua! A este grito de guerra los socialistas gijoneses pusieron el pasado lunes, en la reunión de su comité municipal, punto y final a su particular muro de las lamentaciones y engrasaron de nuevo su experimentada maquinaria de partido para pasar pagina al fracaso del 22-M e iniciar la reconquista del Ayuntamiento que los 'foristas' de Cascos, con la ayuda del PP, les 'robaron' tras 32 años de gobierno. Tras aquella noche electoral del mes pasado, los dirigentes del PSOE en Gijón se perdieron en una suerte de victimismo por el que se empecinaban en encontrar las razones para haberse visto despojados de su segunda 'casa'. Hubo un tiempo para lamerse las heridas y buscar explicaciones a lo que, para muchos de sus responsables, no las tenía. Unos pocos, los más racionalistas, amén de poner sobre el tapete la crisis económica nacional y la mala gestión que de la misma han hecho los gobiernos de Zapatero, hacían la siguiente reflexión: "Llevábamos tantos años en el Ayuntamiento que llegamos a convencernos de que era nuestro, de que podíamos hacer cualquier cosa porque nadie iba a desalojarnos nunca de allí. Nadie lo había hecho antes y mucho menos una 'pardillos' recién llegados o un grupo popular más quemado que la pipa de un jefe sioux", me comentaba semanas atrás un dirigente de la Agrupación local del PSOE.

Pero si algo no se le puede negar a la organización del centenario partido es su capacidad de reacción y, tras el inevitable desconcierto, el toque a rebato se produjo con la ya citada reunión del comité municipal, en la que se asumió la derrota puntual, se repartieron culpas -algún día se podrán contar los pormenores de esa relevante cita-, se pasó página de una etapa y se movilizó, tras un cierre de filas imprescindible, a la artillería pesada, la caballería ligera y la fiel infantería en un objetivo común: empezar la reconquista, y hacerlo desde ya. Nada de monsergas con eso de los cien días de cortesía - en política esa palabra ya no se maneja-, ni de márgenes para establecer estrategias en función de lo que hacen los nuevos gestores.

Desde el Estado Mayor de la calle de La Argandona se habló alto y claro: "Cuanto más tiempo les demos a estos novatos más experiencia adquirirán; ahora no saben por donde andan y hay que empezar a aplicarles un golpe tras otro para poner en evidencia su falta de proyecto, más allá de las buenas voluntades". Esta 'hoja de ruta' ya se está dejando notar en los últimos días y los 'oficiales' de la milicia socialista, cada uno desde su puesto, han echado a andar la maquinaria tendente a poner en evidencia la falta de experiencia de Carmen Moriyón y su equipo. Por el momento, mayoritariamnte se trata de pequeños deslices, de incomprensibles ignorancias o malas planificaciones, cuando no falta de ellas, aunque también se han aprovechado algunos -pocos, pero relevantes- errores de bulto de algunos dirigentes locales de FAC. De lo que no cabe duda ya, en tan sólo algunas jornadas, es que los socialistas tienen un entramado bien afinado en el que unos controlan las organizaciones sociales, otros las redes sociales e, incluso, ¿por qué no decirlo? las ventajas que dan 32 años de gobierno en los que ha habido ocasión de hacer del Consistorio un lugar en el que, la imparcialidad que se les supone a los funcionarios profesionales -esos en los que el partido de Cascos ha dicho que va a poner toda su confianza- se combina con la entrada por la 'puerta falsa' de un segundo grupo -no formado por la pandilla de amigos, sino por decenas de personas- de empleados municipales fijos que en muchos los casos han llegado a ocupar puestos de alta responsabilidad en el organigrama de la Administración local y que, más allá de su puntual ubicación hasta la fecha, tienen la plaza asegurada y un ámbito de maniobra dentro de la Administración local.

Entretanto, a Foro Asturias se le acumulan las responsabilidades -toda vez que hasta la fecha no han logrado incorporar al equipo de gobierno al Partido Popular, bastante más experimentado- y los días les van pasando sin que, más allá de algunas declaraciones de intenciones muy populistas -y como tales también muy resultonas para la ciudadanía, también hay que dejar constancia de ello-, se pueda empezar a vislumbrar el cambio prometido, aquel por el que recibieron el voto de millares de ciudadanos. Todos sabemos que no han tenido apenas tiempo, pero cuando el ejército rival se te echa encima no tienes más remedio que reaccionar o darte por jodido.

Y así, cada nueva jornada que corre trabaja en contra de unos y a favor de otros. Ya queda dicho que los socialistas no van a dar tregua alguna y sus movimientos diarios, sus reuniones con personas y colectivos a la vista de todos, ya dan una idea de que el hacha de guerra ha sido desenterrada. La tarea de acoso y derribo, más en un ayuntamiento, no es fácil, pero todo hace indicar que la Agrupación local del PSOE, con José Sariego al frente, no está dispuesta a esperar cuatro años para recuperar lo que era 'suyo' y le 'robaron'. En manos de sus actuales adversarios está el poner los medios para contrarrestar esta campaña, prolongación -con el paréntesis antes reseñado- de la que culminó el 22 de mayo pasado. Si el desánimo de más de uno o la falta de energías para trabajar 'a cuatro turnos' puede más que la ilusión de cinco meses 'mágicos' estaríamos ante la posibilidad de que todo ese esfuerzo ímprobo se fuera al traste a medio plazo; y eso es algo que desde las más altas instancias del nuevo partido político no se pueden permitir.

martes, 21 de junio de 2011

Millones y más millones

Leo en los periódicos digitales dos noticias que tanto por separado como juntas son capaces de poner los pelos de punta a cualquiera.

La primera es que los bancos han ganado en el primer trimestre del año 3.741 millones de euros, aunque algunos medios lo maquillan -como siempre se puede hacer con las cifras, pese a que algunos digan que los números son irrefutables- titulando que los beneficios han sido un 4,5% menores que en el mismo periodo del pasado año. La primera cifra es contundente, y más proveniendo de los mismos que, tras ser los primeros en ponerse a salvo de la crisis con dinero público, ahora acaparan el dinero y no lo dejan circular complicando la recuperación económica y cierran las puertas a la necesidad de crédito de la ciudadanía en general.

La segunda es la decisión del Ejecutivo, apoyada mayoritariamente en el Parlamento, de prolongar la participación española en la misión militar de la OTAN en Libia de forma indefinida. Esta misión, según los propios datos del Gobierno, ya ha costado a los españoles 43 millones de euros y se estima que supondrá 14,4 millones mensuales mas durante ese tiempo sin determinar que pueda prolongarse. (¿Qué tempestad se hubiera desatado si el que gobernase fuera el PP, aunque este, en coherencia con sus planteamientos sobre las guerras, ahora ha apoyado la medida?).

Ideas aparte, no se lo que pensarán esos cinco millones de parados o los otros muchos que no lo están aunque las pasan canutas para apretarse cada día un poco más el cinturón; aquellos a los que les han bajado el sueldo, a los que les han congelado la pensión o a los que no les llega ya la calderilla de la ley de dependencia, por citar solamente a algunos. Todavía habrá algún dirigente político que dirá que esas dos 'simples' cantidades son el chocolate del loro, pero en los tiempos que nos está tocando vivir creo que ambos datos son una bofetada en todo el rostro a demasiados españoles. Y lo malo es que son sólo dos cifras puntuales, del día de ayer, aunque hay muchos más cada nueva jornada que, acumulados, denotan que la manera que tienen nuestros gobernantes de gestionar la cosa pública está casi siempre alejada de la realidad.

Izquiezofrenia Unida

Los límites ideológicos de la política se han desdibujado tanto hoy en día que comprendo que, al margen de los "indignados" que mantienen su plataforma desde el 15 de marzo pasado, existe un segundo movimiento no organizado que es el de los votantes de los partidos -de todos- que, tras auparles con su voto a una representación institucional no acaban de entender muy bien los comportamientos de esos mismos electos a las pocas horas de haber firmado ese contrato social en que se traducen una cita con las urnas.

Hablando con quienes apoyaron a partidos de la izquierda, el centro y la derecha, me he encontrado en numerosas ocasiones en estos últimos días con la incomprensión y el desconcierto de esos ciudadanos que no alcanzan a entender los vaivenes de aquellos en los que, con más o menos convicción, han depositado su confianza.

Me gustaría referirme hoy expresamente a uno de ellos, a Izquierda Unida, y poner sobre el tapete los sucesivos giros que Jesús Iglesias y sus chicos han practicado en las últimas semanas. La cosa empezó dentro de una cierta lógica en la campaña electoral. El pendón de las huestes de la coalición llevaba grabado a fuego el lema "cerrar el paso a la derecha", objetivo inteligible para cualquiera, aunque un veterano dirigente de la formación que ahora lidera Cayo Lara tan cualificado como Julio Anguita, aquel que alcanzó para IU las mayores cuotas de representatividad, decía no hace mucho en una entrevista radiofónica que ese tipo de consignas no tienen ya sentido como tales -igual que antes conceptos como el marxismo-leninismo o la lucha de clases-, si se analiza la política que viene practicando en esta legislatura nacional el PSOE, indistinta -a su juicio- a la que podría estar llevando a efecto un PP en el Gobierno.

Volviendo a Asturias, vinieron luego las sorpresas de la noche del 22 de mayo y la conversión de un partido formado en cinco meses, como el Foro Asturias de Cascos, en el grupo con mayor número de diputados en la nueva Junta General del Principado.

Consciente de que la mayoría formada por el propio Foro y el PP asumía el riesgo real de ser una plataforma con los pies de barro, fruto de los enfrentamientos personalistas de sus dirigentes, Iglesias apostó por la posibilidad de reeditar un pacto de la izquierda similar al que les llevó a gobernar con el PSOE durante casi las dos últimas legislaturas en Asturias. Pero, el guión original se rompió cuando el candidato de la FSA, Javier Fernández, anunció su intención firme de no presentarse como candidato a la Presidencia del Principado y, sobre todo, en el acto constitutivo de la pasada semana del nuevo Parlamento asturiano, con el por todos conocido acuerdo entre socialistas y populares para darles a estos la Presidencia de la Cámara y, lo más grave, dejar a la coalición de izquierdas, por vez primera en la historia de la autonomía, fuera de la Mesa.

El cabreo instantaneo dio paso a una "cambio de relaciones" entre los dos partidos con la etiqueta de izquierda que hacía pensar en cualquier posibilidad nueva de reconducción de la situación. Sin embargo, la fuerza que se le fue por la boca aquel día al coordinador general de IU en Asturias se trocó a las pocas horas en un salomónico corte de su cuerpo institucional exigiendo a Javier Fernández lo que consideraban una obligación ineludible para la fuerza política que se llevó el mayor número de votos -aunque no de diputados-, presentarse frente a Cascos como opción a presidir la comunidad, para lo que contaría con dos de los cuatro votos de la coalición, mientras que los otros dos votos, que se quedarían 'de castigo', pasarían a la abstención. Fueron varios los días insistiendo en esta idea que, en su base, volvía al repetido eslogan de intentar por todos los medios cerrar el paso a la derecha, dentro de las posibilidades, aunque para algunos remotas, que se mostraban en el inmediato horizonte.

Supongo que habrá sido la cerrazón del líder regional de la FSA a aceptar siquiera la posibilidad de intentarlo lo que ha llevado ayer a Iglesias -el mismo que insultó a millares de votantes asturianos que votaron a Cascos por su "ingenuidad al comprar tal producto"- a poner sobre la mesa la sorpresiva propuesta de ofrecer precisamente al partido del ex ministro "un acuerdo sin límites" para la legislatura que ahora empieza. Confieso que, aunque -como he dicho en más de una ocasión- en esta región ya se nos ha acabado la capacidad de sorprenderse por nada, la nueva posición de IU resulta un paso más en esa espiral de esquizofrenia difícil de digerir en la que ha entrado Asturias últimamente. Todo el mundo es muy libre de buscar opciones que puedan ayudar a esta comunidad a salir adelante y, de ser capaces de lograr ese objetivo, da igual de donde vengan; pero convendrán conmigo en que este relato cronológico no hay por donde cogerlo desde el punto de vista de la normalidad, dicho sea en el sentido más amplio del término. Ello sin contar con que veinte diputados (dieciséis más cuatro) siguen sin alcanzar la mayoría absoluta.

Se me ocurre pensar que los dirigentes regionales de la coalición de la izquierda pueden haberse visto afectados de alguna manera por ese peligroso virus del síndrome de Extremadura, un 'cáncer terminal' que le ha salido a la dirección federal de IU. Por cierto, ya me explicará algún día cualquiera de los dirigentes de esta fuerza política bajo qué parámetros democráticos han discurrido sus actuaciones en los últimos días en ese territorio español, feudo de los socialistas desde las primeras elecciones democráticas. Primero, convocan a la militancia en la citada comunidad suroccidental a un referéndum para decidir si los votos de sus diputados dan su apoyo al candidato socialista (por acción) o dejan que gobierne el partido más votado, el PP (por omisión) y, cuando mayoritariamente triunfa esta segunda opción, Cayo Lara y algunos de sus colaboradores más íntimos se trasladan a Mérida para forzar una reunión de la dirección regional en la que, bajo presiones muy fuertes, se trata de cambiar, sin éxito, esa decisión de las bases. Perseverando en el método del criterio único de la jerarquía cuando falla el participativo, hoy se reunirá en Madrid la dirección federal para estudiar qué hacer con sus dirigentes extremeños, incapaces de plegarse a las órdenes -agotadas las buenas palabras y los métodos democráticos internos- de la cúpula estatal. Si ésto es democracia interna que vengan los del 15-M y lo vean . ¿Y estos son los que se han apropiado de la representación de su voz?

En fin, que si militantes, simpatizates y votantes en Asturias de los grandes partidos se muestran estos días desnortados e incapaces de entender a sus representantes, en el caso de IU la esquizofrenia es aún mayor. Claro que tampoco deberían sorprenderse tanto los que fielmente han decidido mantenerles su apoyo a los mismos que han sido muleta o 'pañuelo de los mocos' de los socialistas en diferentes momentos y lugares de la reciente historia de España, los que han sostendido en el País Vasco un tripartito con el nacionalismo más de derechas o el 'abertzalismo' más radical, o han actuado de tercera pata para que otros se llevasen los beneficios políticos en algún que otro caso. Son lo que son. Que los compre el que los entienda, aunque cada día son más los clientes habituales que empiezan a rechazar la mercancía.

domingo, 19 de junio de 2011

¿Por qué tenemos que ser diferentes?

Leo en toda la prensa de esta mañana que en muchas de las comunidades autonómas donde se celebraron elecciones el 22 de mayo se han ido constituyendo los respectivos gobiernos -allá donde los votos lo han permitido directamente- o se han firmado ya pactos para gobernar en mayorías minoritarias que, teóricamente, dan una estabilidad a la futura gestión institucional en esos territorios. Luisa Fernanda Rudi presidirá Aragón con el apoyo exterior del PAR; Unión del Pueblo Navarro también ha firmado un acuerdo con los socialistas de la comunidad para empezar con una base firme a intentar resolver los problemas de los respectivos conciudadanos, que, en lo relevante, son los mismos que los de todos.

Aquí, en el Principado de Asturias, cada día que pasa no acabamos de ver una ventana abierta a cualquier tipo de acuerdo, el más razonable o cualquier otro, que consolide una situación parecida a las mencionadas. Más bien al contrario, el ambiente se emponzoña y nadie quiera asumir la culpa, que atribuye a los otros. Mientras tengamos que seguir escuchando de unos y de otros palabras que no se corresponden para nada con sus intenciones reales de anteponer los intereses generales del Principado a los personales o partidistas de cualquiera de ellos, quienes votamos el mes pasado nos seguiremos preguntando por qué tenemos tan mala suerte o, más coloquialmente, ¿por que coño tenemos que ser diferentes? ¡Que alguien, quien sea, me lo explique!

viernes, 17 de junio de 2011

Foro tensa la cuerda

Quien creyera que tras la elección de la Mesa de la Junta General en la sesión constitutiva del pasado miércoles, polémica incluida, abría una periodo de tregua para la retirada de cadáveres (Lastra dixit, aunque no incluya a los propios) estará comprobando día a día que las hostilidades, lejos de haber sido aparcadas, son el pan nuestro de cada día hasta la misma jornada de hoy. Superada la barrera de la elección de los componentes del órgano encargado de ordenar el funcionamiento del legislativo, el combate se ha trasladado a la Junta de Portavoves, que, a la vista de lo ocurrido en estos tres últimos días, se ha constituido en 'territorio comanche' para el partido de Francisco Álvarez-Cascos gracias a la 'pinza' que PSOE y PP, la misma que esta semana llevó a Fernando Goñi a la Presidencia de la Mesa del Parlamento asturiano, ya que cualquiera de sus iniciativas -las de Foro- se encuentra sistemáticamente con la unión de los votos (aunque también numéricos, válidamemte consolidados por el criterio de ponderación) de socialistas y populares.

No voy a entrar en estos momentos una vez más a cuestionar la negativa de ambas fuerzas políticas mayoritarias en el ámbito estatal a reconocer bajo ningún concepto la existencia de pactos, aunque son los hechos y no las palabras los que en cada momento se encargan de dar o quitar razones. Las comparecencias diarias de Fernando Lastra, del PSOE, y de Isabel Pérez-Espinosa, del PP, amén de repetir el estribillo del miércoles, no por reiteradas resultan fáciles de digerir ante la contundencia de las actuaciones. Quizá habría que recurrir en este caso a aquella máxima clásica de "excusatio non petita, acusatio manifesta" (que me perdonen los expertos si no se escribe así, pero el latín del viejo bachillerato lo tengo ya muy olvidado).

A fuerza de ser pesado, les diría a esas personas y a sus equipos que dejen por un momento los despachos y las salas de prensa y salgan a la calle y escuchen a los ciudadanos. Por razones de mi actual situación frecuento bastante las barras de los chigres -¡que nadie se confunda! Me llamo Marcelino González y no soy alcohólico- y si algo ha logrado la convulsa nueva situación de la política asturiana es que la gente hable en esos lugares, sí, de política, y mucho. Es posible que el paréntesis futbolístico ayude, pero hacía muchos años que una situación así no se producía. Pongan ustedes el oído y escuchen y, luego, si está en su voluntad, saquen conclusiones.

Decía días atrás que a Cascos le estaban saliendo las cosas bastante bien para sus mayorías relativas, o en su caso pequeñas, y que su estrategia de tensionar a los dos grandes rivales y hacerles aparecer ante los asturianos como integrantes de un matrimonio de conveniencia 'contra natura' estos días pasados solamente le benificiaba, al margen de algunos sonados resultados en contra ciertamente relativos.

Sin embargo, en las últimas horas ha aparecido en Cascos el verdadero político de colmillo retorcido que hay tras su figura y ha decidido que, al igual que su ex compañero Rajoy practica la política del que nadie se mueva y no hacer ni decir nada para sacar pingües beneficios, a él le corresponde la contraria, la de tensar la cuerda cada día un poco más, sobre todo porque, como en el otro caso, hasta ahora el método funciona. En ese más difícil todavía y con los mimbres que le han ido dando sus adversarios del PP y PSOE, la última pirueta que ha colocado como enseña de sus intervenciones y las de su equipo es la de trasladar ese acuerdo perverso a un hipotético escenario en el que Javier Fernández y Gabino de Lorenzo llevarían sus intereses hasta sus últimas consecuencias, con el apoyo madrileño de Ferraz y Génova, para convertir al primero de ellos en Presidente del Principado, en detrimento del propio ex vicepresidente del Gobierno, en los próximos días. De nada vale que el líder de los socialistas asturianos sea convicto y confeso de asegurar su no comparecencia a tan alta responsabilidad o de que Pérez-Espinosa mantenga su "mano abierta" al pacto final de la derecha que daría al ex ministro el cargo de primer mandatario de la autonomía.

No obstante, hay un elemento que, a priori, y con las debidas reservas, desentona en la consigna de FAC para estos días. Según la misma, el compromiso del PP no llegaría más allá de la línea roja de la abstención, antojándose por el momento impensable un apoyo expreso al candidato socialista -que, insisto, mantiene una jornada tras otra que no va a estar en ese pulso por la Presidencia-. Este presunto marco tiene un defecto claro; deja fuera de escena a Izquierda Unida, sin cuyos cuatro votos los socialistas seguirían sin alcanzar el apoyo necesario para seguir gobernando en Asturias. Hasta aquí la teoría. Si las cosas fueran normales -y en esta región hace mucho tiempo que dejaron de serlo- habría que convenir que, tras el desplante socialista del miércoles, dejando a sus socios de gobierno en las dos últimas legislaturas fuera de la Mesa de la Cámara y las subsiguientes y reiteradas declaraciones de su líder, Jesús Iglesias, incendiarias para con los antiguos compañeros, la falta de esos "míseros" aunque definitivos cuatro votos de la coalición dejarían a Fernández, en cualquier caso, fuera de la pista de aterrizaje hacia la Presidencia del Principado.

Foro podrá decir que la historia de las relaciones de FSA e IU está ahí y que, lo que hoy son lanzas podrían tornarse en cañas ante la posibilidad de volver a tocar poder, como ya lo han demostrado en anteriores ocasiones, aunque nunca los antecedentes de desprecio hacia la parte más dévil habían llegado a los límites actuales. De llegar a escribirse el guión de la obra cuyo argumento central FAC apunta, IU también tendría un buen papelón ante sus paisanos, aunque nunca peor que los que han decidido asumir con sus extrañas coincidencias reiteradas socialistas y populares. En todo caso, aunque como he repetido varias veces en esto de la política regional uno no se jugaría ni un par de euros por nadie ni por nada, la obra que Foro ha escrito para el futuro inmediato de Asturias resulta difícil de imaginar y parece responder más bien a esa táctica circense del "más difícil todavía" en la que se encuentran dialecticamente embarcados y que hasta ahora les está dando tan buenos resultados. Aunque simepre hay que considerar que cuando uno tira demasiado de la cuerda ésta puede romperse.

No quiero terminar sin hacer una observación referente a uno de los posibles errores que en las últimas horas hayan asumido los responsables de la nueva fuerza política regional. En los conflictos de los últimos días en la Junta de Portavoves del Parlamento autonómico han incorporado como enemigo al letrado mayor, con más o menos veladas acusaciones de levantar las actas de las reuniones con inexactitudes, cuando no falsedades. Me parece que no se puede hacer toda una campaña y, tras la victoria, trasladar a la sociedad el mismo mensaje de que la mejor forma de acabar con los chiringuitos de socialistas y populares es desterrar canongías en forma de asesores y puestos de libre designación partidista mediante el traslado de esas responsabilidades en las instituciones a sus funcionarios; no se puede mantener esa enseña -digo- para, a las primeras de cambio, poner en entredicho la profesionalidad del primero entre ellos. No conozco al letrado mayor , aunque sé que a raíz de conflictos como los permanentes de la Sindicatura de Cuentas su papel fue puesto en entredicho por quienes entonces se disputaban el pastel del poder regional. En cualquier caso, aprecio una manifiesta contradicción entre los "principios" de nueva organización institucional de Foro Asturias y su cuestionamiento del papel del citado alto funcionario hasta el extremo de solicitar la grabación de las reuniones de la Junta de Portavoces.

Reitero que me parece que Foro Asturias ha encontrado su filón en "tirar del cordel" y llevar esta práctica cada día un poco más allá, hasta sus últimas consecuencias. Sin embargo, el riesgo que tal método lleva aparejado es muy alto y podría derivar en situaciones indeseadas. Cascos ya tiene bien localizados a sus enemigos -si es que a alguien le cabía alguna duda desde hace mucho tiempo- y en combatirles está, pero ampliar la nómina de los mismos es una estrategia de imprevisible final y de indeseadas funestas consecuencias si el asunto se tuerce.

miércoles, 15 de junio de 2011

Pactos y derrotas

A estas alturas de la película parece ya un hecho incontestable que, en lo que a política se refiere, esta comunidad no gana para sobresaltos. La sesión constitutiva que hace unas pocas horas celebró la Junta General del Principado no ha sido sino el penúltimo hito de una serie de sorpresas que se inició cuando a principios de año Francisco Álvarez-Cascos anunció su abandono del Partido Popular para capitanear una nueva opción política en Asturias. Desde entonces las oscilaciones 'climatológicas' del Principado, tormentas incluidas, han presidido una intensa historia de sorpresas y contingencias, casi siempre fuera del guión, que tuvieron sus últimos capítulos con las elecciones del pasado 22 de mayo y sus resultados finales, la constitución, el pasado sábado de los nuevos ayuntamientos con algunos importantes e impredecibles con anterioridad resultados en la elección de sus alcaldes y, finalmente, hoy mismo, con la ya citada oficialización del nuevo Parlamento autonómico y, en concreto, la elección de su mesa presidencial.

Superados otros escollos aparentemente mayores, todo hacía presagiar que, personalismos aparte, el Partido Popular se iba a hacer con la Presidencia del legislativo asturiano mediante un acuerdo con FAC que le daría a éste una vicepresidencia y una secretaría dejando para los dos grupos de la izquierda las dos plazas restantes. Si acaso, los más escépticos rememoraban el viejo 'Pacto de La Jirafa' y, si el partido de Cascos se ponía 'burro', apostaban por un acuerdo a tres bandas entre las otras tantas fuerzas de la Junta General para un reparto en el que nadie saliera damnificado y todos estuvieran presentes.

Lo que nadie se podría imaginar era que, efectivamente, el PP se iba a hacer con la Presidencia de la Cámara, pero no con los votos de Foro, sino -como así fue- con los del PSOE. Aunque en el argumento inicial estaba el deseo de ambos partidos mayoritarios en el Estado de asignar el principal puesto del Parlamento a un representante de cualquier fuerza política que no fuera la que va a gobernar en el Principado, es decir, Foro Asturias -aunque con todo lo antedicho ¡cualquiera se atreve a apostar!-, dos fueron los elementos que se encargaron de retirar credibilidad a socialistas y populares a la hora de defender públicamente el alcance de su acuerdo, limitado -dicen- a la citada Presidencia de la Cámara. Por un lado, la posterior votación para elegir a los dos vicepresidentes y a los dos secretarios que acompañarán a Fernando Goñi en la Mesa de la Junta General. Porque fue entonces cuando el PP renunció a presentar candidatos propios y dio sus votos a los del PSOE, rebajando un tanto el rango de los dos puestos que FAC tenía asegurados. El acuerdo, pues, iba más allá de la Presidencia. El segundo elemento decisivo en los resultados finales fue la decisión del grupo socialista de mantener esos dos puestos que el PP les facilitaba y dejar fuera, por vez primera, de la Mesa a una de las fuerzas políticas con representación en la Junta, en este caso, precisamente, Izquierda Unida, la misma con la que ha gobernado esta comunidad en numerosas ocasiones.
Como doy por conocidas las declaraciones posteriores de todos los protagonistas a través de los medios de comunicación, me abstendré de reseñar los cabreos y acusaciones cruzadas que siguieron al acto institucional.

Sí me gustaría centrarme en el hecho de que, a la hora de repasar esas declaraciones, hay dos sustantivos que se han repetido insistentemente como base de justitificación de lo ocurrido: "pacto" y "derrota". Fernando Lastra, portavoz del PSOE, e Isabel Pérez-Espinosa, candidata del PP, ofrecieron dos largas ruedas de prensa para interar despejar cualquier sombra de duda de la existencia de un acuerdo entra sus respectivos grupos -llámese de La Zoreda o como se quiera-, limitándolo al susodicho apoyo socialista al candidato popular a la Presidencia de la Mesa. Ambos usaron todos sus recursos dialécticos para huir, incluso, de la palabra acuerdo: el PP anuncia su intención de presentar candidato y advierte al PSOE de que no permitirá que sea otro de la izquierda, lo que deja al grupo de un desaparecido Javier Fernández sin otra alternativa que elegir "entre dos males, y el menos malo era el del PP". Por su parte, Espinosa recalca la ausencia de cualquier contrapartida -pese a la ya citada ausencia de candidatos del PP a los otros puestos ya mencionados, dejando vía expedita a los del PSOE- y mantiene que, hay que limitar lo de hoy a un hecho puntual y que las vías siguen abiertas para un acuerdo de gobierno o legislatura con Foro Asturias y sólo con ellos, como estaban hasta ayer. Por la suya, Lastra sigue el mismo guión citado y solamente sorprende a propios y extraños cuando, ante la pregunta de las razones para no haber concedido una de sus dos plazas a su tantas veces socio, IU, recurre por todo argumento a que su grupo se había planteado como condición inexcusable tener esas dos plazas en la mesa presidencial. "Qué se lo hubieran dado otros -dijo textualmente". ¿Quién? El PP o Foro Asturias. Parece difícil, ¿verdad Fernando?

Si socialistas y populares se esforzaron en huir de cualquier atisbo que llevase a la palaba pacto, lo contrario ocurrió en las otras dos fuerzas políticas con representación tras el 22 de mayo. Foro Asturias ha encontrado en la votación de ayer un componente esencial para reforzar su ya reiterado discurso de la pinza PSOE-PP y cargar las tintas sobre las consecuencias que su actuación tendrá ante los asturianos y las explicaciones que ambos partidos tendrán que dar a los mismos. Más duro fue Jesús Iglesias. quien entró a saco en esa 'pinza' e incluyó en la misma lo ocurrido el pasado sábado en el Ayuntamiento de Cangas del Narcea o en el de Oviedo, donde los socialistas "no tuvieron siquiera la valentía de presentar candidato" dando una vez más la Alcaldía a Gabino de Lorenzo, la 'bestia negra' del resto de la Corporación, los propios ediles del PSOE incluidos. El coordinador de IU recurrió incluso al famoso bando franquista que puso el punto y final a la guerra civil repartiendo los adjetivos de cautivos y desarmados entre los partidos mayoritarios en el conjunto del Estado y asignar el papel de vencedor a Cascos y su partido que hoy "alcanzaron los últimos objetivos" (sic). No contento, comparó a PSOE y PP -los dos grandes "perdedores" del 22 de mayo, dijo- con dos boxeadores noqueados que se agarran uno a otro para no caerse al suelo y poner fin al combate. Fuera de micrófono el candidato de la coalición de la izquierda se atrevió incluso a lanzarles un recado a sus hasta ahora socios de gobierno: "Acordaros de Extremadura".

Y si IU asignó el calificativo de perdedores a socialistas y populares, tampoco Foro les escatimó tal condición, advirtiendo que su "pacto" va a ser el detonante final de la derrota de ambos. Enfrente, Lastra también puso especial énfasis en resaltar que el resultado de ayer es la primera "gran derrota" de Cascos.

El escenario real es que desde hace semanas Cascos acumula más victorias que derrotas, unas de poder real y otras de imagen, aunque sus adversarios se empeñen en investirle con los atributos de intransigente, despectivo con los demás, acaparador, y otras lindezas, algunas quizás con más o menos argumento. Aunque es verdad que se ha quedado sin la Presidencia del Parlamento regional, parece lógico pensar que el veterano político sabía que la tenía perdida y, por contra, con una estudiada estrategia, ha colocado a socialistas y populares con alguna que otra 'vergüenza' al aire ante los asturianos que, como no dudaron en admitir, tendrán que explicar, y hacerlo bien, para convencer a sus votantes, labor que se me antoja no será fácil. El truque no parece malo: me quedo sin un cargo que estatutariamente se limita a la representación institucional y a dirigir los debates de la Cámara a cambio de situar a mis adversarios ante sus paisanos en un escenario complejo de solventar. Y si no que se lo pregunten ya a algunos decenas de militantes de PSOE y PP que han empezado a poner el grito en el cielo por su "acuerdo", aunque sus representantes incidan en su condición de "puntual".

Como las hormiguitas de su anagrama, Cascos va acumulando punto a punto un bagaje nada dedeñable y de alcance imprevisible. ¿Como será que, sin contar aún con la Presidencia del Principado, algunos ya empezaban a jugar ayer con la hipótesis de las posibilidades temporales que el Estatuto de Autonomía dea a unas elecciones anticipadas que, a medio plazo, pudieran cambiar todavía más que el 22 de mayo el panorama político asturiano? Pero esa ya es otra historia.

martes, 14 de junio de 2011

Los tres turnos

Al margen de los cálculos numéricos por votos, por alcaldías logradas o por cualquier otro parámetro cuantitativo, a nadie parece caberle ya ninguna duda de que el auténtico ganador de los comicios del pasado 22 de mayo en el Principado de Asturias es Francisco Álvarez-Cascos y su partido, Foro Asturias. El logro, el pasado sábado de la Alcaldía del primer ayuntamiento de Asturias, el menos en cuanto a número de habitantes, fue el espaldarazo definitivo que, salvo sorpresas mayúsculas -a las que esta región, no lo olvidemos, nos tiene acostumbrados- se consolidará en las próximas semanas con la investidura del veterano político como presidente del Principado. Ni todas las fuerzas del 'lado oscuro' del PP -lease Oviedo y sus servidores- han logrado frenar la meteórica nueva etapa del ex vicepresidente del Gobierno.

Pero el sábado ya queda muy atrás; los festejos eran para ese día y, si acaso, el domingo. Desde ayer llegó la hora de ponerse a trabajar en un marco que no se configura precisamente fácil. Los ciudadanos han dado su confianza a Cascos y algunas organizaciones del PP -como la local de Gijón- han puesto su grano de arena para contribuir a ese encargo de los asturianos. El líder de la nueva formación ha impuesto como lema ese eslogan derivado de su etapa como ministro de Fomento y sus nuevos correligionarios lo han hecho suyo, pero ¡desde ayer!, ni siquiera desde hoy, ha llegado el momento de ponerlo en práctica. Cascos lo tiene claro, pero habría que preguntarse con total honestidad si, estandartes y consignas aparte, habrán entendido el significado de ese 'programa básico' todos esos cientos de nuevos cargos que han accedido a las intituciones y a las coordinadoras locales. Trabajar a tres turnos es darlo todo y a algunos nos entran cuando menos algunas dudas. El tiempo se encargará de dar o quitar argumentos.

domingo, 12 de junio de 2011

La sorpresa la puso Pilipardo

Como no tengo abuelas trataré de rogocigarme yo mismo porque hace poco más o menos veinticuatro horas pronosticaba desde esta misma tribuna que la jornada de ayer, la de constitución de las nuevas corporaciones municipales emanadas de los comicios del 22 de mayo, iba a deparar sin dudas sorpresas derivadas de la situación originada al haber llevado al límite temporal las distintas posibilidades de acuerdo. Sin lugar a dudas, la mayor de todas no vino, como era previsible, de los desencuentros de Foro Asturias y Partido Popular, sino del logro de la Alcaldía del candidato de esta última fuerza política de la Alcaldía de Cangas del Narcea ¡con los votos del PSOE! en detrimento de Izquierda Unida. Fue sin duda el acto institucional que a lo largo de la jornada dejó más bocas abiertas y todavía no estamos en condiciones de saber si eso pueda tener consecuencias en el seno de la izquierda asturiana. Que la coalición que dirige Jesús Iglesias haya hecho lo propio en Degaña no parece una 'venganza' equitativa', aunque ellos sabrán por donde van los tiros -"recordad Extremadura y Andalucía", diría alguno-.

Aunque a priori menos inimaginable, la verdadera sorpresa del día fue, sin embargo, la elección de Carmen Moriyón, candidata de FAC, como alcaldesa de Gijón gracias a los votos "sin compensación alguna a cambio" de los concejales del PP que dirige Pilar Fernández Pardo.
La primera 'bomba' de este resultado es que haya sido precisamente su principal enemiga y 'bestia negra' la que le haya dado al ex vicepresidente del Gobierno las llaves de gobierno de su ciudad, que lo es por mucho que haya nacido y en la actualidad esté afiliado en Valdés. Y lo es, sobre todo, porque Pilipardo ha tomado tan decisiva postura en contra de las directrices de su partido y pese a las amenazas y presiones que ha tenido que soportar en las últimas horas desde las más altas instancias de la calle de Manuel Pedregal. El desarrollo de la reunión que poco antes del pleno de constitución de la nueva corporación local celebró la junta directiva del PP gijonés, con presencia del secretario general de Ovidio Sánchez, Fernando Goñi -aunque sea afiliado por Gijón esta asistencia está fuera de cualquier guión previo- y el apoyo a las advertencias de éste a la presidenta local de algunos destacados militantes de su propio equipo darían para escribir un libro -quizá sólo un relato corto, aunque muy jugoso-.

El resultado es que ni todas las presiones de Oviedo ni algunas llamadas de Génova torcieron la voluntad de la dirigente local del PP de mantener lo que viene diciendo desde el mismo día de las votaciones y que no es otra cosa que la obligación principal de su partido es con los gijoneses y estos han solicitado un cambio con el objetivo de poner fin del ciclo de treinta y dos años de gobiernos socialistas.

Si nos atenemos a la ruptura "global" de las negociaciones de anteanoche, a las amenazas de la dirección regional y a que pocas horas antes de las seis de la tarde -la fijada para el decisivo pleno municipal- los puentes estaban rotos y se establecía como última condición para apoyar a FAC una "alcaldía compartida", ni los más optimistas podrían pensar que Moriyón tomaría pocas horas más tarde el bastón de mando municipal. Sin embargo, la política, que dicen que es el arte de lo posible, ayer se mostro también como el de lo imposible.

Se especulará a partir de ahora con estrategias secretas de la líder gijonesa del PP, con ambiciones escondidas, con apoyos importantes externos que no han salido a la luz, pero lo cierto es que su atrevido posicionamiento de ayer le ha hecho subir muchos enteros entre la ciudadanía, la misma que le había ido retirando en los últimos años cualquier credibilidad por una trayectoria errática y tortuosa. Y ésta no es una opinión propia ni mucho menos. Solamente hay que salir a la calle y escuchar atentamente o seguir los diferentes foros en los que, salvo los habituales de la disciplina del líder único, Fernández Pardo recibe con más o menos entusiasmo la felicitación de centenares de gijoneses. Para esa otra mayoría, naturalmente no la que apoya al PSOE o a IU, ni tampoco los incondicionales del 'gabinismo' caduco, la figura de Fernández Pardo se ha vestido con una armadura de valentía que, al contrario de aquella vieja máxima del servicio militar, no se le suponía. Desafiar a sus dirigentes regionales y nacionales y exponerse a un expediente o sanción, con los que el día anterior había amenazado Isabel Pérez Espinosa, tiene un mérito incuestionable, máxime si se da por hecho que ni por estas puede esperar que su enemigo Cascos la vaya a indultar.

Las consecuencias que para Pilipardo pueda tener esta actitud todavía son difíciles de aventurar, pero el Ayuntamiento de Gijón quedó ayer consitituido -por cierto en un clima de cordialidad inusual para los tiempos que corren- y la ciudad tiene una nueva alcaldesa, la primera de la derecha en todos los años de la democracia sin que por ello se hayan desencadenado rayos y truenos y dentro de un ambiente de normalidad democrática, al margen de alguna salida menor de tono de sus adversarios de la bancada socialista.

Querría volver para terminar al mismo punto desde el que empecé. La gran sorpresa de la jornada de ayer no estuvo en Cangas del Narcea, ni en Degaña, ni en Siero, sino en Gijón y tiene nombres de mujer, los de Carmen Moriyón, la nueva regidora, y de Pilar Fernández Pardo, la que permitió a la anterior ocupar dicho cargo. Seguí el desarrollo del interesante pleno -con suspense inicial incluido, como dijo el candidato de IU, Jorge Espina- y de la mirada atenta a los rostros de sus protagonistas se pueden deducir muchas cosas: la decepción y el desasosiego de Santiago Martínez Argüelles o el nerviosismo mal disimulado y la emoción incontenida de la nueva alcaldesa. Pero si algo merecía un seguimiento especial fue lo que dejó traslucir Fernández Pardo, aunque se empeñase en los primeros compases de la sesión en ocultarlo bajo sonrisas cómplices con su segundo, Eduardo Junquera. Finalmente, su cara acabó por dejar traslucir, para el que quiso interesarse en este aspecto particular, el mal trago que tuvo que pasar la líder del PP local: entregar la Alcaldía a su enemigo más encarnizado y hacerlo en contra de las directrices de sus compañeros de la dirección regional y nacional. La reacción al trago de aceite de ricino es difícil de ocultar y Pilipardo no fue una excepción a este aserto. Sin embargo, aceptó el caliz y se la jugo a la carta más 'dura'.

sábado, 11 de junio de 2011

Mezquindades

A escasas horas de la formación de las nuevas corporaciones locales surgidas de las urnas el 22 de mayo pasado, la inmensa mayoría de los asturianos se preguntan asombrados qué es lo que está pasando en su territorio. El día de ayer parecía clave para la resolución de los problemas -importantes, aunque no insalvables- que vienen impidiendo desde aquella para la derecha feliz noche electoral la consecución de un acuerdo que responda a los deseos expresados por los ciudadanos del Principado a través de sus votos.

Han sido dos semanas perdidas en monsergas, en desencuentros basados en cuestiones más formales que reales, en disquisiciones peregrinas que, partiendo del falso punto común de dar respuesta a la mencionada exigencia de sus paisanos, han puesto una vez más de manifiesto la razón por la que los españoles, en general, y los asturianos, en particular, sitúan a la clase política en los puestos más bajos de la credibilidad. Foro Asturias y Partido Popular, o Partido Popular y Foro Asturias, son astillas del mismo palo ideológico. La nueva fuerza política que lidera Francisco Álvarez-Cascos, aunque haya recurrido a cientos de candidatos sin anterior experiencia política, tiene un importante sustrato en su militancia procedente del PP y, lo que es más importante, la base social que les ha apoyado, con la ayuda -es cierto- de miles de desencantados de la izquierda, es la misma que la de aquellos con los que ahora se muestran incapaces de alcanzar un acuerdo.

Por su parte, desde las filas populares no se ha querido asumir el varapalo de las urnas y se mantienen posiciones similares a las que corresponderían con una victoria que los votantes les han negado hasta extremos de auténtica vengüenza. Desde este lado de la trinchera el problema tiene también nombre y apellidos, unos muy concretos, los del alcalde ovetense Gabino de Lorenzo, cuya torre de marfil se ha convertido en el vellocino de oro que hay que defender hasta la muerte por parte de su corte de servidores. Porque, no nos engañemos, en lo que al PP se refiere, la situación sería bien diferente si no estuviera en su mapa político tan peculiar personaje.

Ayer era un día para terminar de poner en negro sobre blanco lo que las dos fuerzas políticas de la derecha han venido pregonando desde el 22 de mayo. Sin embargo, reunión tras reunión, las de la tarde de ayer se han ido cerrando sin un punto mínimo de encuentro y con casi nulas perspectivas de que este escenario pueda cambiar en las próximas y definitivas horas. Y, mientras tanto, el punto negro de Oviedo, con el empecinamiento sansoniano de sus responsables en el o todos o ninguno mantiene en el aire la ingente tarea de los responsables de ambos partidos en muchos municipios, Gijón incluido, que han hecho sus deberes para responder al cambio en sus respectivos ámbitos.

Nadie se atreve a asegurar que en las últimas horas pueda haber sorpresas, incluso algunas insólitas, como cambios de intenciones ya manifestadas por la izquierda o, incluso, la aparición de 'tránfugas' dispuestos a romper la disciplina uniformadora impuesta desde la capital del Principado. Pase lo que pase, la derecha asturiana está dando a sus paisanos una imagen lamentable de mezquindad, demostrando que sus palabras van por un lado y los hechos por otro, que los intereses particulares, o los conflictos personales, son el verdadero trasfondo de su actuación. Si alguien no pone remedio de última hora, y parece más que difícil, hoy puede concretarse la desafección de esas dos fuerzas políticas con respecto a sus votantes. Y si es así, mucho mejor sería que se retirasen todos de una vez y dejaran gobernar a la izquierda, que en eso de acuerdos -interesados o no- les puede dar sopa con ondas. Persistir en la desunión, aunque pueda permitirles algún gobierno, pondría a más de uno en el punto de mira de las iras de sus conciudadanos, que se sentirán seguramente traicionados.

Hoy sabremos ya bastante de lo que puede ser el futuro inmediato de las instituciones asturianas -lo de la Junta General y el Gobierno autónomo queda para días subsiguientes-, si triunfa el cainismo o se impone la lógica de la política. Si ocurre lo primero será una muestra más de que movimientos como el de los "indignados" no solamente eran necesarios, sino que sus planteamientos mantienen una vigencia plena. Si al final a los ciudadanos sólo les queda el derecho a votar cada cuatro años y, luego, los representantes electos se ciscan en el resultado de tan mínimo derecho a las pocas horas, llegaríamos a la conclusión de que, al menos en Asturias, la resurrección de la 'marea' del 15-M es más necesaria que nunca, y si puede convertirse en un 'tsunami' vengador de la mezquindad, mejor que mejor.

jueves, 9 de junio de 2011

Fontanería para un pacto

Son ya unos cuantos los seguidores de esta tribuna que se han dirigido a mí para preguntarme por qué no participo más activamente con mis 'post' en la interesante etapa que ha afrontado Asturias en la última semana. Y la respuesta siempre es la misma hasta el día de ayer: no aprecio que haya habido novedades realmente relevantes en ese periodo que me inviten a avanzar en la exposición que hice en mi último escrito. Es verdad que durante esa corta aunque intensa etapa ha habido comunicados, declaraciones, cruce de invitaciones,... pero, a mi modesto entender, todo ese conjunto de informaciones reflejaban, más que pasos adelante en las obligadas negociaciones a varias bandas y en los distintos ámbitos institucionales derivados de los comicios del 22 de mayo, una suerte de ruido que impedía escuchar los sonidos reales de una supuesta progresión en la configuración de los múltiples escenarios en los que puede derivar a partir de este fin de semana el futuro de esta comunidad autónoma.

Algunos de los planteamientos divergentes de partida, como la 'metodología' para un acuerdo, no variaban sustancialmente con el cada día más acelerado paso de las horas; las manifestaciones de los principales protagonistas tenían formalmente una base común, aunque la realidad se encargaba de demostrar que era un sustento con los pies de barro; los actores secundarios 'empujaban' a los principales para ocupar en los medios de comunicación, en los que sembraban laboriosamente la sombra de las dudas, un espacio de privilegio que la lógica institucional no les había otorgado. En fin, que, por un lado, parecía que el entendimiento de la derecha asturiana, aunque no fácil, era cuestión de dejar transcurrir el tiempo, mientras que, por el otro, se mantenía la actitud de boicoteo subterráneo de los encargados -como afirmaba en mi comentario anterior- de colocar palos en las ruedas del carro orientados a paralizar cualquier avance hacia el oficialmente cacareado objetivo común de Foro Asturias y Partido Popular.

Por encima de ese conjunto de sonidos entrecruzados que impedían escuchar una verdadera 'hoja de ruta' hacia un pacto reclamado por una mayoría de los asturianos, sobresalía hasta ahora por encima de todo un 'leit motiv' origen de las diferencias como enseña de la imposibilidad de un lógico entendimiento: pacto total -defendido por el PP- frente a acuerdos territoriales, municipio a municipio, con autonomía para las respectivas organizaciones locales -bandera de FAC-.

Ayer, el propio Álvarez-Cascos rompía esta barrera, la que aparentemente impedía cualquier tipo de camino hacia la coincidencia final, al aceptar -con condiciones y matices, eso sí- la premisa básica de sus hipotéticos futuros socios, el ya mencionado "pacto total". Para el líder de la nueva fuerza mayoritaria en el Principado, la suma de los acuerdos parciales, pormenorizadamente reseñados, municipio a municipio, en su comunicado de ayer, suman ese acuerdo global sin menoscabo para la autonomía de las organizaciones territoriales de cada uno de los dos partidos. Un ceder sin renunciar a nada, aunque suene a paradoja.

Aunque para los de siempre nada habrá cambiado, lo cierto es que este pronunciamiento de Cascos ha desactivado algunos de esos obstáculos sinuosamente colocados en el camino hacia la meta final del acuerdo. Por encima de los provocadores de 'ruidos' enfocados a impedir escuchar el mensaje real, de alguna forma la pelota pasaba al ámbito del PP, cuyos responsables se habían refugiado hasta ahora en el empecinamiento de su rival personal en separar ámbitos negociadores. Esa actitiud daba pie a los detractores de la misma a argumentar que esa compartimentalización impedía prácticamente la suma de los elementos singulares en un conjunto armónico desde el mismo momento en que uno de ellos se saliera del trazado global. Por decirlo de una manera gráfica, era como si en un gigantesco puzzle se introdujera una pieza imposible de ensamblar con el resto.

Al margen de que el tiempo empieza a apremiar y de que en toda negociación que se pretenda llevar a buen fin exige que cada una de las partes se deje plumas en el camino, el giro experimentado ayer en el complejo escenario de la política asturiana, abierto a un sinfín de posibilidades todavía a estas alturas, siendo lógico, se me antoja sorprendente por el conocimiento que, por suerte, algunos tenemos de los vericuetos por los que se mueven habitualmente los intérpretes de este libreto dramático -para los asturianos-. Sin acudir a agentes externos, choca un tanto esta evolución de última hora en los posicionamientos de unos y de otros. No hay que olvidar que si ha sido FAC el que ha dicho hasta ahora la última palabra, las primeras reacciones de sus hipotéticos futuros socios, invitan a pensar en que, aparte de los últimos reductos personalistas, el trayecto se presenta más despejado que un día antes.
Decía que, si bien algunos prefieran quedarse con la versión más lógica y fácil de este giro en las relaciones de los dos partidos de la derecha asturiana, la edad y la experiencia nos hace a algunos ser más desconfiados y pensar que ha tenido que intervenir algún elemento ajeno a los actores principales que haya inducido el nuevo guión. Al que suscribe no le cabe ninguna duda de esta colaboración imprescindible y que se traduciría en una interlocución externa. FAC y PP precisaban tender unos puentes cuyos respectivos líderes, declaraciones oficiales aparte, parecían incapaces de crear.

Y es aquí donde entraría la 'fontanería', esa modalidad subterránea de la política tan oscura como necesaria en la historia de la democracia de este país. Si Cascos y Gabino son incapaces siquiera de hablarse, aunque ambos apostaten de los personalismos en orden al bien común de los asturianos, quizá era necesario que alguien menos relevante, algunos de esos personajes que ni siquiera salen en los títulos de crédito, actuando con Génova como puente, abrieran las vías para una interlocución por mecanismos interpuestos que pudiera desbloquear el 'impasse' de estos largos últimos días. Y eso es lo que, a mi modesto entender ha ocurrido. Personas que no están en el diccionario de 'famosos' de la política para los asturianos, desde esta misma región y desde Madrid, han afrontado la ingrata aunque necesaria tarea de vínculo de mediación orientada a crear el necesario clima que elimine los grandes obstáculos y propicie un ámbito de conciliación, aunque para más de una vaya a ser obligada, forzada desde sus relativos ámbitos de poder por el imperativo de metas superiores.

Ésta es, a mi modo de ver, la verdadera razón de que el escenario sea ahora más propicio que días atrás para ese entendimiento y que permita ser más optimistas que entonces con respecto a un acuerdo que daría una estabilidad institucional que, por encima de siglas, Asturias precisa.

Pero que nadie lance las campanas al vuelo; la ímproba labor realizada hasta ahora por esos actores anónimos ha mejorado el panorama, pero sobre el mismo siguen flotando los negativos efluvios de viejos odios e inquinas, de protagonistas que se resisten a una concordia que, a la larga, saben que acabará por pasarles factura, profesionales del 'rio revuelto' para ganacia de sus actividades pesqueras, temerosos de verse abocados al borde del precipicio tras una muy larga y que para ellos se prometía interminable etapa de privilegios.

La cosa pinta mejor, pero los riesgos siguen existiendo y quizá, como dice un dirigente político de la derecha asturiana, en el mejor de los casos, esto se termina cerrando satisfactoriamente una hora antes de la constitución, pasado mañana, de las corporaciones municipales, en un bar o cafetería cercano a las respectivas casas consistoriales y sobre una vulgar servilleta de papel.

miércoles, 1 de junio de 2011

Unos ligan fácil, otros se hacen los estrechos

Tras las primeras reacciones subsiguientes al conocimiento de los resultados definitivos de las elecciones municipales y autonómicas del pasado 22 de mayo, las exigencias del mapa político que las mismas dibujaron han obligado a la salida a escena de los principales protagonistas para iniciar esa etapa de negociación precisa para que el próximo día 11 las corporaciones locales designen a sus alcaldes y unas semanas después, previa constitución de la Junta General del Principado, esta comunidad tenga un nuevo Gobierno.

Como corresponde a un político que ha desempeñado algunas de las más altas responsabilidades institucionales en el ámbito del Estado, el líder de Foro Asturias y cabeza de lista de la fuerza política que logró más escaños en el Parlamento regional, Francisco Álvarez-Cascos, asumió días atrás la iniciativa -práctica habitual en el ámbito estatal, pero sin marco previo establecido en el autonómico- de conovocar a los responsables de FSA-PSOE, PP e IU a unas primeras conversaciones exploratorias de cara a buscar una salida que, a priori, tendría como santo y seña la asunción de unos acuerdos beneficiosos para el despegue de Asturias por encima de siglas y partidismos.

Nadie puede poner en cuestión la idoneidad de la teoría, aunque tampoco a nadie se le escapa que la práctica es cosa bien diferente. Aunque con el ya citado carácter de toma de contacto, las reuniones que Cascos ha mantenido con Javier Fernández e Isabel Pérez Espinosa me parece que no apuntan demasiado bien para el objetivo de FAC. Fuera de la obligada cortesía, es lógico que ninguna de las fórmulas propuestas ofrecidas por su líder -pactos parlamentarios, de legislatura o de gobierno- tengan posibilidades de concreción en el caso de los socialistas, como ocurrirá con mayor seguridad cuando le llegue el turno a la Izquierda Unida de Jesús Iglesias.
En cambio, ya desde la noche electoral, el futuro guión ofrecía un teórico final obligado en el acuerdo entre la nueva fuerza política mayoritaria en Asturias y su ex partido.

Al margen de la discrepancia puntual entre ambos sobre la fórmula para alcanzar ese acuerdo, discrepancia que se presenta como más relevante de lo que algunos creen, son los acontecimientos paralelos los que van dando pistas de algo que este periodista en la reserva ya advertía hace unos cuantos días.

El primer elemento importante a valorar se produjo esta misma semana con la renuncia de la candidata del PSOE a la Alcaldía de Oviedo, Paloma Sáinz, a recoger su acta de concejal y, en paralelo, el anuncio de sus compañeros de candidatura de abstenerse en la votación del próximo día 11, lo que deja el camino expedito a Gabino de Lorenzo para repetir como regidor y a Foro Asturias sin una de sus principales bazas en esa difícil partida -aunque Cascos se empeñe en separarla en distintas mesas de juego- de lograr para la derecha la Presidencia del Gobierno asturiano y algunas importantes alcaldías, sobre todo la de Gijón.

No sé si el ex vicepresidente del Gobierno con José María Aznar está mostrándose totalmente franco en sus declaraciones o está representando el papel moderador que le han 'cargado' sus favorables resultados. Lo que sí es seguro es que sus adversarios, de la izquierda y de la derecha, llevan ya muchos días moviendo bajo la mesa hilos que podrían dar al traste con el pacto asturiano de FAC y PP. Los socialistas e IU son conscientes de que la principal debilidad de la derecha asturiana son las dificultades para superar los antagonismos personales que les han enfrentado y dividido desde el pasado año y a trabajarla, sin duda, se han puesto con todas sus energías. Lo que hace semana y media parecía imposible ahora se les antoja viable si son capaces de hurgar en esa herida y hacerla sangrar hasta que supure. Que Javier Fernández pueda ser presidente del Principado y Santiago Martínez Argüelles alcalde de Gijón es hoy más factible que siete días atrás.

Entretanto, FSA e IU no han tenido ningún problema para, en cuestión de horas, asegurarse su pacto para gobernar juntos en más de medio centenar de ayuntamientos asturianos. En lo que solamente de ellos dependía ya han hecho sus deberes y en los otros ámbitos mencionados dependen, como a veces en el fútbol, de los resutados ajenos.

La cuestión ahora es si sus adversarios de FAC y PP van a estar a la altura de las circunstancias y hacen lo propio. Las declaraciones de unos y de otros, sobre todo desde las filas populares, profesando una disposición total a llegar a un acuerdo se ven desmentidas a menudo con las estrategias paralelas y alguna que otra frase de sus dirigentes que se desliza, día sí, día no, y que apuntan a que las heridas del pasado reciente no han cicatrizado y pueden ser decisivas a la hora de una posible ruptura.

En fin, que, como apuntaba hace unos cuantos días, los acuerdos en Asturias, los de la derecha, claro, tienen más aristas de las que muchos le han querido ver y algunos siguen sin vislumbrar. Mientras unos, la izquierda, ligan con más facilidad que una estrella del fútbol, otros -la derecha- se hacen los estrechos y rehuyen el baile 'agarrao'.

Si nos atenemos a lo que ambas fuerzas políticas han manifestado desde la noche electoral: que los asturianos han apostado por el cambio, cualquier resultado final en el mes y pico próximo que dejara las cosas como estaban, amén de su legitimidad democrática, sería de difícil explicación para los electores que han dado mayoritariamente sus votos -aunque divididos en dos 'paquetes'- a la derecha. De ser así, les corresponderá a los representantes de unos y de otros responder ante sus paisanos sobre por qué sus expresados voluntariosos deseos de acuerdos, con el elemento básico de contar con más representantes que la izquierda, no cuajasen finalmente en el tan reclamado cambio.