domingo, 29 de diciembre de 2013

Discursos presidenciales

A la espera de lo que pueda decirnos el presidente del Principado en su inminente discurso de fin de año, las grandes cifras siguen mostrándose esquivas con cualquier atisbo de recuperación de nuestro territorio. La más reciente es la que el Instituto Nacional de Estadística ofreció ayer y que indica que el PIB asturiano retrocedió en 2012 un 2,1%, una de las mayores caídas del conjunto de las comunidades autónomas. Podría decirse que se trata de un guarismo de alcance relativo y que no merece más atención que un titular en el faldón de cualquier página interior de los diarios de la región. El problema real es que la gran mayoría de los números oficiales se empecinan en pintarnos muy negra cualquier salida a la larga recesión que dio comienzo allá por 2007 y que solamente fue reconocida por nuestros gobernantes muchos meses después.

Mientras los dirigentes políticos de diferentes signos siguen dando muestras diarias de su incapacidad para encontrar el camino de la recuperación, ni en solitario ni en compañía de otros, y se pierden en constantes acusaciones sobre las responsabilidades que hay que hacer recaer sobre cada cual, mientras tanto -digo- el paso del tiempo hace que el desánimo se instale cada día en capas más amplias de la sociedad y que la desconfianza se haga dueña de nuestro futuro.

Para quienes tenemos memoria, todavía suenan en nuestro oídos las soflamas de Vicente Álvarez Areces, presidente de la comunidad cuando las cosas empezaron a torcerse, que aseguraba allá por donde iba que Asturias saldría primero de la crisis que ninguna otra autonomía porque su economía no se había visto mayormente influenciada por la llamada 'burbuja inmobiliaria'. Los plazos fueron pasando y, lejos de avistar la luz al final del túnel, la más negra oscuridad se adueño de nuestros destinos.

Tras el inútil paréntesis forista, la vuelta de los socialistas al poder devolvieron el optimismo presidencial a las primeras páginas informativas. Tampoco algunos conseguimos olvidarnos todavía de un pletórico Javier Fernández, quien, envalentonado por los acuerdos que le facilitaban su investidura, en el correspondiente discurso llegó a empeñar su gestión en el logro del pomposo título para Asturias de convertirla en "la Alemania de España". Visto con los ojos actuales (sólo ha pasado año y medio), y con las cifras oficiales mes a mes, tal aseveración suena más a broma de mal gusto que a un verdadero compromiso político serio.

Con este bagaje, las expectativas en torno al discurso de fin de año de Javier Fernández no pueden ser otras que aquellas que presida el escepticismo. Esperamos que las alegrías típicas del discurso político no se adueñen en esta ocasión de las cuartillas del mandatario autonómico y sea capaz de ofrecer un panorama realista y sincero tendente a apaciguar la desconfianza de sus paisanos. Al menos, sería deseable que no sienta la tentación de repetir la jugada de Mariano Rajoy hace algunas horas, tratando de enmascarar con visos de un ingenuo cuento infantil la angustia de millares de conciudadanos.

viernes, 27 de diciembre de 2013

Lo que vale para unos, no vale para todos

Tantos años siguiendo la actualidad política asturiana y en lugar de hacerme más tolerante con sus protagonistas a lo único que me lleva es a la incomprensión, cuando no a la ira. Digo esto a propósito del sorprendente acuerdo alcanzado por el alcalde de Oviedo, Agustín Iglesias Caunedo, del Partido Popular, para asegurarse una abstención de los concejales de Izquierda Unida en ese Consistorio que le permitirán aprobar un proyecto de presupuestos para 2014, un objetivo que se muestra inaccesible en otros grandes ayuntamientos del Principado y lo ha sido en lo que se refiere a las Cuentas regionales para idéntico ejercicio.

Este "pacto contra natura" ha desbordado la indignación de todos aquellos que no están en la pomada, es decir Partido Socialista Obrero Español y Foro Asturias Ciudadanos, curiosamente dos fuerzas políticas que han tenido prioridad de interlocución sobre la coalición de izquierda y que, por razones diferentes, han rechazado cualquier tipo de acuerdo.

Presupuestos "parchados", "intercambio de cromos", "venta de votos" a cambio de cualquier cosa. Todas las diatribas valen a la hora de crucificar a ediles de la experiencia de Roberto Sánchez Ramos, "Rivi", o Emilio Huerta Rodríguez, "Triqui", por vender su alma al diablo a cambio de unos millones de euros para planes de empleo. Incluso sus propios compañeros en otros municipios, como el gijonés Jorge Espina, se han apresurado a desmarcarse de tales prácticas y desestimar cualquier hipótesis sobre una repetición de la jugada en sus respectivos ámbitos institucionales.

Del partido de Francisco Álvarez-Cascos prefiero más no hablar, toda vez que después de haber hecho una arriesgada propuesta de entendimiento al grupo municipal del PP y éste aceptarla, se descolgaron a última hora con vagos argumentos de disconformidad con el conjunto del proyecto presupuestario. La realidad ha acabado por convencer incluso a los más acérrimos defensores de FAC de que el partido de Cascos huye de cualquier tipo de acuerdo allá donde se les plantea.
  
Pero lo verdaderamente irritante es que se rasguen las vestiduras y pongan el grito en el cielo los mismos dirigentes, socialistas por más señas, que hace solamente unos días se envolvían en la bandera de la responsabilidad para pedir (¿exigir?) a otras fuerzas políticas sus apoyos incondicionales a un proyecto de presupuestos autonómicos definidos por su condición de cerrados y sin margen de maniobra. A su entender, todos los demás se mostraron contrarios "a los intereses de los asturianos" por no firmar un papel en blanco en el que, como dogma de fe, había que creer aun sin ver.

Ahora el escenario cambia de bando y lo que entonces era una obligación de responsabilidad para con sus paisanos se transforma en el ámbito municipal ovetense en un mercadeo de sufragios merecedor de todos los anatemas.

No conozco, como es obvio, los pormenores del pacto alcanzado en el Consistorio de la capital por el grupo gobernante y la coalición de izquierdas. Lo único que es evidente es que ese municipio va a contar con un presupuesto para el año próximo, un concepto que de defendió a ultranza como una necesidad inherente a la estabilidad de las instituciones a la hora de debatir las fallidas Cuentas del Principado para el ejercicio que viene. Y si es bueno contar con presupuestos, doy por sentado que tal criterio vale para unos y para otros.

Lo único claro que nos deja este nuevo episodio de las rencillas entre las fuerzas políticas asturianas es que jamás nos vamos a quitar de encima el sambenitos de los azules y los rojos, lo negro y lo blanco, los buenos y los malos, y en función del color del cristal correspondiente una y otra vez, con machacona reiteración, la misma cosa se ofrecerá diferente según quien la escriba.

viernes, 20 de diciembre de 2013

Los mimbres y el cesto

Con un argumento previamente cerrado, el pleno de la Junta General del Principado ha dedicado esta mañana a salpimentar la prórroga presupuestaria con la escritura de un guión plagado de frases y justificaciones en las que el reparto de la responsabilidad se distribuyó, como era previsible, por barrios. Podría hablarse incluso de un ajuste de cuentas entre las tres fuerzas políticas que han sustentado al Ejecutivo durante el último año y medio, las mismas que hace doce meses encontraron un punto de encuentro para aprobar las vigentes Cuentas. Los que fueron socios preferentes del Gobierno de Javier Fernández, al pasar factura del rechazo de éste a aprobar una reforma de la normativa electoral que sí contaba con los 23 votos incapaces de alcanzar hoy. IU y UPyD no hicieron alusión a este antecedente, pero sí lo hizo el ayer portavoz del grupo socialista, José María Pérez, quien cerró el turno de intervenciones con acusaciones directas a ecocomunistas y magentas, a los que achacó recurrir a la mentira para enmascarar sus verdaderas intenciones de ejecutar en sede parlamentaria su particular "vendetta". Dio la sensación de que el grupo mayoritario había decidido reservar sus diatribas para el momento en el que los tiempos se agotaban y cualquier esperanza de cambio de orientación del voto se confirmaba imposible. Surgió entonces el debate subterráneo, donde se combinaron la abortada reforma electoral con la intervención de líderes nacionales, para finalizar culpando a los dos ex socios de gobierno de "abofetear" en la práctica a los asturianos en la cara del Ejecutivo autonómico.

El principal argumento del partido gobernante, el de la similitud del proyecto presupuestario presentado hace días con el vigente, fue desactivado por IU y UPyD, que rechazaron tal comparación para reafirmar, aunque por vías diferentes, la clara condición de mejorables de las Cuentas planteadas por Javier Fernández. Si el portavoz magenta aludió a las condiciones especiales que concurrían en el debate de hace un año, el de la coalición de izquierda apeló a la falta de voluntad política para eludir las doctrinas liberales en la configuración del proyecto. Coincidieron, eso sí, Ignacio Prendes y Ángel González en la importancia para fijar sus posiciones del incumplimiento de los compromisos plasmados en el vigente Presupuesto, base para la desconfianza en su continuidad.

De nada valieron las intervenciones de una nerviosa consejera de Hacienda. Dolores Carcedo trató de apelar al realismo de las cifras para desmontar las acusaciones de sus antiguos socios, a la vez que defendió la idoneidad del proyecto elaborado por su departamento según el marco económico en que habrá que gestionarlo. Vino a decir, aunque no con esas palabras, que el escenario actual hace inviable cualquier otro presupuesto, lo que refrendaría el rechazo de su grupo político a cualquiera de las ofertas recibidas desde la oposición en el corto trámite parlamentario.

"Con estos mimbres no se pueda hacer un cesto", aseguró la representante del Gobierno en alusión a los contrapuestos planteamientos recibidos, especialmente, en materia de política fiscal. Lo que no mencionó Carcedo es que un año antes esos mismos mimbres lograron combinarse para elaborar el 'paxu' de los Presupuestos autonómicos del presente ejercicio.

Y si el principal argumento desde la bancada socialista para responsabilizar a UPyD e IU del fracaso de las negociaciones de este invierno fue el de la voluntad inconfesa de imponer el criterio de minorías al conjunto de la Cámara (reforma electoral), fueron otros los que se encargaron de poner al equipo de Javier Fernández ante el espejo de una minoría (17 votos) pretendiendo, sin concesiones,  sacar adelante un proyecto como el presupuestario frente al rechazo de una mayoría del Parlamento (28 sufragios).

Rotos los puentes con sus antiguos socios, el grupo que sustenta al Ejecutivo tampoco aceptó la vía extraordinaria que se vislumbró en las últimas semanas. La oferta de la portavoz del Partido Popular, Mercedes Fernández, para reconducir el debate y apostar por una prórroga de mes y medio, "en lugar de una de doce meses", mereció el rechazo inmediato de los socialistas. Las exigencias de bajada de impuestos y reducción drástica del sector público son elementos insalvables al entender del grupo mayoritario.

Así las cosas, el Principado se instala en la prórroga presupuestaria, ese escenario maldito al que sus portavoces se encargaron de dar forma en el último mes. De desdramatizar esa situación se encargaron los representantes de todos y cada uno de los grupos de la oposición. Incluso, abandonada toda esperanza de encuentro, la propia Dolores Carcedo anunció que el PSOE perseverará en sus principios de gestión y como un McArthur autóctono "volverá" a la Cámara con el recurso, cuantas veces haga falta, al crédito extraordinario, para el que reclamará el apoyo de los mimbres que sean precisos en cada momento para completar el cesto.

domingo, 15 de diciembre de 2013

Escenarios presupuestarios

Comienza mañana una semana crucial para el futuro del proyecto presupuestario, y lo hace con un halo de fatalismo derivado del posicionamiento público de los portavoces de los distintos partidos de la oposición. Los anuncios de la presentación de enmiendas de totalidad de UPyD y del PP, así como la más que previsible de Foro (a priori de Izquierda Unida no se espera), han llevado al presidente del Principado y a diversos dirigentes de su partido a multiplicar sus lamentos por las esquinas a propósito de la falta de "responsabilidad" de sus interlocutores. Los votos de tres solicitudes de devolución al Ejecutivo de su propuesta de Cuentas, que sumadas arrojan 23 sufragios (el número mágico de esta legislatura), han conseguido que el partido mayoritario transmita la sensación de que ha tirado la toalla, independientemente de sus últimas llamadas de socorro a los diferentes grupos parlamentarios o de su recurso de seguir intentándolo "hasta el último minuto".

He aprovechado las últimas horas para revisar el vigente reglamento de la Junta General del Principado con la intención de comprobrar ciertos detalles que o bien no se están teniendo en cuenta o intencionadamente se ocultan para no dar pistas a los contrarios.

Creía yo, y el reglamento así lo corrobora, que en la sesión plenaria que el Parlamento asturiano va a celebrar el próximo viernes lo que se somete a la consideración de la Cámara son las enmiendas a la totalidad que hayan podido plantear los grupos parlamentarios; no el propio proyecto presupuestario.
Dicho lo cual, tras la defensa y debate de dichas enmiendas, éstas serán votadas una a una y solamente si alguna de ellas merece el apoyo de al menos la mitad más uno de los parlamentarios autonómicos prosperará, lo que haría decaer el proyecto de ley y, consiguientemente, éste sería devuelto al Gobierno.

Pero, y a este punto quería llegar, ¿qué sucedería si cada una de dichas enmiendas de totalidad presentadas por partidos claramente antagonistas no fuera apoyada por el resto? No es una temeridad pensar que PP o Foro rechacen unirse su sufragio al del otro. ¿Y qué decir de la iniciativa de UPyD? ¿Respaldarían los dos partidos de la derecha antes citados la propuesta de Ignacio Prendes? En ese hipotético escenario de inseguridad hasta IU podría arriesgarse a plantear la suya propia y salvar la cara como fuerza política crítica con el Ejecutivo socialista. Me parece que esa es una opción que la coalición de izquierda ha sopesado en función de los movimientos del resto de los grupos parlamentarios.

En definitiva, que aunque el objetivo final de cada uno de ellos fuera el mismo, impedir que siga adelante la norma de ley del equipo de Javier Fernández, podría resultar que los odios y rencillas entre ellos fueran el salvoconducto para que esas Cuentas superaran el obstáculo principal y continuarán su debate parlamentario.

Sería ese un escenario a tener en cuenta, aunque sin perder de vista el que se conjuga en ese objetivo común al que antes me refería, tumbar el presupuesto.

Puestos a apostar voy a hacerlo siguiendo las sabias reflexiones de un buen amigo que sabe muy bien de qué va esto. Habrá tres enmiendas de totalidad (UPyD, Foro y PP) y serán registradas en la Junta General probablemente por ese mismo orden. No es baladí la cuestión temporal dado que, según el reglamento, se debatirán y votarán siguiendo el número de registro. La votación de la propuesta del partido magenta será, así, una especie de banco de pruebas antes de pasar a mayores. El rechazo o la abstención de PP y Foro harán que el Gobierno supere el primer obstáculo. Más complicada puede ser la toma en consideración de la propuesta de Foro, aunque también en este caso apostaría por que no prosperará. Finalmente, en la última intentona, la de los populares, podría llegar el momento de unir fuerzas y apostar por la meta común de echar abajo el proyecto del Gobierno. En este caso, el debate habría terminado. El desarrollo del guión sería perfectamente intercambiable en lo que a los papeles de Foro y PP se refiere. Este libreto, tal y como lo expongo, invitaría a pensar en una estrategia conjunta de los tres partidos, algo impensable en los tiempos que corren. UPyD podría apoyar las iniciativas de foristas y populares aunque ambos no prestaran su apoyo a la propia. Más complicada es la coincidencia entre los dos partidos de la derecha, aunque el fin podría unirles en esta ocasión. Muy complicado, en fin.

¿Y qué decir de IU? Pues que si este escenario apunta a convertirse en una realidad la coalición podría permitirse una postura abstencionista sobre las enmiendas de totalidad de los otros grupos. Sin mayores riesgos de situaciones indeseables, la imagen de su papel de oposición a las Cuentas socialistas  quedaría salvada.

Son éstas las piezas con las que el presidente del Principado y sus principales colaboradores deben estar jugando ahora en el tablero con el que trabajan en el palacio de la calle de Fruela. Saben, o deberían saber, que, al igual que se suele decir en algunos ámbitos deportivos, dependen de terceros.

viernes, 13 de diciembre de 2013

Presupuestos de "máximos"

A medida que avanzan los días y se muestra en un horizonte más próximo el debate de las presumibles enmiendas de totalidad al proyecto de Ley de Presupuestos Generales del Principado para 2014 los caminos para hallar un punto de encuentro entre los distintos grupos parlamentarios en ese deseado horizonte de 23 votos favorables se muestran menos factibles o transitables.

Desde el inicio de las conversaciones planteadas por el Gobierno de Javier Fernández con sus hasta entonces llamados "socios preferentes", unas conversaciones que nacieron tocadas del ala por el enfado originado en Izquierda Unida y Unión, Progreso y Democracia tras el rechazo socialista a la reforma de la normativa electoral, las posturas no han hecho sino enconarse y quienes podrían facilitar el milagro de la matemática parlamentaria se fueron distanciando , unos más y otros menos, hasta hacer difícil de imaginar un punto de encuentro.

Ante el crecimiento de las dificultades, los socialistas no han hecho sino enrrocarse en su propuesta presupuestaria amparándose en la escasez de recursos derivada de los ya demasiados años de recesión. Las condiciones establecidas por otros grupos parlamentarios para buscar una vía de entendimiento que facilitara la aprobación de la disposición legal fueron desechadas por "inviables", algo que, al margen de la voluntad real de aceptarlas, imposibilitaba el registro del proyecto en la Junta General del Principado. La modificación de los criterios de presión fiscal al alza (de Izquierda Unida) o a la baja (del Partido Popular), más allá de su viabilidad en un escenario de 'reparto de pobreza', se vieron prácticamente imposibilitadas por la aparejada modificación del capítulo de ingresos, lo que las convertía, como algún portavoz advirtió, en auténticas enmiendas a la totalidad.

Y así estamos, con un anunciado rechazo global de UPyD a las Cuentas elaboradas por el Ejecutivo socialista; una posición similar que nadie pone en duda de Foro Asturias Ciudadanos, y desde hoy una apuesta decidida de la 'lideresa' del PP por idéntica iniciativa, diga lo que diga Gabino de Lorenzo. Parecía ésta la última tabla a la que podría llegar a aferrarse el Ejecutivo de Javier Fernández, pero también ahora se presenta frágil y perecedera. Los únicos que aún no han decidido su postura, aunque no hace mucho su diputado nacional Gaspar Llamazares formulase verbalmente tal opción, son los diputados de IU, aunque en sus declaraciones amaguen de cuando en cuando con completar el puzzle de la "irresponsabilidad".

¿Y qué ha hecho en todo este tiempo el Gobierno y el grupo que lo sustenta? Podría decirse que nada. A estas alturas de la película ya todo el mundo sabe que una negociación implica que todas las partes cedan. Pero no. Los dirigentes socialistas pintan con tonos más que sombríos el futuro escenario de prórroga y reparten culpas entre los diferentes grupos. O mi proyecto o el caos. No hay posibilidad de salida alternativa alguna.

El partido magenta fue el primero en perder su condición de "responsable", bien reseñada hasta entonces, al levantarse de la mesa en los primeros compases de la fase negociadora. Por si acaso, se atribuyeron todas las culpas a la líder nacional, Rosa Díez, sin darse cuenta de que a su diputado regional le dejaban en un incómodo papel de títere poco acorde con la pretensión de que pudiera volver en algún momento al redil. Haciendo amigos.

De Foro ni se habló porque se da por hecho que es el partido del acoso y derribo como única estrategia y en ningún momento se imaginó siquiera un acercamiento mínimo. Además sus dirigentes tenían línea de transporte asignada con frecuencias continuadas entre Oviedo y el Tribunal Constitucional y resulta difícil pillarles en la capital del Principado.

Con respecto a los dos grupos parlamentarios que han presentado propuestas para buscar un acuerdo (las ya aludidas de modificación de la política fiscal), una vez visto el resultado, se ha recurrido a la condición de "máximos" de ambas para tratar de descalificarlas y justificar su rechazo.

Repasada esta reciente historia de la política regional quizá cabría preguntarse si los socialistas están legitimados para hablar de "propuestas de máximos" de otros grupos. No es descabellado calificar como tal un proyecto elaborado en solitario y presentado tarde y con prisas a quienes podrían autorizarlo en el Parlamento, ni dejar apenas resquicios para una posible modificación de esas Cuentas o registrarlas en la Junta General en algo parecido a un blindaje que impide su modificación en aspectos sustanciales como resultado de una negociación. Una propuesta cerrada y sin voluntad de modificarla son elementos más que suficientes para hablar de posiciones de "máximos".

Con estos mimbres, Javier Fernández se ve imposibilitado de ejercitar la aritmética combinatoria en su intento de que cinco elementos tomados de dos en dos o de tres en tres puedan facilitar la solución mágica al problema de lograr 23 votos de apoyo. Él mismo se ha ido cerrando caminos y ahora sólo le queda afrontar su soledad repartiendo culpas a uno y otros por su "irresponsabilidad" para con Asturias, algo a lo que solamente él parece estar ajeno.

viernes, 6 de diciembre de 2013

Abocados a la prórroga

Con el transcurso de las horas el escenario sobre el que está desarrollando la negociación del proyecto de presupuestos generales del Principado de Asturias para 2014 se vuelve cada vez más enmarañado. Si hace un mes alguien hubiera tratado de describir tal paisaje probablemente una gran mayoría le habría tildado de loco.

El primero en cambiar el libreto al hacer oficial su rechazo en firme a apoyar el proyecto fue el el único diputado de Unión, Progreso y Democracia. Incluso antes de que se hiciera público el detalle de la propuesta socialista, Ignacio Prendes dejó claro que el Ejecutivo tenía que hacer sus cuentas sin contar con quien había sido hasta hace bien poco socio preferente. De nada sirvieron las críticas que le llovieron tanto desde la Federación Socialista Asturiana como de patronal y sindicatos. El parlamentario magenta se ha mostrado hasta la fecha inflexible. La herida provocada por el chasco sufrido en la consecución de una reforma electoral, principal estandarte de su respaldo a Javier Fernández y su equipo, seguía y sigue sangrando copiosamente. El grado de ejecución de los presupuestos vigentes también prestó su ayuda argumental al partido de Rosa Díez.

Conscientes de las dificultades de no poder sumar el voto de Prendes, los socialistas lo intentaron con el otro basamento de su gestión hasta fecha reciente. Con Izquierda Unida se plantearon negociaciones formales, aunque -todo hay que decirlo- no empezaron bien. Los dirigentes de la coalición no recibieron de buen grado un proyecto más o menos cerrado y respondieron con una propuesta fiscal agresiva que no precisó nada más que de horas para merecer la negativa socialista. La contrarréplica fue retirarse de la mesa de negociación, lo que a priori cerraba la única puerta hábil para el Gobierno del Principado. La prórroga estaba servida.

Pero como en ésto de la política nunca hay que dar nada por supuesto, apareció en el horizonte una posibilidad impensable en los años precedentes, incluso en aquellos en los que unas presuntas relaciones inconfesables de los dos grandes partidos nacionales "estabilizaban" la política asturiana.
Se empezaba a hablar en voz baja de la fórmula salvadora de una entente cordial entre PSOE y PP orientada a dotar a la 'res publica' de "responsabilidad", término que ha servido de munición a negros y blancos, rojos y azules, patronos y obreros para disparar desde sus respectivas trincheras sobre los partidarios de no llegar a acuerdos en las condiciones establecidas.

A esta nueva vía le puso voz esta misma semana el actual delegado del Gobierno,  quien, en una inesperada entrada en escena, expresó su deseo de que su partido prestase su colaboración para que el Principado pudiera tener sus Cuentas el año próximo. De nada valió la irritación manifiesta de sus compañeros, con la presidenta regional, Mercedes Fernández, al frente, por tan inapropiado protagonismo. Ayer mismo, pocas horas después de sus primeras manifestaciones, Gabino de Lorenzo era todavía más directo y apelaba "a la sensatez y la responsabilidad" de 'Cherines' para alcanzar un "entendimiento" con los socialistas asturianos. La destinataria de estas palabras había expresado poco antes su sorpresa por tal ingerencia y, tras recordar que es a ella a quien corresponde pronunciarse al respecto, calificó como actitud de "gente poco seria" decantarse por un acuerdo sobre algo cuyo contenido se desconocía.

Se ha especulado bastante en las últimas horas sobre el verdadero origen del pronunciamiento de Gabino de Lorenzo; sobre si el delegado del Gobierno estaría simplemente haciendo de transmisor de los deseos de Mariano Rajoy y su equipo. No hace muchos años, todavía en la oposición, el líder del PP cambió el sentir del voto de sus representantes asturianos para facilitar la integración de los 'restos' de Caja Castilla-La Mancha en Cajastur. La reacción de Mercedes Fernández da a entender que tal opción no se corresponde con la realidad. Máxime si tenemos en cuenta que la 'lideresa' asturiana cuenta con el apoyo incondicional de su jefe de filas. Y en ese caso tendríamos que hablar de una nueva salida de tono del representante del Ejecutivo estatal, muy acostumbrado de siempre a hacer y decir lo que le viene en gana, aunque últimamente se le intente mantener recluido en el sobrio edificio de la plaza de España donde ejerce. El hecho de que 'Cherines' haya facilitado la tramitación de urgencia del proyecto presupuestario no empece para mantener como resultado de cosecha propia la actitud de Gabino de Lorenzo.

Y mientras la derecha dilucida su papel, otro protagonista inesperado que ha salido de bambalinas ha sido el diputado de IU por Asturias y ex coordinadior general de la coalición a nivel estatal, otro de los que se niegan a mantenerse en un segundo plano (hay muchos; Areces es uno más). Gaspar Llamazares se ha manifestado a favor de una enmienda de totalidad al proyecto presupuestario, iniciativa sobre la que, el menos públicamente, no se había manifestado hasta la fecha la dirección regional de Izquierda Unida. También aquí habría que analizar la posición del parlamentario nacional frente al equipo que capitanean Manuel González Orviz y Ángel González.

En tanto que las fuerzas políticas hacen sus números, el producto final, el proyecto de presupuestos, cada vez se antoja más difícil de encajar. IU condiciona radicalmente su apoyo a una subida de impuestos que el PP rechaza para situarse en la parte contraria y exigir una reducción de la presión fiscal. Y ya no se trata de que el 'rey salomón' que ocupa el palacio de la calle de Fruela trate de partir a la criatura por la mitad. Como se ha encargado de aclarar su compañero Fernando Lastra, la norma de ley registrada en la Junta General días atrás no admite la modificación de impuestos, toda vez que implicaría una modificación del capítulo de ingresos y, como bien recalca el portavoz parlamentario socialista, conllevaría el mismo efecto que una enmienda a la totalidad.

¡Ah! Y no hablamos de Foro Asturias. Será porque, como suele ocurrir, están en el Constitucional.

En definitiva que o alguien renuncia a sus principios básicos o estamos abocados a la prórroga. Y ello por mucho que los protagonistas principales de este embrollado guión echen la lengua a pacer.

miércoles, 4 de diciembre de 2013

Éramos pocos....

Como teníamos pocos conflictos institucionales en este comunidad ahora viene el oscurecido señor delegado del Gobierno y los amplifica con una declaraciones que apuntan a un hipotético apoyo del Partido Popular al proyecto presupuestario que acaba de presentar el Gobierno socialista de Javvier Fernández.

Somos legión los que hemos comentado en uno u otro momento que el hecho de haber sido relegado al despacho de la plaza de España no podía confundirnos y hacernos creer que Gabino de Lorenzo era un político amortizado. Desde la 'cueva' empezó sus primeros compases en el actual cargo con alguna intervención pública ajena a sus competencias (aunque mejor sería decir que contradictoria y desconocedora de éstas). Posiblemente llamado a capítulo, su figura pareció eclipsarse en el objetivo de su partido de no restar ni un ápice el foco a su entonces estrella emergente, la actual presidenta Mercedes Fernández.

Pero De Lorenzo ha sido terrateniente y capataz con mando sobre los destinos del PP en Asturias durante mucho tiempo. Y eso no se olvida. Pasar a la sombra no entra dentro de la 'hoja de ruta' de este tipo de personajes públicos.

Ahora, unas declaraciones aparentemente inocentes han revolucionado, y de qué manera, el panorama político del Principado. Que cuando el presidente autonómico se encuentra contra la pared en su primordial objetivo de sacar adelante las Cuentas para el año próximo salga a la palestra un personaje como el ex alcalde de Oviedo y le lance un salvavidas inesperado para afrontar su incómoda situación no deja de ser una gran sorpresa.

Se había hablado bastante de la posibilidad de que el triunfo que Javier Fernández se guardaba en la manga para tener su presupuesto para 2014 pudiera ser un acuerdo con el Partido Popular, remedando aquel viejo mito del "pacto del duernu", cuyo muñidor, todo sea dicho, habría sido precisamente De Lorenzo, en su condición, entonces, de auténtico y único hombre fuerte de los populares.

Pero, ante todo, habría que hablar de los efectos devastadores que esta nueva salida a escena del delegado del Gobierno ha tenido de puertas adentro. Los dirigentes y cargos de esta fuerza política han recibido las palabras de su compañero cual si de una bomba incendiaria se tratara. Las elusiones públicas sobre la carga del explosivo nada tienen que ver con las manifestaciones en privado.

En primer lugar, De Lorenzo ha dejado 'con el culo al aire' a la 'lideresa' del PP en Asturias. Sus argumentaciones sobre el sustrato de contención del déficit, en la línea marcada por el Ejecutivo de Mariano Rajoy, que alberga la propuesta presupuestaria socialista apenas se sostiene desde el punto de vista de las relaciones partidistas y partidarias. Dar un voto de confianza al proyecto antes de que haya habido tiempo siquiera para analizar sus cifras es cuando menos temerario.

Pero también desde el punto de vista interno la representación del ex regidor ovetense ha tenido la falta de delicadeza de restar cualquier posible protagonismo a un consenso a quien ahora es su jefa de filas indiscutible en la comunidad. Claro que a estas alturas del partido ya todo el mundo sabe que la operación de Rajoy para acabar con el deteriorado triunvirato entreguista que configuraban el propio Gabino de Lorenzo, Ovidio Sánchez y Joaquín Aréstegui, apoyados en el fiel escudero Fernando Goñi, nunca fue del agrado del primero, que aceptó a regañadientes trasladarse a un discreto segundo plano a la espera de mejores tiempos para medrar.

Con una UPyD obligada a instalarse en una actitud ultramontana y una IU dispuesta a "frayar" a todo aquel que se le ponga por delante, la opciones del Ejecutivo socialista de alcanzar la meta de tener unas nuevas Cuentas el año próximo parecían evaporarse. A priori, el contenido de las observaciones de Gabino de Lorenzo podría antojarse institucionalmente, en otras circunstancias y en otro país (ahí está el ejemplo de Alemania), lógicas y adecuadas, pero todo hace indicar que podrían traducirse en un nuevo bidón de gasolina arrojado al incendio institucional en el que parece estar instalado nuestro territorio.

Lo dicho. Que éramos pocos....