A la espera de lo que pueda decirnos el presidente del Principado en su inminente discurso de fin de año, las grandes cifras siguen mostrándose esquivas con cualquier atisbo de recuperación de nuestro territorio. La más reciente es la que el Instituto Nacional de Estadística ofreció ayer y que indica que el PIB asturiano retrocedió en 2012 un 2,1%, una de las mayores caídas del conjunto de las comunidades autónomas. Podría decirse que se trata de un guarismo de alcance relativo y que no merece más atención que un titular en el faldón de cualquier página interior de los diarios de la región. El problema real es que la gran mayoría de los números oficiales se empecinan en pintarnos muy negra cualquier salida a la larga recesión que dio comienzo allá por 2007 y que solamente fue reconocida por nuestros gobernantes muchos meses después.
Mientras los dirigentes políticos de diferentes signos siguen dando muestras diarias de su incapacidad para encontrar el camino de la recuperación, ni en solitario ni en compañía de otros, y se pierden en constantes acusaciones sobre las responsabilidades que hay que hacer recaer sobre cada cual, mientras tanto -digo- el paso del tiempo hace que el desánimo se instale cada día en capas más amplias de la sociedad y que la desconfianza se haga dueña de nuestro futuro.
Para quienes tenemos memoria, todavía suenan en nuestro oídos las soflamas de Vicente Álvarez Areces, presidente de la comunidad cuando las cosas empezaron a torcerse, que aseguraba allá por donde iba que Asturias saldría primero de la crisis que ninguna otra autonomía porque su economía no se había visto mayormente influenciada por la llamada 'burbuja inmobiliaria'. Los plazos fueron pasando y, lejos de avistar la luz al final del túnel, la más negra oscuridad se adueño de nuestros destinos.
Tras el inútil paréntesis forista, la vuelta de los socialistas al poder devolvieron el optimismo presidencial a las primeras páginas informativas. Tampoco algunos conseguimos olvidarnos todavía de un pletórico Javier Fernández, quien, envalentonado por los acuerdos que le facilitaban su investidura, en el correspondiente discurso llegó a empeñar su gestión en el logro del pomposo título para Asturias de convertirla en "la Alemania de España". Visto con los ojos actuales (sólo ha pasado año y medio), y con las cifras oficiales mes a mes, tal aseveración suena más a broma de mal gusto que a un verdadero compromiso político serio.
Con este bagaje, las expectativas en torno al discurso de fin de año de Javier Fernández no pueden ser otras que aquellas que presida el escepticismo. Esperamos que las alegrías típicas del discurso político no se adueñen en esta ocasión de las cuartillas del mandatario autonómico y sea capaz de ofrecer un panorama realista y sincero tendente a apaciguar la desconfianza de sus paisanos. Al menos, sería deseable que no sienta la tentación de repetir la jugada de Mariano Rajoy hace algunas horas, tratando de enmascarar con visos de un ingenuo cuento infantil la angustia de millares de conciudadanos.
Es una lástima que no haya habido ayudas y consensos entre las diferentes fuerzas politicas para llegar a los acuerdos de la capital asturiana.
ResponderEliminarSigue habiendo en la Junta mucha confrontación y demasiada ideologia, variantes estas que han predispuesto para que los presupuestos no hayan sido firmados.
Demasiadas condiciones, claúsulas y requisitos que han supuesto el desatre en las negociaciones. Javier Fernandez simplemente les ha parado los pies ante tanto desatino propuesto.
Ahora , solo resta la prorroga y los créditos para sacar los pagos adelante, pero dejemos claro, que la culpa no es de quien gobierna, que es el mas necesitado de apoyos, sino de quien le extorsiona,
Da igual lo que diga. Su discurso carece de credibilidad, por más que lo adorne. No faltarán expresiones atrabiliarias, resentidas o excluyentes; como tampoco prepotentes, demagógicas o falaces. Aventuro que resultará tan prescindible como el de Rajoy.
ResponderEliminarEl mensaje o mensajes de Javier Fernández nunca han sido excluyentes , atrabiliarios ni resentidos. Jamás ha dado esa sensación y siempre se ha mantenido dentro del consenso y siempre en busca de soluciones ya que precisamente era el mas necesitado de ellas.
ResponderEliminarAmigo no siempre cizaña si algo en lo personal le ha salido mal o las cosas no son de su color.
¿No es excluyente no convocar a Foro "porque no hay con quien tratar" (Javier Fernández dixit)?... ¿No es excluyente no negociar con el PP -ni a raíz del envite de Gabino- porque plantea condiciones inasumibles?... ¿No es atrabiliario calificar a la oposición de "derecha montaraz y asilvestrada"?... ¿No ha dirigido mensajes cargados de resentimiento y atribuciones de culpabilidad, hacia sus ex socios de gobierno?... Hágaselo mirar, "amigo".
ResponderEliminarNo, los discursos siempre han sido educados y dentro de la moderación que cabe esperar de un presidente autonómico. No así, los de la oposición, que con el chantaje como arma política buscaban salirse con la suya como fuera.
ResponderEliminarPuede ser que se conserven videos en este periódico que avalen esta opinión, solo bastaria buscarlos y comprobarlo, tanto los de unos como los de otros.
Otra cosa diferente, no es el discurso, sino el tipo de público, sobre todo si esta resentido por alguna medida que le afecta en lo personal y que es algo que un personaje público no puede escoger ni dominar a pesar de su excelente y cuidada oratoria.
No se puede contentar a todos y por eso es de suponer que cada cuatro años los españoles tienen la opción de cambiar de líder político.
Usted lo ha dicho: el tipo de público; que, por si se le escapa, también incluye al familiar, clientelar o partidista. No es mi caso. Y tampoco estoy resentido por medidas que me afecten en lo personal. "Sólo" estoy profundamente decepcionado por la falacia discursiva de don Javier Fernández (algo, por desgracia, demasiado frecuente entre los políticos); por su gestión timorata, que le impele a incumplir sus propios presupuestos (¡cómo le van a aprobar otros similares!), reteniendo partidas y postergando compromisos; por su falta de decisión para resolver oscuros asuntos internos (Niemeyer, Marea, Cudillero...); por haberse desmentido a sí mismo, a las primeras de cambio, en relación con su proclamada "normalidad democrática e institucional" y -lo hemos visto recientemente en el trámite presupuestario- con su restringida capacidad de negociación y escasa voluntad política para alcanzar acuerdos.
EliminarDa la impresión de que vivimos en dos Asturias absolutamente dispares.
Todos se desmienten y todos engañan, hasta los suyos amigo. El que este libre de pecado que tire la primera piedra.
ResponderEliminarYa, pero unos nos han engañado durante muchos años de gobierno y véase la situación actual de Asturias. En mi opinión, seguir apoyándolos y justificando su actuación, habiendo otras opciones todavía "limpias", raya el masoquismo. No cuente conmigo.
EliminarNo vote a nadie o usted sera el masoquista, opciones limpias solo estan en su cabeza.
ResponderEliminarSegún ese razonamiento, todos somos asesinos, aunque TODAVÍA no hayamos asesinado a nadie. Evidentemente me refería a partidos que TODAVÍA no han incurrido en casos de corrupción; que no incluyen a corruptos en sus candidaturas; que no hayan incumplido sus demagógicas promesas electorales...
EliminarYo voto siempre, por compromiso responsable. Esa propuesta de no votar (jejeje), ese tipo de "discurso", me resultan familiares por mucho que se disfracen con el tratamiento de usted y una contenida forma de expresarse, obligatoria para poder participar aquí. (Estás caláu).
"Señor Anónimo" y "Señor Raitanucu". Veo que han vuelto a reanudar su batalla dialéctica de meses atrás, aunque -tengo que reconocerlo- con bastante más respeto que en algunos momentos del pasado. En todo caso, les pediría que si tienen empeño en discutir entre ustedes se creen su propia tribuna y la utilicen para esos menesteres. No me importa que discrepen de mí, incluso que me pongan a caldo en alguna ocasión, pero tengo una extraña sensación cuando siento que mi comentario sólo es un pretexto para argumentaciones que acaban perdiendo ese referente. Desearía no tener que interponer filtros en los comentarios que se hagan a mis escritos y es mi intención no hacerlo, salvo que sus guerras particulares me obliguen a ello. Un saludo y feliz año nuevo a los dos.
ResponderEliminarEn primer lugar quiero disculparme por dar lugar a una nueva llamada al orden. Pero debo de aclarar que cuando me puse a escribir mi primer comentario, todavía no había aparecido el primero de "Anónimo", y que sólo a raiz de su último comentario pude confirmar, a pesar de su obligado camuflaje, de quién se trataba en realidad. Confieso que es difícil contenerse ante quien te hostiga en tono ofensivo por cualquier blog que se lo permita, pero, de la misma manera que lo he conseguido en otros blogs, lo pondré en práctica aquí. Me entretiene mucho (y me enriquece) el intercambio de opiniones, que procuro se desenvuelva siempre por los cauces del respeto y del buen gusto.
EliminarReitero mis disculpas, Marcelino.
Feliz año
"Señor Anónimo" y "Señor Raitanucu". Veo que han vuelto a reanudar su batalla dialéctica de meses atrás, aunque -tengo que reconocerlo- con bastante más respeto que en algunos momentos del pasado. En todo caso, les pediría que si tienen empeño en discutir entre ustedes se creen su propia tribuna y la utilicen para esos menesteres. No me importa que discrepen de mí, incluso que me pongan a caldo en alguna ocasión, pero tengo una extraña sensación cuando siento que mi comentario sólo es un pretexto para argumentaciones que acaban perdiendo ese referente. Desearía no tener que interponer filtros en los comentarios que se hagan a mis escritos y es mi intención no hacerlo, salvo que sus guerras particulares me obliguen a ello. Un saludo y feliz año nuevo a los dos.
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