jueves, 9 de enero de 2014

Los problemas gijoneses de 'Cherines'

Como en el famoso juego del sudoku, en la búsqueda de soluciones para sacar adelante los presupuestos municipales de los principales núcleos poblacionales asturianos el de Gijón se ha convertido en uno de los catalogados como de nivel difícil (experto, cabría decir). Parecía que en esta categoría la palma se la iba a llevar el Ayuntamiento de Oviedo que, sorpresivamente -es verdad-, se resolvió antes y mejor que el de cualquiera de sus vecinos. En otros, como es el caso de Avilés, se recurrió a la vieja fórmula de buscar el resultado a pie de página y vuelto del revés, lo que se traduce en el recurso a la moción de confianza planteada por la alcaldesa, Pilar Varela, en el convencimiento de que la variopinta oposición difícilmente podría ponerse de acuerdo en una figura común alternativa para desalojarla del sillón presidencial del Consistorio.

En la villa de Jovellanos esa parecía ser la salida ante las reticencias del Partido Popular a apoyar el proyecto de Cuentas del equipo que capitanea Carmen Moriyón. Pero ésta decidió agotar al máximo las posibilidades de entendimiento con la fuerza política que le permitió acceder al gobierno municipal; y se sobrepasó el plazo del cambio de año en un tira y afloja en el que unas veces el acuerdo se mostraba inalcanzable mientras que en otras aparecía en el horizonte como un objetivo asequible. En uno de estos momentos de luz se iniciaron, ya en el presente año, negociaciones formales orientadas a alcanzar el deseado punto de encuentro.

Pero ahora hemos sabido que días antes de que la presidenta de la gestora que dirige los destinos del PP gijonés se reuniera con el equipo de Foro Asturias ya contaba en su poder con una circular interna de la dirección regional en la que se le ordenaba explícitamente "no facilitar ni apoyar la aprobación de presupuestos municipales presentados por gobiernos de otras formaciones políticas". Curiosos argumentos para iniciar una negociación, cabría decir. ¿Para qué entonces? ¡Qué pérdida de tiempo!

Los planteamientos del PP en Gijón no son más que un reflejo de la esquizofrenia a la que se ve sometida su 'lideresa' regional desde que accedió a tal condición. A Mercedes Fernández le resultó relativamente fácil el ascenso desde el ostracismo de varios años en la Sindicatura de Cuentas hasta la acumulación en sus manos de todo el poder de la organización territorial de su partido. Fue fácil porque Rajoy lo quiso; y porque lo impuso a una renuente dirección regional a la que ponía cara un impotente Ovidio Sánchez y cuerpo, el entonces alcalde de Oviedo, Gabino de Lorenzo. Lo que no le dijo el presidente nacional a su pupila fue las dificultades con que se iba a encontrar a la hora de hacer cuentas para compaginar los números de la izquierda institucional y de la "otra" derecha, la que representaba el emergente partido de Francisco Álvarez-Cascos. El tiempo se encargo de poner la cruda realidad ante sus ojos.

En Gijón, 'Cherines' se ha encontrado con un partido quebrado que intentó recomponer 'cargándose' a la anterior presidenta local, Pilar Fernández Pardo. El recurso a una comisión gestora controlada por una persona de su confianza, Ángeles Fernández-Ahúja, pretendía ser solamente el primer paso para recomponer la organización. La prolongación de esa interinidad mes tras mes, semestre tras semestre, ha demostrado que la 'lideresa' no está ni medianamente segura del éxito de su empresa.

El otro gran problema de Mercedes Fernández era recuperar el pulso en el Ayuntamiento local. Acabar con la imagen de muleta del equipo de Foro que algunos atribuían a su partido era la meta, pero cosa bien diferente fue el camino. Quizá unas elecciones podrían haber remarcado las diferencias, pero eso no entraba dentro de sus atribuciones. Así las cosas, la retirada del apoyo al partido de su antiguo mentor conllevaría facilitar la vuelta de los socialistas al poder, toda vez que sus opciones de lograr la alcaldía con cinco ediles eras remotas, por no decir imposibles. De Guatemala a Guatepeor.

Con este panorama fue tirando a trancas y barrancas el grupo municipal popular hasta ahora. Pero, al igual que le ocurrió al PSOE con sus socios en el Gobierno regional, parece haber llegado la hora de desmarcarse, alcanzados casi los dos tercios del mandato y en esa 'hoja de ruta' se enmarca la orden expresa dada a  Fernández-Ahúja para negar el apoyo al proyecto presupuestario de Carmen Moriyón. No permitir la aprobación de las Cuentas de Foro, a priori, no significa derribar al gobierno municipal y, por contra, delimita ya con precisión quién es quién en esa feroz batalla que se vaticiná para el año próximo entre los dos grupos de la derecha gijonesa.

El tercer problema, el más complejo, al que se enfrenta 'Cherines' es el modo en que va a reaccionar el electorado gijonés a lo que han sido sus imprecisas maniobras del "sí, pero no" para con sus rivales de la derecha; los externos sí, pero también los internos, ya que la incapacidad para dar una imagen de estabilidad a la organización local de su partido a través de un congreso no son sino un claro reflejo de que tampoco 'en casa' ve las cosas muy claras.

1 comentario:

  1. Qué misión más falsaria -y contraproducente, en clave interna- la desempeñada por la señora Ahúja. Además de suponer un insulto a la ciudadanía de Gijón. Sus contradictorios pasos, preñados de inconcreciones y evasivas, aunque siempre presididos por esa impostada sonrisa, la descalifican a ella y a su mentora para siempre jamás.

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