martes, 21 de octubre de 2014

De camín en caleya.

Todos los partidos políticos alardean de sus mecanismos internos democráticos y vociferan la intención torticera de quienes desde el interior los ponen en cuestión. Cierto que no todos proceden de la misma manera exactamente, pero, en líneas generales, el patrón es de uso común.

El penúltimo escándalo (el último estará, se supone, a la vuelta de la esquina, tal y como van las cosas) en el mundo de las organizaciones políticas lo ha constituido el congreso que el pasado fin de semana celebró el Partido Popular en Gijón. Como en otros casos precedentes, la descalificación está en la calle y es uno de esos asuntos que se comentan en la peluquería, al ir a comprar el pan o en la barra de cualquier chigre. Se confunden los responsables de ese partido si creen que sus cuitas internas son cosa de los periodistas y de media docena de entusiastas seguidores de la gestión de la cosa pública.

Cuando todavía no se han apagado los ecos de la trifulca, sale a la palestra la secretaria general del partido en el ámbito nacional y 'bendice' el procedimiento y su desenlace y descalifica a quienes han tenido la osadia de poner en duda su "limpieza".

Es un estilo muy característico del partido del Gobierno y del que ya hemos tenido cumplidos ejemplos aquí en Asturias con anterioridad (me viene a la memoria el largo cuento de hace cuatro años y pico sobre la disyuntiva Cascos-sí, Cascos-no). Evasivas, aplazamientos y, en definitiva, echar tierra sobre el problema es una práctica que ahora repite María Dolores de Cospedal, quien en un alarde de cinismo santifica la "imparcialidad" del proceso y se permite añadir que lograr "quinientos avales está al alcance de cualquier militante". Tengo la sospecha de que ni siquiera conoce los pormenores del conflicto salvo por la interesada traslación verbal que del mismo le haya dado su lugarteniente asturiana, la 'lideresa" Mercedes Fernández.

Entre tanto, el fulminado aspirante alternativo a dirigir los destinos de los conservadores gijoneses, Ignacio Riestra, sigue adelante con su intención de impugnar el cónclave ante la comisión nacional de garantías del partido. Pobre iluso. ¿Puede su fidelidad a unas siglas llevarle a mantener la utópica idea de que tal organismo va a cuestionar tan siquiera lo que sus máximos dirigentes han santificado con incienso y música sacra? Seguro que no.

David González Medina ya ha tomado posesión de su despacho en la sede local de los populares y se propone tomar el volante de un vehículo que ha quedado seriamente averiado después de hacerlo circular por caleyes y circuitos de montaña. La posición de los cinco integrantes del grupo municipal del PP en el Ayuntamiento de Gijón es la muestra más identificativa de que la organización se ha partido en pedazos. Supongo que a estas alturas Medina y su equipo ya estarán preparando la expulsión de dichos ediles para sustituirlos por otros más afines (el propio flamante presidente entre ellos). A fin de cuentas, hay precedentes relevantes en el actual mandato municipal. Claro que si éste dura un poco más es posible que al PP ya le falten integrantes de la lista electoral presentada hace algo menos de cuatro años, suplentes incluidos.

El Partido Popular cosechó en mayo de 2011 uno de sus peores resultados en el ámbito gijonés. De entonces para acá su historial no ha hecho sino agrandar sus problemas y poner en evidencia sus muchas miserias. Eso sí, con el consentimiento tácito y el refrendo posterior de sus 'mayores' nacionales. Pobre bagaje para un partido que -asegura- aspira a gobernar el mayor municipio del Principado.

sábado, 18 de octubre de 2014

Estrambote satírico

La lamentable gestión que, en su condición de presidenta regional, ha venido practicando Mercedes Fernández en la organización local gijonesa -donde nació a la política, y creció para ocupar puestos más relevantes allende la Venta del Jamón, tuvo hace apenas minutos el estrambote a un desafinado soneto que se remonta al mismo momento en que la 'lideresa' decidió borrar al 'pilipardismo', hasta ese momento preponderante en el partido.

Del seguimiento de los que ha sido el congreso (¿...?) local de los populares uno llega a la conclusión de que la celebración de dicho cónclave nunca estuvo en la cabeza de 'Cherines' y su equipo. Es frecuente que este tipo de convocatorias de cualquier partido agudicen tensiones y solivianten algunos ánimos, pero de ahí a llegar al 'pucherazo' y la algarada hay un gran trecho.

Éramos muchos los que pensábamos que la dirección regional había ido retrasando continuadamente la celebración de esta cita a la espera del momento oportuno para convertirla en un trámite que arrojara el resultado deseado con independencia del proceso. Diecinueve meses de interinidad de una comisión gestora son demasiados incluso para los inseguros. Finalmente, aprovechando los coletazos del verano, se planteó una fecha -la de hoy- y las "reglas" de un proceso en el que, antes incluso de cualquier aspecto orgánico, se entronizó a un candidato oficial. Un aspirante apoyado por el 'aparato' y todos sus resortes de poder al que, ¡oh cielos!, le surgió un adversario. No pasa nada, parecían decirse los oficialistas. Al 'rebelde' le ponemos el hándicap muy elevado y no llega ni a la salida. Muchos también lo creíamos así, y así lo manfestamos públicamente. Pero héteme aquí que el alternativo rompió todos los pronósticos y alcanzó los 500 avales establecidos como barrera para poder competir.

De por medio, saltó a la opinión pública una sentencia condenatoria por consumo de heroína del hombre de 'Cherines', algo que no debería ser admisible en ningún partido político pero que choca aún más en el imaginario usual de los conservadores. Puede que estos hechos, de un pasado no tan alejado, pusieran nerviosos a los impulsores de la candidatura de David González Medina. O puede que no. El caso es que lo que aparentaba hace una semana un trámite pasajero se convirtió en un conflicto interno y arrojó las primeras dudas sobre la viabilidad de la operación montada desde Oviedo.

Y así llegamos a la cita de hoy mismo, con un final bochornoso más propio de regímenes totalitarios de los países de la órbita de la antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. De nada valieron los más de quinientos avales del candidato alternativo, invalidados en casi un cincuenta por ciento por una mesa formada sin la participación de buena parte de la militancia que acudía a participar en el cónclave. "Tongo", "Pucherazo" y otros términos similares corearon el hilarante epílogo de la cita conservadora. Tiempo habrá para analizar la multitud de presuntas irregularidades cometidas por el aparato popular en esta fecha señalada de su historia reciente. Todo apunta a que podría ser un auténtico manual de las malas prácticas democráticas. Nos quedamos fundamentalmente, por el momento, con que los hechos acaecidos plantean algo más que dudas.

Para los que tenemos algo de memoria habría que remontarse a aquel otro congreso, éste socialista, que en 1987 contribuyó a descabalgar a quién había sido alcalde por el partido durante los dos primeros mandatos democráticos, José Manuel Palacio, para dar entrada a Vicente Álvarez Areces. Una operación calculada, que recibió el nombre de "jaula" dejó en evidencia a los socialistas de la villa y estableció las pautas de lo que nunca debería de ser una cita de este calibre.

Desde las últimas elecciones locales, el PP de Gijón ha ido dando tumbos hasta entrar en una espiral de despropósitos que ha tenido su rúbrica hace pocas horas. No serán estos los mejores avales para presentarse ante la ciudadanía para un partido al que sus propias encuestas internas muestran una permanente caída que podría llevarles a quedarse en una formación testimonial. Lo de hoy ha sido ese estrambote satírico de una poesía sin métrica ni argumento.

miércoles, 8 de octubre de 2014

Villa ya no maravilla

El paso del tiempo y las informaciones que nos llegan con regularidad al respecto hacen que cada día sean más los ciudadanos que se apuntan a aquel chascarrillo que les escuchábamos decir a nuestros mayores después del advenimiento de la democracia: "Los políticos son todos iguales", entendiendo por tales a todas aquellas personas que ocupan cargos de responsabilidad no solamente en los partidos, sino también en sindicatos y cualquier tipo de organizaciones empresariales o financieras.

Desgraciadamente, muchos de los que contestábamos compasivamente a esa aseveración y asegurábamos a padres o abuelos que sus recuerdos de antaño no tenían por qué ser validos para la nueva etapa, estamos agotando el margen de confianza cada vez que constatamos que personas que ocupan o han ocupado un lugar preferente en la vida pública, se nos aparecen de improviso como presuntos delincuentes capaces de cualquier cosa en beneficiao del interés propio.

El último aldabonazo ha llegado con la noticia que anoche adelantaba "El País" en su edición digital de que el ex lider minero José Ángel Fernández Villa estaba siendo investigado después de haber 'regularizado' 1,4 millones de euros de dudosa procedencia aprovechando la amnistía fiscal del Gobierno de Mariano Rajoy. La noticia cayó anoche mismo como una losa en el seno de la Federación Socialista Asturiana y en el conjunto de la clase política asturiana. Casos de enriquecimiento indebido de altos cargos o dirigentes de partidos, sindicatos y organizaciones sindicales están a la orden del día, pero estoy seguro de que si en alguna persona no habían pensado la gran mayoría de los asturianos era precisamente en el ex secretario general del SOMA-UGT.

Tiene razón el presidente del Principado y secretario general de los socialistas asturianos, que ha comparecido hace escasas horas para anunciar la inmediata expulsión del PSOE con carácter preventivo del líder minero, al afirmar que estamos ante un caso más grave que los recientes de la familia Pujol o las tarjetas opacas de Bankia. Estamos ante una situación de especial alarma social por tratarse de un dirigente obrero que se ha presentado a lo largo de su larga historia pública como referente de la austeridad y de la honradez, como un trabajador surgido de las explotaciones de carbón, que llegó a controlar con poderes casi omnímodos el socialisma asturiano. O al menos eso es lo que la gran mayoría habíamos creído hasta ahora.

Al margen de las consideraciones ideológicas y de usos y costumbres en la dirección de las organizaciones políticas y sindicales, que admitirían toda clase de controversias, la hipótesis de que se haya podido aprovechar de esa imagen para lucrarse económicamente derriba muchos iconos y descerraja la confianza ciudadana. Ningún minero, aunque se llame José Ángel Fernández Villa, acumularía esas cantidades como producto de su trabajo. Y eso es lo que ahora está sobre el tablero de la investigación del Ministerio de Hacienda.

Internamente, por otra parte, la información ha resultado una ducha de agua fría en el socialismo asturiano. No era éste precisamente el mejor momento para enfrentarse a un escándalo de quien ha sido uno de sus referentes durante muchísimos años. Quizá por eso la decisión fulminante de suspender de militancia al ex lider del SOMA-UGT resulte inusual con respecto a otro tipo de actuaciones anteriores ante situaciones semejantes. No es habitual que la FSA actúe así, por mucho que lo diga su líder actual. Es obvio que el daño causado ha pesado como plomo en el ánimo de la ejecutiva socialista. Ahora queda por ver de qué forma se defiende Fernández Villa más allá de la negativa general a considerarse un delincuente.

De no producirse alguna sorpresa no manejada en estos momentos, nos encontraríamos ante un caso de derrumbamiento estrepitoso de la confianza ya no sólo en la persona sino de todo el entramado sobre el que mantuvo un férreo control durante décadas. Por eso ahora el presidente del Principado y sus equipos de gobierno y de partido se aprestan a distanciaarse radicalmente de quien les ha llevado más que ningún otro al lugar que ocupan. Ahora, el otrora "compañeru" se convierte en apestado del que sus correligionarios huyen más que del virus del ébola. En el PSOE Villa ya no maravilla.