sábado, 27 de diciembre de 2014

Una ecuación con muchas incógnitas

De un tiempo a esta parte, no hay reunión, encuentro casual o celebración con otras dos o más personas en las que no surja, inevitablemente, la misma pregunta: ¿Y tú que crees que va a pasar el año próximo? Naturalmente, la cuestión no se relaciona con el ámbito laboral, ni con el Campeonato de Liga, ni mucho menos con el Festival de Eurovisión. Tampoco con la evolución del empleo o la recuperación económica. No. El interés surge en el noventa y nueve por ciento de los casos por la condición electoral del 2015 y, si apuramos un poco más, por la situación que en las renovadas instituciones pudiera tener la emergente Podemos. Y como no dispongo de una bola de cristal, ni sé echar las cartas, ni la naturaleza me ha distinguido con las dotes del adivino, me limito a encogerme de hombros y recurrir a mi creencia de que el escenario institucional se va a asemejar bastante a una ecuación en la que un diablo burlón ha introducido alguna incógnita de más.

El tema da para horas de conversación. Las evidencias es innecesario reseñarlas: el descrédito de los dos partidos hasta ahora mayoritarios, el estancamiento de aquellos que han servido, en algunos casos, de soporte a los primeros, incluso de bisagra, o la entrada arrolladora del nuevo partido que controla Pablo Iglesias. De todo ello se colige que los nuevos ayuntamientos y cámaras autonómicas van a experimentar una polarización que invita, sin miedo a ser considerado atrevido, que las alianzas se antojan más complicadas que nunca. Se acabó aquello de posibles mayorías absolutas, o de otras relativas sustentadas por un partido más fuerte y otro 'pequeño' dispuesto a prestar su apoyo para consolidar gobiernos 'estables'. Incluso, avanzando un paso más en las previsiones, podría aventurarse que ni dos fuerzas políticas juntas podrían llegar a sumar el número suficiente de escaños para basamentar una gestión sin zozobras manifiestas.

Otros más osados se atreven ya a jugar con los números que arrojan unas encuestas excesivamente distanciadas en el tiempo de la cita con las urnas. Muchos de ellos parecen ignorar dos grandes realidades. Una, la visceralidad de una ciudadanía cabreada que afronta cada mañana un nuevo caso de desvergüenza en la clase política más instalada y que busca una alternativa radical, sin paños calientes, a la que dar su apoyo para acabar con tanta corrupción. La otra, que, aunque todavía relativamente joven, la democracia española ya está lo suficientemente asentada como para que los viejos conceptos de izquierda y derecha sean fácilmente intercambiables. En el trasfondo de ambos supuestos está el crecimiento en la intención de voto de Podemos.

En los frecuentes análisis que leemos a diario, tal parece que la nueva formación está recogiendo el apoyo de votantes del PP y del PSOE, sin olvidar el de IU, e incluso el de UPyD. ¿Puede un asiduo votante de la derecha retirar su apoyo al PP de Rajoy para cambiar su voto a la nueva formación de Iglesias?  Yo creo que no. Porque al final, la tarta institucional tiene siempre las mismas porciones y el que decanta su gusto por la parte de los frutos cítricos parece difícil que la abandone para probar el dulce chocolate.

También es fácil que, aunque no nos creamos los mensajes optimistas del actual Ejecutivo de la nación, los meses que restan para los comicios puedan ir arrojando un panorama económico más esperanzador; y me refiero a impresiones reales, no a la propaganda partidista con la que más que probablemente seremos bombardeados. La mejora del clima en la economía real puede ser un bálsamo capaz de suavizar las heridas de todos estos años de crisis salvaje y situaría el nivel de cabreo que inclina la actual intención de voto en posiciones más conservadoras. Sobre todo si cala ese mensaje reiterado de que los nuevos traen consigo el caos.

Y si al primer combate de las citas electorales me estoy refiriendo -las legislativas del próximo otoño serán ya otro capítulo- no podemos dejar de reseñar la incertidumbre sobre la presencia real de la marca Podemos en las municipales, donde hasta la fecha no se nos puede asegurar ni en cuántos ni en cuáles ayuntamientos el líder la nueva formación está dispuesto a apoyar candidaturas.

Lo dicho, se trata de una ecuación con demasiadas incógnitas, incluso para los que se dicen expertos.

miércoles, 10 de diciembre de 2014

Pocas obreras y muchos zánganos

Una de los múltiples argumentos que acompañan al rechazo que los ciudadanos hacen de su clase política es la diferencia entre los objetivos formales que los aspirantes a integrar esta última plantean en sus promesas y programas y su verdadera actividad cuando alcanzan el estatus buscado.

"No nos representan" es el eslogan que han hecho suyo millones de españoles de unos años para acá, una consigna abonada por el desentendimiento de los cargos institucionales de las bases sobre las que han apoyado su ascenso. En dicha frase se concentra muy especialmente la materia prima que ha servido de caldo de cultivo para el alumbramiento y posterior crecimiento de alguna nueva opción  que está en la boca de todos.

Constatado este escenario, el principal problema es que los afectados no parecen darse por aludidos y, mientras adornan sus discursos con propósitos de cambio, cuando no de contrición, cuando parlotean a propósito de su convencimiento de que algunas cosas las han hecho mal, pese a todo ello -digo- mantinen su hoja de ruta sin alteraciones, siempre orientada a satisfacer intereses de partido o propios.

Aquí, en Asturias, la junta de portavoces del Parlamento regional ha decidido suspender las sesiones ordinarias hasta febrero con el argumento de que uno de los grupos políticos que la integran, en este caso el socialista, tiene compromisos de partido en Madrid que 'obligan' a algunos de sus representantes institucionales a ausentarse esta semana del territorio patrio para ir a rendir pleitesía a sus jóvenes deidades (aunque supongo que si les preguntamos a ellos dirán que van a la capital nada más y nada menos que "a arreglar el país", como a nivel de calle se decía hace muchos años).

No es de recibo a estas alturas que tan 'imporantes obligaciones' partidistas descuiden los verdaderos intereses asturianos, supuestamente representados a su máximo nivel en la Junta General del Principado. Tal es algo que deberían tener muy presente tantos cargos políticos e institucionales antes de salir pitando al 'corral' madrileño. Pero no escarmientan.

Hace no tantos meses se planteó un gran debate público sobre las asignaciones de los parlamentarios de nuestro territorio, alguna de ellas de difícil encaje ético en los tiempos que corren. Entonces, sus señorías se las apañaron para mantener el monto total de sus emolumentos mediante la aplicación de un a modo de ingeniería numérica que, como en el juego de los triles, movía cantidades de una partida a otra de manera que siempre estaban donde el que los maneja pretende para defender sus intereses.

Los debates pasan y la ciudadanía tiene efímera memoria, deben haber reflexionado para sí.

Ahora ya, un grupo parlamentario (podría haber sido cualquier otro) ha decidido suspender su actividad institucional, aquella por la que perciben un generoso 'salario' para orientar sus prioridades hacia la disciplina de la organización en la que militan, aquella misma -todo hay que decirlo- que incorpora o desecha su nombre de las listas bloquedas y cerradas que luego ofrecen al elector. Con la inestimable ayuda de otros colegas de distinto signo, claro está.

Y mientras algunos grupos de la oposición, con dudosa credibilidad, ponen su grito en el cielo, otros -los suficientes- acceden a la solicitud del mayoritario. Y lo hacen apelando a una soberana tontería que se ha convertido en moneda de cambio habitual. Me refiero a la llamada "cortesía parlamentaria", auténtico eufemismo que encubre el más vulgar "hoy por ti y mañana por mi", bajo el que se refugia un tácito acuerdo de que lo que ahora pretenden unos son prácticas comunes en la mayor parte de la vida política.

En la vida institucional española -en la asturiana también- los escenarios de representación se asemejan a las grandes colmenas de las abejas. Solamente que el equilibrio que la naturaleza introdujo en tales se rompe aquí con la disminución de las obreras y el crecimiento desordenado de los zánganos.

domingo, 30 de noviembre de 2014

Un Gobierno con prisas y falto de ayudas

Tras el acuerdo con el Partido Popular para sacar adelante el proyecto presupuestario para 2015, el Gobierno del Principado ha entrado en una vorágine que trata de compaginar un apurado normativo de la legislatura y la entrada a fondo en una precampaña electoral frenética originada por el temor a unos resultados adversos que les obliguen a complicadas alianzas, cuando no a volver a la oposición.

Se dirá que el Ejecutivo tiene una clarísima y prioritaria función, gestionar la administración pública, y que la otra, la electoral, corresponde al partido, o sea a la Federación Socialista Asturiana. Pero, por suerte o desgracia, ambas se confunden casi siempre, y Javier Fernández sólo hay uno, dirige ambos y aspira a mantener los dos máximos puestos el año próximo.

El temor a una previsible dispersión del voto entre varias ofertas electorales y la experiencia de este sufrido mandato ha impulsado a los responsables de la organización socialista asturiana a echarse a los caminos para dirigir a sus paisanos mensajes de conciliación y confianza sazonados con el ya clásico (ahora más que nunca) "que viene el lobo".

El Ejecutivo autónomo y el partido que lo sustenta está muy tranquilo con la muleta que le han aportado los populares de Mercedes Fernández y confían en que, aún limitándose a los presupuestos, les va a permitir afrontar el final de la legislatura con la vista puesta en las urnas. Excesiva confianza, a fe mía, en otra fuerza política que, electoralmente, tiene los mismos objetivos.

La realidad es que Javier Fernández y su equipo, lanzados a la arena electoral, parecen haberse olvidado de lo más importante, las responsabilidades específicas del Gobierno, que tiene su basamento económico en un proyecto presupuestario, pero que agrupan un sinfín más de metas que precisan de la máxima atención.

Días atrás, hemos visto como el Ejecutivo autonómico ha quedado en evidencia con la tramitación de dos futuras leyes que figuran entre sus prioridades normativas, la de la transparencia y la del buen gobierno e incompatibilidades, plagada de defectos redaccionales y de fondo fruto del "copia y pega" derivado de las prisas. Las mismas que han llevado a la sala de mando del mismo Ejecutivo a impulsar un proyecto presupuestario desajustado como consecuencia de una primera redacción en solitario y la posterior incorporación de la rebaja de impuestos acordada con el Partido Popular.

Pero, de puertas afuera Javier Fernández enfrenta muchos más problemas, algunos derivados de la falta de entendimiento con un Gobierno de la nación de distinto signo y con pocas ganas de ayudarle. Una desafección que tiene ubicación muy concreta en estos momentos y al que se le pueden poner nombre y apellidos: el Ministerio de Industria y su titular, José Manuel Soria, respectivamente.

A los oídos sordos que dicho departamento hace a las angustiosas reclamaciones asturianas sobre una posible modificación de la tarifa energética para las grandes empresas que aún operan en nuestro territorio, verdadera soga al cuello para los intereses de este territorio, se ha unido en las últimas horas la negativa del Ejecutivo del Estado a abonar los 213 millones de euros pendientes de fondos mineros que la Audiencia Nacional le ha reconocido (fruto, hay que recordarlo, de la intervención del fallido Gobierno de Foro Asturias Ciudadanos). Item, el inclemente señor Soria reclama a Javier Fernández la devolución de 26 millones de euros de subvenciones ya concedidas.

Son conflictos complejos y de relevancia más que notable para la economía de la región que exigen la dedicación plena de un equipo de gobierno demasiado obsesionado por lo que le puedan deparar las urnas en 2015.

Los socialistas asturianos deberían retomar su calendario de prioridades y dedicar todos sus esfuerzos a llegar a mayo con una gestión responsable y acorde con los intereses de todos los asturianos. Quizá así podría también aprovechar el actual entendimiento con el PP para pedir a sus actuales socios en Asturias que aprovechen su "sintonía" con La Moncloa y Mariano Rajoy para tratar de resolver los conflictos antes mencionados. Sería otra buena muestra de "responsabilidad compartida" de los hasta ahora llamados dos grandes partidos políticos. Pero eso, seguramente me dirán, sería pedirle peras al olmo.

jueves, 27 de noviembre de 2014

¡A la escuela!

Si algo le faltaba a los ciudadanos para reafirmar su desconfianza en sus representantes políticos era el convencimiento de que, amén de ser sospechosos de desvergüenza, insolidaridad y desprecio a sus votantes, también acaben por convencerse de que, entre sus incapacidades, está la incultura y el analfabetismo. Parece obvio que para ser cargo público no se exige una titulación universitaria, ni siquiera lo que antes llamábamos el bachiller superior. Pero de ahí a incurrir en "errores sintácticos y gramaticales" o deslizar "descuidos redaccionales" a la hora de impulsar proyectos de ley con la vitola de relevancia en un programa de gobierno hay un enorme trecho, y resulta difícil de digerir que quienes tienen la responsabilidad de dirigir nuestros destinos puedan ser más ignorantes que un chavalín de Secundaria.

Mi apreciado compañero en la tareas informativas de "El Comercio" Andrés Suárez ha publicado hoy una interesante información que desvela que el Ejecutivo autonómico de Javier Fernández ha recibido un contundente varapalo del letrado mayor de la Junta General del Principado. Éste, cuál maestro exigente, recrimina a los responsables de la nueva normativa sobre transparencia su desaliño redaccional contrario a las más elementales exigencias del idioma español. Y lo hace gráficamente también con unos folios inundados de subrayados en rojo, como aquellos malos exámenes con los que el educador respondía a las muestras escritas de nuestra falta de conocimientos.

Ya no se trata de deslices contrarios a las mínimas bases legales exigidas para elaborar una ley, ni de introducir de tapadillo subrepticias intencionalidades ideológicas. No. Se refiere directamente a la deducible práctica de un "copia y pega" de la referencia nacional a trozos, sin pararse a pensar en la totalidad de la misma e incurriendo, como consecuencia, en manifiestas omisiones que convierten el texto en un jeroglífico indescifrable.

Desgraciadamente, no es la primera vez que esto ocurre. Anteriormente, el mismo letrado firmaba otro informe en similares términos sobre el proyecto de ley de buen gobierno e incompatibilidades que el Ejecutivo asturiano tramita en paralelo al anteriormente indicado.

El informe jurídico indica específicamente que el criterio más ajustado a la hora de elaborar una nueva normativa con referente nacional es "preferir, como regla, la remisión a la legislación básica especificando lo que la norma autonómica tenga de desarrollo propio, y sólo excepcionalmente reproducir la norma básica pero íntegra y sin omisiones".

Las inaceptables justificaciones del consejero de la Presidencia no hacen sino acrecentar la creencia de que el equipo de Javier Fernández está dispuesto a terminar su improductiva legislatura como sea, incluyendo en tal la opción de tratar de colar como una iniciativa legislativa la guía telefónica. Eso sí, incompleta y aleatoriamente seleccionados sus usuarios.

Y si al letrado mayor del Parlamento asturiano no le han colado el bodrio gramatical y sintáctico, tampoco ha pasado desapercibido para los diferentes grupos de la oposición que, mofas aparte, han registrado multitud de enmiendas a ambos proyectos gubernamentales desnudando más si cabe la desgana del Ejecutivo.

Ambos proyectos parten de un departamento cuyo titular era -decían- la gran esperanza del actual presidente para poder retirarse como así desea, manifestaciones triunfalistas aparte. Las dudas sobre la reacción de la militancia y el miedo a abrir en estos momentos el "cajón de las primarias" hicieron a Javier Fernández optar a la renovación.

Ahora, Guillermo Martínez y el conjunto de su equipo han quedado en evidencia ante todos los asturianos que, entre irritados e irónicos, les dicen que deberían volver otra vez a la escuela.


domingo, 2 de noviembre de 2014

Uno de los nuestros

Superado el impacto mediático que produjo el conocimiento del presunto enriquecimiento fraudulento del ex líder del SOMA, José Ángel Fernández Villa, las aguas se van calmando y permiten a propios y extraños vislumbrar con un poco más de nitidez el fondo del asunto. Si la reacción de los dirigentes de partido y sindicato fue fulminante y categórica, la reflexión y el calmado análisis del conflicto van llevando al convencimiento de que, como algunos manifestamos en su momento, nadie podía creerse que se pudiera erigir una especie de chivo expiatorio capaz de englobar todos los chanchullos de una trama que, como se viene demostrando, montan las organizaciones políticas y sociales en esta España que nos está tocando vivir.

Hace algunas semanas, conversando con un ex dirigente de la Federación Socialista Asturiana que en su momento tuvo amplias cuotas de poder en la organización, tras mostrar su estupor por la actuación de Fernández Villa -que todavía no acababa de asimilar, como otros muchos de sus compañeros-, me expresaba la dificultad de digerir tal tropelía, aún reconociendo que los hechos eran contundentes al apuntar a la culpabilidad del ex líder minero. "Podíamos pensarlo de otros, pero de Villa....", "era uno de los nuestros", expresión gráfica de la creencia generalizada en el partido de que tal personaje no podía engañarles y tendría que ser necesariamente ajeno a casos de enriquecimiento indebido como el que hora se le imputa. Seguía mi interlocutor repasando el 'estilo Villa', su poder desmesurado, su despotismo, su forma de controlar con mano de hierro las voluntades de muchos millares de compañeros , la capacidad para poner y quitar a secretarios generales y presidentes, "pero de ahí a esto...".

El estado de shock llevaba a esta persona, como a muchos de sus compañeros, a no entender que es precisamente en ese poder en donde alentaba el germen del uso indebido del mismo y, como consecuencia, la posibilidad de sacar un provecho económico personal o para un grupo de personas afines. "¿Y si resulta que percibía compensación en especies por sus 'favores'?", le preguntaba yo. Finalmente, acababa por admitirme que tal posibilidad era admisible como hipótesis, por mucho que se negara a admitirlo por las buenas.

Por aquel entonces, José Ángel Fernández Villa mantenía su condición de proscrito en solitario y los venablos de todos los grupos de la oposición apuntaban directamente hacia la gestión de los fondos mineros que, si bien era responsabilidad de los sucesivos gobiernos regionales, tenían su nicho precisamente en el feudo de sindicatos como el SOMA, o sea en las cuencas mineras.

Ni Villa ni los fondos mineros pueden compendiar el entramado de una red corrupta regional. Eso parece meridianamente claro. En cuanto a personas, al veterano sindicalista ya se ha unido el ex presidente del Montepío de la Minería, José Antonio Postigo, quien regularizo fondos de desconocida procedencia a la vez que el ex líder minero. Habrá más, y pronto los conoceremos. Además, a la gestión de los fondos mineros y del Montepío de la Minería habrá que añadir las sospechas sobre otros dos elementos relevantes. Uno, sería el conocido como vale del carbón, instrumento sobre el que las organizaciones sindicales han tenido buena parte de la capacidad de gestión. Pero, sobre todo, algún día se harán imprescindibles las pesquisas en torno a la forma de administrar las concesiones mineras, verdadera caja de Pandora dentro de la cual cabe cualquier tipo de susceptibilidades.

Mientras la Junta General del Principado se apresta a perder su tiempo y el dinero de los asturianos en una comisión de investigación más, mientras los socialistas se han avenido a no desgajar la gestión de los fondos mineros del llamado 'caso Villa', la sensación ciudadana es que -sin entrar en comparaciones- podríamos estar ante nuestro profundo pozo de mierda; pozo de mierda que pudiera llegar a salpicar a otras muchas personas.

martes, 21 de octubre de 2014

De camín en caleya.

Todos los partidos políticos alardean de sus mecanismos internos democráticos y vociferan la intención torticera de quienes desde el interior los ponen en cuestión. Cierto que no todos proceden de la misma manera exactamente, pero, en líneas generales, el patrón es de uso común.

El penúltimo escándalo (el último estará, se supone, a la vuelta de la esquina, tal y como van las cosas) en el mundo de las organizaciones políticas lo ha constituido el congreso que el pasado fin de semana celebró el Partido Popular en Gijón. Como en otros casos precedentes, la descalificación está en la calle y es uno de esos asuntos que se comentan en la peluquería, al ir a comprar el pan o en la barra de cualquier chigre. Se confunden los responsables de ese partido si creen que sus cuitas internas son cosa de los periodistas y de media docena de entusiastas seguidores de la gestión de la cosa pública.

Cuando todavía no se han apagado los ecos de la trifulca, sale a la palestra la secretaria general del partido en el ámbito nacional y 'bendice' el procedimiento y su desenlace y descalifica a quienes han tenido la osadia de poner en duda su "limpieza".

Es un estilo muy característico del partido del Gobierno y del que ya hemos tenido cumplidos ejemplos aquí en Asturias con anterioridad (me viene a la memoria el largo cuento de hace cuatro años y pico sobre la disyuntiva Cascos-sí, Cascos-no). Evasivas, aplazamientos y, en definitiva, echar tierra sobre el problema es una práctica que ahora repite María Dolores de Cospedal, quien en un alarde de cinismo santifica la "imparcialidad" del proceso y se permite añadir que lograr "quinientos avales está al alcance de cualquier militante". Tengo la sospecha de que ni siquiera conoce los pormenores del conflicto salvo por la interesada traslación verbal que del mismo le haya dado su lugarteniente asturiana, la 'lideresa" Mercedes Fernández.

Entre tanto, el fulminado aspirante alternativo a dirigir los destinos de los conservadores gijoneses, Ignacio Riestra, sigue adelante con su intención de impugnar el cónclave ante la comisión nacional de garantías del partido. Pobre iluso. ¿Puede su fidelidad a unas siglas llevarle a mantener la utópica idea de que tal organismo va a cuestionar tan siquiera lo que sus máximos dirigentes han santificado con incienso y música sacra? Seguro que no.

David González Medina ya ha tomado posesión de su despacho en la sede local de los populares y se propone tomar el volante de un vehículo que ha quedado seriamente averiado después de hacerlo circular por caleyes y circuitos de montaña. La posición de los cinco integrantes del grupo municipal del PP en el Ayuntamiento de Gijón es la muestra más identificativa de que la organización se ha partido en pedazos. Supongo que a estas alturas Medina y su equipo ya estarán preparando la expulsión de dichos ediles para sustituirlos por otros más afines (el propio flamante presidente entre ellos). A fin de cuentas, hay precedentes relevantes en el actual mandato municipal. Claro que si éste dura un poco más es posible que al PP ya le falten integrantes de la lista electoral presentada hace algo menos de cuatro años, suplentes incluidos.

El Partido Popular cosechó en mayo de 2011 uno de sus peores resultados en el ámbito gijonés. De entonces para acá su historial no ha hecho sino agrandar sus problemas y poner en evidencia sus muchas miserias. Eso sí, con el consentimiento tácito y el refrendo posterior de sus 'mayores' nacionales. Pobre bagaje para un partido que -asegura- aspira a gobernar el mayor municipio del Principado.

sábado, 18 de octubre de 2014

Estrambote satírico

La lamentable gestión que, en su condición de presidenta regional, ha venido practicando Mercedes Fernández en la organización local gijonesa -donde nació a la política, y creció para ocupar puestos más relevantes allende la Venta del Jamón, tuvo hace apenas minutos el estrambote a un desafinado soneto que se remonta al mismo momento en que la 'lideresa' decidió borrar al 'pilipardismo', hasta ese momento preponderante en el partido.

Del seguimiento de los que ha sido el congreso (¿...?) local de los populares uno llega a la conclusión de que la celebración de dicho cónclave nunca estuvo en la cabeza de 'Cherines' y su equipo. Es frecuente que este tipo de convocatorias de cualquier partido agudicen tensiones y solivianten algunos ánimos, pero de ahí a llegar al 'pucherazo' y la algarada hay un gran trecho.

Éramos muchos los que pensábamos que la dirección regional había ido retrasando continuadamente la celebración de esta cita a la espera del momento oportuno para convertirla en un trámite que arrojara el resultado deseado con independencia del proceso. Diecinueve meses de interinidad de una comisión gestora son demasiados incluso para los inseguros. Finalmente, aprovechando los coletazos del verano, se planteó una fecha -la de hoy- y las "reglas" de un proceso en el que, antes incluso de cualquier aspecto orgánico, se entronizó a un candidato oficial. Un aspirante apoyado por el 'aparato' y todos sus resortes de poder al que, ¡oh cielos!, le surgió un adversario. No pasa nada, parecían decirse los oficialistas. Al 'rebelde' le ponemos el hándicap muy elevado y no llega ni a la salida. Muchos también lo creíamos así, y así lo manfestamos públicamente. Pero héteme aquí que el alternativo rompió todos los pronósticos y alcanzó los 500 avales establecidos como barrera para poder competir.

De por medio, saltó a la opinión pública una sentencia condenatoria por consumo de heroína del hombre de 'Cherines', algo que no debería ser admisible en ningún partido político pero que choca aún más en el imaginario usual de los conservadores. Puede que estos hechos, de un pasado no tan alejado, pusieran nerviosos a los impulsores de la candidatura de David González Medina. O puede que no. El caso es que lo que aparentaba hace una semana un trámite pasajero se convirtió en un conflicto interno y arrojó las primeras dudas sobre la viabilidad de la operación montada desde Oviedo.

Y así llegamos a la cita de hoy mismo, con un final bochornoso más propio de regímenes totalitarios de los países de la órbita de la antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. De nada valieron los más de quinientos avales del candidato alternativo, invalidados en casi un cincuenta por ciento por una mesa formada sin la participación de buena parte de la militancia que acudía a participar en el cónclave. "Tongo", "Pucherazo" y otros términos similares corearon el hilarante epílogo de la cita conservadora. Tiempo habrá para analizar la multitud de presuntas irregularidades cometidas por el aparato popular en esta fecha señalada de su historia reciente. Todo apunta a que podría ser un auténtico manual de las malas prácticas democráticas. Nos quedamos fundamentalmente, por el momento, con que los hechos acaecidos plantean algo más que dudas.

Para los que tenemos algo de memoria habría que remontarse a aquel otro congreso, éste socialista, que en 1987 contribuyó a descabalgar a quién había sido alcalde por el partido durante los dos primeros mandatos democráticos, José Manuel Palacio, para dar entrada a Vicente Álvarez Areces. Una operación calculada, que recibió el nombre de "jaula" dejó en evidencia a los socialistas de la villa y estableció las pautas de lo que nunca debería de ser una cita de este calibre.

Desde las últimas elecciones locales, el PP de Gijón ha ido dando tumbos hasta entrar en una espiral de despropósitos que ha tenido su rúbrica hace pocas horas. No serán estos los mejores avales para presentarse ante la ciudadanía para un partido al que sus propias encuestas internas muestran una permanente caída que podría llevarles a quedarse en una formación testimonial. Lo de hoy ha sido ese estrambote satírico de una poesía sin métrica ni argumento.

miércoles, 8 de octubre de 2014

Villa ya no maravilla

El paso del tiempo y las informaciones que nos llegan con regularidad al respecto hacen que cada día sean más los ciudadanos que se apuntan a aquel chascarrillo que les escuchábamos decir a nuestros mayores después del advenimiento de la democracia: "Los políticos son todos iguales", entendiendo por tales a todas aquellas personas que ocupan cargos de responsabilidad no solamente en los partidos, sino también en sindicatos y cualquier tipo de organizaciones empresariales o financieras.

Desgraciadamente, muchos de los que contestábamos compasivamente a esa aseveración y asegurábamos a padres o abuelos que sus recuerdos de antaño no tenían por qué ser validos para la nueva etapa, estamos agotando el margen de confianza cada vez que constatamos que personas que ocupan o han ocupado un lugar preferente en la vida pública, se nos aparecen de improviso como presuntos delincuentes capaces de cualquier cosa en beneficiao del interés propio.

El último aldabonazo ha llegado con la noticia que anoche adelantaba "El País" en su edición digital de que el ex lider minero José Ángel Fernández Villa estaba siendo investigado después de haber 'regularizado' 1,4 millones de euros de dudosa procedencia aprovechando la amnistía fiscal del Gobierno de Mariano Rajoy. La noticia cayó anoche mismo como una losa en el seno de la Federación Socialista Asturiana y en el conjunto de la clase política asturiana. Casos de enriquecimiento indebido de altos cargos o dirigentes de partidos, sindicatos y organizaciones sindicales están a la orden del día, pero estoy seguro de que si en alguna persona no habían pensado la gran mayoría de los asturianos era precisamente en el ex secretario general del SOMA-UGT.

Tiene razón el presidente del Principado y secretario general de los socialistas asturianos, que ha comparecido hace escasas horas para anunciar la inmediata expulsión del PSOE con carácter preventivo del líder minero, al afirmar que estamos ante un caso más grave que los recientes de la familia Pujol o las tarjetas opacas de Bankia. Estamos ante una situación de especial alarma social por tratarse de un dirigente obrero que se ha presentado a lo largo de su larga historia pública como referente de la austeridad y de la honradez, como un trabajador surgido de las explotaciones de carbón, que llegó a controlar con poderes casi omnímodos el socialisma asturiano. O al menos eso es lo que la gran mayoría habíamos creído hasta ahora.

Al margen de las consideraciones ideológicas y de usos y costumbres en la dirección de las organizaciones políticas y sindicales, que admitirían toda clase de controversias, la hipótesis de que se haya podido aprovechar de esa imagen para lucrarse económicamente derriba muchos iconos y descerraja la confianza ciudadana. Ningún minero, aunque se llame José Ángel Fernández Villa, acumularía esas cantidades como producto de su trabajo. Y eso es lo que ahora está sobre el tablero de la investigación del Ministerio de Hacienda.

Internamente, por otra parte, la información ha resultado una ducha de agua fría en el socialismo asturiano. No era éste precisamente el mejor momento para enfrentarse a un escándalo de quien ha sido uno de sus referentes durante muchísimos años. Quizá por eso la decisión fulminante de suspender de militancia al ex lider del SOMA-UGT resulte inusual con respecto a otro tipo de actuaciones anteriores ante situaciones semejantes. No es habitual que la FSA actúe así, por mucho que lo diga su líder actual. Es obvio que el daño causado ha pesado como plomo en el ánimo de la ejecutiva socialista. Ahora queda por ver de qué forma se defiende Fernández Villa más allá de la negativa general a considerarse un delincuente.

De no producirse alguna sorpresa no manejada en estos momentos, nos encontraríamos ante un caso de derrumbamiento estrepitoso de la confianza ya no sólo en la persona sino de todo el entramado sobre el que mantuvo un férreo control durante décadas. Por eso ahora el presidente del Principado y sus equipos de gobierno y de partido se aprestan a distanciaarse radicalmente de quien les ha llevado más que ningún otro al lugar que ocupan. Ahora, el otrora "compañeru" se convierte en apestado del que sus correligionarios huyen más que del virus del ébola. En el PSOE Villa ya no maravilla.

viernes, 26 de septiembre de 2014

Los problemas de Podemos

Mientras los partidos 'tradicionales' asturianos se encuentran inmersos en procesos congresuales o de primarias, la que en los últimos meses se ha ofrecido como alternativa a los mismos se encuentra sumida en un debate enconado derivado de los criterios emanados de la dirección nacional que apunta a la no concurrencia a las elecciones municipales del próximo mayo. En esas están las gentes de Podemos, que no acaban de tragarse la estrategia de Pablo Iglesias y los suyos derivadas de unos cálculos también 'tradicionales' que recomiendan no embarcarse en unos comicios con demasiadas exigencias de todo tipo para una fuerza política todavía en fase de consolidación.

Había apuntado ya en esta misma tribuna que una cosa era hacer una lista española para las elecciones europeas y otra bien diferente abocar un proceso que exige la elaboración de muchos programas de ámbito local y la confección de listas que, en el caso del Principado, incluyen tres grandes municipios con 27 nombres, más suplentes. Y eso sin contar las de los municipios más importantes del centro del territorio regional. No hay estructura de partido todavía y esa tarea implica la imposibilidad de controlar la llegada de advenedizos interesados o de hábiles 'aventureros' que ven en la emergente fuerza política una ocasión de subirse al carro de lo institucional.

Son estos criterios los que responden a un análisis 'tradicional' utilizado por los partidos y coaliciones que llevan años en el escenario nacional, autonómico o municipal. Y responden al progresivo acomodo de Podemos a un guión que, por muy rompedores que se sientan sus responsables máximos, tiene unas exigencias mínimas que atender.

Pero no son estas las valoraciones que hacen los cientos de afiliados a los 'círculos' -a mí, personalmente, no me gusta nada este concepto 'matemático' de la estructura básica de la nueva organización- que ya integran el basamento de los 'anticasta'. Una amplia mayoría de ellos recelan de unos criterios que obligan a aparcar el vehículo cuando empezaba a alcanzar una velocidad de crucero imparable. "Si ahora no estamos en los ayuntamientos, ninguno sabe qué va a pasar dentro de cuatro años", comentaba recientemente un activo militante del nuevo partido. O "Desaprovechar el impulso de esa aparición fulgurante en el panorama español y no empezar a participar en sus óranos institucionales podría ser un error mayúsculo y la pérdida de una oportunidad única", reflexionaba otro.

El caso es que las bases de Podemos en Asturias no están por la labor de arriesgarse a perder lo ganado es estos últimos meses y quieren aprovechar la afección que despierta su partido entre la ciudadanía para situarse en los ámbitos de decisión locales.

Aquí, en Asturias, entre los pilares que han impulsado al partido de Iglesias figura buena parte del núcleo duro de la Corriente Sindical de Izquierda. Se trata de personas acostumbradas a la lucha diaria y a la brega por el logro de unos objetivos muy concretos que, al menos hasta la fecha, no habían hallado su acomodo en ninguno de los partidos tradicionales, ni siquiera en Izquierda Unida. Por eso ahora, que ven que su meta está más cerca, no están dispuestos a ceder a unos criterios 'racionalistas' que amenazan al espíritu mismo de Podemos.

Parece difícil parar esta corriente de participación por muchas estrategias que emanen de la provisional direción nacional de esta fuerza emergente. Ni el carisma de su líder será suficiente. Falta saber como encajará éste una primera rebelión (que no será exclusiva de Asturias) desde la misma base, esa en que ha fundamentado la propia esencia del partido

jueves, 25 de septiembre de 2014

Arquitectura institucional

Muchas veces nos olvidamos de que el tópico, como concepto, no es sinónimo de falso. Al contrario, generalmente se trata de una realidad que, de tanto repetirla y estereotiparla, se nos antoja como una exageración, cuando no un consumada mentira.

La práctica política no es ajena a ese planteamiento y, aunque a veces su uso reiterado tiene como objetivo introducir un mensaje más o menos adulterado en la mente de sus receptores, en otras muchas ese abuso indiscriminado acaba por adulterar una idea básica abrumadoramente real.

En el ámbito de la política regional caló hace ya muchos años un mensaje muy concreto: el de la consolidación de una forma autóctona de entender el bipartidismo. PSOE y PP se repartían los papeles -desiguales, pero aceptados, eso sí- para perpetuarse en el control de eso que ahora el portavoz parlamentario del primero de ellos ha denominado "arquitectura institucional".

Fueron muchos años en los que los socialistas gobernaron, apoyándose en Izquierda Unida solamente cuando necesitaban sus votos, aunque el verdadero sustento con que contaban era una oposición acomodada que no permitía en momento alguno que la sangre llegara al río. Todos estaban a gusto. Unos con el pastel y los demás, con las sobras.

El retorno de Francisco Álvarez-Cascos al Principado, tras su retiro voluntario, puso nombre y apellidos a aquella situación bipartidista: "el pactu del duernu". Mucho se ha escrito y debatido sobre el mismo y su existencia con la conclusión de que, como las meigas, "haberlu hailu".

Pero ha tenido que ser en estos dos últimos años cuando socialistas y populares han decidido dar corporeidad a su interesada entente. Pero nunca a través de un incordiante pacto formal, sino con acuerdos puntuales, pequeños y grandes, capaces de ir superando los obstáculos aritméticos de una Junta General más plural y, por tanto, más incómoda para los que gobiernan.

El primer aldabonazo de ese entendimiento entre los que fueron los dos grandes partidos omnipresentes durante décadas tuvo como reflejo la ruptura del Ejecutivo de Javier Fernández con los que habían permitido con su apoyo la formación de un gobierno monocolor socialista. Izquierda Unida y Unión, Progreso y Democracia se quedaron con cara de tontos cuando su socio mayoritario les plantó en el altar de una reforma electoral por un quítame allá esas pajas.

Irritados, ecocomunistas y magentas replicaron con su rechazo al proyecto presupuestario que un año antes no habían tenido inconveniente en aceptar. Tras el trago de aceite de ricino que supuso para el presidente del Principado ver como dicho proyecto se iba a la papelera, muy pronto surgió el 'amigo responsable' que fundamentó con sus sufragios las necesarias normas de ampliación de créditos.

Las circunstancias han obligado progresivamente a los dos 'amantes' a ser cada día más atrevidos y a exteriorizar sus relaciones, por mucho que, cuando son pillados "in fraganti" reiteren que ni se conocen.

El reciente debate sobre la reforma de la Ley del Presidente, abortado ayer mismo, ha significado la oficialización del acuerdo entre socialistas y populares. Solamente unos y otros pueden sostener a estas alturas de la película esa aberración que impide a un diputado o a un grupo parlamentario emitir un voto en contra del candidato a ser investido presidente. Es una muestra más de los viejos contubernios trasladados a la actualidad. Máxime cuando la Federación Socialista Asturiana, otra vez, parecía dispuesta a ser flexible en medidas que podrían interpretarse como contrarias a sus intereses.

Al final, es esa "arquitectura institucional" la que alberga el bienestar de sus promotores y por ello no están dispuestos a dar entrada en el proyecto a peritos, delineantes, alicatadores o albañiles.

martes, 23 de septiembre de 2014

De dos en dos

Hace algunas semanas, a finales del mes pasado, ya me adelantaba a pronosticar que éste de setiembre iba a ser movidito desde el punto de vista de la política local. No hacía falta ir a estudiar a Salamanca para vislumbrar que la mayoría de los partidos y coaliciones engrasarían sus maquinarias respectivas para afrontar un periodo que tiene como meta la cita con las urnas del año próximo. Pero antes, era preciso poner al día el esqueleto organizativo de cada una de esas fuerzas políticas como paso previo a embocar los comicios de 2015.

Ha sido estar unas semanas fuera de ambiente, tanto física como informativamente, y volver para encontrarme con que los vaticinios se han cumplido. Y con creces. Las principales organizaciones políticas del ámbito local no solamente han calentado motores sino que podría decirse que se encuentran ya con todas las marchas revolucionadas.

El primero en salir a pista ha sido el PSOE que, tras asumir como general el proceso de primarias, ha lanzado al ruedo para renovar su dirección en Gijón a José María Pérez, joven y veterano a la vez, buen conocedor del ámbito municipal y 'formado' durante los últimos tres años y pico en el parlamentarismo regional a la sombra protectora de los Javier Fernández, Fernando Lastra o Jesús Gutiérrrez. Ahora, retorna como candidato oficialista y, por tanto, con amplias posibilidades de ser el sucesor del 'malogrado' Santiago Martínez Argüelles.

Enfrente tendrá al incombustible José Antonio Garmón, siempre con la confianza intacta en sus posibilidades de cambiar los hábitos y costumbres establecidos durante años. Por el camino parece que se ha quedado la presumible candidatura arecista. Quizás Tini se dio cuenta esta vez de que su prestigio entre los compañeros y camaradas está bajo mínimos, tanto si es para tratar de volver a la primera fila como para actuar por persona interpuesta.

Solamente pasaron horas entre el anuncio del socialista 'Josechu' de que daba ese paso al frente y el sorpresivo anuncio de que el Partido Popular convocaba, al fin, para octubre el congreso local tantas veces postergado. Y digo sorpresivo pese a la evidencia de que el cónclave se había hecho imprescindible, por el momento elegido por la lideresa regional para anunciarlo. Tan obvio había sido meses antes que ya nos habíamos acostumbrado a pensar que la cita no iba a llegar nunca. Incluso se llegó a pensar en que la organización local podía llegar a las elecciones con una gestora que acumulaba hasta ahora diecinueve meses de interinidad.

Es de suponer que la convocatoria llegó cuando Mercedes Fernández resolvió el sudoku de encontrar un candidato a su medida. Los sucesivos retrasos solamente podían justificarse en el encaje de las piezas que pudieran evitar sorpresas (no es el Partido Popular proclive a tener alternativas a los designios de sus dirigentes). Y la elección recayó sobre David González Medina, líder de Nuevas Generaciones en el ámbito local, un sobre sorpresa como aquellos que comprábamos en las ferias y en cuyo interior nunca sabías lo que te podía tocar.

Pero fue anunciar 'Cherines' la convocatoria del congreso local, y colocar sobre el tapete el nombre del joven Medina, cuando de detrás de las columnas apareció un Ignacio Riestra no demasiado conocido pero con años de militancia a sus espaldas (incluso fue secretario general) para reclamar el derecho de los militantes a participar en 'la fiesta'. Todo apunta a que el candidato alternativo será el Garmón de los populares, incluso con más dificultades para recabar el número de avales precisos para concurrir en el proceso.

No va a la zaga de socialistas y populares Izquierda Unida. Tras el guirigay de la pasada primavera, con la salida alborotada de Jorge Espina y Libertad González de sus cargos en la organización y en el ayuntamiento, el necesario proceso de recuperación interna se inició con el anuncio del coordinador local de que se presentaría de nuevo a la reelección. Pero Marcos Muñiz, señalado por los 'rebeldes' como responsable de la crisis interna, también se ha encontrado a las primeras de cambio con un adversario en la figura de Faustino Sabio. El presidente de la Confederación de Padres de Alumnos no oculta que está en la onda de los mencionados dimisionarios y ya tira con bala contra su rival interno, lo que garantiza prácticamente que la crisis está lejos de ser superada.

Y así van las cosas, de dos en dos, algo inusual en la política de los últimos años, más proclive a contar con un candidato único como símbolo de la cohesión interna partidaria. Claro que esa vieja costumbre estaba asociada más a liderazgos que a participación, práctica que ahora se considera arcaica y caduca. A cambio, aparecen nombres y rostros prácticamente desconocidos incluso para las militancias, siguiendo la moda impuesta por Pedro Sánchez en el PSOE federal. ¿O sería mejor aludir al 'efecto Podemos'? Sin lugar a dudas, la formación de Pablo Iglesias ha sido, al menos en este aspecto, el gran revulsivo de los partidos tradicionales. Incluso ha llegado a unificar todos sus discursos, por mucho que se vendan con tal o cual vitola.

Por cierto que de los 'anticasta' no podemos ni hablar por el momento, ya que todavía se encuentran en el proceso de decisión sobre su concurrencia a las urnas en los comicios locales. Pasado el efecto inicial de su éxito en las europeas, Podemos parece haber encarrilado el camino de los otros partidos para diseñar sus estrategias. De las proclamas se ha pasado a los cálculos. Una cosa es predicar y otra bien diferente dar trigo.

Me he permitido pasar por alto al partido que actualmente gobierna en el municipio. Ya expuse hace tiempo que Foro tiene en Carmen Moriyón -¿quien lo iba a decir hace tres años largos?- su activo incuestionable y seguirá marcando los destinos de los 'casquistas' en la villa de Jovellanos.

sábado, 30 de agosto de 2014

Populistas, que no populares

Reformar la Constitución ha sido desde hace muchos años un posible objetivo político de este país, aunque su ejecución ha despertado -con razón o sin ella- numerosos recelos en los dos grandes sustentadores del bipartidismo, especialmente cuando se encontraban sucesivamente al frente del Gobierno de la nación. Aunque el Partido Socialista ha mostrado en numerosas ocasiones su mal disimulado temor a tocar la vigente Carta Magna, ha sido siempre el Partido Popular el que ha puesto toda clase de objecciones en aquellos momentos en los que hipotéticos cambios se han planteado. Sólo ambos lograron ponerse de acuerdo cuando la Unión Europea les obligó a modificar la regulación del déficit público.

Por eso sorprende ahora especialmente que, cuando vamos a abordar el último tramo de una legislatura en la que los conservadores cuentan con amplia mayoría en las dos cámaras legislativas estatales, gobiernan en la mayor parte de las comunidades autónomas y controlan buena parte de los grandes ayuntamientos españoles, a sus máximos responsables les haya entrado el 'afoguín' para reformar aspectos de la vida institucional que afectan muy directamente al texto constitucional, lo que obliga a enmendarla.

Y si primero fue la iniciativa, ahora cuestionada no sólo por toda la oposición sino también por expertos constitucionalistas -hoy mismo se han pronunciado en igual sentido organismos de la Unión Europea-, para promover el cambio que permita la elección directa de los alcaldes, en las últimas horas se ha descolgado el ministro de Justicia con la ocurrencia de eliminar prácticamente el aforamiento que actualmente ampara nada menos que a 17.621 cargos públicos en todo el territorio español hasta reducir el número solamente a 22 personas.

Otra vez una propuesta que afecta a la actual redacción de la vigente Carta Magna, a la que habría que 'meter mano' seriamente para convertir aquella en palabra de ley. Pero no solamente, puesto que los privilegios judiciales con respecto a los ciudadanos normales que implica el aforamiento afectan también a presidente, gobiernos y parlamentos autonómicos y está regulada en los respectivos estatutos, a cuya reforma tendrían que enfrentarse las instituciones dada la condición de ley orgánica de esas máximas normativas regionales.

¿Por qué el Partido Popular se embarca precisamente ahora, en un periodo marcado por las citas electorales de la primavera próxima y la subsiguiente del ámbito estatal, a semejante empresa, sobre todo si se tiene en cuenta que existen precedentes, en momentos mucho más favorables desde el punto de vista de la estabilidad institucional, de oposición abierta y declaraciones específicas contrarias a lo que ahora propone?

Parece obvio que, desde el punto de vista de la sensibilidad ciudadana, elegir a los regidores de cada municipio directamente representa, a priori, un avance en la decisión popular. Lo que no se dice es cómo va a regularse la nueva normativa para evitar que los ayuntamientos se conviertan en verdaderos gallineros solamente controlables mediante la dudosa concesión de poderes de difícil encaje democrático a los nuevos titulares del bastón de mando.

En lo que se refiere a la supresión de privilegios judiciales a la mayor parte de esos 17.621 aforados actuales, tampoco aquí cabe pensar que se trate de un objetivo que choque con la voluntad de millones de españoles. Cualquiera diríamos que suprimir esa posición preponderante a tantos y tantos cargos públicos es objetivo más que loable. El problema, en este caso, sería la extensión y alcance de este procedimiento y la dificultad para compatibilizar las voluntades de diecisiete parlamentos autonómicos, amén de las correspondientes a unas Cortes cada día más 'multicolores'. Dificultades que, por cierto, ha admitido el propio Ruiz-Gallardón.

Llegados a este punto, habría que convenir que el gobernante Partido Popular ha decidido sacar en procesión una serie de propuestas que en todos los casos afectan a la reforma de la vigente Constitución y que responden más a las prisas populistas y a intenciones manipuladoras de un Gobierno y la organización política que le sustanta que a una verdadera intención regeneracionista de la vida pública.


martes, 26 de agosto de 2014

Chiringuitos y chiringotes

Tantos años hablando de ellos y resulta que, al final, nos hemos acostumbrado a que eso de los 'chiringuitos' políticos o institucionales forma parte de los peajes que tenemos que pagar a nuestros representantes. Nos quejamos, es cierto. Y mucho. Pero da la sensación de que es como lo del tiempo.  ¡Vaya mes de agosto!, clama la gente, pero forma parte del guión y todos lo seguimos.

Desde que nuestra democracia se ha ido consolidando, los gobiernos de aquí y de allá, de un color o de otro, se han empeñado en edificar un entramado de empresas públicas, de fundaciones, etcétera, sobre cuyo funcionamiento y utilidad siempre hemos percibido más sombras que claros. Desde la forma de 'rellenar' sus plantillas hasta el uso de los fondos públicos que manejan, su historial responde en la mayoría de los casos a clientelismos o pago de favores, convirtiéndose en empresas de colocación para afines, familiares y futuros cachorros de la organización política que las controla.

Durante muchos años, esa tela de araña ha ido creciendo a la sombra de presuntas nuevas necesidades de la gestión pública hasta alcanzar la solidez y la altura de un moderno rascacielos.

Llevamos años escuchando la necesidad de poner coto a esa tendencia, y, especialmente a raíz de la larga e interminable crisis económica, de la necesaria reducción de ese macrosistema parapolítico al servicio de los gestores de turno.

Me ha venido esta reflexión a la cabeza a raiz de la petición que los socialistas gijoneses han hecho al Ayuntamiento local para que retire la subvención que el municipio aporta a los cursos de La Granda, un montaje de escasa o nula repercusión que se mantiene a mayor "gloria" del economista Juan Velarde, por mucho que en sus orígenes se ofreciera como nuestro particular sistema de cursos internacionales de verano, capaces de dar lustre a cualquier región que se preciase.

Sospecho que no es ajena a esta petición de la edil Begoña Fernández la decisión de la Corporación que preside Carmen Moriyón de retirar las ayudas que la misma otorga a los Encuentro de Cabueñes, anunciada hace escasos días; otro de los 'eventos' que hace tiempo dejó de concitar interés alguno a los asturianos, por mucho que en sus objetivos iniciales y en sus primeros años de actividad la cita aportara interesantes conclusiones.

Y no se trata de aferrarse al ámbito territorial de las convocatorias, aunque podría considerarse argumento incontestable. Creo que esta clase de ayudas depende menos de los límites geográficos que de su alcance real para la ciudadanía.

Si nuestra clase política local está dispuesta a fomentar este debate, me parece muy bien. Sobre todo si sirve para poner en orden el derroche de fondos públicos para iniciativas que únicamente sirven a intereses personales, cuando no partidistas. Ha llegado la hora de optimizar el gasto público y para ello hay que recortar chiringuitos y chiringotes.

miércoles, 20 de agosto de 2014

El gobierno del 'líder vecinal'

Voy a tener que repetir aquello de que dirigentes políticos y representantes institucionales solamente se han tomado vacaciones estivales en lo que respecta al trabajo que la ciudadanía les encomienda con su elección. No así en lo que se refiere a sus intereses partidarios que -también lo repetiré- se ha focalizado ya plenamente en la cita electoral de mayo del año próximo.

Mientras los jefes de filas se fotografían en su solaz veraniego, en las sedes de las distintas organizaciones los 'rodríguez' de turno siguen 'currando' a tope sobre la mejor forma de arrimar el ascua a la sardina propia, ya sea con estrategias, listas o programas, por llamar eufemísticamente a todos estos menesteres por su nombre más digno.

En lo que se refiere a estrategias, a alguno le ha podido aguantar las ganas y ha sacado a pasear el debate sobre la elección de alcaldes, originando una polémica que ha trascendido de cualquier otro asunto de este periodo vacacional. Se trata, como ocurre casi siempre, de viejos temas que periódicamente saltan a la palestra y causan controversia según unos u otros gobiernen o hagan oposición. Sin amargo, no parece que en esta ocasión se trate de un 'globo sonda' o de una de esas 'serpientes de verano'.

En esta ocasión ha sido el gobernante Partido Popular, parapetado en su mayoría absoluta, el que ha puesto sobre la mesa la reforma que permitiría ser alcalde al número uno de la lista más votada. Y, como no podía ser de otra manera, al flamante secretario general del PSOE, que ha aprovechado las últimas semanas para darse a conocer en todos los sitios en los que se le requería (me parece que, incluso, donde no) le ha faltado tiempo para oponerse radicalmente a esa 'ocurrencia' repetida. De nada sirve que su propio partido, por bocas destacadas, haya planteado la misma fórmula en pasados recientes. "El PP sólo busca una elección directa: la del PP", ha dicho Pedro Sánchez. Por supuesto que la apuesta de los populares tiene mucho que ver con intereses propios y poco con la salud democrática del país. Como lo sería si lo planteasen los socialistas de estar en la posición de sus adversarios. Ninguno es inocente, como no lo han sido ninguna de las organizaciones políticas asturianas en el todavía reciente debate sobre la reforma electoral autonómica. Es un ejemplo próximo, pero podríamos aportar muchos mas. "¿Me beneficia? Pues p'alante". "¿Me perjudica? Pues me opongo". Nada nuevo.

Sin embargo, a mi modesto entender, el debate se ha planteado desde argumentos simplistas y que en ningún caso han entrado al fondo de la cuestión en toda su complejidad.

Los populares se han posicionado interesadamente por la figura del alcalde en la persona más apoyada por sus ciudadanos. Eso podría ser relativamente adecuado y responder a principios muy democráticos. Pero lo que no nos han dicho es de qué forma va a gobernar ese 'líder' vecinal. Si se admite que la reforma va a ir solamente orientada en ese sentido, ¿alguien podría explicarnos cuál va a ser el día a día de la gestión municipal tras los comicios? Un gallinero, convendremos todos. Porque, si la pluralidad de opciones en una corporación actual obliga a buscar una base estable de gobierno mediante alianzas, ¿qué no podría ocurrir con la misma composición y sin ellas?

Puede que lo que se nos esté ocultando es que la reforma electoral tendría que ir mucho más allá de la 'anécdota' sobre la primera figura institucional y proceder a un cambio profundo de las reglas del juego para dotar a esa misma figura de poderes que actualmente no podríamos ni imaginar. Vamos, una traslación a las corporaciones locales del método del decretazo. Alcaldes plenipotenciarios que, ayudados por un equipo propio reducido, gestionarían monolíticamente la 'res pública' desde sus despachos. De esto no he escuchado hablar a nadie.

Está muy bien que los ciudadanos podamos decantarnos individualmente por nuestro regidor, obviando las listas de parásitos que le acompañan en la candidatura y que sirven solamente para alimentar el clientelismo de los partidos correspondientes. Suena bonito. Pero de nada serviría si su único objetivo estuviera fijado en la supresión del juego democrático para avanzar en el autoritarismo personalista.

martes, 19 de agosto de 2014

El PSOE gijonés calienta motores

Aunque parezca que el estío ha dejado sin actividad el mundo político asturiano, esa imagen refleja solamente una verdad a medias. Mientras una parte de los dirigentes y cargos públicos aprovechan para solazarse fuera de nuestro territorio, aquí otros muchos trabajan incansablemente preparando la infraestructura necesaria para un otoño en el que las prioridades se van a centrar en las negociaciones de los presupuestos municipales y autonómicos para 2015 (tarea que ya tiene tela) y, sobre todo, del encaje de las listas que las diferentes fuerzas políticas presentarán a los comicios de mayo próximo. Así que de relax, nada de nada.

Comentaba hace algunos días el escenario sobre el que estaban trabajando los partidos asturianos para las elecciones regionales y hoy quisiera referirme someramente al trabajo que desarrollan las principales organizaciones con vistas a garantizarse los mejores resultados en la próxima corporación municipal gijonesa. Me referiré ahora, exclusivamente, al PSOE, dejando para próximos 'post' a otras organizaciones.

Quizá sean los socialistas quienes mejor tienen organizado ese futuro próximo, aunque ello no quiera decir que las cosas se le presenten fáciles. De mano, la consecuencia de apostar por primarias tiene como resultado que, a día de hoy, pueda pensarse en repetir en el ámbito local el guión de la reciente elección del secretario general federal, Pedro Sánchez, y que en nuestro municipio puedan presentarse tres candidaturas. Para la secretaría general, primero, y para la lista municipal, después. Aunque en la práctica podrían encabalgarse.

Estará, desde luego, la lista oficial, la que apoyará el 'aparato' regional y que podría tener continuidad o apostar por la renovación. La primera opción sería repetir con Santiago Martínez Argüelles, aunque ya he comentado en más de una ocasión que no cuenta con el apoyo del equipo de Javier Fernández, especialmente porque la valoración que se hace de su gestión como jefe de la oposición no es muy positiva. Hay que contar -eso sí- con que el actual líder local acepte voluntariamente el retiro, que cambiaría por el retorno a los escaños de la Junta General del Principado. La alternativa pensada desde Oviedo podría ser José María Pérez, uno de los pesos pesados del grupo parlamentario socialista y buen conocedor del Ayuntamiento gijonés, en el que se curtió a la sombra de los equipos de Paz Fernández Felgueroso. La imagen pública de 'Josechu' se valora especialmente en el Ejecutivo autónomo y cuenta con el aval que le da su fama de experto controlador del mundillo de las redes sociales, un plus que figura entre los más relevantes de un currículo institucional una vez que éxitos como el de Podemos se sustentan sobre la utilización adecuada de esos nuevos recursos tecnológicos.

La segunda opción, ésta segura, es la de José Antonio Garmón, quien ya ha anunciado su intención de ser alternativa, como lo fue frente a la candidatura de Martínez Argüelles en las últimas elecciones internas. Como buen defensor de la opción de Pérez Tapias en el ámbito estatal, sus posibilidades parecen reducidas a priori, aunque su imagen renovadora puede ser su particular bagaje.

Al margen de esas dos posibilidades, cobra fuerza la idea de una tercera opción. Detrás de ella podría detectarse la influencia de la UGT, sindicato que siempre ha demostrado su peso en este tipo de lances, y del ex presidente del Principado. Vicente Álvarez Areces no ha querido retirarse nunca y el escaño de senador, con todas sus prebendas, no es suficiente para el 'gran faraón', que repite una y otra vez allá donde se le invita (y también donde no) las grandezas de su gestión y sus méritos inalcanzables (venga a cuento o no en el marco en que se produce su intervención), desaparezca de la primera fila.

Sea como fuere,  Tini se considera amortizado totalmente, incluso por aquéllos que siempre le han apoyado. Por ello, cobra fuerza la idea de que sea una de sus colaboradoras más estrechas la elegida para presentarse como aspirante a alcaldesa y retorna al primer plano el nombre de Mercedes Álvarez, que ya trabajó con el ex mandatario en su etapa municipal y a la que se llevó al Gobierno autónomo para ocupar la cartera de Cultura.

Así las cosas, el mes próximo empezará la guerra (si no ha comenzado ya) para conseguir los avales necesarios, tarea que se antoja dificultosa para algunos, como demostró el proceso federal de mediadios de julio pasado. Es de suponer que le ejecutiva regional preferirá que el proceso se reduzca, como máximo, a dos aspirantes, pero -como decía al principio- apostar por las primarias como procedimiento puede aportar sorpresas.

martes, 12 de agosto de 2014

IU busca la dote de Podemos

Defienden numerosos sicólogos que en el establecimiento de cualquier relación prima la pulsión egoísta sobre el sentimiento desinteresado, que la búsqueda de lo que nos falta se antepone a la entrega generosa a la otra parte. Esto, así formulado con carácter general, tiene su reflejo evidente en las concordancias políticas, donde se superponen los intereses de grupo o de partido a cualquier otro objetivo.

Y en eso están en estos momentos los responsables de IU de Asturias (como supongo que lo estarán los de otros territorios de España), en la búsqueda de formalizar una "alianza" de  la izquierda con la que poder afrontar las elecciones del año próximo con garantías de mantener su condición actual como única marca representativa a la izquierda del Partido Socialista.

Podría decirse que Izquierda Unida es como esas viejas familias aristocráticas venidas a menos que conservan sus blasones y vetustas propiedades pero, como se dice por aquí, "no tienen una perra". Aparentan mucho, eso sí, pero en la saca no hay casi nada.

En esa tesitura, sus responsables han descubierto a la lozana muchacha que es Podemos -lo de Equo es otra historia porque ya tienen una estructura organizativa similar-, joven y con jugosa dote en forma de sufragios y apoyo popular. Y por ello ha decidido tirarle los tejos. No hay amor en esa iniciativa, no hay sinceridad en sus intenciones. En la mente de Manuel González Orviz y su equipo sobrevuela la meta de llevársela al huerto y cobrar la herencia.

Resulta difícil a estas alturas creer que la coalición pueda afrontar este proceso de igual a igual, como es difícil de creer que una estructuras sólidas de 'partido', fruto de años de experiencia desde las lejanas catacumbas del PCE, van a resquebrajarse sin más para encarar un futuro compartido. De eso podrían hablarnos dos ilustres dirigentes asturianos en la reciente historia de la organización, Gerardo Iglesias -ya lo ha hecho en una jugosa entrevista reciente- y Gaspar Llamazares. Uno, primero, y el otro, después, supieron canalizar la formación de esa 'plataforma' de la izquierda capaz de fagocitar a otras pequeñas fuerzas de su entorno para mantener la nueva estructura sobre la columna vertebral del Partido Comunista. Curiosamente, las siglas se las quedaron un grupo más o menos amplio de viejos nostálgicos de la URSS y de Lenin, pero la batuta pasó a manos de los 'renovadores' citados.

Ahora, tengo toda la impresión que Cayo Lara y sus 'capataces' regionales quieren repetir la operación, aunque el escenario ni se le parece. Entonces, IU aglutinó alrededor del PCE a algunas pequeñas fuerzas políticas sin peso en el electorado, algo parecido a lo que podría ocurrir con la citada Equo. Pero entonces no existía la plataforma de Pablo Iglesias, que ya ha superado en los sondeos a la coalición en la mayor parte de España; en Asturias, por supuesto.

No me sorprende, por eso, que Podemos se haga el 'estrecho' y, además de aplazar su consentimiento a las relaciones, haga patentes sus recelos sobre las verdaderas intenciones de su 'partenaire'.
Va a tener Izquierda Unida que aportar al hipotético matrimonio algo más que buenas palabras. Su 'pareja' va a exigirle hechos. Las prácticas y costumbres de tantos años no son una buena carta de presentación.

domingo, 10 de agosto de 2014

A las urnas con lo de siempre

Aunque se supone que nuestra clase política se ha tomado un respiro vacacional en esta primera quincena de agosto, la información diaria se empeña en mostrarnos que su inactividad (la estival, no la habitual del resto del año) no es tal y que las elecciones de la primavera próxima ya priman en sus agendas de partido.

En algunos territorios, como en el Principado de Asturias, se antepone incluso en el calendario el preceptivo proceso de negociación presupuestaria, que para el Gobierno de Javier Fernández se antoja prioritario después de la actual prórroga de sus Cuentas.

Pero no es de eso de lo que pretendía hablar hoy, sino de la cada día más cercana cita con las urnas, sobre la que sabemos fechas y barajamos candidatos, lo primero que sube a los titulares de los medios de comunicación, mucho antes de hablar de programas o prioridades sobre objetivos.

Como ya he realizado algún comentario sobre quiénes puedan ser cabezas de cartel de las principales fuerzas políticas, hay un aspecto que me parece especialmente reseñable, y es el hecho de que vamos a votar con una ley electoral manifiestamente mejorable y claramente injusta, como ya quedó patente a raíz de la negociación emprendida en su momento por todos los grupos parlamentarios de la Junta General; la misma que dio al traste con los acuerdos de gobierno que permitieron al presidente asturiano sacar adelante con apoyos suficientes su gestión institucional durante doce meses.

Pero en política, como en tantas cosas, la memoria es frágil y ahora parece que ya nadie recuerda que una mayoría de la Cámara autonómica apoyó una reforma de la ley electoral tendente, fundamentalmente, a corregir la desigualdad de voto que consagra la vigente norma. Que los socialistas se escudaran entonces en la imposibilidad de alcanzar para dicha reforma una mayoría "cualificada" como argumento para echarse atrás, no empece para que los argumentos a favor de la modificación no sigan siendo válidos para la mitad más uno de nuestros "representantes" actuales.

Al PSOE asturiano, como beneficiario junto con el PP de la ausencia de equidad en la valoración de cada sufragio, le vino muy bien aquella situación. Más aún cuando el paso del tiempo ha manifestado la posibilidad de un entendimiento entre ambos partidos 'mayoritarios', los más perjudicados por la desafección del elector hacia lo que la emergente Podemos llama "casta".

Y no es que el texto de la reformada norma electoral fuera la panacea capaz de romper la tónica de que un voto a PSOE o PP tenga mayor valor que el dirigido a Izquierda Unida o Unión, Progreso y Democracia. No. Pero sí es cierto que los cambios corregían relativamente la manifiesta desigualdad vigente y aproximaban de alguna manera un criterio más acorde con los auténticos principios de la democracia.

A medida que se acerque la cita con las urnas sería conveniente que quienes salen claramente damnificados con el mantenimiento de las reglas del juego actuales recuerden que, si bien han luchado denodadamente en su momento por la reforma, parecen haber dado paso en sus discursos a un peligroso olvido. Y ello pese a que del asunto puede depender su futuro institucional.

Al final, tenemos que concluir que la práctica política, como tantas otras actividades, es inconstante, desvcuidada y superflua.

viernes, 8 de agosto de 2014

Demasiado tiempo de espera

Insistía nuestro recordado director Francisco Carantoña a propósito de las grandes infraestructuras en que lo importante era que se hicieran, aunque las promesas sobre plazos fueran sistemáticamente olvidadas. Añadía que, una vez en uso, ya nadie recordaba el tiempo de espera sufrido para poder disfrutarlas.

Ayer, la actual ministra de Fomento, con su habitual ascetismo, acudió a Asturias para inaugurar los algo más de siete kilómetros y medio de la autovía del Cantábrico entre La Franca y Pendueles, y prácticamente 'firmó' para antes de fin de año la apertura de los cuatro kilómetros largos restantes hasta finalizar el trazado completo de dicha infraestructura en Asturias. Ciertamente es una grata noticia que un trazado tan relevante para el tráfico por todo el Norte de España esté a punto de completarse (queda aún un tramo en Cantabria) y podría considerarse bien empleada la espera si qeremos ser más o menos prácticos.

Sin embargo, nos cuesta trabajo acomodarse a tal teoría a quienes desde la primera línea de la información nos ha tocado vivir el nacimiento y progresión de esta vía aglutinadora de la Cornisa Cantábrica. Uno ya estaba al pie del cañón cuando en pleno periodo franquista se inicio el primer tramo de la "Y" entre Gijón y Avilés, primera 'vértebra' de un larguísimo esqueleto, hace ya cuatro décadas. Reivindicar ahora el debate sobre si aquella obra se inicio con vocación de convertirse en lo que ha acabado siendo o si hay que reducir su longevidd a algunos años menos me parece cuando menos superfluo. La realidad es que su periodo de construcción se ha prolongado excesivamente en el tiempo por mucho que ahora podamos celebrar su conclusión relativa.

En tantísimos años han pasado por las responsabilidades del Gobierno prácticamente todos. Desde el citado dictador hasta numerosos gobiernos socialistas, desde un ministro asturiano directamente responsable del ramo hasta una andaluza de cuyo nombre preferimos más no acordarnos por su nefasta gestión y su aversión hacia los problemas de la para ella lejana "invernalia". Todos han tenido en mayor o menor medida sus méritos, pero también a todos se les podría responsabilizar de haber dilatado más allá de toda razón una vía de comunicación imprescindible. Supongo que todavía quedamos muchos asturianos con vida que recordamos la odisea que representaba cruzar de Gijón A San Sebastián o de Oviedo a Santiago de Compostela. Algunos de los pioneros de los Estados Unidos de Norteamérica lo tuvieron solamente un poco más complicado. Por la presencia de los pieles roja, me refiero.

Inaugurar tramos, como ha hecho en la jornada de ayer Ana Pastor, puede dar relumbrón a una gestión, pero no podemos olvidar que su partido ha gobernado ocho años antes, amén de los casi tres actuales, y ha contribuido a que miles de conuctores no hayan podido ver satisfechas en vida sus necesidades. Ahora son realidades, pero durante demasiado tiempo se jugó con fantasías que solamente estaban en la boca de los responsables políticos de turno.

Si antes de fin de año se remata el tramo asturiano y en 2015 el que resta en Cantabria, todos nos alegraremos de tal acontecimiento. Perdonaremos tantos años de espera y la irracional programación de tramos que ha hecho que en determinados momentos la vía de comunicación fuera una auténtica carrera de obstáculos pasando de tramos de cuatro carriles de autovía a dos de conflictivo trazado, de curvas sin fin y de obligadas retenciones causadas por camiones y otros vehículos de gran tonelaje. Pero como en muchas otras cosa, perdonar no es olvidar y no creo que en el tema que nos ocupa la culpa sea de las dificultades orográficas o medioambientales (que las hubo, y muchas), ni siquiera de las económicas (que han influido en el último quinquenio), sino de la ausencia de voluntad política en quienes tuvieron la responsabilidad de completar una infraestructura prioritaria.

martes, 5 de agosto de 2014

Fernández y Fernández

Dicho y hecho. Fue lanzar al aire el presidente del Principado su lamento orientado a encontrar un socio para negociar los presupuestos del año próximo y rápidamente apareció Mercedes Fernández mostrandose muy dispuesta a entrar en ese terreno. Pero no a cualquier precio. No. Antes estableció la línea roja tras la cual todo serían sombras: la bajada de impuestos.

Se ha puesto en marcha así el complejo ajedrez electoral que antecede a cualquier convocatoria a las urnas, aunque sea con muchos meses de antelación. De sobra sabe la 'lideresa' del PP asturiano que esa marca que ha hecho en el suelo no la puede cruzar el Gobierno socialista. Y no la puede cruzar porque, si la recaudación anda ya por los suelos, a ver qué pasaría si se reducen tipos o figuras impositivas. Sin embargo, desde el punto de vista estratégico, no ha estado mal ese 'jaque de la dama', que muestra su mejor rostro de "responsabilidad" y se asegura que no van a 'pillarla' nuevamente en el ya reiterativo 'pacto del duernu'.

Javier Fernández sabe que precisa desesperadamente de algún tipo de acuerdo que le evite una nueva prórroga, pero también es consciente de que en el próximo otoño ese entendimiento se antoja más complicado que nunca. Tratará, eso sí, de buscar entre las zarzas del 'frayamiento' a sus antiguos socios prioritarios, pero estos no están precisamente para hacerle favores, especialmente después de un año de choques e insultos.

Todo lo condiciona la cita electoral. Las fuerzas políticas son conscientes de que no se puede dar 'ni la hora' a los rivales, especialmente tras la aparición de ese incómodo invitado que es Podemos, que amenaza con comerse una buena porción del pastel. Si a las encuestas nos remitimos, se diría que los de Pablo Iglesias van a dejar a más de uno con 'fame'.

Como ocurriera hace meses con los créditos extraordinarios que ayudaron a salvar la prórroga de las Cuentas del presente ejercicio económico, al mandatario autonómico no le va a quedar más asidero que el Partido Popular. Claro que, como queda antedicho, a éste tampoco le interesa mucho facilitar la tarea a los socialistas. Con la acumulación de fuerzas de la izquierda en la plataforma correspondiente de este tren 'de baja velocidad', a la Federación Socialista Asturiana no se le presenta otra alternativa que compartir los vagones de primera clase con esa derecha 'responsable' que con sentido de Estado renuncia a utilizar sus votos con fines partidistas para salvar a Asturias (sic).

Lo que ocurre es que dar ese difícil paso conllevaría un final de legislatura sin apenas recursos para tratar de sostener los restos del naufragio del estado del bienestar, torpedeado por José Luis Rodríguez Zapatero y saqueados sus deshechos por Mariano Rajoy y los suyos. Traducido: pérdida de votos entre las clases menos favorecidas, auténticos paganos de una crisis interminable, por mucho que los voceros del Ejecutivo de Madrid traten de trasladarnos a un imaginario país de las maravillas.

Así las cosas, Fernández y Fernández se reunirán unas cuantas veces escenificando su responsabilidad hasta concluir que la entente es imposible. Habrá prórroga de nuevo y, si fuera el caso extremo, recuperarán el diálogo a la busca de otra ración de créditos extraordinarios con los que llegar al menos hasta mayo.

domingo, 3 de agosto de 2014

Pensando en mayo.

Aunque sin el tono triunfalista de Mariano Rajoy, los socialistas asturianos también han decidido no irse de vacaciones sin dejar constancia de las excelencias de su último año de gobierno. Y lo han hecho por boca de su portavoz parlamentario, Fernando Lastra, quien ha calificado este último periodo de "útil, intenso y productivo", y ello a pesar de que no exista tipo alguno de pacto "vergonzante" entre su partido y el PP de Mercedes Fernández. Podemos creérnoslo o no. Allá cada cual.

Balances aparte, lo que resulta evidente es que nuestra clase política ha decidido tomarse unas 'merecidas' vacaciones para hacer como cientos de miles de españoles y disfrutar de las delicias del verano. Les vendrán bien para reponerse del 'esfuerzo' desarrollado en los pasados meses pero, sobre todo, para empezar a pensar que, a la vuelta del estío, tendrán que ponerse ya con la ardua tarea de confeccionar listas para las municipales y autonómicas de mayo próximo.

Antes, por si acaso a alguien se le olvidaba, hay que aprobar presupuestos, labor siempre ingrata sin mayorías absolutas y que exigen flexibilidad de cintura y capacidad de diálogo. Quizá por eso, y porque son los últimos de la legislatura, el presidente del Principado ha aprovechado la inauguración de la Feria Internacional de Muestras de Asturias para reclamar de los distintos partidos de la oposición eso que suele llamarse "responsabilidad", o más pomposamente "altura de miras", en la necesaria colaboración para que 2015 tenga una Cuentas nuevas y no otra prórroga como el pasado año. Javier Fernández es consciente de que las condiciones para un acuerdo con Izquierda Unida y con Unión, Progreso y Democracia no son mejores que el pasado año (más bien al contrario), por lo que solamente le queda el recurso a la colaboración 'desinteresada' con el Partido Popular. Aunque el Ejecutivo de Mariano Rajoy no pare de poner palos en las ruedas de los objetivos del equipo de gobierno socialista.

Decía antes que el objetivo que bulle en las mentes de los dirigentes de las diferentes fuerzas políticas será, a partir de ahora, el encaje de los carteles y nombres de sus candidatos para la cita con las urnas de la próxima primavera. Y lo hacen con más dudas que nunca, a mi modesto entender.

El partido del gobierno debería tener las cosas muy claras ya, pero la continuidad de Javier Fernández me parece que está aún en el aire. El líder de los socialistas asturianos se muestra bastante quemado, de ánimo y físicamente. El susto recibido hace algunos meses para su salud y las guerras diarias con las distintas oposiciones y con su propio partido puede que le están pasando factura a una persona que siempre se ha mostrado reacia a ocupar el primer plano. No hay que olvidar, tampoco, que el PSOE ha aceptado el proceso de primarias como procedimiento habitual para elegir a sus candidatos, y aunque no veo a otro dirigente dispuesto a enfrentarse a Fernández, su retirada facilitaría la aparición de aspirantes. Tengo para mi que el dirigente asturiano lleva tiempo preparando a su actual número dos en el Ejecutivo, Guillermo Martínez, aunque su padrinazgo podría ser insuficiente para unir a las bases socialistas.

Más claro parece tenerlo el Partido Popular donde el liderazgo de Mercedes Fernández, aunque criticado 'soto voce' por algunos dirigentes, está fuera de toda duda. Y ello a pesar de que, desde que aterrizó en su cargo, no cuenta precisamente por éxitos su mandato. La inaceptable parálisis de su organización en Gijón podría pasarle factura no sólo en las municipales. Habría que contar, eso sí, con el reaparecido Juan Morales, que probablemente ocupe una de las primeras plazas en la circunscripción central y podría repetir de portavoz, con 'Cherines' de presidenta del grupo parlamentario. Ya le gustaría a ésta poder situar a su 'hijo pródigo' para cartel local, pero en Oviedo no creo que nadie se atreva a tocar a Agustín Iglesias Caunedo y en Gijón, tal y como está la organización local, no sé como podría caer un 'paracaidista' por mucha buena vitola que traiga.

Más complicado se le presenta el trabajo a Izquierda Unida. Desvencijada la dirección con sus repetidos enfrentamientos, no puedo ni imaginarme de candidato a Manuel González Orviz, por más que ostente el título de coordinador general. De la otra facción, ni pensarlo. Así que sólo quedaría el recurso de convencer a Gaspar Llamazares para que sea otra vez el rostro de la coalición en Asturias. Una opción presumiblemente dificultosa. Eso, o recurrir una vez más a Jesús Iglesias, felizmente instalado en el Senado, aunque no hay que olvidar que lo hace en representación del Parlamento asturiano, por lo que tras los comicios podría quedar otra vez descabalgado.

En la orilla opuesta se sitúa UPyD. Nadie cuestiona que su candidato repita. Ignacio Prendes, que podría dejar de estar en solitario en la Junta General, al menos formalmente, ha sabido ser 'gobierno' y oposición, lo que le avala ante los suyos y ante la 'lideresa' nacional de esa fuerza política.

Tampoco me imagino un lista de Foro Asturias Ciudadanos sin Francisco Álvarez-Cascos. Aunque a éste hace tiempo que dejó de interesarle la política asturiana (se le ve más por el concurso hípico gijonés que por el Parlamento), es bien consciente de que el producto necesita una etiqueta que venda y esa sólo puede ponerla él. El día que decida retirarse de nuevo será el inicio de la descomposición de una fuerza política sin demasiado espacio que ocupar.

Todos ellos, claro está, viven muy pendientes del que parece haberse convertido en el enemigo común, el emergente Podemos. Pablo Iglesias vive una relación de amor con las encuestas que saca de sus casillas a la izquierda, sobre todo, pero también a la derecha. Creo haber dicho ya que, tras los éxitos iniciales, el futuro partido político de los "indignados" tiene un reto decisivo con la elaboración de sus candidaturas para mayo. Son muchas listas y muchos nombres para una organización con estructuras aún precarias. Su condición de 'favorito' hará que multitud de arrivistas y descabalgados de otras fuerzas políticas traten de aterrizar allí para luchar por una plaza. No voy a citar nombres concretos pero me imagino que algunos están en la mente de quienes siguen la política regional.
La condición 'asamblearia' de Podemos hace que todavía sea prematuro hablar de nombres, pero no me extrañaría ver en las primeras plazas a caras conocidas. Y si no, al tiempo.

lunes, 28 de julio de 2014

El astur que subio una colina pero bajo una montaña

Me viene a la cabeza ahora el título de esa simpática película británica que tenía como protagonista a un irresistible Hugh Grant, entonces en la cumbre de la fama. Y me viene a propósito del desenlace que el pasado fin de semana ha tenido el congreso extraordinario de los socialistas espeñoles. En él, aunque supongo que sin proponérselo inicialmente, ha tenido un protagonismo destacado la delegación asturiana, con el presidente del Principado al frente.

Y lo ha tenido porque, según cuentan las crónicas de los distintos medios informativos, Javier Fernández ha enseñado por vez primera las garras ante el atropello de la indiscutible lideresa del nuevo PSOE (lo de Pedro Sánchez ya no se lo cree nadie) que le arrebató en la línea de llegada la Presidencia del órgano territorial al mandatario asturiano. Parece que era ese el único cargo que ambicionaba, y no parece -porque eso es seguro- que le habían prometido que le mantendría. Pero la 'picara andaluza', en cuyo proceder se acumulan más trampas que en un tiro al blanco de feria, encontró precisamente en esa responsabilidad el lugar que estaba buscando para no mostrar a las claras sus verdaderas ambiciones totalitarias. Poco le importa desde su posición esa pequeña federación asturiana que, para más inri, apoyó de frente al perdedor Eduardo Madina.

Parece -decía- que la delegación asturiana se plantó en la madrugada del domingo, dispuestos sus miembros a romper la baraja y autoexcluirse de todo, incluida la amenaza de Javier Fernández de no repetir en la lista autonómica de mayo próximo (¿acaso no tiene ya esa idea en la cabeza sin necesidad de que le empujen sus correligionarios federales?). Pero no está el nuevo secretario general para empezar su mandato con heridas abiertas y, para ello, trató de llevar al huerto al dirigente asturiano ofreciéndole oro, incienso y mirra, pero no la Presidencia del Consejo Federal, que era el presente que él deseaba. "Dime que quieres pero no me la armes", podría haberle manifestado.

No es Fernández un kamikaze ni le van los conflictos. Quizá por eso decidió no dar la nota y aceptar dos secretarías de área (mucho más de lo que la Federación Socialista Asturiana ha tenido hasta ahora en la ejecutiva) y tres plazas más en el comité federal. Toda una conquista. Aunque eso no fue todo. Para calmar al 'airado' presidente asturiano, Pedro Sánchez se sacó de la chistera un nuevo órgano, el Consejo para la Transición Industrial y Energética, un ente -dicen- creado a la medida de Javier Fernández y con una denominación relacionada con su conocida inclinación por los temas que incluye en su enunciado. Nadie sabe para que sirve pero encaja como un guante de seda en la biografía del asturiano. Todo sea por evitar un enfrentamiento.

Al final, Asturias se sumo a la tómbola de los regalos seguros y contribuyó de forma destacada a cubrir los 38 puestos de una comisión ejecutiva que, antes del fin de semana, iba a estar formada por entre quince y veinte personas. En eso, como en tantas otras cosas, nada ha cambiado en el todavía primer partido de la oposición. Hay plazas para contentar a todos lo que pintan algo, sobre todo a los 'barones' territoriales.

Y así ha vuelto para casa la delegación asturiana, con el rabo entre las piernas, pero exhibiendo esa notable representación (las secretarías de María Luisa Carcedo y Adriana Lastra no son precisamente de las de relleno) con plaza segura para Fernández como miembro nato de la nueva ejecutiva.

Al final, el líder de los socialistas asturianos, emulando al antedicho Grant, fue ese astur (no inglés, aunque por su proverbial flema podría serlo) que acudió a certificar la colina de su situación en el 'nuevo' PSOE, para descender de las dificultades de la montaña en la que se convirtió su paso por el reciente congreso federal.

sábado, 26 de julio de 2014

¿Quién manda en el 'nuevo' PSOE?

No pasa un día sin que el proceso de renovación que inició tras las elecciones europeas el Partido Socialista Obrero Español nos traiga muestras sobre quién manda ahora en la organización. De palabra, es el secretario general 'in pectore', que será ratificado mañana en un congreso extraordinario; pero 'de facto', lo hace la cada día más crecida presidenta andaluza. Hechos y decisiones adoptadas en estas dos últimas semanas indican a las claras quién tiene la sarten por el mango.

Se coordinan muy bien Pedro Sánchez y Susana Díaz para mostrar públicamente que el madrileño es un 'líder' con plenos poderes para hacer y deshacer a su antojo, lo que deriva de la amplia mayoría que obtuvo en la elección abierta a la militancia. El flamante dirigente saca pecho allá donde puede para alardear de que la nueva comisión ejecutiva es "su" comisión ejecutiva, y que ha huido de cualquier posible presión de los poderes territoriales, incluida su mentora del Sur. Ello no empece para que se reúna con ella a todas horas y le consulte todas sus decisiones, aunque el carácter privado de esos encuentros no facilita el saber en qué dirección fluyen las órdenes. Pero no hace falta. A estas alturas ya todo el mundo sabe que en el 'nuevo' PSOE no se mueve un papel sin que la 'lideresa' sureña haya dado su aprobación.

Pero, a pesar de que este reparto de papeles es ya un secreto a voces, los dos protagonistas tratan como pueden de guardar las apariencias potenciando en las declaraciones públicas la figura del nuevo secretario general. Fruto de esa entente es la designación de César Luena para ocupar la Secretaría de Organización, el teórico 'número dos' del partido, que, según parece, es 'amiguete' de Sánchez. Es la concesión a la galería, aunque luego sí sea una andaluza, Mikaela Navarro, la elegida para ese cargo honorífico de la Presidencia del partido que Susana Díaz tan "desinteresadamente" declinó.

Pero mucho más importante que ese reparto 'virtual' me parece el hecho de que la citada mandataria andaluza haya "aceptado" presidir el Consejo Político, órgano más que relevante por reunir a los dirigentes territoriales de esa fuerza política y ser, por tanto, reflejo del poder territorial, auténtico caballo de batalla para controlar la dirección del partido.

Por cierto que Susana Díez va a ocupar esa plaza que hasta la fecha ostentaba el presidente del Principado, cuyo nombre sonó para otros menesteres aunque todos sabíamos ya que en este debate llevaba la vitola de perdedor tras su apoyo incondicional a Eduardo Madina. Sus reticencia a la posibilidad de ser presidente del partido siempre me han parecido una excusa para una opción que, probablemente, nunca tuvo viabilidad en el nuevo marco socialista. Curiosamente, mantener la dirección del Consejo Político parecía ser la única responsabilidad que Javier Fernández hubiera querido mantener. Pero esa tampoco se le va a conceder.

A expensas de lo que suceda en las próximas horas, la realidad es que Asturias se va a quedar fuera de la nueva dirección del renovado PSOE. Entre los nombres que en los últimos días han ido sonando con insistencia no figura siquiera ese otro compañero del secretario general, el edil gijonés Francisco Blanco. De 'Pachi' se habló bastante como uno de los fijos del nuevo equipo de Sánchez. Lo que parece evidente es que él u otro que pudieran incoporarse lo harán probablemente en una secretaría sin competencias o, lo que es lo mismo, en un número más de relleno. Sería la constatación de que el socialismo asturiano apostó erróneamente en esta suerte de monopoly político.

jueves, 24 de julio de 2014

El regreso del hijo pródigo

A estas alturas de la película a nadie puede caberle duda de que la política, entendida como una práctica profesional, crea adicción. Como la mayor parte de las drogas, quien la ha probado, el que ha saboreado su textura, queda colgado de ella hasta el extremo de manifestar a la luz del día el 'mono' de su ausencia cuando las circunstancias le obligan a dejarla.

El último caso registrado en Asturias es el de Juan Morales, ex portavoz en la Junta General del Principado del Partido Popular en los tiempos de la 'oprobiosa' etapa de Ovidio Sánchez, contra quien llegó a presentarse sin el éxito por él esperado. Poco tiempo después, quien exhibía la vítola de ser uno de los más brillantes parlamentarios de este territorio decidió hacer la guerra por su cuenta a través de una nueva formación, Ideas, que no logró representación institucional y que se disolvió rápidamente como azucarillo en una taza de café caliente. Aquí parecía finalizar la carrera política de Morales, que retornó a la vida civil recuperando su plaza de funcionario público.

Pero, como decía al principio, los 'chutes' dejan huella y el periodo de 'rehabilitación' no siempre evita la recaída en el vicio. Por eso, ahora, este político de casta ha decidido retornar a la que fuera su casa durante muchos años, el PP, y lo ha hecho de la mano de la actual 'lideresa', que tiene en el frontispicio de su discurso la palabra "recuperación" aplicada a todos aquellos que fueron destacados militantes y acabaron por marcharse de aquella tirana 'troika' que formaban Gabino de Lorenzo, Joaquín Aréstegui y el propio Ovidio Sánchez (la mayoría, como es generalmente sabido, al Foro Asturias de Francisco Álvarez-Cascos).

Morales ha regresado y lo ha hecho con palabras humildes, con la promesa de trabajar como uno más por la recuperación del partido en el que tuvo sus momentos más relumbrantes. Pero, para quienes conocemos ese sector, resultan difíciles de creer palabras como las que afirman que llega dispuesto "como si es a pegar sellos" o con la "ilusión de un principiante". Podría creerse de otra persona, pero no de un auténtico "animal político", categoría que le han reconocido sus propios adversarios.

La escenificación de su vuelta indica a las claras que el ex portavoz parlamentario no viene a "pegar sellos" ni a militar en la base. Mercedes Fernández es consciente de que necesita figuras destacadas para afrontar esa difícil empresa de recuperar el terreno que le arrebataron los casquistas. Y el 'hijo pródigo' que ahora retorna "a su casa" es un ejemplo relevante de lo antedicho. A nadie se le ocurre pensar que Morales va a ser un número más en la lista de afiliados del PP asturiano. Muy pronto habrá que elaborar listas municipales y autonómicas y me atrevo a apostar que ocupará un lugar de especial relevancia en cualquiera de ellas. No está este hombre allí para hacer bulto. Eso seguro.

Queda por saber si el retornado conoce realmente la situación actual de la organización en la que reingresa. No ha escatimado adjetivos a la hora de alabar el nuevo estilo de 'Cherines', lo cual es lógico si no pretendes iniciar un camino con el pie cambiado. Este PP no es el mismo de sus tiempos de gloria, pero ¿será el campo que Morales precisa para ejercitar sus facultades sin sentirse subestimado?

martes, 22 de julio de 2014

Josechu

Con los vientos de renovación que soplan últimamente en el PSOE a nadie puede extrañar que sus coletazos lleguen a todos los rincones de España; y, por supuesto, a Gijón.

Informan mis compañeros de 'El Comercio' de que, en esa espiral de cambio, los socialistas asturianos están pensando en una iniciativa que, aunque siempre extraoficialmente, se conoce desde  tiempo atrás: el relevo en el cartel electoral local. Santiago Martínez Argüelles fue una apuesta de futuro que falló a las primeras de cambio -no pudo mantener para su partido la alcaldía que sus compañeros habían ocupado desde la transición democrática-, aunque tampoco lo que vino detrás fue mucho mejor. La sensación, tanto interna como externa, es que no supo en ningún momento hacer oposición a los 'pardillos' de Foro Asturias Ciudadanos.

Ante los sucesivos mohines de Paz Fernández Felgueroso, desde la sede regional de los socialistas se preparó con tiempo el desembarco del doctor Argüelles. Cuatro años en la concejalía hacendística y responsable de los asuntos económicos sirvieron de trampolín para ponerle al frente de la última candidatura local. Pero nadie en la organización pensó en momento alguno que ésta iba destinada a ser la de la bancada de enfrente. Solamente se había elaborado para ganar y continuar gestionando los destinos de los gijoneses.

Podría decirse que Martínez Argüelles no dio los resultados exigidos y, por eso, desde Santa Susana se ha iniciado la operación relevo, una operación que no estoy muy seguro que tenga sucursal en Gijón, aunque eso el tiempo lo dirá. Lo que sí está meridianamente claro es que desde la dirección regional se ha pensado en buscar una alternativa que pueda, con la ayuda de la derecha, devolverles el que fue su principal feudo durante décadas.

Revisando los 'press book' de posibles aspirantes, el equipo de Javier Fernández ha puesto sus ojos -dicen- en José María Pérez, ex concejal en el municipio y actual diputado regional. 'Josechu', como todo el mundo le conoce, mostró hechuras durante su largo periodo de integrante de los distintos equipos de Fernández Felgueroso, convirtiéndose en adalid de las nuevas tecnologías y hábil usuario de las redes sociales, a las que -aseguran- logró sacar un notable rendimiento. Su nombre ya había sonado en anteriores ocasiones como alcaldable, aunque siempre se le consideraba un candidato con recursos pero sin el carisma necesario para ser cartel electoral. Decían, en esa línea, que se le había pasado el arroz y que ya no le quedaba tiempo para plasmar sus ambiciones. Pero la dirección regional decidió sacarle del Ayuntamiento e incluirle en la lista autonómica, con la que consiguió escaño en la Junta General. Pronto se vio que los planes para 'Josechu' no eran premiar su anterior dedicación e invitarla a calentar asiento en el palacio de la calle de Fruela. El gijonés se sentó desde un principio a la diestra de 'dios padre' y, cuando éste accedió a la Presidencia del Principado, mantuvo silla entre el eterno Fernando Lastra y el permanente segundón Jesús Gutiérrez. Su condición de portavoz adjunto le permitió curtirse aún más y mostrar las virtudes de su oratoria.

Nadie apuntaba hacia él, pero algunos, tras los titubeos del actual portavoz municipal, quisimos ver que, como antes éste, 'Josechu' estaba siendo 'entrenado' para repetir la operación.

Una vez que, en unos meses, la ejecutiva de Javier Fernández muestre sus cartas y admita que el ex concejal gijonés es su candidato oficial, falta ver cuál será la actitud de Martínez Argüelles: si acepta echarse a un lado y, en un cambio de cromos natural, retornar al Parlamento autonómico, o escoge plantear batalla aprovechando el compromiso de primarias que su partido ha asumido. Yo, al menos, apuesto por la primera.

No me olvido, no, de mencionar la segura presencia en ese duelo del entusiasta José Antonio Garmón, que ya ha ratificado sus aspiraciones formalmente. Claro que a este militante alineado sin tapujos con Izquierda Socialista puede pasarle, fácilmente, lo mismo que a su compañero Pérez Tapias en la reciente elcción del secretario federal de los socialistas españolas. Como él, es un auténtico 'outsider' y como él tiene pocas posibilidades de triunfar en un partido 'conservador'.

lunes, 21 de julio de 2014

Nombres, nombres y nombres

Se inicia hoy una nueva semana relevante para el futuro de los socialistas españoles, una semana que concluirá con la celebración del congreso que ratificará la elección de Pedro Sánchez como el guía encargado de sacar al PSOE del valle de lágrimas en el que se ha ido instalando en los últimos años.

El secretario general 'in pectore' continúa ejerciendo como tal y no pierde ocasión de prodigar su imagen pública allá donde se le reclame, mientras, en paralelo, acumula encuentros y reuniones con sus compañeros de las distintas organizaciones territoriales para configurar el equipo que habrá de acompañarle en la tarea de recuperar la confianza del electorado español.

Y menciono este aspecto porque tal parece que es en estos momentos el objetivo primordial de los socialistas para la cita del próximo fin de semana. Pedro Sánchez no escatima palabras para reafirmar su autonomía a la hora de decidir a los miembros de la comisión ejecutiva que encabezará y, simultáneamente, los hechos se empeñan machaconamente en contradecirle y poner de manifiesto que el poder territorial no está dispuesto a dejar de lado su 'derecho a las cuotas'. Así lo han manifestado sin tapujos varios de los llamados 'barones', que reivindican sin pudor la presencia de "alguno de los suyos" en ese nuevo equipo.

Es verdad que el flamante dirigente ha logrado hasta la fecha que los nombres de su 'libreta azul' no trasciendan a los medios informativos y que los que han ido apareciendo tengan más de referencia que de especifidad.

Mientras tanto, ayer la ejecutiva saliente celebró una última reunión para dar el finiquito a Alfredo Pérez Rubalcaba y unas palmadas en la espalda de agradecimiento por los 'éxitos' alcanzados. Actitud que se repetirá en los próximos días cuando el congreso de los socialistas apruebe la gestión del equipo del mandatario saliente. Porque a eso parece que va a reducirse el cónclave del fin de semana: a despedir a Rubalcaba y a ratificar la lista de su sucesor. Nada de ponencias, nada de proyectos. Eso ya quedó todo establecido en la conferencia política de noviembre del pasado año y se supone (eso dicen) que tal proyecto sigue siendo válido. Y ello a pesar de que de entonces para acá el PSOE no solamente no ha levantado cabeza sino que ha mostrado síntomas más preocupantes de desfallecimiento. ¿Por qué si no está ahora en el proceso en el que está?

Una vez más la obligada catarsis tiene mucho de formas y más bien poco de fondo. Si acaso, el afán de recuperar verbalmente señas de organización de izquierdas, mas que por un convencimiento personal, forzados por el crecimiento anterior de Izquierda Unida y, sobre todo, por la sorprendente aparición en el panorama nacional de Podemos, auténtico revulsivo que ha servido para mostrar las desnudeces de sus rivales 'ideológicos'. Quizá el Partido Socialista no acaba de entender que en esa parcela empieza a haber muchos ocupantes y que tal rivalidad podría haberle servido más bien para resituarse en un desaparecido centro político, en la línea de sus compañeros socialdemócratas de Europa. Pero esa es otra historia.

En lo que a Asturias se refiere, tras el "equivocado" posicionamiento como organización con un perdedor Eduardo Madina, las previsiones apuntan a que su presencia en el equipo de Pedro Sánchez, de darse, pueda verse reducida a ese compañero de fatigas del nuevo secretario general que es el gijonés Francisco Blanco. Al menos es el nombre que, dentro del mencionado secretismo interno, ha trascendido con más fuerza. El inesperado interés de Antonio Trevín por fotografiarse con el vencedor pocas horas después de la votación no parece que vaya a servirle para gran cosa. Al menos en este momento.

No me resisto a finalizar este comentario sin hacer referencia a ese otro rumor que apunta a la elección de Javier Fernández para ocupar la Presidencia del PSOE. En política no se puede decir nunca de este agua no beberé, pero me cuesta trabajo imaginar al actual presidente del Principado en ese papel de 'Reina Madre' que otorga tal cargo honorífico. Por mucho que se apele a su veteranía en el partido y a su condición de ser uno de los dos mandatarios autonómicos con los que la organización cuenta actualmente, se antoja poco creible que quien ha asumido, motu propio o de rebote, porque eso da igual, la condición de estandarte de 'otras soluciones' distintas a las que representa Pedro Sánchez, si sitúe en un sillón destacado de la corte que representará los 'nuevos tiempos' del socialismo español.