viernes, 30 de junio de 2017

Fagocitosis

Como ocurre periódicamente, anda Izquierda Unida estos días agitada en un debate que gira alrededor de la "identidad". Desde que a nivel federal la coalición decidiera "empotrarse" en Podemos han pasado muchas cosas, y casi ninguna buena para el partido que remonta su ideología al histórico Partido Comunista de España. Pese a las advertencias de algunas minorías -con la organización asturiana al frente- el partido que capitanea Alberto Garzón tomó la decisión de conformar Unidos Podemos como suma de los dos grupos de la izquierda, una vez que el PSOE había abandonado años atrás su condición de integrante de ese espacio político. Los mas aseguraban que la adición representaría más representación institucional y los menos que había bastante más que perder que ganar. El tiempo está dándoles la razón a los segundos. La imagen del que hace poco más de un año era el líder mejor valorado, el citado Garzón, se ha ido diluyendo cual azucarillo en agua, fruto de la presión mediática y representativa de Pablo Iglesias y los suyos. Hasta el propio interesado asomaba tímidamente esta misma semana a la opinión pública para solicitar una papel más visible para él y sus compañeros. Pólvora en salvas. A estas alturas de la película la fagocitosis salvaje que representa la acción del partido morado ya ha consumido buena parte de las células del tejido que encarnara IU.

Como en otros momentos de la historia, Asturias se ha constituido desde el principio -como queda reseñado- en último reducto de las señas de identidad de la coalición de izquierdas. No es ajeno a esta situación la condición de líder que en este territorio tiene Gaspar llamazares, quien siempre advirtió de los riesgos que unirse a los "podemitas" representaban para su organización. De hecho, no solamente no ha habido una confluencia de ambas formaciones en las instituciones de la comunidad autónoma sino más bien todo lo contrario. la entente no es precisamente "cordiale".

Ahora, fruto de las presiones federales, el debate sobre los aspectos de una futura confluencia electoral de Izquierda Unida y Podemos ha vuelto a colocarse sobre el tapete. Hay que reducir a los rebeldes del "nuevo Pelayo", parecen haberse propuesto desde Madrid. Vano empeño. Como corresponde a una organización bien engrasada desde abajo la maquinaria identitaria se ha puesto en marcha y el referéndum interno promovido desde las bases- que ahora mismo se estará celebrando- va a arrojar una segura victoria del "sí" a la presencia de la coalición con siglas y programa propios en los comicios autonómicos de 2019. De ser así, sólo cabe esperar que la realidad convenza a otras organizaciones territoriales de IU y vuelvan a creerse que, aunque siempre en condición minoritaria, tienen un papel real en la izquierda de este país. Bajo el yugo de Podemos nunca llegarán más allá de un puñadito de diputados o concejales, los que le quieran dar los morados.

Dice la definición que "fagocitar es un término que se utiliza principalmente en la biología para señalar aquel fenómeno mediante el cual una célula asimila otro tipo de célula o elemento para consumirlo o para destruirlo". Ninguna imagen mejor para ilustrar lo que está pasando en la izquierda española. Y, por cierto, si el nuevo Partido Socialista Obrero Español del errático Pedro Sánchez pretende reubicarse en ese espacio debería plantearse que la insaciabilidad de un omívoro Pablo Iglesias es una advertencia seria de lo que podría ser el futuro de la vetusta organización que creara otro Pablo Iglesias.
El término fagocitar es un término que se utiliza principalmente en la biología para señalar a aquel fenómeno mediante el cual una célula fagocita o asimila otro tipo de célula o elemento para consumirlo o para destruirlo.

... via Definicion ABC https://www.definicionabc.com/salud/fagocitar.php
El término fagocitar es un término que se utiliza principalmente en la biología para señalar a aquel fenómeno mediante el cual una célula fagocita o asimila otro tipo de célula o elemento para consumirlo o para destruirlo.

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El término fagocitar es un término que se utiliza principalmente en la biología para señalar a aquel fenómeno mediante el cual una célula fagocita o asimila otro tipo de célula o elemento para consumirlo o para destruirlo.

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sábado, 24 de junio de 2017

El chivo expiatorio

Si alguno, en algún momento, se había convencido de que el reciente congreso federal del Partido Socialista Obrero Español había marcado el inicio de la salida de la crisis en la que la organización ha estado sumida estos últimos años, el tiempo y los hechos se han venido encargando de desengañarle. No ha hecho falta que pasaran más que algunas semanas para que las intenciones de la nueva mayoría se manifestaran a las claras con el repuesto secretario general y su guardia de corps dispuestos a pasar facturas de los convulsos momentos que dieron con el primero fuera del sillón de mando.
Y no es que quien se alzó con una victoria incuestionable en la cita congresual no esté legitimado para tomar las decisiones más relevantes y rodearse para ello de los más afines (hago un paréntesis para expresar mi convencimiento de que las habituales componendas de porcentajes en los órganos de dirección de cualquier grupo político no me parecen operativas desde el punto de vista de la dirección de esas organizaciones). Ha sido más bien en las segundas lecturas y en específicos comportamientos en donde traslucieron los objetivos de venganza por los acontecimientos de aquel célebre comité federal, con sus antecedentes y consecuentes más próximos. Las manifestaciones públicas -que aún siguen- de unos y de otros apelando a la "unidad" no han logrado enmascarar el convencimiento de que las aguas internas mantienen la misma turbulencia que en la citada fecha histórica.
Un ejemplo de lo antedicho lo estamos viviendo en Asturias. Aquí, el secretario general de los socialistas tiene que convivir con su imagen de mandatario de la comisión gestora que dirigió el timón nacional durante los últimos meses y, por ende, con la "lacra" de ser quien permitió gobernar a Mariano Rajoy y "desmontar" las pretensiones de Pedro Sánchez de "radicalizar" el partido, sin citar su apoyo expreso a la perdedora Susana Díaz en el cónclave de hace solamente unos días.
Los argumentos que se han facilitado para justificar una doble crisis de gobierno en pocas semanas son los recurridos y, como tales, difíciles de creer. Si bien las salidas de Pachi Blanco, antes, y de Belén Fernández, ahora, no podrían identificarse con su adscripción "sanchista", tampoco se puede negar que el nuevo panorama interno del PSOE tiene mucho que ver en las obligadas remodelaciones del Ejecutivo de una región que se ha caracterizado, precisamente, por todo lo contrario en su reciente historia autonómica.
Javier Fernández, con dos años por delante de mandato si no ocurre un cataclismo, es un valor amortizado entre los suyos; es más, yo diría que devaluado hasta límites próximos al "bono basura". Salvo los incondicionales de siempre, cada vez son más los que buscan que no se les relacione con él: es un "apestado" y es más que probable que vaya a ser el quemado que pagará los platos rotos de la etapa gestorial de la organización.
Para quienes hayan tenido la debilidad de seguir esta tribuna en los momentos en los que tenía mucha más actividad que en los actuales no será ningún secreto que el presidente asturiano no es santo de mi devoción. Ello no es óbice para entender que, si su destino es el de ser el chivo expiatorio de los nuevos aires que soplan en el interior del partido, sus compañeros no estarían siendo justos con una persona que, aunque su gestión como mandatario autonómico, a sus paisanos nos ofrezca serias dudas, ha prestado un notable servicio, aunque temporal, a una organización que durante estas últimas etapas ha estado trastabillando como un boxeador sonado entre idas y venidas erráticas, sin orientación política, ideológica, económica y social. Y lo peor es que nada hace confiar en que ese desconcierto haya terminado.