sábado, 25 de agosto de 2012

Pirómanos

Desde hace muchos años tengo la sana costumbre de no incluir en mi dieta 'literaria' la lectura de diarios deportivos. Y esta decisión incluye por igual a los catalanes y a los madrileños.

No obstante, algunas veces, entre culín y culín de sidra, las páginas de uno de estos periódicos se ofrecen como una solución aceptable para no comer demasiados pinchos.

Una de esas ocasiones se me presentó hoy mismo y acepté de buen grado hojear el 'Marca'. Craso error. Tras cotejar uno tras otro los escritos de las ocho o diez primeras páginas la cordura me hizo apelar a una sincera contrición y a formular la firme promesa de retirarme de nuevo de vicios perniciosos como el relatado.

El ejemplar del deportivo madrileño -que no nacional, como algunos se empeñan en denominarlo-, ante la falta de mejores informaciones relacionadas con el club de sus amores, dedica toda su artillería, dos días después, al 'atraco' que el árbitro Clos Gómez perpetró a los intereses blancos con esa ya famosa jugada en la que el delantero blaugrana Pedro arranca en posición dudosa antes de marcar el primer gol 'culé'. Ni siquiera tras reiteradas repeticiones de la jugada los comentaristas de TVE se pusieron de acuerdo sobre si la posición de fuera de juego del canario existía o no. Pese a ello, los responsables del diario han encontrado campo para, a través de declaraciones de entrenador, jugadores, árbitros afines, e 'imparciales' y 'asépticos' comentaristas, convertir la polémica jugada en caldo de cultivo para sacar de nuevo a pasear a los fantasmas del desgastado 'villarato'.

Tal parece para los responsables de 'Marca' que los más de noventa minutos de juego en el Camp Nou quedaran resumidos en esas décimas de segundo en las que el juez de línea podría haber levantado el banderín. Del resto, más bien poco o nada.

Uno que ya está bastante curtido en esto del periodismo, y en sus grandezas y miserias, tiene la sensación de que a los deportivos 'multiventas' no les va nada bien el remozado clima de tranquilidad, la ausencia del recurso a la 'bronca' y la tensión desbordada, en los tradicionales enfrentamientos entre Real y Barça de los últimos años. No les conviene que el nuevo entrenador blaugrana huya de la polémica como de la peste; ni siquiera que su colega portugués parezca haber desactivado buena parte de su artillería tras la marcha de su enemigo 'number one'. Que los Barça-Madrid, o Madrid-Barça, discurran por la senda de la tranquilidad vende mal. Y para que las cosas cambien nada mejor que poner en marcha a una selecta brigada de prirómanos.

viernes, 24 de agosto de 2012

Ojo con Caunedo

Somos legión quienes nos preguntamos qué le ha ocurrido al actual alcalde de Oviedo desde que su hasta entonces jefe de filas, Gabino de Lorenzo, le cedió el bastón de mando en el Consistorio de la capital. Son ya bastantes meses los transcurridos desde entonces y durante ese tiempo José Agustín Iglesias Caunedo no ha dejado de asombrarnos con una imagen de concordia y diálogo muy alejada de su antecesor, más chocante si cabe por la fama de 'broncas' que ha perseguido en su carrera política al vigente regidor ovetense.

Podíamos pensar que la nueva aritmética municipal era argumento más que suficiente para ese giro copernicano de los populares de la capital, pero para ello habría que dejar de lado que con esas mismas cifras De Lorenzo mantuvo su estilo y soberbia por encima de cualquier otra estrategia. Las actitudes y las declaraciones de Caunedo semana tras semana, incluyendo "negar al padre", eran elementos añadidos para apuntar a una 'conversión' del político ovetense.

En ello estábamos cuando desde las 'cuevas' del Partido Popular asturiano suenan insistentes rumores de que el alcalde de la capital se ha embarcado con habilidad en esa campaña de lavado de cara fundamentalmente con un secreto y firme objetivo: ser el próximo líder de los populares en el Principado, disputando el puesto a la actual presidenta, Mercedes Fernández.

De las mismas fuentes se desprende que Caunedo no está solo, ni mucho menos, en la tarea; que cuenta con un importante apoyo de sectores influyentes de Génova y, por supuesto, que también estaría entre sus valedores más próximos el propio De Lorenzo, a quien a estas alturas muchos estamos convencidos de que su 'retiro' a la Delegación de Gobierno y el fulgurante ascenso de 'Cherines' no ha sentado todo lo bien que cabría esperar. La reiterada apuesta de Rajoy por la gijonesa en el último año ha mermado el protagonismo de uno de los políticos asturianos que más lo necesita para seguir siendo él mismo. Y desde su 'reserva' de la plaza de España podría estar cocinando las acciones encaminadas a cortar la carrera de su compañera de partido. No hay que olvidar que ese inmueble siempre ha sido, desde su aparentemente modesta influencia, el marco perfecto para cualquier tipo de 'conspiración' que es o haya sido en este territorio.

La solución, en cualquier caso, está a la vuelta de la esquina, en ese congreso regional previsto para el otoño, aunque todavía sin fecha. Ello si los protagonistas de la 'asonada' interna no logran arañar algo más de tiempo y consiguen aplazar el conclave a fechas posteriores. El tiempo correría a su favor.

miércoles, 22 de agosto de 2012

La confianza tiene un límite

No hace mucho escribí un post bajo el título "Su turno, señor Fernández". El tiempo va transcurriendo aceleradamente y la realidad hace patente que el actual Ejecutivo autonómico empieza a ir desacompasado con las necesidades inherentes de una situación realmente anómala.

Hasta ahora, el presidente del Principado y su equipo han conseguido corregir la sensación de caos que acompañó a toda la etapa política de gobierno de Foro Asturias. En esa tarea no se puede negar que los resultados han sido satisfactorios. La normalidad ha sustituido al espíritu de bronca del último año y medio.

Tampoco le han ido muy mal las cosas a don Javier Fernández en su empeño de desmarcarse de la tónica general de recortes impuesta por el Ejecutivo de Mariano Rajoy, con la que enmascaró durante semanas, o meses, la toma de tierra del gobierno socialista asturiano. Éste, aun negando la insumisión, fue capaz de transmitir la imagen de que, con él al frente de los destinos del Principado, la deriva en el principado no iba a ir por los senderos marcados desde Bruselas y Madrid tendentes a un permanente asalto al estado del bienestar sin pararse en pelos.

Pero todo tiene su límite y, pasado un tiempo, cada palo debe aguantar por su vela.
Se puede uno presentar ante la socidad asturiana como el regenerador de los despilfarros de los gobiernos anteriores, aunque sean de tu mismo signo, pero una cosa son las palabras y otras los hechos.

Uno de los estandartes del Gobierno de Javier Fernández tras su toma de posesión fue la reordenación del sector público regional. Parecía una tarea urgente y como objetivo inmediato se planteó. Sin embargo, tras los buenos propósitos vino la ralentización aparcando la tarea para el otoño. En esta decisión vimos algunos la negatica a imprimir una marcha más del Ejecutivo socialista a sus obligaciones. Ahora, Mercedes Fernández y el Partido Popular que preside han encontrado en esta paralisis un motivo para empezar a hacer una oposición responsable. Y mordido el hueso no están dispuestos a soltarlo, amparados en una permanente oferta de colaboración.

Todos sabemos que la reducción del sector público regional es una necesidad imperiosa, como también sabemos que implica segar la hierba bajo los pies a cientos de amiguetes que figuran en las sabrosas nóminas de muchos de los peyorativamente llamos 'chiringuitos' socialistas. Alargar la tarea no conduce nada más que a la sensación de que se están habilitando las fórmulas para no arañar excesivamente el clientelismo de nuestros actuales gobernantes.

Mientras en el PP parecen haber encontrado la fórmula para erigirse en partido de la oposición, ayudados por la creciente desaparición en dicho papel del partido de un todavía más desaparecido Francisco Álvarez-Cascos, otros sectores sociales han iniciado también el acoso a un Ejecutivo que, según afirman, no hace otra cosa que seguidismo de la política de tijera de Mariano Rajoy -Comisiones Obreras 'dixit'-, cuando no -más grave si cabe- de estar, dentro de sus modestos límites, ejecutando las mismas políticas que intentó el Gobierno de Foro.

Al margen del argumento de que la oposición, política y social, está para eso, para oponerse, la realidad es que al Ejecutivo socialista asturiano se le está acabando el tiempo para refugiar su inacción en los demás y le ha llegado la hora de empezar a demostrar que sus recetas, aunque limitadas al ámbito competenial, sirven para algo más que para dejarse llevar por la inercia de una crisis sin 'padres'.

sábado, 11 de agosto de 2012

Siembra vientos

Leo en la edición digital de 'El Comercio' que la pasada madrugada un veintena de jóvenes asaltaron un supermercado en Sevilla. Algunos de los detenidos argumentaron con más miedo que convicción que su acción se enmarcaba dentro de la campaña del Sindicato Andaluz de Trabajadores para dar de comer a los pobres.

Difícil se van a poner las cosas si empieza a imponerse en nuestro país la costumbre de buscar salidas a las situaciones angustiosas a base de recurrir al pillaje y la delincuencia. Ello sin contar con la posibilidad de que, como generalmente suele ocurrir, aparecen en escena los típicos oportunistas que, bajo el amparo de una actuación "de justicia social", aprovechen para dar rienda suelta a esos bajos instintos que por desgracia anidan con más frecuencia de la deseada en el ser humano.

El rechazo a la política 'oficial' es siempre legítimo siempre que se desarrolle dentro de unos límites de respeto a los derechos de todos. Ejercitar la justicia popular para acabar con las desigualdades puede llevarnos a un peligroso bucle lindante con el caos.

Al señor Sánchez Gordillo y su carácter de talibán 'afgano' ya los conocemos sobradamente porque está en la vida pública desde hace muchos años. Cualquier acción que emprenda no podrá sorprender a una gran mayoría. Lo que resulta más difícil de asimilar es que algunos políticos de Izquierda Unida, como su máximo responsable, Cayo Lara, o nuestro cada día más desnortado Gaspar Llamazares, jaleen lo que, se mire como se mire, es un acto delictivo absolutamente rechazable.

Siguiendo el argumentario de estos señores alguien podría legitimar la llamada a los desfavorecidos para que asalten sus cuentas corrientes y sus nóminas, o quizá, incluso, sus residencias personales. Pero eso ya sería un atentado a los derechos individuales de las personas, claro.

Abrir la puerta a conductas sociales como las referidas, aunque sólo sea con carácter de invitación, tiene difícil encaje en el estado de derecho. Calificar al alcalde de Marinaleda y su sindicato como "la banda de Robin Hood", que roba a los ricos para dárselo a los pobres, es literariamente muy bonito pero extremadamente peligroso en la realidad actual. Empezamos por los supermercados y acabamos con los bancos que, a fin de cuentas, tienen mucho menor valoración en el ánimo de la ciudadanía. Y al final, ¿qué? Ya se sabe aquello de que el que siembra vientos...

viernes, 10 de agosto de 2012

Perdónales, Sergio

La decisión del actual Gobierno del Principado de conceder la Medalla de Oro de la comunidad autónoma al ex presidente del Principado Sergio Marqués todavía no sé si me mueve al aplauso entusiasta o desata mi serena indignación. Dejando de lado el oportunismo -muy habitual, por otra parte- de distinguir a las personas una vez que han dejado este mundo, lo que más sorprende es la retahila de consideraciones que ha merecido el ex mandatario desde el mismo momento de su fallecimiento. Tal parece que ahora toda los integrantes de la clase política eran sus amigos; se transmite la impresión de que la talla del personaje como servidor público y como ser humano estaba en el ánimo de compañeros y adversarios. Sin embargo, el tiempo es fútil y parece que fue ayer cuando su actividad política era juzgada por unos y por otros con evidente displicencia, cuando no con menosprecio.

Sergio Marqués llegó a las más altas responsabilidades en Asturias como una solución de emergencia, para salir al paso de una situación marcada por la transición en su partido, el Partido Popular. Esta fuerza política ganó las elecciones casi sin contarlo y su candidato se convirtió en presidente. Para entonces, ya era para unos y otros un 'desclasado' dentro de ese a modo de raza que se reservan para sí las organizaciones políticas en este país. Luego, pasó lo que pasó, y la experiencia de cuatro años anómalos de gobierno en minoría sirvió para alimentar ese rechazo a su categoría como cargo institucional, una sensación que se reforzó aún más a raíz de la formación de un nuevo partido que encabezó durante algunos años. Para toda esta gente, Sergio Marqués siempre fue un segundón con suerte que tuvo su momento de gloria. Y punto.

Este mismo año, tras mucho tiempo retirado de la política, la muerte vino a buscarle. Y pocos meses después llega la concesión de la más alta distinción del Principado. Si las últimas elecciones autonómicas no hubieran cambiado el signo del Ejecutivo asturiano y el título se lo hubiese concedido igualmente Foro Asturias la cosa habría sido más sangrante, dado el viejo contencioso personal -que algún día habrá que situar en su justo término- entre el fallecido y el anterior mandatario de la comunidad. No ha sido así, y es un gobierno socialista el que ha dado el paso adelante de reconocer la figura de Marqués. Mas no por ello hay que presuponer que Javier Fernández y su equipo mantienen una opinión muy diferente de los 'foristas' sobre los méritos del malogrado político asturiano. En definitiva, también para ellos era esa destacada 'anécdota' en la reciente historia de la comunidad.

Pese a tante hipocresía, bienvenido sea el reconocimiento, aunque lo haga por manifiestos vericuetos. Sergio Marqués se lo merecía. Y como buen hombre religioso que fue, desde aquí le pido que, aunque él sabe bien de todas estas miserias, tenga la miserocordia de perdonales.

domingo, 5 de agosto de 2012

Peso muerto

Nos hemos acostumbrado con el paso del tiempo a la renuencia de nuestros políticos a abandonar la poltrona. Salvo honrosas excepciones, el que toca poder se resiste de una forma u otra a abandonarlo cuando llega la hora del relevo.

El marco de la política institucional asturiana está llena de ejemplos que, en muchos casos, se mantienen en el recuerdo de una amplia mayoría de los ciudadanos. Sin embargo, si en los tiempos presentes hay un caso paradigmático es el que se refiere al ex presidente del Principado Vicente Alberto Álvarez Areces. Su mal disimulada renuncia a seguir en primera línea hace un año y pico, cuando su partido, el PSOE, aprobó su sustitución por quien hoy -tras la negativa etapa de Francisco Álvarez-Cascos- ocupa el mismo cargo, le llevó a buscar su lugar al sol por la vía gerontológica del desprestigiado Senado. Para lograr esa escaño nos consta que 'Tini' hizo lo imposible para ocupar una plaza segura, y sus maniobras han dejado algunas heridas en el seno de sus compañeros socialistas.

Hasta aquí, todo más o menos normal. Sin embargo, lo que sorprende especialmente es el hecho de que, de un tiempo a esta parte, esos mismos compañeros hayan pasado del malestar latente a un apreciable cabreo, y no tengan empacho en hacerlo patente a nada que la ocasión lo permita. Muy especialmente, sus camaradas gijoneses, los mismos que hace pocos años besaban por donde pisaba el ganador de seis convocatorias electorales -tres para el Ayuntamiento de Gijón y otras tantas para la Presidencia del Principado- y que ahora afean siempre que pueden su actitud.

Pero, ¿qué es lo que molesta a los socialistas gijoneses del que fuera su líder incontestable durante tantos años? Ni más ni menos que su constante y machacona presencia pública en todo acto que reúna a más de cinco personas, la egolatría del 'faraón' que no ceja de poner en valor ante quien quiera escucharle la "extraordinaria" labor desarrollada por él mismo y sus equipos, sobre todo por él mismo, durante sus seis mandatos.

¿Puede ser solamente esta estrategia la que desata el rechazo de sus compañeros? Evidentemente, no. Aparte de la constancia de la negativa de Álvarez Areces a admitir que su figura está amortizada, la omnipresente figura del ex presidente autonómico en la primera fila, cuando no en la mesa presidencial, en cualquier convocatoria del día a día, resulta incomoda para los socialistas gijoneses y asturianos porque no olvidan que 'Tini' es el máximo responsable de un equipo bajo sospecha de corrupción. El 'caso Renedo', o el 'caso Marea' o el 'caso Riopedre' -porque mediaticamente tiene muchos nombres- sigue su lento proceso en los juzgados y somos muchos los asturianos que creemos que el magistrado encargado no ha dicho ni mucho menos todavía su úlima palabra. Las implicaciones van cayendo lentamente y muchas veces dan la sensación de que las olas de esta 'marea' amenazan con alcanzar a las más altas instancias del Principado.

Esta constancia es evidentemente una espada de damocles sobre la cabeza de la Federación Socialista Asturiana, que es consciante de que tiene en su debe este conflictivo asunto. Y 'Tini' es, por activa o por pasiva, un hipotético objetivo con el que sus actuales responsables quisieran tener la relación más distante posible. Algo que el protagonista se encarga de dificultar con su apego permanente a estar en el candelero. En este sentido, el ex presidente se ha convertido para el PSOE asturiano en un peso muerto.