Se inicia hoy una nueva semana relevante para el futuro de los socialistas españoles, una semana que concluirá con la celebración del congreso que ratificará la elección de Pedro Sánchez como el guía encargado de sacar al PSOE del valle de lágrimas en el que se ha ido instalando en los últimos años.
El secretario general 'in pectore' continúa ejerciendo como tal y no pierde ocasión de prodigar su imagen pública allá donde se le reclame, mientras, en paralelo, acumula encuentros y reuniones con sus compañeros de las distintas organizaciones territoriales para configurar el equipo que habrá de acompañarle en la tarea de recuperar la confianza del electorado español.
Y menciono este aspecto porque tal parece que es en estos momentos el objetivo primordial de los socialistas para la cita del próximo fin de semana. Pedro Sánchez no escatima palabras para reafirmar su autonomía a la hora de decidir a los miembros de la comisión ejecutiva que encabezará y, simultáneamente, los hechos se empeñan machaconamente en contradecirle y poner de manifiesto que el poder territorial no está dispuesto a dejar de lado su 'derecho a las cuotas'. Así lo han manifestado sin tapujos varios de los llamados 'barones', que reivindican sin pudor la presencia de "alguno de los suyos" en ese nuevo equipo.
Es verdad que el flamante dirigente ha logrado hasta la fecha que los nombres de su 'libreta azul' no trasciendan a los medios informativos y que los que han ido apareciendo tengan más de referencia que de especifidad.
Mientras tanto, ayer la ejecutiva saliente celebró una última reunión para dar el finiquito a Alfredo Pérez Rubalcaba y unas palmadas en la espalda de agradecimiento por los 'éxitos' alcanzados. Actitud que se repetirá en los próximos días cuando el congreso de los socialistas apruebe la gestión del equipo del mandatario saliente. Porque a eso parece que va a reducirse el cónclave del fin de semana: a despedir a Rubalcaba y a ratificar la lista de su sucesor. Nada de ponencias, nada de proyectos. Eso ya quedó todo establecido en la conferencia política de noviembre del pasado año y se supone (eso dicen) que tal proyecto sigue siendo válido. Y ello a pesar de que de entonces para acá el PSOE no solamente no ha levantado cabeza sino que ha mostrado síntomas más preocupantes de desfallecimiento. ¿Por qué si no está ahora en el proceso en el que está?
Una vez más la obligada catarsis tiene mucho de formas y más bien poco de fondo. Si acaso, el afán de recuperar verbalmente señas de organización de izquierdas, mas que por un convencimiento personal, forzados por el crecimiento anterior de Izquierda Unida y, sobre todo, por la sorprendente aparición en el panorama nacional de Podemos, auténtico revulsivo que ha servido para mostrar las desnudeces de sus rivales 'ideológicos'. Quizá el Partido Socialista no acaba de entender que en esa parcela empieza a haber muchos ocupantes y que tal rivalidad podría haberle servido más bien para resituarse en un desaparecido centro político, en la línea de sus compañeros socialdemócratas de Europa. Pero esa es otra historia.
En lo que a Asturias se refiere, tras el "equivocado" posicionamiento como organización con un perdedor Eduardo Madina, las previsiones apuntan a que su presencia en el equipo de Pedro Sánchez, de darse, pueda verse reducida a ese compañero de fatigas del nuevo secretario general que es el gijonés Francisco Blanco. Al menos es el nombre que, dentro del mencionado secretismo interno, ha trascendido con más fuerza. El inesperado interés de Antonio Trevín por fotografiarse con el vencedor pocas horas después de la votación no parece que vaya a servirle para gran cosa. Al menos en este momento.
No me resisto a finalizar este comentario sin hacer referencia a ese otro rumor que apunta a la elección de Javier Fernández para ocupar la Presidencia del PSOE. En política no se puede decir nunca de este agua no beberé, pero me cuesta trabajo imaginar al actual presidente del Principado en ese papel de 'Reina Madre' que otorga tal cargo honorífico. Por mucho que se apele a su veteranía en el partido y a su condición de ser uno de los dos mandatarios autonómicos con los que la organización cuenta actualmente, se antoja poco creible que quien ha asumido, motu propio o de rebote, porque eso da igual, la condición de estandarte de 'otras soluciones' distintas a las que representa Pedro Sánchez, si sitúe en un sillón destacado de la corte que representará los 'nuevos tiempos' del socialismo español.
Socialistas al borde de un ataque de nervios. Demasiadas tensiones internas, por más que se traten de disimular. ¿Cómo reposicionarse a la 'izquierda' cuando han sido doblemente rebasados por la idem? ¿Cómo 'centrar' más sus posiciones sin rebasar por la derecha al PP?...
ResponderEliminarLo de Javier Fernández tampoco lo veo, eh. Aparte de su personalidad, alérgica a los boatos y los protocolos, tendría muy difícil justificar un reposicionamiento a la 'izquierda' tras haber ejercido como uno de los más sumisos presidentes a las políticas de Mariano Rajoy.