lunes, 7 de julio de 2014

Liderazgo sin líder

Como en el Mundial de Fútbol que se celebra estos días en Brasil, ese precipitado proceso de primarias en el que se ha embarcado el Partido Socialista Obrero Español lleva camino de aburrir al más pintado. Como en los depauperados céspedes en los que se disputa el campeonato balompédico, el juego vistoso brilla por su ausencia  y los protagonistas ponen poco más que sus nombres para un guión modesto.

Esta misma mañana, los tres aspirantes a suceder a Alfredo Pérez Rubalcaba en la Secretaría General de los socialistas provocaron el mismo aburrimiento que las estrellas futbolísticas de Brasil, Argentina, Alemania, Italia  o España moviéndose sobre la hierba de Maracaná, San Pablo o Mineirao. Se había creado una cierta expectación sobre ese deliberadamente modesto -en lo que aparataje se refiere- duelo dialéctico entre Eduardo Madina, Pedro Sánchez y José Antonio Pérez Tapias. Los tres frente a frente y un reducido grupo de igual número de miembros representantes de las respectivas hinchadas.

Al final, nada nuevo bajo el sol. Como era de esperar, el principal empeño de los tres aspirantes se orientó a la constatación de cuál de ellos es "más de izquierdas", toda vez que ese parece ser el envoltorio que en estos momentos trata de encontrar la desconcertada organización política pensada y puesta en marcha por Pablo Iglesias (el bueno, no el actual, como apuntó jocosamente uno de los candidatos). Del representante de Izquierda Socialista ya se sabe que anda más cerca que sus rivales de esos objetivos, aunque su condición de 'outsider' o tercero en discordia le ha perseguido desde el mismo momento en que decidió presentarse. Demasiado rojo para una organización política cómodamente institucionalizada y que se esmera en recuperar sus esencias sin perder nada -o casi nada- de su 'adaptación' al sistema.

Son Madina y Sánchez los que parece que van a dirimir cuál va a ser el próximo secretario general. Por ello, quizá, las puyas se las dedicaron mutuamente, ignorando a Pérez Tapias.

Como apuntaba días atrás en esta misma tribuna, el principal problema que afronta el PSOE en este proceso de primarias es su empecinamiento en el objetivo de encontrar un rostro y olvidarse sistemáticamente de programas o de equipos. El debate de esta mañana ha sido un ejemplo más de lo antedicho. Resulta difícil rastrear en las palabras de los aspirantes un atisbo de auténtica regeneración a través de las ideas y de las propuestas específicas para ponerlas en marcha. Buenas palabras y generalidades que ya nos suenan a cantinela conocida. Valga como botón de muestra el recurso a la reforma del Senado para convertirlo en "una cámara de representación territorial" (un estribillo de aquellos machacones de la canción del verano). La promesa de una ley que regule la muerte digna o la consulta sobre la alternativa entre Monarquía y República, la lucha contra la corrupción o las posible soluciones al 'conflicto catalán', son formulaciones que muestran coyunturales voluntades pero que no figuran entre las prioridades de los españoles. Muy poco, por no decir nada, de políticas económicas o de solución de los problemas existentes en los servicios sociales básicos, aquello que realmente preocupa al conjunto de la ciudadanía.

Pero lo que, a mi juicio, subyace fundamentalmente en todo este proceso es la implacable ausencia de liderazgo en las tres opciones que aspiran a transformar el que fuera referente de la izquierda en España. Sólo con un auténtico líder y un equipo acorde con sus características podría el Partido Socialista emerger del pozo sin fondo en el que ha ido cayendo consulta tras consulta.

Un encuesta de Metroscopia que ayer publicaba el diario 'El País' ponía en entredicho la aceptación y el entusiasmo que Sánchez, Madina y Pérez Tapias generan en el electorado socialista, lo que da una idea de cuál podría ser el resultado si el espectro de la encuesta se abriera a la ciudadanía en general.

El PSOE, ya lo he dicho en otras ocasiones, tras el enésimo batacazo cosechado en las pasadas europeas, se ha embarcado en una espiral deseperada de búsqueda de un salvavidas que siembre de votos su yermo terreno social y sus apremios le impiden ver más allá de sus metas cortoplacistas. El domingo, tendrá un nuevo secretario general pero dudo mucho de que encuentre, más allá de un producto puntual capaz de ser vendido, el sendero que le pueda conducir a aquellos paraísos perdidos que sus errores les hicieron abandonar hace ya bastantes años.

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