Con el transcurso de las horas el escenario sobre el que está desarrollando la negociación del proyecto de presupuestos generales del Principado de Asturias para 2014 se vuelve cada vez más enmarañado. Si hace un mes alguien hubiera tratado de describir tal paisaje probablemente una gran mayoría le habría tildado de loco.
El primero en cambiar el libreto al hacer oficial su rechazo en firme a apoyar el proyecto fue el el único diputado de Unión, Progreso y Democracia. Incluso antes de que se hiciera público el detalle de la propuesta socialista, Ignacio Prendes dejó claro que el Ejecutivo tenía que hacer sus cuentas sin contar con quien había sido hasta hace bien poco socio preferente. De nada sirvieron las críticas que le llovieron tanto desde la Federación Socialista Asturiana como de patronal y sindicatos. El parlamentario magenta se ha mostrado hasta la fecha inflexible. La herida provocada por el chasco sufrido en la consecución de una reforma electoral, principal estandarte de su respaldo a Javier Fernández y su equipo, seguía y sigue sangrando copiosamente. El grado de ejecución de los presupuestos vigentes también prestó su ayuda argumental al partido de Rosa Díez.
Conscientes de las dificultades de no poder sumar el voto de Prendes, los socialistas lo intentaron con el otro basamento de su gestión hasta fecha reciente. Con Izquierda Unida se plantearon negociaciones formales, aunque -todo hay que decirlo- no empezaron bien. Los dirigentes de la coalición no recibieron de buen grado un proyecto más o menos cerrado y respondieron con una propuesta fiscal agresiva que no precisó nada más que de horas para merecer la negativa socialista. La contrarréplica fue retirarse de la mesa de negociación, lo que a priori cerraba la única puerta hábil para el Gobierno del Principado. La prórroga estaba servida.
Pero como en ésto de la política nunca hay que dar nada por supuesto, apareció en el horizonte una posibilidad impensable en los años precedentes, incluso en aquellos en los que unas presuntas relaciones inconfesables de los dos grandes partidos nacionales "estabilizaban" la política asturiana.
Se empezaba a hablar en voz baja de la fórmula salvadora de una entente cordial entre PSOE y PP orientada a dotar a la 'res publica' de "responsabilidad", término que ha servido de munición a negros y blancos, rojos y azules, patronos y obreros para disparar desde sus respectivas trincheras sobre los partidarios de no llegar a acuerdos en las condiciones establecidas.
A esta nueva vía le puso voz esta misma semana el actual delegado del Gobierno, quien, en una inesperada entrada en escena, expresó su deseo de que su partido prestase su colaboración para que el Principado pudiera tener sus Cuentas el año próximo. De nada valió la irritación manifiesta de sus compañeros, con la presidenta regional, Mercedes Fernández, al frente, por tan inapropiado protagonismo. Ayer mismo, pocas horas después de sus primeras manifestaciones, Gabino de Lorenzo era todavía más directo y apelaba "a la sensatez y la responsabilidad" de 'Cherines' para alcanzar un "entendimiento" con los socialistas asturianos. La destinataria de estas palabras había expresado poco antes su sorpresa por tal ingerencia y, tras recordar que es a ella a quien corresponde pronunciarse al respecto, calificó como actitud de "gente poco seria" decantarse por un acuerdo sobre algo cuyo contenido se desconocía.
Se ha especulado bastante en las últimas horas sobre el verdadero origen del pronunciamiento de Gabino de Lorenzo; sobre si el delegado del Gobierno estaría simplemente haciendo de transmisor de los deseos de Mariano Rajoy y su equipo. No hace muchos años, todavía en la oposición, el líder del PP cambió el sentir del voto de sus representantes asturianos para facilitar la integración de los 'restos' de Caja Castilla-La Mancha en Cajastur. La reacción de Mercedes Fernández da a entender que tal opción no se corresponde con la realidad. Máxime si tenemos en cuenta que la 'lideresa' asturiana cuenta con el apoyo incondicional de su jefe de filas. Y en ese caso tendríamos que hablar de una nueva salida de tono del representante del Ejecutivo estatal, muy acostumbrado de siempre a hacer y decir lo que le viene en gana, aunque últimamente se le intente mantener recluido en el sobrio edificio de la plaza de España donde ejerce. El hecho de que 'Cherines' haya facilitado la tramitación de urgencia del proyecto presupuestario no empece para mantener como resultado de cosecha propia la actitud de Gabino de Lorenzo.
Y mientras la derecha dilucida su papel, otro protagonista inesperado que ha salido de bambalinas ha sido el diputado de IU por Asturias y ex coordinadior general de la coalición a nivel estatal, otro de los que se niegan a mantenerse en un segundo plano (hay muchos; Areces es uno más). Gaspar Llamazares se ha manifestado a favor de una enmienda de totalidad al proyecto presupuestario, iniciativa sobre la que, el menos públicamente, no se había manifestado hasta la fecha la dirección regional de Izquierda Unida. También aquí habría que analizar la posición del parlamentario nacional frente al equipo que capitanean Manuel González Orviz y Ángel González.
En tanto que las fuerzas políticas hacen sus números, el producto final, el proyecto de presupuestos, cada vez se antoja más difícil de encajar. IU condiciona radicalmente su apoyo a una subida de impuestos que el PP rechaza para situarse en la parte contraria y exigir una reducción de la presión fiscal. Y ya no se trata de que el 'rey salomón' que ocupa el palacio de la calle de Fruela trate de partir a la criatura por la mitad. Como se ha encargado de aclarar su compañero Fernando Lastra, la norma de ley registrada en la Junta General días atrás no admite la modificación de impuestos, toda vez que implicaría una modificación del capítulo de ingresos y, como bien recalca el portavoz parlamentario socialista, conllevaría el mismo efecto que una enmienda a la totalidad.
¡Ah! Y no hablamos de Foro Asturias. Será porque, como suele ocurrir, están en el Constitucional.
En definitiva que o alguien renuncia a sus principios básicos o estamos abocados a la prórroga. Y ello por mucho que los protagonistas principales de este embrollado guión echen la lengua a pacer.
Coincidiendo con la mayoría de las consideraciones expuestas, albergo dudas sobre la confirmación del título del post. Insisto en que, a raíz de la impertinente injerencia del Conspirador Mayor del Principado, aprecio otra actitud en Mercedes Fernández y una notable modulación de sus exigencias de cara a la aprobación de los presupuestos, comenzando por una "extraordinaria" (lo remarco) disposición a negociar. Los "principios básicos" están muy devaluados y absolutamente mercantilizados.
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