Son ya unos cuantos los seguidores de esta tribuna que se han dirigido a mí para preguntarme por qué no participo más activamente con mis 'post' en la interesante etapa que ha afrontado Asturias en la última semana. Y la respuesta siempre es la misma hasta el día de ayer: no aprecio que haya habido novedades realmente relevantes en ese periodo que me inviten a avanzar en la exposición que hice en mi último escrito. Es verdad que durante esa corta aunque intensa etapa ha habido comunicados, declaraciones, cruce de invitaciones,... pero, a mi modesto entender, todo ese conjunto de informaciones reflejaban, más que pasos adelante en las obligadas negociaciones a varias bandas y en los distintos ámbitos institucionales derivados de los comicios del 22 de mayo, una suerte de ruido que impedía escuchar los sonidos reales de una supuesta progresión en la configuración de los múltiples escenarios en los que puede derivar a partir de este fin de semana el futuro de esta comunidad autónoma.
Algunos de los planteamientos divergentes de partida, como la 'metodología' para un acuerdo, no variaban sustancialmente con el cada día más acelerado paso de las horas; las manifestaciones de los principales protagonistas tenían formalmente una base común, aunque la realidad se encargaba de demostrar que era un sustento con los pies de barro; los actores secundarios 'empujaban' a los principales para ocupar en los medios de comunicación, en los que sembraban laboriosamente la sombra de las dudas, un espacio de privilegio que la lógica institucional no les había otorgado. En fin, que, por un lado, parecía que el entendimiento de la derecha asturiana, aunque no fácil, era cuestión de dejar transcurrir el tiempo, mientras que, por el otro, se mantenía la actitud de boicoteo subterráneo de los encargados -como afirmaba en mi comentario anterior- de colocar palos en las ruedas del carro orientados a paralizar cualquier avance hacia el oficialmente cacareado objetivo común de Foro Asturias y Partido Popular.
Por encima de ese conjunto de sonidos entrecruzados que impedían escuchar una verdadera 'hoja de ruta' hacia un pacto reclamado por una mayoría de los asturianos, sobresalía hasta ahora por encima de todo un 'leit motiv' origen de las diferencias como enseña de la imposibilidad de un lógico entendimiento: pacto total -defendido por el PP- frente a acuerdos territoriales, municipio a municipio, con autonomía para las respectivas organizaciones locales -bandera de FAC-.
Ayer, el propio Álvarez-Cascos rompía esta barrera, la que aparentemente impedía cualquier tipo de camino hacia la coincidencia final, al aceptar -con condiciones y matices, eso sí- la premisa básica de sus hipotéticos futuros socios, el ya mencionado "pacto total". Para el líder de la nueva fuerza mayoritaria en el Principado, la suma de los acuerdos parciales, pormenorizadamente reseñados, municipio a municipio, en su comunicado de ayer, suman ese acuerdo global sin menoscabo para la autonomía de las organizaciones territoriales de cada uno de los dos partidos. Un ceder sin renunciar a nada, aunque suene a paradoja.
Aunque para los de siempre nada habrá cambiado, lo cierto es que este pronunciamiento de Cascos ha desactivado algunos de esos obstáculos sinuosamente colocados en el camino hacia la meta final del acuerdo. Por encima de los provocadores de 'ruidos' enfocados a impedir escuchar el mensaje real, de alguna forma la pelota pasaba al ámbito del PP, cuyos responsables se habían refugiado hasta ahora en el empecinamiento de su rival personal en separar ámbitos negociadores. Esa actitiud daba pie a los detractores de la misma a argumentar que esa compartimentalización impedía prácticamente la suma de los elementos singulares en un conjunto armónico desde el mismo momento en que uno de ellos se saliera del trazado global. Por decirlo de una manera gráfica, era como si en un gigantesco puzzle se introdujera una pieza imposible de ensamblar con el resto.
Al margen de que el tiempo empieza a apremiar y de que en toda negociación que se pretenda llevar a buen fin exige que cada una de las partes se deje plumas en el camino, el giro experimentado ayer en el complejo escenario de la política asturiana, abierto a un sinfín de posibilidades todavía a estas alturas, siendo lógico, se me antoja sorprendente por el conocimiento que, por suerte, algunos tenemos de los vericuetos por los que se mueven habitualmente los intérpretes de este libreto dramático -para los asturianos-. Sin acudir a agentes externos, choca un tanto esta evolución de última hora en los posicionamientos de unos y de otros. No hay que olvidar que si ha sido FAC el que ha dicho hasta ahora la última palabra, las primeras reacciones de sus hipotéticos futuros socios, invitan a pensar en que, aparte de los últimos reductos personalistas, el trayecto se presenta más despejado que un día antes.
Decía que, si bien algunos prefieran quedarse con la versión más lógica y fácil de este giro en las relaciones de los dos partidos de la derecha asturiana, la edad y la experiencia nos hace a algunos ser más desconfiados y pensar que ha tenido que intervenir algún elemento ajeno a los actores principales que haya inducido el nuevo guión. Al que suscribe no le cabe ninguna duda de esta colaboración imprescindible y que se traduciría en una interlocución externa. FAC y PP precisaban tender unos puentes cuyos respectivos líderes, declaraciones oficiales aparte, parecían incapaces de crear.
Y es aquí donde entraría la 'fontanería', esa modalidad subterránea de la política tan oscura como necesaria en la historia de la democracia de este país. Si Cascos y Gabino son incapaces siquiera de hablarse, aunque ambos apostaten de los personalismos en orden al bien común de los asturianos, quizá era necesario que alguien menos relevante, algunos de esos personajes que ni siquiera salen en los títulos de crédito, actuando con Génova como puente, abrieran las vías para una interlocución por mecanismos interpuestos que pudiera desbloquear el 'impasse' de estos largos últimos días. Y eso es lo que, a mi modesto entender ha ocurrido. Personas que no están en el diccionario de 'famosos' de la política para los asturianos, desde esta misma región y desde Madrid, han afrontado la ingrata aunque necesaria tarea de vínculo de mediación orientada a crear el necesario clima que elimine los grandes obstáculos y propicie un ámbito de conciliación, aunque para más de una vaya a ser obligada, forzada desde sus relativos ámbitos de poder por el imperativo de metas superiores.
Ésta es, a mi modo de ver, la verdadera razón de que el escenario sea ahora más propicio que días atrás para ese entendimiento y que permita ser más optimistas que entonces con respecto a un acuerdo que daría una estabilidad institucional que, por encima de siglas, Asturias precisa.
Pero que nadie lance las campanas al vuelo; la ímproba labor realizada hasta ahora por esos actores anónimos ha mejorado el panorama, pero sobre el mismo siguen flotando los negativos efluvios de viejos odios e inquinas, de protagonistas que se resisten a una concordia que, a la larga, saben que acabará por pasarles factura, profesionales del 'rio revuelto' para ganacia de sus actividades pesqueras, temerosos de verse abocados al borde del precipicio tras una muy larga y que para ellos se prometía interminable etapa de privilegios.
La cosa pinta mejor, pero los riesgos siguen existiendo y quizá, como dice un dirigente político de la derecha asturiana, en el mejor de los casos, esto se termina cerrando satisfactoriamente una hora antes de la constitución, pasado mañana, de las corporaciones municipales, en un bar o cafetería cercano a las respectivas casas consistoriales y sobre una vulgar servilleta de papel.
Menudo rollo metes. Debes de ser un enchufado de alguién para que te pongan en LNE.
ResponderEliminarMucha palabra rimbombante para no decir nada nuevo y ni si quiera inteligente.
Este comentario -el del crítico anónimo- es propio de un iletrado.
ResponderEliminarMe parece, por contra, que don Marcelino González conoce bien la situación.
Resulta cuanto menos curioso que el primer comentario haga referencia a LNE cuando este blog está vinculado a El Comercio.
ResponderEliminarPor contra, deja muy claro que el firmante no estaría nunca enchufado ni en un periódico ni en una editorial, ya que "siquiera" se escribe junto y "alguien" no lleva tilde.
Los hay quienes preferimos rollos o palabras rimbombantes de profesionales con criterio, coincidamos o no con sus ideas, que críticas gratuitas, infundadas y con el único ánimo de ofender de aquellos que dejan entrever sus colores detrás de comentarios que solo esconden su frustración por lo que pudo ser y no fue.