Desde que los socialistas asturianos decidieron dar por "amortizado" al que fue en su representación presidente del Principado durante tres legislaturas se ha especulado mucho sobre el papel que Ferraz buscaría para Álvarez Areces una vez concluido, el año próximo, el último de sus mandatos autonómicos. Entre los más citados siempre ha figurado un sillón en el Consejo de Ministros una vez que el presidente Zapatero afrontara, como ha hecho ahora, una remodelación del Ejecutivo, ya fuera ésta la cacareada de carácter unipersonal limitada a buscar el relevo a Celestino Corbacho en Trabajo o, como la realidad se ha encargado de confirmar -a pesar de las declaraciones en contra del propio presidente días atrás-, una auténtica crisis de gobiereno en profundidad.
El nombre de Areces era uno -entre otros- de los barajados para el relevo de Corbacho y, aunque muchos son los llamados y pocos los elegidos, entre los compañeros de Tini existía una secreta esperanza de que el actual mandatario del Principado pudiera hacerse con esa cartera, a pesar de llevar consigo tal responsabilidad el peso de casi cinco millones de parados y unas perspectivas para el mercado laboral marcadas mayoritariamente por las sombras y sin otra luz que las manifestaciones optimistas expresadas sin demasiada convicción por los miembros del Gobierno y dirigentes del partido que lo sostiene.
Trabajo va a gestionarlo Valeriano Gómez, que ha sido la mayor sorpresa de la remodelación aprobada por Zapatero, pero que responde al estilo de éste, siempre presto a encontrar algo en lo que apoyarse aunque sea a costa de renunciar a cualquier posicionamiento programático o ideológico (el nuevo ministro es un hombre de UGT y se ha opuesto inicialmente a la reforma laboral, lo que representa un guiño al sindicato 'hermano').
Por supuesto, una vez que la crisis de gobierno se ha manifestado amplia, cabría haber pensado en cualquier otra posibilidad (si Leire Pajín puede ser ministra de Sanidad, ¿por qué no podría serlo el propio Areces), pero en el nuevo equipo no ha habido sitio para el todavía presidente asturiano.
Si tenemos en cuenta que Asturias cuenta más bien poco para los actuales gobernantes de Madrid, tampoco extraña que en un caso muy similar, el del actual presidente aragonés, Marcelino Iglesias, sí que se haya pensado en su próxima salida de la política autonómica y se le haya premiado con el 'número tres' en la escala de mando del partido a nivel nacional, la Secretaría de Organización.
Por lo que a Tini se refiere, ahora ya es evidente que tendrá que esperar a otro momento. Claro que en lo que al Ejecutivo se refiere, una vez abordado el cambio en profundidad a estas alturas de legislatura, parece difícil pensar que pueda caber otra oportunidad antes de las legislativas de 2012.
Dicho lo cual, tampoco vamos a pensar que Ferraz va a dejar tirado a quien fue su presidente asturiano durante doce años. A expensas de otros huecos menos 'políticos', como los diplomáticos ya rumoreados meses atrás, yo me atrevería a aventurar que, pese a su bagaje interno ya mencionado, Tini va a tener que conformarse, al menos hasta dentro de año y pico, con un destino de tono menor, pero que podría responder, por sus características, a una persona de su edad y de su larga trayectoria, y no es otro que ese que alguno llaman el cementerio de elefantes de la política española, es decir, el Senado.
A expensas de que los dirigentes nacionales nos sorprendan de aquí a la primavera del año próximo, vaticino que Areces terminará su mandato en el Principado y, posteriormente, ocupará uno de los dos escaños que en la Cámara Alta le corresponden a la Junta General del principado por designación directa. Igual que le convencieron de que silenciase, primero, y renunciase, después, a su intento de forzar unas primarias en Asturias frente a Javier Fernández, seguramente ahora harán lo propio bajo el argumento de que el escaño madrileño no está tan mal para ir tirando, al menos de momento.
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