viernes, 15 de julio de 2011

El perfil técnico

Francisco Álvarez-Cascos cerró esta mañana el debate de investidura que le convertirá a partir del mediodía de hoy en el séptimo presidente del Principado con el esperado anuncio de la composición de su primer gabinete autonómico. Atrás quedaba un enfrentamiento parlamentario que no respondió exactamente a lo que se esperaba, con un cambio de papeles que llevó a la candidata del Partido Popular a representar, el menos en cuanto a formas, el protagonismo de la oposición, mientras que aquellos a los que les correspondería ese rol, las dos fuerzas políticas de la izquierda, expresaron sus desacuerdos globales o puntuales con una moderación insospechada.

Quizá se debiera a que Izquierda Unida encontró más puntos de acuerdo en la oferta programática del ex ministro de los que se esperaba o que un Javier Fernández en presunta retirada (las palabras de ayer del portavoz socialista, Fernando Lastra, atribuyéndose el liderazgo de la labor de oposición, pudieran interpretarse como un aviso de que el el líder natural y candidato de la FSA piensa en retirarse al menos de las tareas institucionales tras su primera fallida experiencia en las mismas) no parecía mostrar demasiado interés en fajarse cuerpo a cuerpo con su adversario. Por contra, Isabel Pérez-Espinosa volvió a mostrar su verdadero carácter, más bien pendenciero, y aquí sí que obvió la mayoría de coincidencias (aseguró incluso que la oferta de gestión de Cascos era una copia del programa de los populares) y se esforzó con éxito en resaltar las diferencias, marcadas, como siempre, sobre todo por los aspectos personales.

Pero ese episodio ya es historia y ahora comienza una nueva etapa, la más dura sin duda para el nuevo presidente de la comunidad. Y la forma de empezarla era, como es preceptivo, presentando a las personas que le van a acompañar en las difíciles tareas del Ejecutivo.
No hubo sorpresas, si por ello entendemos los criterios generales, aunque sí y bastantes en los nombres. Se había especulado, y mucho, sobre la identidad de los integrantes del Consejo de Gobierno y habían aparecido en este trámite los de muchos conocidos en las tareas de gestión en un pasado más o menos próximo. Nada de nada. Fiel a la 'hoja de ruta' empleada desde que volviera a Asturias, el ex vicepresidente del Gobierno de la nación recurrió de nuevo al perfil técnico, de forma parecida a como FAC ha ido diseñando sus listas municipales y sus gobiernos locales. Porque si algo define a sus compañeros del Ejecutivo es precisamente un bagaje de contrastado currículo profesional en sus respectivas actividades junto con una mayormente generalizada falta de experiencia en el terreno político.

Se trata, al parecer, de repetir la fórmula que, en contra de la opinión mayoritaria, le ha funcionado tan bien hasta ahora. Incluso, este estilo le ha servido para que la oposición no haya podido atacar desde el primer día a quienes serán sus más directos colaboradores en las tareas ejecutivas desde los próximos días. Lo expresó muy bien el líder de IU, Jesús Iglesias, al confesar que difícilmente se puede juzgar a unas personas que él, así lo dijo, apenas conoce. Esto le garantiza al nuevo presidente asturiano alargar en lo posible los cien días de cortesía que, como decía recientemente, casi nadie ya concede.

A expensas de como se repartan pormenorizadamente los distintos subsectores, el equilibrio de las consejerías parece razonable, al margen de las discrepancias sobre el número (resaltadas con énfasis, una vez más, por Pérez-Espinosa, a quien nueve le parecen demasiadas a pesar de que hace sólo unos días estaba pidiendo cuatro para el PP). Algunas acumulan mucho más tarea que otras pero habrá que dar un margen de confianza a sus titulares. A situaciones nuevas, fórmulas nuevas, parece haberse dicho Cascos. Y en ello está.

El único lujo que se ha permitido el flamante presidente ha sido el de mantener la Consejería de la Presidencia para situar en ella a quien fue durante muchos años su mano derecha en la Vicepresidencia del Gobierno y en el Ministerio de Fomento, sin contar la colaboración directa en Génova, cuando Cascos era el 'general secretario'. Dentro de las quinielas de las últimas semanas uno echaba siempre de menos el nombre de Florentino Alonso, para quien los más atrevidos apuntaban el Gabinete de la Presidencia, continuando sus labores del pasado con el veterano político asturiano. Al final, apareció como consejero, en el departamento que se prevé será el muro de contención para que al presidente no le lleguen todas las ambestidas; el filtro que librará a Cascos de muchos quebraderos de cabeza, en una nueva línea, pero de características similares a las que marco su prolongada colaboración mútua.

En lo demás algún veterano como José María Navia-Osorio, en Sanidad, o Emilio Marcos Vallaure, en Cultura y Deporte. El perfil técnico de los licenciados superiores y una bisoñez en las labores políticas marca al resto del Ejecutivo.

Esta es la nueva apuesta de Cascos, que puede despertar recelos o incertidumbres, pero que responde a una trayectoria de decisiones que ha marcado su regreso a Asturias. El tiempo y las obligaciones de los otros grupos parlamentarios serán los encargados de juzgarla cuando llegue el momento. Por ahora, todavía hay muchos que tienen que reponerse del susto y empezar a estudiar nuevos métodos de oposición. Mientras tanto el Consejo de Gobierno de FAC tendrá margen para ponerse al día y solamente es deseable que, como hemos conocido esta misma semana en Castilla-La Mancha, además de las consabidas debilidades de una mayoría minoritaria, tengan que enfrentarse a agujeros presupuestarios que hagn aún más difícil su meta de hacer "algo nuevo".

2 comentarios:

  1. Se te olvida que esto no es un periódico, que estás publicando al día. "Francisco Álvarez Cascos cerró ayer..." ;-)

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