martes, 6 de octubre de 2015

Holganza

Puede condensarse el grandonismo de la tormenta de propuestas y compromisos manifestados por los diferentes partidos políticos asturianos durante la pasada campaña electoral para las autonómicas en los seis primeros meses de actividad -es una forma de hablar- de la Junta General del Principado?

Evidentemente, no. Especialmente si nos atenemos a la previsión de que el Parlamento asturiano tiene la intención de batir todos sus récords de absentismo en esta segunda mitad del año.

Tras los comicios y la constitución de las nuevas instituciones salidas de las urnas, sus señorías se tomaron muy pronto unas 'merecidas vacaciones' interrumpidas hace más o menos un mes para volver a una 'intensa' actividad que, ahora, probablemente se tome otro respiro porque "no es aconsejable mezclar sus trabajos con la inminente campaña de las legislativas convocadas por Mariano Rajoy para el día 20 de diciembre. De ser así, y la experiencia indica que en ese criterio coinciden los de uno y otro signo, nos plantaremos en febrero del año próximo con unos niveles de deserción de responsabilidades insólito incluso en los tiempos de mayor dejadez de los parlamentarios autonómicos. Aunque se ha aludido a la excepción del proyecto presupuestario, a vces me entran dudas de que el abandono alcance a la norma más relevante de cada año.

Recuerdo que la respuesta habitual de muchos de nuestros representantes cuando las cámaras de televisión ofrecían un hemiciclo lleno de asientos vacíos era que sus señorías trabajan en sus despachos y a esos no llegan las imágenes registradas por los dispositivos audiovisuales. Podemos creérnoslo o no, pero de lo que no cabe duda es de que lo seguro es que con la Junta General  en 'by pass' ya no hay razón para disimular que lo único que importa son las organizaciones que los ponen en esos puestos y mucho menos la responsabilidad adquirida con los ciudadanos que se han molestado en apoyarles con su voto.

Resulta especialmente irritante que esos 'representantes del pueblo' ni siquiera se sonrojen cuando abandonan su compromiso, su "contrato social", para entregarse a los aparatos de sus organizaciones políticas, eso sí, sin dejar de cobrar ni uno sólo de los euros que engrosan sus sustanciosos emolumentos como diputados autonómicos.

Tratar de convertir la convocatoria para las generales en un elemento de manifiesta incompatibilidad con las que son sus responsabilidades personales es un ejercicio de cinismo que exige unas tragaderas enormes de los receptores de sus mensajes.

Ni que decir tiene que en los actuales momentos de desvergüenza nadie se va a sentir concernido con un enojo que está en las calles y en la barras de los bares. Finalmente, como en tantas otras cosas, cuando se exponen estos "problemas de conciencia" hay una extraordinaria unanimidad de derecha, izquierda y centro. Y el resultado a la vista tiene un tremendo tufo a una simple y vulgar holganza.

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