Tras un breve paréntesis vacacional en la vecina comunidad gallega, de vuelta a Gijón me encuentro con la calle encartelada con la interpretación sindical del futuro funerario que ya se percibe sobre el sector naval de la bahía local. Al margen del lenguaje y de las proclamas de las centrales, lo cierto es que lo que no hace tantos años fue uno de los puntales de la industria gijonesa se ha convertido en un erial, en un yermo paraje donde sólo queda el recurso a la protesta o, si ya no quedasen fuerzas físicas, para llorar.
No voy a entrar a repetir la historia del progresivo declive de la construcción naval en la costa gijonesa. Es innecesario; ya la sabe todo el mundo. Tampoco a complicados análisis sobre los polvos que han llevado a estos lodos. En este caso, prefiero recurrir a la memoria e invitar a los interesados a repasar los periódicos de hace algo más de tres años. Las hemerotecas son una fuente inmensa de reflexiones sobre lo que se dice y lo que en realidad se hace. Pasen y vean lo que decían los titulares de julio de 2006, cuando la SEPI decidió desmembrar la antigua Izar y adjudicar su factoría de Gijón a la viguesa Vulcano. Ya digo que no voy a poner en blanco sobre negro aquellas declaraciones, las de los responsables de la firma gallega, las de nuestro Gobierno regional, las de nuestros responsables municipales. El tiempo ha dado la razón a las reservas sindicales sobre aquella operación. Lean, lean; se trata de un ejercicio de oxigenación de la inteligencia frente a tanto intoxicador que siempre encuentra un hueco entre los grandes titulares.
Mientras protestamos, o nos lamentamos, por la defunción de un sector productivo de primera línea es bueno recordar quién dijo qué y la responsabilidad de cada cuál en en deceso. Para eso están las hemerotecas, aunque algunos prefieran olvidarlas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario