La capacidad de sorpresa que demuestra el presidente Zapatero día a día no deja de incrementarse. ¿Pero quién asesora a este hombre? Parece ser que nadie, dicen incluso ya muchos dirigentes de su propio partido ( y lo dicen en 'El País' que, aunque desde los repartos televisivos ha empezado a enseñar los dientes, todavía no es sospechoso de trabajar para el PP). El caso es que ayer, tras conocerse la anunciada despedida de Pedro Solbes de su escaño de diputado, se le ocurre apostillar "Que descanse". Como suena esto a un epitafio; sólo faltó el "...en paz" en Europa. De nada valieron los elogios previos a la figura que se va, la misma que le ayudó a ganar unas elecciones y la misma que intentó mantener un poco de sentido común en unos gobiernos presididos por la improvisación permanente y la resolución de los problemas reales por la vía de los atajos de última hora. Al final nos quedamos con ese tremendo "Que descanse". Que terrible es la ingratitud.
Claro que el presidente cuenta con la ayuda inestimable de su equipo, ese que cada vez que cambia lo hace para peor hasta llegar a constituir en estos momentos uno de los gobiernos peores -si no el peor- de la democracia. El rey de la oportunidad -ya lo sabe casi todo el mundo-, el 'pepito grillo' de la tribu, es el actual ministro de Fomento quien para arreglar las cosas ha justificado la posición 'oficial' sobre la marcha del ex vicepresidente económico con el peregrino argumento de que no está justificada la presencia de un hombre como Solbes en la "tercera fila" de los escaños congresuales. Menuda argumentación. Con esta base, bien podría hacerse una "limpia" generalizada en la Cámara Baja, empezando por tanto ex ministro recolocado, lo que ahorraría a los españoles muchos miles de millones de euros.
Por favor, que se callen de una vez. Es que así puede ganar las elecciones hasta Rajoy, y no es broma.
Si el presidente no tiene quien le escriba y lo hace sin ayudas, cada vez con más "borrones", que nadie le "ayude" a estropear más las cosas. Al final, Zapatero va a hacer buena la teoría del "síndrome de La Moncloa". Ya les pasó a Felipe González y a José María Aznar, que en sus segundos mandatos acabaron creyéndose el dios entre los dioses. Zapatero parece que ya ha entrado también en ese camino. Si es asi, por favor que alguien cambie la ley electoral española y elimine la posibilidad de estar más de cuatro años en la Presidencia del Gobierno, con mayoría absoluta o con la ayuda de quien sea. Será una forma de evitar que periódicamente tengamos que sufrir los caprichos del Olimpo.
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