domingo, 8 de mayo de 2016

Quitarse las caretas

Si algo bueno tiene el tiempo es que te permite conocer los datos precisos para hacerte tu composición de lugar y configurar un criterio propio documentado sobre los principios teóricos de lo que se califica como nuevo. Y es el periodo transcurrido desde la creación como partido de Podemos el que nos ha permitido pasar de su tarjeta de visita a conocer la verdadera praxis de un modo de actuar de quien se presentaba fundamentalmente como una revolución en las personas y los modos de hacer política en este país.

A estas alturas de la película Pablo Iglesias y los suyos ya no pueden obviar que sus inicios nada tienen que ver con la práctica real de sus estrategias actuales. Normal, se me dira. Y lo sería si no fuera porque cada día que pasa se manifiestan con mayor claridad cuáles son los objetivos y los medios que sus responsables están dispuestos a utilizar para lograrlos. Una cosa es la inevitable acomodación al marco institucional en el que se ha ido incrustando la fuerza emergente y otra diferente el cameleonismo oportunista de una élite intelectual que, en los más puros principios del leninismo, ha fijado en la toma del poder su único objetivo.

Podemos se quita caretas un dia sí y otro también. La última de estas representaciones ha llegado con su propuesta de unión electoral con Izquierda Unida, la misma coalición que cuatro meses atrás era el pasado, lo viejo y que ahora la presentan como el apoyo necesariio para configurar la alternativa del cambio.

Y esta actitud se produce después de que la mayoría de las previsiones vaticinen un retroceso de los podemitas con respecto al 20 de diciembre del pasado año. Las mismas que auguran un mejor resultado el mes próximo para Izquierda Unida.

Son pocas las voces, aunque cualificadas, dentro de la coalición de izquierda las que han advertido sobre los peligros que dicha unión podrían traer para los de Alberto Garzón. La fagocitación sólo parece evidente para esas mismas voces y no para un sector mayoritario de IU que argumntan su decisión de ir juntos a los comicios con una consulta a sus bases que marca ya el vampirismo que va a ejercer el partidos de Iglesias; una consulta, por cierto, en la que no han participado la gran mayoría de los militantes que tienen derecho a pronunciarse.

El reparto de los puestos en las listas electorales -faltaría más- han supuesto un obstáculo en lo que parecía un jardín de rosas. ¿Acaso creía Garzón que los taimados líderes de sus presuntos socios iban a permitir que su meta de "tragarse" a IU pudiera verse en entredicho por una representación numérica que interfiriera en sus planes en las próximas Cortes Generales?

Podemos piensa solamente en utilizar a Izquierda Unida -aunque ni de lejos quieren que se les clasifique con la izquierda- para intentar el "sorpasso" al PSOE y convetirse en la fuerza hegemónica de la alternativa a la derecha. De ahí a preparar la aniquilación del partido socialista sólamente habría un paso que el tiempo se encargaría de facilitar. Esa sería la penúltima careta que acabaría por quitarse Iglesias.

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