¡Qué bien le ha sentado comer el turrón en Gijón a Manolo Preciado! Cuando éramos muchos los agoreros que hace un mes dabamos por irremediable su despido (todos sabemos que un equipo en caída libre, como parecía estar el Sporting por entonces, al menos en resultados, siempre pone en el punto de mira de las intervenciones de urgencia al entrenador), vino el parón navideño y, aunque ya unas semanas antes incluso circulaban entre los enterados los nombres de su posible sustituto, la perseverancia de los dirigentes del club y la confianza en un hombre que, de alguna manera, está marcando época en su historia, alargó la presunta agonía que, felizmente, se transformó como por arte de magia en auténtica resurrección. Diez puntos de doce. ¿Quién lo iba a decir? Es verdad que el equipo rojiblanco no estaba jugando esta temporada tan mal como los resultados de sus encuentros reflejaban, pero lo cierto es que la tendencia marca mucho y en este caso era apropiada para el pesimismo.
Al final, el 'milagro' se ha producido y, aunque queda todavía mucho camino por andar para seguir en la Primera División, las posiciones actuales son adecuadas para pensar que es un objetivo alcanzable. Hay que ganar seis o siete partidos más. Aunque los próximos no son precisamente de los fáciles, tampoco lo eran el Atlético de Madrid o el Mallorca en su fortín de Son Moix, hay que olvidarse de los malos tragos del último trimestre de 2010 y mirar al futuro de nuevo con esperanza y optimismo. ¡Enhorabuena, Manolo!
sábado, 29 de enero de 2011
viernes, 28 de enero de 2011
¿Dónde está Cherines?
¿Dónde esta Cherines? Ésta es la pregunta que empieza a ser frecuente entre los seguidores de Francisco Álvarez-Cascos desde hace algunos días. La que fuera su mano derecha, sus ojos y oídos en Gijón cuando ocupaba algunas de las más altas responsables de partido e institucionales en Madrid, apareció en primera fila cuando lo que ahora es ya un partido político, Foro Asturias, se quedaba en frecuentes homenajes al ex ministro. Esta actitud mereció la diatriba de los socialistas, que la acusaban de estar en este tipo de actos siendo miembro de la Sindicatura de Cuentas, organismo de la comunidad autónoma que se supone apartidario (sus miembros tienen que abandonar la militancia de la fuerza política a la que pertenecen al acceder al cargo).
Cuando, aunque no oficialmente, empezó a darse por hecho que Rajoy no iba a darle a Cascos el cartel electoral en el Principado para las autonómicas de mayo y empezó a gestarse en el silencio lo que hoy es un partido político con todas las de la ley registrado en el Ministerio del Interior, las apariciones públicas de Mercedes Fernéndez menguaron. Ya con el agitado cambio de año que incluyó el abandono del ex vicepresidente del Gobierno de su partido de toda la vida y la configuración de lo que acabaría siendo Foro Asturias, la presencia de la síndica desapareció.
Esta nueva situación ha dado lugar a todo tipo de interpretaciones. La primera y más oficial ha sido precisamente su condición de miembro del tribunal de cuentas asturiano, aunque ya queda señalado que en este momento, precisamente por tal condición, no es militante formalmente del PP. Otros, más malevolamente, argumentan con ese mismo cargo para justificar que no quiera en este momento significarse, aunque no parece que 'la prebenda' sirva para acabar con una estrecha relación política de muchos años. Otro grupo, quizá con más conocimiento personal de la afectada, apuntan a que Cherines no ha aceptado, pese a todo, el abandono de su compañero Cascos del partido en el que ha militado desde su creación (entonces con el nombre de Alianza Popular) y en el que ha ocupado las más altas responsabilidades. Dicho de otro modo, la renuncia a treinta años de historia.
Sea por lo que sea, el resultado es que las cada día crecientes afiliaciones a Foro Asturias, al menos una parte importante, no acaban de entender que una de las personas supuestamente llamadas a ocupar responsabilidades importantes en la joven fuerza política si es que, como todo hace indicar, Cascos es su cartel electoral a la Presidencia del Principado, se haya pasado a la reserva y no contribuya con su amplia experiencia política en estos momentos de configuración contrarreloj de una organización capaz de afrontar una cercana campaña electoral.
Cierto que, en definitiva, también hay otro grupo más importante del 'casquismo' que asegura que Cherines estará en Foro Asturias más o menos pronto; desde luego, no antes de que el líder indiscutible de el definitivo paso al frente y acepte ser su candidato para revolucionar el aburrido panorama político de esta región.
Cuando, aunque no oficialmente, empezó a darse por hecho que Rajoy no iba a darle a Cascos el cartel electoral en el Principado para las autonómicas de mayo y empezó a gestarse en el silencio lo que hoy es un partido político con todas las de la ley registrado en el Ministerio del Interior, las apariciones públicas de Mercedes Fernéndez menguaron. Ya con el agitado cambio de año que incluyó el abandono del ex vicepresidente del Gobierno de su partido de toda la vida y la configuración de lo que acabaría siendo Foro Asturias, la presencia de la síndica desapareció.
Esta nueva situación ha dado lugar a todo tipo de interpretaciones. La primera y más oficial ha sido precisamente su condición de miembro del tribunal de cuentas asturiano, aunque ya queda señalado que en este momento, precisamente por tal condición, no es militante formalmente del PP. Otros, más malevolamente, argumentan con ese mismo cargo para justificar que no quiera en este momento significarse, aunque no parece que 'la prebenda' sirva para acabar con una estrecha relación política de muchos años. Otro grupo, quizá con más conocimiento personal de la afectada, apuntan a que Cherines no ha aceptado, pese a todo, el abandono de su compañero Cascos del partido en el que ha militado desde su creación (entonces con el nombre de Alianza Popular) y en el que ha ocupado las más altas responsabilidades. Dicho de otro modo, la renuncia a treinta años de historia.
Sea por lo que sea, el resultado es que las cada día crecientes afiliaciones a Foro Asturias, al menos una parte importante, no acaban de entender que una de las personas supuestamente llamadas a ocupar responsabilidades importantes en la joven fuerza política si es que, como todo hace indicar, Cascos es su cartel electoral a la Presidencia del Principado, se haya pasado a la reserva y no contribuya con su amplia experiencia política en estos momentos de configuración contrarreloj de una organización capaz de afrontar una cercana campaña electoral.
Cierto que, en definitiva, también hay otro grupo más importante del 'casquismo' que asegura que Cherines estará en Foro Asturias más o menos pronto; desde luego, no antes de que el líder indiscutible de el definitivo paso al frente y acepte ser su candidato para revolucionar el aburrido panorama político de esta región.
miércoles, 26 de enero de 2011
Foro Asturias vende marca
Todos sabemos que las encuestas son eso, encuestas, y que con frecuencia se equivocan, pero lo que nadie puede negar es que siempre marcan tendencia. Viene a cuento este comentario por el sondeo publicado el pasado fin de semana en 'El Comercio', que concede una amplia mayoría a Álvarez-Cascos, si se presenta al frente del nuevo partido, Foro Asturias, frente a su ex fuerza política, con Isabel Pérez-Espinosa, y al actual partido gobernante, el PSOE, con su renovado cartel representado por Javier Fernández.
Dicen los adversarios del ex ministro de un lado y de otro que las cifras de ese estudio demoscópico son exageradas y difíciles de creer y es posible que tengan una parte de razón, pero lo que no cabe duda es que, porcentajes aparte, reflejan un sentimiento que se puede palpar en todos los ámbitos de la vida política y social asturiana. En cierto modo no deja de resultar curioso que una persona 'sexagenaria' y con una historial institucional del más alto nivel en el pasado puede haberse convertido para amplias mayorías de ciudadanos de esta comunidad en el revulsivo de años y años de política asturiana plana, marcada por la atonía y con personajes repetidos en el nombre, en las formas y en su discurso.
Comentaba días atrás que Cascos y el nuevo partido que será presumiblemente su plataforma para el retorno a la primera línea tenían algunos importantes hándicaps a la hora de presentar su oferta a los asturianos, la principal el tiempo, insuficiente en lo que al calendario electoral se refiere para organizar una fuerza política como la gustaría al ex vicepresidente del Gobierno de José María Aznar o -algo relacionado con lo anterior- la imposibilidad de frenar una aluvión heterogéneo de simpatizantes procedentes no sólo del PP, sino de otras formaciones menores y de descontentos aspirantes a que la nueva opción electoral les de una oportunidad de situarse en una plaza de gestión partidista o institucional.
Sin embargo, la evolución de las últimas horas está empezando a demostrar que, si bien lograr el objetivo de un partido ordenado, jerarquizado y estructurado es harto difícil, para Foro Asturias no parece que éste vaya a ser un obstáculo insalvable en su objetivo de situarse en la primera línea de la política institucional asturiana a partir de mayo. ¿Y todo por qué? Pues, porque la jovencísima fuerza política tiene algo tan importante como las necesidades antes apuntadas y que no es otra cosa que vende "marca". Ésta se llama Francisco Álvarez-Cascos, que ha demostrado en muy poco tiempo que es la única persona capaz de ilusionar, de devolver a los ciudadanos de esta región la esperanza de volver a pintar algo en España. El veterano político, frenta a sus rivales de FSA y PP, se presenta para muchos votantes como el 'burberrys', el 'lacoste' de la nueva temporada, y encima a precios asequibles para todos. Sólo con su nombre, su historial y su empuje no sólo centra las conversaciones y debates en tabernas y bares, sino que está en la vida diaria, en los comercios, en las mesas, en definitiva, es el tema.
Mientras, los dos candidatos de las hasta ahora dos principales fuerzas políticas, centran más sus diatribas sobre el ex ministro que en el otro, en quién sería en teoría el rival. Ciertamente, el PSOE ningunea a Espinosa y ataca a Cascos, mientras que el PP prefiere, siempre que puede, no darle cancha, ni siquiera para atacarle, pero la realidad es que está presente en la mente de los responsables de ambos más que ningún otro nombre, programa o ideología.
Conscientes de que no hay tiempo suficiente para poner en pie una estructura partidaria con basamentos plenamente firmes, los responsables de Foro Asturias han empezado a abrir sedes y la avalancha inicial de seguidores que se apuntan son un acicate para seguir adelante. Y todo, fundamentalmente, porque cuentan con un activo más importante que los hasta ahora más tradicionales y exigibles para tener una mínima garantía de éxito: un líder de verdad, algo de lo que el Principado de Asturias ha carecido desde hace años. Otros tienen las siglas, pero Foro asturias tiene la marca y ésta es de garantía y se llama Francisco Álvarez-Cascos.
¡Ah! Casi se me olvida. Si sus adversarios del PP ya sufren a diario el 'efecto Cascos' y muchos, aunque nunca lo dirán, empiezan a pensar que quizá se han equivocado, los de la FSA se han visto 'abofeteados' en las últimas horas por un presunto caso de corrupción que implica al ex consejero de Educación de Areces José Luis Iglesias Riopedre y que amenaza con posibles salpicaduras a otros ámbitos de su responsabilidad. ¡Lo que le faltaba a Javier Fernández por si no fuera suficiente cargar con el 'efecto Zapatero'! Posiblemente por eso el citado se haya alejado a toda prisa ayer de esa presunta "basura" y se haya desligado personalmente y a su partido del 'caso Ripedre', con un clarísimo desmarque que le ha llevado a evitar incluso la presunción de inocencia de quien hasta ayer era uno de sus destacados militantes y recurrir a un "que se defiendan ellos" al referirse al mencionado ex consejero de Areces y los otros altos cargos implicados en los presuntos delitos. En cualquier caso, que Riopedre se haya ido directamente a prisión incondicional y sin fianza va a ser difícil que se pueda escamotear de una campaña que cada día se presenta más intensa.
Lo que ya no cabe duda a nadie es que la adormecida y olvidada política asturiana está de nuevo de actualidad y empieza a interesar de nuevo a los ciudadanos de esta comunidad. Al margen de que algunos de los asuntos mencionados no dependan para nada de él, el responsable de ese nuevo escenario tiene nombre y apellidos. Y son de marca.
Dicen los adversarios del ex ministro de un lado y de otro que las cifras de ese estudio demoscópico son exageradas y difíciles de creer y es posible que tengan una parte de razón, pero lo que no cabe duda es que, porcentajes aparte, reflejan un sentimiento que se puede palpar en todos los ámbitos de la vida política y social asturiana. En cierto modo no deja de resultar curioso que una persona 'sexagenaria' y con una historial institucional del más alto nivel en el pasado puede haberse convertido para amplias mayorías de ciudadanos de esta comunidad en el revulsivo de años y años de política asturiana plana, marcada por la atonía y con personajes repetidos en el nombre, en las formas y en su discurso.
Comentaba días atrás que Cascos y el nuevo partido que será presumiblemente su plataforma para el retorno a la primera línea tenían algunos importantes hándicaps a la hora de presentar su oferta a los asturianos, la principal el tiempo, insuficiente en lo que al calendario electoral se refiere para organizar una fuerza política como la gustaría al ex vicepresidente del Gobierno de José María Aznar o -algo relacionado con lo anterior- la imposibilidad de frenar una aluvión heterogéneo de simpatizantes procedentes no sólo del PP, sino de otras formaciones menores y de descontentos aspirantes a que la nueva opción electoral les de una oportunidad de situarse en una plaza de gestión partidista o institucional.
Sin embargo, la evolución de las últimas horas está empezando a demostrar que, si bien lograr el objetivo de un partido ordenado, jerarquizado y estructurado es harto difícil, para Foro Asturias no parece que éste vaya a ser un obstáculo insalvable en su objetivo de situarse en la primera línea de la política institucional asturiana a partir de mayo. ¿Y todo por qué? Pues, porque la jovencísima fuerza política tiene algo tan importante como las necesidades antes apuntadas y que no es otra cosa que vende "marca". Ésta se llama Francisco Álvarez-Cascos, que ha demostrado en muy poco tiempo que es la única persona capaz de ilusionar, de devolver a los ciudadanos de esta región la esperanza de volver a pintar algo en España. El veterano político, frenta a sus rivales de FSA y PP, se presenta para muchos votantes como el 'burberrys', el 'lacoste' de la nueva temporada, y encima a precios asequibles para todos. Sólo con su nombre, su historial y su empuje no sólo centra las conversaciones y debates en tabernas y bares, sino que está en la vida diaria, en los comercios, en las mesas, en definitiva, es el tema.
Mientras, los dos candidatos de las hasta ahora dos principales fuerzas políticas, centran más sus diatribas sobre el ex ministro que en el otro, en quién sería en teoría el rival. Ciertamente, el PSOE ningunea a Espinosa y ataca a Cascos, mientras que el PP prefiere, siempre que puede, no darle cancha, ni siquiera para atacarle, pero la realidad es que está presente en la mente de los responsables de ambos más que ningún otro nombre, programa o ideología.
Conscientes de que no hay tiempo suficiente para poner en pie una estructura partidaria con basamentos plenamente firmes, los responsables de Foro Asturias han empezado a abrir sedes y la avalancha inicial de seguidores que se apuntan son un acicate para seguir adelante. Y todo, fundamentalmente, porque cuentan con un activo más importante que los hasta ahora más tradicionales y exigibles para tener una mínima garantía de éxito: un líder de verdad, algo de lo que el Principado de Asturias ha carecido desde hace años. Otros tienen las siglas, pero Foro asturias tiene la marca y ésta es de garantía y se llama Francisco Álvarez-Cascos.
¡Ah! Casi se me olvida. Si sus adversarios del PP ya sufren a diario el 'efecto Cascos' y muchos, aunque nunca lo dirán, empiezan a pensar que quizá se han equivocado, los de la FSA se han visto 'abofeteados' en las últimas horas por un presunto caso de corrupción que implica al ex consejero de Educación de Areces José Luis Iglesias Riopedre y que amenaza con posibles salpicaduras a otros ámbitos de su responsabilidad. ¡Lo que le faltaba a Javier Fernández por si no fuera suficiente cargar con el 'efecto Zapatero'! Posiblemente por eso el citado se haya alejado a toda prisa ayer de esa presunta "basura" y se haya desligado personalmente y a su partido del 'caso Ripedre', con un clarísimo desmarque que le ha llevado a evitar incluso la presunción de inocencia de quien hasta ayer era uno de sus destacados militantes y recurrir a un "que se defiendan ellos" al referirse al mencionado ex consejero de Areces y los otros altos cargos implicados en los presuntos delitos. En cualquier caso, que Riopedre se haya ido directamente a prisión incondicional y sin fianza va a ser difícil que se pueda escamotear de una campaña que cada día se presenta más intensa.
Lo que ya no cabe duda a nadie es que la adormecida y olvidada política asturiana está de nuevo de actualidad y empieza a interesar de nuevo a los ciudadanos de esta comunidad. Al margen de que algunos de los asuntos mencionados no dependan para nada de él, el responsable de ese nuevo escenario tiene nombre y apellidos. Y son de marca.
domingo, 16 de enero de 2011
Cascos hace números
Como antes nadie consiguió sacarle una sola frase precisa (las interpretaciones son otra cosa) sobre la decisión de presentarse como cabeza de lista del PP a las elecciones autonómicas, Cascos recorre ahora los concejos del Principado recibiendo el apoyo de cientos de militantes y simpatizantes y repitiendo las mismas frases de unidad y trabajo para responder ahora a la misma pregunta, aunque al margen de las siglas de su partido de toda la vida, sin dar un 'sí' o un 'no'. Podría pensarse que, como dijo esta misma semana en televisión, la decisión de ser cartel electoral está al cincuenta por ciento, pero lo cierto es que cada día que pasa parece más obvio que el ex ministro disputará las autonómicas con su propia alternativa.
Y es que, mientras los ya nominados de los dos grandes partidos políticos han acelerado su campaña, Cascos ha puesto en marcha la calculadora y, consciente de que presentarse no es hacerlo a la ligera y que es preciso contar con un partido detrás (principal dificultad, decía yo hace unos días) y que esté organizado. Con respecto a esta última parte, aunque pueda parecer que su plataforma solamente está recogiendo apoyos de aluvión, no hay que olvidar que el veterano político asturiano no improvisa casi nunca y durante los últimos meses -esos mismos en los que ha reconocido que ya sabía que Rajoy no iba a apoyarle- ha puesto en marcha una auténtica estructura, con equipo ideológico y organizativo incluidos, que trabajan más o menos en silencio, mientras la lista de adeptos sigue creciendo con su firma estampada en en dicha plataforma. Por tanto, el partido no está hecho, porque luego hay que recomponer la estructura interna y colocar a cada cual en su sitio, otra de las difíciles tareas que le esperan en las próximas semanas, pero no parece que ese vaya a ser un problema precisamente. Llegado el momento, los mimbres serán más que suficientes.
Las bajas en el PP son una sangría diaria y multitud de no afiliados que esperaban una alternativa a los dos grandes partidos también se acercan a engrosar las filas. Incluso desde algunas fuerzas minoritarias del centr0-derecha, dispuestas desde hace meses a disputar un escaño en el Parlamento autonómico, ya ha empezado un trasvase hacia su plataforma electoral.
Hay un aspecto interesante en este proceso actual y que podríamos resumir en que Cascos no quiere'romper' las últimas amarras con el PP. Sus intervenciones sobre sus ex compañeros, lejos de responder a su fama de 'doberman' se han hecho sosegadas, sin renunciar a la crítica directa a determinadas personas. La explicación podría estar en que, si efectivamente el ex presidente del Gobierno se presente a los comicios municipales y autonómicos, parece difícil que pueda ganarlos en las actuales condiciones, pero sí es muy probable que entre sus representantes institucionales y los del PP sumen mayorías en la Junta General y en muchos grandes consistorios. LLegados a este punto, el nuevo partido estaría en condiciones de decidir y, aunque fuera con menos escaños que sus ex compañeros, el ex ministro contaría con los suficientes para poder tener la última palabra a la hora de impedir a los socialistas seguir gobernando en Asturias. No hay que olvidar que aquí mismo al lado, en Cantabria, un señor apellidado Revilla lleva de presidente dos legislaturas con menos representantes que las demás fuerzas políticas de la vecina comunidad.
Parece obvio que el modelo de Cascos no es el de Revilla, sino más bien, como ha dicho algunas veces a sus allegados, el de Unión del Pueblo Navarro, capaz de entenderse, primero, con el PP para acabar sustituyéndole y representándole en su territorio concreto.
El caso, como decía al principio, es que Cascos tiene puesta en marcha la máquina de calcuular y cada día hace los deberes, que sus hombres trabajan -como él mismo dice- a tres turnos diarios y que en el seno del PP hay un profundo malestar por el desarrollo y desenlace del conflicto interno de los últimos meses. Comentan algunas fuentes internas que, al paso actual, el Partido Popular puede perder en Asturias, antes de cerrar candidaturas, hasta un tercio de su militancia.
Por el momento, las huestes de Cascos hacen las mencionadas cuentas y ya trabajan sobre la base de seis diputados regionales, cifra que confían en elevar, incluso, hasta diez en las próximas semanas. Y es que nadie niega la importancia vital de contar con una organización que sustente la nueva fuerza política -base fundamental en estos momentos-, pero la voz definitiva la tiene el electorado y fuera de los escasos niveles de militancia de este país existen miles de ciudadanos que quieren un cambio y, lo más importante, los hay y muchos en la derecha, pero en voz baja -de momento- también en el centro y en la izquierda -sí, en la izquierda- y todos ellos piensan que el revulsivo necesario pasa por alguien capaz de inspirar confianza, y Cascos, para todos ellos, lo hace.
Y es que, mientras los ya nominados de los dos grandes partidos políticos han acelerado su campaña, Cascos ha puesto en marcha la calculadora y, consciente de que presentarse no es hacerlo a la ligera y que es preciso contar con un partido detrás (principal dificultad, decía yo hace unos días) y que esté organizado. Con respecto a esta última parte, aunque pueda parecer que su plataforma solamente está recogiendo apoyos de aluvión, no hay que olvidar que el veterano político asturiano no improvisa casi nunca y durante los últimos meses -esos mismos en los que ha reconocido que ya sabía que Rajoy no iba a apoyarle- ha puesto en marcha una auténtica estructura, con equipo ideológico y organizativo incluidos, que trabajan más o menos en silencio, mientras la lista de adeptos sigue creciendo con su firma estampada en en dicha plataforma. Por tanto, el partido no está hecho, porque luego hay que recomponer la estructura interna y colocar a cada cual en su sitio, otra de las difíciles tareas que le esperan en las próximas semanas, pero no parece que ese vaya a ser un problema precisamente. Llegado el momento, los mimbres serán más que suficientes.
Las bajas en el PP son una sangría diaria y multitud de no afiliados que esperaban una alternativa a los dos grandes partidos también se acercan a engrosar las filas. Incluso desde algunas fuerzas minoritarias del centr0-derecha, dispuestas desde hace meses a disputar un escaño en el Parlamento autonómico, ya ha empezado un trasvase hacia su plataforma electoral.
Hay un aspecto interesante en este proceso actual y que podríamos resumir en que Cascos no quiere'romper' las últimas amarras con el PP. Sus intervenciones sobre sus ex compañeros, lejos de responder a su fama de 'doberman' se han hecho sosegadas, sin renunciar a la crítica directa a determinadas personas. La explicación podría estar en que, si efectivamente el ex presidente del Gobierno se presente a los comicios municipales y autonómicos, parece difícil que pueda ganarlos en las actuales condiciones, pero sí es muy probable que entre sus representantes institucionales y los del PP sumen mayorías en la Junta General y en muchos grandes consistorios. LLegados a este punto, el nuevo partido estaría en condiciones de decidir y, aunque fuera con menos escaños que sus ex compañeros, el ex ministro contaría con los suficientes para poder tener la última palabra a la hora de impedir a los socialistas seguir gobernando en Asturias. No hay que olvidar que aquí mismo al lado, en Cantabria, un señor apellidado Revilla lleva de presidente dos legislaturas con menos representantes que las demás fuerzas políticas de la vecina comunidad.
Parece obvio que el modelo de Cascos no es el de Revilla, sino más bien, como ha dicho algunas veces a sus allegados, el de Unión del Pueblo Navarro, capaz de entenderse, primero, con el PP para acabar sustituyéndole y representándole en su territorio concreto.
El caso, como decía al principio, es que Cascos tiene puesta en marcha la máquina de calcuular y cada día hace los deberes, que sus hombres trabajan -como él mismo dice- a tres turnos diarios y que en el seno del PP hay un profundo malestar por el desarrollo y desenlace del conflicto interno de los últimos meses. Comentan algunas fuentes internas que, al paso actual, el Partido Popular puede perder en Asturias, antes de cerrar candidaturas, hasta un tercio de su militancia.
Por el momento, las huestes de Cascos hacen las mencionadas cuentas y ya trabajan sobre la base de seis diputados regionales, cifra que confían en elevar, incluso, hasta diez en las próximas semanas. Y es que nadie niega la importancia vital de contar con una organización que sustente la nueva fuerza política -base fundamental en estos momentos-, pero la voz definitiva la tiene el electorado y fuera de los escasos niveles de militancia de este país existen miles de ciudadanos que quieren un cambio y, lo más importante, los hay y muchos en la derecha, pero en voz baja -de momento- también en el centro y en la izquierda -sí, en la izquierda- y todos ellos piensan que el revulsivo necesario pasa por alguien capaz de inspirar confianza, y Cascos, para todos ellos, lo hace.
sábado, 15 de enero de 2011
¿Renovación o continuidad?
Los socialistas gijoneses han hecho público hace pocas horas el grueso de la lista electoral que presentarán al Ayuntamiento local el 22 de mayo. Sus máximos responsables la han presentado como una candidatura de renovación, lo cual podría ser aceptado a priori si se piensa que entre los 14 primeros nombres -los que configurarían la mayoría absoluta- hay nada menos que siete novedades , empezando, como ya es sabido desde hace tiempo, por el cabeza de lista, Santiago Martínez Argüelles, que aspira a relevar tras doce años al frente de la corporación local a Paz Fernández Felgueroso.
Al margen del cartel electoral, quizá lo más llamativo de la la lista previa -deberá ser ratificada en días posteriores por el comité municipal y la asamblea local del PSOE gijonés- haya que buscarlo en distintas vertientes: la aparición de las caras nuevas no hacen sino confirmar que el equilibrio de 'familias' sigue funcionando y que donde se va un representante de alguna de ellas aparezca otro -léase, por poner un ejemplo fácil, la retirada de Tino Venturo (más dedicado al agro que a la mina en sus años institucionales) por el actual secretario del SOMA en la localidad (aunque ya no existe siquiera Mina La Camocha). El importante cuarto puesto de Carmen Veiga podría ser visto, de alguna manera como el relevo de Felgueroso, su principal valedora en los últimos mandatos; el ex dirigente de Juventudes Javier Barrio 'Chesco' pone la cuota de las nuevas generaciones, y Francisco Blanco, 'Patxi' es el hombre del candidato a regidor para llevar el área económica (curiosamente aparece en el número once, el mismo que Martínez Argüellles ocupó hace cuatro años). La presencia de Carmen Moreno -ex del CDS en el Consistorio hace varios lustros- es quizá la nota más exótica de participación sin pasar por la militancia en el proyecto, aunque ya estuviera en el mismo hace bastante tiempo.
De lo dicho hasta ahora se puede colegir que, si bien la renovación de caras es importante, los cambios son más de fisonomía que de equilibrios de fuerzas internas, que prácticamente se mantienen y dan opción a hablar de continuidad sin caer en el radicalismo.
De las continuidades, quizá la nota más llamativa sea la de José María Pérez, un hombre polivalente y con ambiciones superiores -aunque hace tiempo arrumbadas- , cuya salida se daba como probable. Por contra, es de resaltar la ausencia de la vuelta al tajo de Ivan Álvarez Raja, a quien se incluía entre los fijos, aunque quizá su presunto reciente conflicto con la justicia haya apartado a última hora de las máximas responsabilidades institucionales previsibles. También resalta el relevante puesto de Justo Vilabrille, quinto en la lista, hombre que al amparo de UGT ha sabido buscarse desde hace años un futuro seguro en la política profesional.
Otro dato llamativo en una primera revisión a vuelapluma de la candidatura de los socialistas gijoneses es la 'radicalización' de la paridad, sustituyendo el dos mujeres por cada tres hombres (por bloques de cinco) para dar entrada a la lista 'cremallera' en la que a un candidato del género masculino da continuidad otro del femenino, en una igualdad total hasta ahora sólo lograda en casos muy precisos desde que se aprobase la ley básica nacional.
Dejo para el final una de las afirmaciones realizadas ayer por los responsables de la Agrupación Municipal Socialista Gijonesa en el acto oficial de presentación de listas y que de lo escrito hasta aquí ya ha dejado abierta más de una duda para el que suscribe: el protagonismo de Martínez Argüelles en la confección del que puede ser su futuro equipo. Ejemplos ya he apuntado, y varios. Al final, el sistema partidista es el que és y el equilibrio interno de fuerzas -'familias'- es el verdadero motor del resultado final. La renovación -con perdón- no es precisamente el objetivo generalmente de los partidos políticos y sí más bien el cambio de cromos -véanse, como en anteriores ocasiones, las propuestas locales para la lista regional, José Manuel Sariego, Begoña Huergo o María José Ramos, sin olvidar a la ya diputada regional Clara Costales- y en esta ocasión no parece que las directrices vayan por diferente camino. A fin de cuentas, los rivales principales, el PP, no han hecho públicas sus listas, pero sí han apostado en manifestaciones públicas por la continuidad del equipo.
¡Ah! Casi se me olvida con tanto nombre. Tío, ¿y qué hacemos con Pedro Sanjurjo? Seguro que en las mentes preclaras de los que deciden ya hay un hueco para él en otro 'pesebre'. No va a ser él la excepción a la práctica habitual a la que nos tienen acostumbrados los partidos.
Al margen del cartel electoral, quizá lo más llamativo de la la lista previa -deberá ser ratificada en días posteriores por el comité municipal y la asamblea local del PSOE gijonés- haya que buscarlo en distintas vertientes: la aparición de las caras nuevas no hacen sino confirmar que el equilibrio de 'familias' sigue funcionando y que donde se va un representante de alguna de ellas aparezca otro -léase, por poner un ejemplo fácil, la retirada de Tino Venturo (más dedicado al agro que a la mina en sus años institucionales) por el actual secretario del SOMA en la localidad (aunque ya no existe siquiera Mina La Camocha). El importante cuarto puesto de Carmen Veiga podría ser visto, de alguna manera como el relevo de Felgueroso, su principal valedora en los últimos mandatos; el ex dirigente de Juventudes Javier Barrio 'Chesco' pone la cuota de las nuevas generaciones, y Francisco Blanco, 'Patxi' es el hombre del candidato a regidor para llevar el área económica (curiosamente aparece en el número once, el mismo que Martínez Argüellles ocupó hace cuatro años). La presencia de Carmen Moreno -ex del CDS en el Consistorio hace varios lustros- es quizá la nota más exótica de participación sin pasar por la militancia en el proyecto, aunque ya estuviera en el mismo hace bastante tiempo.
De lo dicho hasta ahora se puede colegir que, si bien la renovación de caras es importante, los cambios son más de fisonomía que de equilibrios de fuerzas internas, que prácticamente se mantienen y dan opción a hablar de continuidad sin caer en el radicalismo.
De las continuidades, quizá la nota más llamativa sea la de José María Pérez, un hombre polivalente y con ambiciones superiores -aunque hace tiempo arrumbadas- , cuya salida se daba como probable. Por contra, es de resaltar la ausencia de la vuelta al tajo de Ivan Álvarez Raja, a quien se incluía entre los fijos, aunque quizá su presunto reciente conflicto con la justicia haya apartado a última hora de las máximas responsabilidades institucionales previsibles. También resalta el relevante puesto de Justo Vilabrille, quinto en la lista, hombre que al amparo de UGT ha sabido buscarse desde hace años un futuro seguro en la política profesional.
Otro dato llamativo en una primera revisión a vuelapluma de la candidatura de los socialistas gijoneses es la 'radicalización' de la paridad, sustituyendo el dos mujeres por cada tres hombres (por bloques de cinco) para dar entrada a la lista 'cremallera' en la que a un candidato del género masculino da continuidad otro del femenino, en una igualdad total hasta ahora sólo lograda en casos muy precisos desde que se aprobase la ley básica nacional.
Dejo para el final una de las afirmaciones realizadas ayer por los responsables de la Agrupación Municipal Socialista Gijonesa en el acto oficial de presentación de listas y que de lo escrito hasta aquí ya ha dejado abierta más de una duda para el que suscribe: el protagonismo de Martínez Argüelles en la confección del que puede ser su futuro equipo. Ejemplos ya he apuntado, y varios. Al final, el sistema partidista es el que és y el equilibrio interno de fuerzas -'familias'- es el verdadero motor del resultado final. La renovación -con perdón- no es precisamente el objetivo generalmente de los partidos políticos y sí más bien el cambio de cromos -véanse, como en anteriores ocasiones, las propuestas locales para la lista regional, José Manuel Sariego, Begoña Huergo o María José Ramos, sin olvidar a la ya diputada regional Clara Costales- y en esta ocasión no parece que las directrices vayan por diferente camino. A fin de cuentas, los rivales principales, el PP, no han hecho públicas sus listas, pero sí han apostado en manifestaciones públicas por la continuidad del equipo.
¡Ah! Casi se me olvida con tanto nombre. Tío, ¿y qué hacemos con Pedro Sanjurjo? Seguro que en las mentes preclaras de los que deciden ya hay un hueco para él en otro 'pesebre'. No va a ser él la excepción a la práctica habitual a la que nos tienen acostumbrados los partidos.
jueves, 13 de enero de 2011
Partido y Gobierno
Tras un largo paréntesis. en parte forzado. reabro esta tribuna ciudadana, y lo hago en un escenario obligadamente nuevo en lo que se refiere a la noticia que más ríos de tinta ha hecho correr en los últimos meses y que yo dejé en un 'impasse' en el que a ratos parecía que la designación de Cascos como candidato a la Presidencia del Principado era cuestión de 'timing' mientras que en otros la lógica del funcionamiento partidista con sus normas y estatutos dejaban escaso margen para convertir al ex vicepresidente del Gobierno en cartel electoral del PP en esta comunidad.
Ahora, la candidata es Isabel Pérez-Espinosa y Cascos ha abandonadao el Partido Popular. ¡Casi nada! Voy a olvidar el repaso a este mes y medio de silencio y centrarme ahora en el escenario actual frente al que nos encontramos. Los populares tienen candidata y Cascos parece dar a entender que podría presentarse al frente de una nueva formación política. La primera ya sabe que tiene las siglas pero le van a faltar muchos de los hipotéticos apoyos que la derecha asturiana tenía preparados para arrebatarle el poder en Asturias a los socialistas. Ni con media docena de Zapateros trabajando para ellos parece posible que en esta comunidad puedan ganar las elecciones autonómicas y municipales presentándose fragmentados y con una sensación muy amplia de rechazo del votante del PP.
Por su parte, Cascos -que de momento habla del 50% de posibilidades de dar vía libre a una nueva candidatura bajo su estandarte personal, aunque con su sonrisa parezca decir que sí está decidido- tiene un tremendo hándicap y es que carece de partido. Denominaciones o siglas aparte, estamos ya a mediaados de enero y el veterano político asturiano sabe perfectamente que posiblemente ya no cuente con tiempo para configurar una fuerza política medianamente seria. ¡Si lo sabra él, auténtico artífice de la refundación de Alianza Popular para convertirla en el PP y llevar a sus miembros al Gobierno!
Cascos puede reunir en torno a sí a miles de asturianos y puede sumar todavía muchas más simpatías, pero no se le escapa que el sistema institucional español ha consolidado el bipartidismo y que para romper este binomio hace falta tiempo y personas. El ex ministro de Fomento sabe que los plazos le permiten registrar un partido y concurrir a las elecciones de mayo. Pero, ¿qué partido? Es cierto que su figura tiene tirón más que suficiente, pero en esta carrera de obstáculos para estar en la línea de salida de las autonómicas. Pero, a mi entender el problema no es el líder que lo tiene, sino todo lo demas: como decía antes, un partido.
Si la plataforma que impulsa su candidatura a la Presidencia del Principado sigue adelante, ¿quién va a garantizar que de esas 'levas' diarias se va a poder organizar un verdadero 'ejército'. En torno a su figura van a crecer como hongos no solamente sus verdaderos seguidores, los populares que han luchado por él, sino un 'tótum revolútum' de arrivistas sin bandera, de descontentos echados a un lado, de oportunistas que piensan que se ha abierto una puerta nueva para 'conseguir' un puestín,...
En fin, que el paladín existe, pero falta la organización y ésto lleva mucho más tiempo del que pueda parecer (insisto en que siempre que se quiera hacer con posibilidades). Cascos tiene muchos buenos amigos, algunos políticos experimentados, pero a mi entender carece de estructura. Hacer un partido tan heterogéneo como el que puede preverse en estos momentos puede ser incluso peor que no hacer nada. Y no por el momento actual, en el que parece obvio que hay que dar una respuesta a la actitud vergonzosa de las direccciones regional y nacional del PP, sino por el futuro.
Esta semana ha sido una de esas rarísimas excepciones en las que Cascos ha admitido que ha podido equivocarse, y lo ha hecho refiriéndose a no haber hablado antes. A los seguidores de este 'blogg' puede que les suene a algo que en él quedó registrado hace varios meses.
Creo sinceramente que el veterano políticos asturiano ha fallado en su estrategia, especialmente en los tiempos, máximo cuando, como él ha desvelado ayer en 'Canal10', sabía desde octubre que no iba a ser candidato del PP por Asturias.
Seguramente todos los inconvenientes que vengo apuntando para llevar adelante su nuevo proyecto -si lo hace- ya los ha considerado y es posible que, pese a todo ello, siga adelante. A fin de cuentas las cosas hay que empezarlas desde abajo y no todo en la política se reduce a ganar unas elecciones. Él sabe que tiene algunos mimbres, pero ¿tendrá paciencia? Por otra parte, ¿de verdad van a seguirle cuando llegue la hora de la verdad tanto 'casquista' como floreció en los últimos meses? ¿Cuántos han dado ya un paso atrás, amparándose, sobre todo, en el abandono de la militancia de su hasta ahora líder?
En fin, que no están las cosas fáciles para Cascos, aunque habrá que recordar que él siempre defendió la supremacía de "partido sin gobierno a gobierno sin partido?. Este es el gran reto que tiene ahora: hacer un partido de verdad, algo -entiendo- mucho más difícil incluso que ganar unas elecciones.
Seguramente su carácter y fortaleza puedan con todos los imponderables a los que va a enfrentarse. Energías, a pedar de que los años pasan para todos, no le faltan. En cualquier caso, haga lo que haga, siempre habrá una gran mayoría de asturianos que seguiremos creyendo que a día de hoy es lo mejor que puede ofrecer esta tierra para salir del pozo en el que estamos.
Ahora, la candidata es Isabel Pérez-Espinosa y Cascos ha abandonadao el Partido Popular. ¡Casi nada! Voy a olvidar el repaso a este mes y medio de silencio y centrarme ahora en el escenario actual frente al que nos encontramos. Los populares tienen candidata y Cascos parece dar a entender que podría presentarse al frente de una nueva formación política. La primera ya sabe que tiene las siglas pero le van a faltar muchos de los hipotéticos apoyos que la derecha asturiana tenía preparados para arrebatarle el poder en Asturias a los socialistas. Ni con media docena de Zapateros trabajando para ellos parece posible que en esta comunidad puedan ganar las elecciones autonómicas y municipales presentándose fragmentados y con una sensación muy amplia de rechazo del votante del PP.
Por su parte, Cascos -que de momento habla del 50% de posibilidades de dar vía libre a una nueva candidatura bajo su estandarte personal, aunque con su sonrisa parezca decir que sí está decidido- tiene un tremendo hándicap y es que carece de partido. Denominaciones o siglas aparte, estamos ya a mediaados de enero y el veterano político asturiano sabe perfectamente que posiblemente ya no cuente con tiempo para configurar una fuerza política medianamente seria. ¡Si lo sabra él, auténtico artífice de la refundación de Alianza Popular para convertirla en el PP y llevar a sus miembros al Gobierno!
Cascos puede reunir en torno a sí a miles de asturianos y puede sumar todavía muchas más simpatías, pero no se le escapa que el sistema institucional español ha consolidado el bipartidismo y que para romper este binomio hace falta tiempo y personas. El ex ministro de Fomento sabe que los plazos le permiten registrar un partido y concurrir a las elecciones de mayo. Pero, ¿qué partido? Es cierto que su figura tiene tirón más que suficiente, pero en esta carrera de obstáculos para estar en la línea de salida de las autonómicas. Pero, a mi entender el problema no es el líder que lo tiene, sino todo lo demas: como decía antes, un partido.
Si la plataforma que impulsa su candidatura a la Presidencia del Principado sigue adelante, ¿quién va a garantizar que de esas 'levas' diarias se va a poder organizar un verdadero 'ejército'. En torno a su figura van a crecer como hongos no solamente sus verdaderos seguidores, los populares que han luchado por él, sino un 'tótum revolútum' de arrivistas sin bandera, de descontentos echados a un lado, de oportunistas que piensan que se ha abierto una puerta nueva para 'conseguir' un puestín,...
En fin, que el paladín existe, pero falta la organización y ésto lleva mucho más tiempo del que pueda parecer (insisto en que siempre que se quiera hacer con posibilidades). Cascos tiene muchos buenos amigos, algunos políticos experimentados, pero a mi entender carece de estructura. Hacer un partido tan heterogéneo como el que puede preverse en estos momentos puede ser incluso peor que no hacer nada. Y no por el momento actual, en el que parece obvio que hay que dar una respuesta a la actitud vergonzosa de las direccciones regional y nacional del PP, sino por el futuro.
Esta semana ha sido una de esas rarísimas excepciones en las que Cascos ha admitido que ha podido equivocarse, y lo ha hecho refiriéndose a no haber hablado antes. A los seguidores de este 'blogg' puede que les suene a algo que en él quedó registrado hace varios meses.
Creo sinceramente que el veterano políticos asturiano ha fallado en su estrategia, especialmente en los tiempos, máximo cuando, como él ha desvelado ayer en 'Canal10', sabía desde octubre que no iba a ser candidato del PP por Asturias.
Seguramente todos los inconvenientes que vengo apuntando para llevar adelante su nuevo proyecto -si lo hace- ya los ha considerado y es posible que, pese a todo ello, siga adelante. A fin de cuentas las cosas hay que empezarlas desde abajo y no todo en la política se reduce a ganar unas elecciones. Él sabe que tiene algunos mimbres, pero ¿tendrá paciencia? Por otra parte, ¿de verdad van a seguirle cuando llegue la hora de la verdad tanto 'casquista' como floreció en los últimos meses? ¿Cuántos han dado ya un paso atrás, amparándose, sobre todo, en el abandono de la militancia de su hasta ahora líder?
En fin, que no están las cosas fáciles para Cascos, aunque habrá que recordar que él siempre defendió la supremacía de "partido sin gobierno a gobierno sin partido?. Este es el gran reto que tiene ahora: hacer un partido de verdad, algo -entiendo- mucho más difícil incluso que ganar unas elecciones.
Seguramente su carácter y fortaleza puedan con todos los imponderables a los que va a enfrentarse. Energías, a pedar de que los años pasan para todos, no le faltan. En cualquier caso, haga lo que haga, siempre habrá una gran mayoría de asturianos que seguiremos creyendo que a día de hoy es lo mejor que puede ofrecer esta tierra para salir del pozo en el que estamos.
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