Leí ayer por la mañana con mucha atención la incisiva entrevista que mi compañero y amigo Andrés Suárez le ha hecho al actual presidente del Principado, y he querido intencionadamente esperar unas horas antes de emitir opinión alguna sobre las palabras de Javier Fernández.
El mandatario asturiano pasa habitualmnete por ser un político atípico, entendiendo por tal que no responde a las pautas habituales de prodigalidad en el verbo y práctica del autobombo. Más bien, su imagen es la de un gestor tímido a la hora de la verborrea, prudente en las afirmaciones y sentencias y distante desde el punto de vista mediático.
Sin embargo, cuando acepta el reto de enfrentarse durante dos horas a un profesional de la información sabe que las obviedades y los silencios a medias no dan resultado, especialmente si la persona que le interroga manifiesta la voluntad de no conformarse con vericuetos y escapismos.
Dicho esto, tengo que decir que Javier Fernández ha vuelto a demostrar una vez más que no consigue dar la talla de presidente en una comunidad como la nuestra que exige soluciones a demasiados problemas y no se conforma con buenos propósitos.
De tan largo repaso a la situación de Asturias me quedo con dos detalles preocupantes. El primero, ya obvio en cualquier gobernante, es el de delegar toda la culpa en los demás, ya sean los antecesores, ya los que se sitúan en un escalón superior de las administraciones del Estado. Partido Popular y Foro, en el Principado, y el Gobierno de Mariano Rajoy, en Madrid. Consecuencia de todo ello es que la solución al gran problema que preocupa ahora a sus paisanos, el del paro, con más de cien mil asturianos sin empleo, lo diluye Javier Fernández en la crisis global, y el hecho de que durante su primer año de mandato solamente haya hecho que crecer se traduce en la aseveración simplista de que dicha lacra es en una de sus principales preocupaciones. Escasa motivación para los afectados, a los que no ofrece una mínima salida a la esperanza. Al contrario, remedando a Churchill, les promete más sangre, sudor y lágrimas.
Cierto que las herramientos de un pequeño gobierno autonómico como el asturiano son manifiestamente precarias. Pero eso ya lo sabían tanto él como quienes desde otras siglas compitieron con él por la Presidencia de la comunidad. Afirmar que no se dispone de recursos con los que gestionar es inadmisible, incluso en épocas tan difíciles como las actuales. A fin de cuentas, si las personas elegidas, sean del signo que sean, se muestran incapaces de solventar los problemas algunos se preguntarán "¿Para qué los queremos entonces? Con lo que cuestan".
La segunda observación sobre las largas declaraciones del señor Fernández recáe también en algo a lo que nos tienen acostumbrados este tipo de personajes públicos y que no es otra cosa que el recurso a la fe. No estamos bien ni lo vamos a estar a corto plazo, pero próximamente mejorará. Y para ello pide paciencia a los asturianos. Nada diferente a lo que la pasada semana, en su falsa rueda de prensa, hacía el presidente del Gobierno de la nación al conjunto de sus ciudadanos. Y, como entonces, hay que decir que resulta difícil atarse los machos durante tanto tiempo más, sobre todo cuando hemos llegado a los niveles económicos del Principado. A 2013 todavía le queda mucho tramo y no se puede exigir que la gente aguante sin respirar debajo del agua por encima de cualquier límite razonable.
Además, aunque pudieran, ya nadie está dispuesto a confiar en esa nueva arcadia cuyo inicio ahora se cifra en el año próximo, sobre todo cuando, desde que se inició la crisis, los sucesivos gobernantes y principales dirigentes políticos han situado sistemáticamente en el siguiente el año del inicio de la recuperación.
El presidente del Principado reclama una prórroga para su gestión y asegura que, si se le concede, "Asturias arrancará con fuerza y de forma sostenida". Tal titular me ha retrotraido al que a primeros de 2009 daba su antecesor socialista, Vicente Álvarez Areces, ya inmersos de lleno en la crisis: "Fuimos los últimos en entrar en la crisis y seremos los primeros en salir". Esto decía entonces ante el Pleno de la Junta General del Principado, cámara representativa de la voluntad de los asturianos. Con estos mimbres, ¿qué cestos podemos hacer?
Mire que tiene paciencia estar dos horas leyendo lo que dice un politico.
ResponderEliminar¿No tenia otra cosa que hacer , oh?
Pues se pueden hacer los cestos que hay ahora "a la venta": esos que se rompen por el culo, perdón, por la base, y van perdiendo su contenido.
ResponderEliminarLo sorprendente es que hay ciudadanos dispuestos a repetir su compra, echando en saco roto (¿o era en cesto roto?) sus chascos anteriores.
Ye lo que hay.
raitanucu
Pues, pocas opciones hay ahora, en al mercado de los cestos. O estan rotos por el culo o por las paredes. Habra entonces que comprarlos en Alemania porque otra opcion a la vista no hay, salvo ejercer de plañidera todos los dias en los foros.
ResponderEliminarYa son dos opciones: cestos alemanes o plañir a gogó. Yo añadiría una tercera de más difícil digestión por lo visto hasta ahora: elegir mejor, para poner a los protagonistas de este nefasto bipartidismo en una cuarentena ganada a pulso y al alimón. Salú.
Eliminarraitanucu
Es cierto, es una tercera opcion, tan valida como las otras dos, el problema es que en esa tercera via yo no veo a nadie.
ResponderEliminar¿IU no es un amigo fiel del psoe?
¿Foro no es al primo tonto del pp?
¿Upyd con cuatro amigos en sus bases y con lider en el Congreso que twitea gilipolleces de neñu?
¿Votaremos a Bildu a los verdes, tal vez a CIU?
No se amigu,pero no veo nada de nada que merezca la pena.
¿Acasu valen la pena PP y PSOE, "amigu"? Si no damos la oportunidad a otros partidos, aunque sólo sea para neutralizar el rodillu, seguiremos teniendo lo que no queremos. ¿O tú sí?
EliminarYo sí que creo que vale la pena hacerlos pasar una merecida cuarentena.
raitanucu
Yo no voto, por tanto me importa un bledo que careto me represente con mis impuestos.
ResponderEliminarPero al rodillo tambien contribuyen los mas pequeños por ayudar a los mas grandes. Y los mas grandes , apoyaran a los mas pequeños, en el supuesto que estuvieran en la oposicion.
Total, la misma mierda pinchada en un palo.
También contribuyen los que no votan porque, pese a sus quejas, están satisfechos con la mierda que hay. Es mucho más cómodo lamentarse de ese círculo vicioso de "grandes" y "pequeños", y no hacer nada para evitarlo. Muy revelador, además de patético. Pero aquí nos conocemos todos, anónimos inclusive, y se divisa a la legua la connivencia y el encubrimiento de uno de los "grandes".
Eliminarraitanucu
precisamente el no votar hace notar el descontento, no busques excusas para salirte con la tuya.
ResponderEliminartu votas porque te mandan y yo no voto por conviccion
tu vives de la politica y yo la critico
siempre te quedara un Grillo
El descontento ¡y el castigo! también se manifiesta dando cancha a otras opciones. Descalificarlas globalmente en connivencia con "uno" de los "grandes" sólo evidencia un sectarismo larvado que no se quiere reconocer. Si los que se alternan en el poder nos engañan y defraudan sistemáticamente, hay que dar juego a otros aunque ahora se los califique despectivamente como "pequeños"; con esa actitud nunca crecerían ni podríamos comprobar si son capaces de hacerlo mejor. Probablemente es lo que interesa a ciudadanos tan "responsables" y críticos como tú, queridu amigu. Yo voto libre y analíticamente. Tú dices que no votas; si ello fuera cierto, yo diría que no votas porque en el fondo te asquea tu sectarismo, del que no eres capaz de liberarte. Una cosa es la ideología, y otra el pragmatismo; no nos obcequemos. Tú sigue votando PSOE (a hurtadillas), estás en tu derecho, pero no nos vengas dando lecciones a los demás, "kalikatres sapientísimo".
ResponderEliminarCon afecto; lo sabes.
raitanucu
Añado:
EliminarNo es imaginable una estructuración social sin una gestión política. Desechemos a los que fracasaron y busquemos nuevas alternativas. "La fe (ciega) ya no da para más".
raitanucu