martes, 29 de abril de 2014

Tal estilo, tales resultados

«Todo va un poco tarde, el candidato se ha nombrado tarde, he dejado de ser ministro un poco tarde y mi campaña va un poco tarde». Estas palabras del ya ex titular de Agricultura y número uno del Partido Popular en las elecciones al Parlamento Europeo son sintomáticas del trasfondo que preside el modo de actuar de la Junta Directiva que preside Mariano Rajoy. Desde la ironía de las tiras gráficas en los diarios de información general hasta la constatación reiterada de los usos y costumbres que caracterizan al líder de los populares, todo converge en un permanente retraso a la hora de tomar decisiones.

Ahora, ese estilo vuelve a pasar factura al PP con el encontronazo de su actual dirección con el ex líder precedente, José María Aznar. La participación (o mejor la ausencia) de éste en la inminente campaña ha abierto la caja de los truenos entre el equipo que rige los destinos del todavía primer partido nacional y ese contrapoder que se atrinchera en FAES, la fundación encargada de preservar las esencias del aznarismo. Como en los famosos versos, ahora todo es según el color del cristal con que se mira. Para los incondicionales del ex presidente del Gobierno, hay una clara maniobra de exclusión en ese calendario que no recogía, al menos hasta la fecha, la presencia de Aznar en mitin alguno, mucho menos en las grandes citas programadas. Para la actual dirección, no hay tal y sí una actitud despechada de Aznar que ha preferido escudarse en su "calendario de citas internacionales" para mostrar una vez más que cualquier evento que no cuente con su firma no es sino una nueva demostración de la decadencia del partido.

Sea por lo que sea, el caso es que los populares han iniciado el precalentamiento para las europeas con un notable hándicap. Sus conflictos internos son -como es habitual- las mejores armas en manos de sus adversarios, que se frotan las manos ante el guirigay montado.

Con su habitual parsimonia Rajoy ha preferido dar un largo rodeo, contraproducente, para marcar las pautas de su campaña electoral. A fin de cuentas, vadear tan proceloso río para llegar a la misma orilla no deja de ser demasiado esfuerzo para tan nulos resultados. Hace mucho tiempo que se daba por seguro que el candidato iba a ser Migual Arias Cañete y la tardanza contribuyó únicamente a recelos y escaramuzas innecesarias.

Ahora, superada la composición de la lista, el problema se agranda con el enfado del ex presidente. Puede que desde la actual dirección de la calle de Génova se encuentren razones para recelar del papel de éste, siempre inclinado a dejar ver lo alargado de su sombra. Y seguramente las haya. Pero en lo que les han fallado los cálculos es en la percepción de la influencia que todavía tiene el ex lider en las bases de militantes y simpatizantes conservadores. Tenerlo enfrente no hace más que aflorar una herida que en ningún momento llegó a estar cerrada totalmente, por mucho que los últimos resultados electorales parecieran bálsamo suficiente para sanarla.

Ahora, el PP afronta la inminente campaña con un nuevo flanco desguarnezido y un plus de pólvora para sus adversarios. Y, en buena medida, hay que atribuirlo al ya mencionado 'modelo Rajoy'. El actual presidente del Gobierno recuerda bastante al Fútbol Club Barcelona, empeñado en sostener hasta el cansancio un estilo propio (el que les propició tal cantidad de éxitos) aunque con frecuencia lo hayan transformado en una caricatura que no reporta los beneficios pasados.

2 comentarios:

  1. Una pataleta más del hombrecillo insufrible... hasta para los suyos. Aunque yo personalmente considero su ausencia un acierto (contrariamente a la presencia de Zapatero), aunque sea un acierto involuntario por la prevalencia del conflicto de egos.

    La consecuencia es el hastío ciudadano, con negativa incidencia sobre la intención de voto en favor de los dos partidos mayoritarios.

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    1. Probablemente no me expresé bien y mi paréntesis sugiera una idea equivocada. Lo que quería decir es que Zapatero sí que va a participar en actos del PSOE. Pero añado que su presencia, salvo para los incondicionales, flaco favor le va a otorgar a su partido.

      Personalmente considero que, tanto para las europeas como para las autonómicas y generales que vendrán a continuación, convendría impulsar a otras formaciones hasta llegar a resquebrajar esta dañina inercia bipartidista.

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