Con la aceptación por parte de Pedro Sánchez del encargo del Rey de presentar su candidatura a la investidura como presidente del Gobierno, se ha iniciado un complejo proceso del que ni los más optimistas se atreven a vaticinar un final.
Y eso que en las primeras horas de esta fase han mostrado síntomas manifiestos de que las cosas han empezado mejor de lo que cabría esperar, sobre todo porque Albert Rivera ha expresado de forma contundente que en estos momentos para su partido no existen líneas rojas. Por supuesto que Izquierda Unida, por boca de su portavoz, Alberto Garzón, no va aponer impedimento alguno a un teórico acuerdo para configurar una mayoría suficiente como para garantizar cierto grado de estabilidad al nuevo Gobierno.
Estas tres patas de la mesa, PSOE, Ciudadanos e IU, se muestran como un buen principio a este proceso negociador que llevaría al líder socialista a La Moncloa. Pero todos sabemos que, para que ese mueble tenga una solidez razonable necesitaría e una cuarta "extremidad", que no es otra que el partido de Pablo Iglesias, en el que no siempre coinciden las manifestaciones y la actitud, la teoría y la práctica.
Se preguntan algunos militantes socialistas por qué cuando el camino parece encauzado, el líder podemita siempre aparece con algún pero (Iglesias sí que es un perfecto delineante de rayas imposibles de cruzar). Por el momento, esa línea roja está en la participación de Ciudadanos en el "amagüestu", pero antes fueron otras (vicepresidencia y los carteras para el control de un futuro Gobierno) y seguro que podrían aparecer otras más.
Se cuestinan esos mismos socialistas por qué cuando parece más cerca una salida comparece "el de la coleta" para expresar los inconvenientes insalvables de una solución atisbada.
Pues bien. Esos socialistas tienen la respuesta en el avance de la encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas hecho público hace unas horas; un sondeo que apunta a que Podemos habría ya adelantado al PSOE en intención de voto convirtiéndose en la segunda fuerza política, tras el Partido Popular, que mantiene (incluso aumenta mínimamnte) sus apoyos del 20 de diciembre.
¿Cuándo se van a enterar los dirigentes del PSOE de que si algún partido está interesado en repetir los comicios ese es el "morado"? ¿Será una casualidad que sean éste y el popular aquéllos que tratan de acortar el plazo solicitado por Pedro Sánchez para negociar sus apoyos para la Presidencia del Gobierno de la nación? El equipín del candidato socialista para pilotar este proceso debería empezar por facilitar respuestas a esas preguntas.
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