Leo en la primera página de la edición de hoy del diario 'El País' que, cuando falta menos de un año para las elecciones federales en Alemania, todas las previsiones apuntan a una coalición de los democristianos y los socialdemócratas. La misma que ambos partidos alcanzaron en 2005 y que rigió el país hasta 2009 como consecuencia de una aritmética representativa que impedía el gobierno estable de uno de esos dos grandes partidos.
Hay que recordar, por si alguno todavía lo desconocía, que la CDU de Angela Merkel es al país teutón lo que el Partido Popular a España, y que el SPD es el equivalente germano del Partido Socialista Obrero Español. Pero, ¿alguien se imagina a los dos principales partidos españoles uniéndose en el Gobierno del Estado para sacar esto adelante? Desde luego que no. Sin embargo, la previsible coalición en el país del Norte de Europa se produciría -de nuevo- como una respuesta a la actual crisis internacional, por los momentos especiales que exigen altura de miras para encontrar salidas razonables a situaciones excepcionales. Si la coalición llegara a concretarse en un país que se presenta como el menos afectado por la recesión de la Unión Europea se convertiría en un ejemplo fehaciente de esa tan recurrida frase de la clase política de anteponer los intereses generales a los del partido, algo que suena mucho pero se practica poco, por no decir nada.
Aquí, en España, aunque los números de ambas fuerzas políticas sean diferentes, el momento es mucho más angustioso. Pese a ello, populares y socialistas, tras unos meses de relativo sosiego después de los comicios de finales del pasado año, han vuelto a cargar las escopetas, quizá por aquello de que en unos días volverán a enfrentarse en las urnas en Galicia y Euskadi. ¿Por qué no aprenderán?
Los que no aprenden son los españoles al haber votado dos veces al PP.
ResponderEliminarAquí en España, PSOE y PP han sido nuestro principal problema por su confrontación cainita, por encima de los devastadores efectos de una crisis global que unos no han querido reconocer y otros no son capaces de revertir, utilizándola como elemento arrojadizo en vez de unir fuerzas y capacidades para combatirla.
ResponderEliminarraitanucu
Creo, segun leo por sus mensajes, que usted deberia estar dentro de ese saco, me refiero al de la confrontacion cainita.Sus mensajes asi lo atestiguan lamentablemente. Estimado señor, no se puede tener dos caras y menos cuando se estan haciendo publicas sus opiniones y de forma tan continuada sus mensajes.
ResponderEliminarPermítame incurrir en el feo defecto (uno más) de la vanidad, al darme por aludido en su mensaje, sin nombrarme. Su vigilancia -que me turba-, y su advertencia -que agradezco, a pesar de todo-, hubieran sido completas si me indicara por qué mi mensaje anterior me adentra, "lamentablemente", en la "confrontación cainita". O si este mensaje anterior, no, pero otros sí. Me gustaría conocer también por qué se me atribuyen "dos caras" (curiosa coincidencia con otros "objetores" que, por lo menos, responden con un nick). Pero lo que más me inquieta es que se ¿cuestione? la publicación de mis comentarios. ¿Por qué los míos y no los suyos, sin ir más lejos? En todo caso, considero su comentario una opinión tan subjetiva como puedan ser las mías, aunque esta suya prescinda de los temas generales en cuestión (sobre los que no opina) para mostrar su rechazo a que yo exprese la mía. ¿A usted le parece sano, provechoso, necesario..., el bipartidismo que venimos padeciendo, y la actitud de los dos partidos que lo protagonizan?
Eliminarraitanucu
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