Tiene razón la líder del Partido Popular al quejarse por ser, como el marido engañado, la última en enterarse de la propuesta de su 'desavenida' pareja, Foro, para solicitar la comparecencia en la Junta General del presidente asturiano. Pero también debería abandonar su sorpresa por el hecho de que este asunto -como tantos otros- lleguen precocinados a la Junta de Portavoces de la Cámara. A fin de cuentas ésta es moneda de uso común desde hace muchos años. Los actuales políticos no quieren dejar nada al albur y se aseguran antes de llegar a la reunión de que cuentan con los apoyos necesarios para garantizarse el camino para lograr sus objetivos puntuales.
En lo que concierne a la queja de Mercedes Fernández, su lamento, sin embargo, no debería ser ajeno al pasado más reciente, donde sus correligionarios llegaban con frecuencia a los órganos parlamentarios con un antinatural emplazamiento codo con codo con sus 'rivales' socialistas. Más allá de la manía persecutoria del señor Álvarez-Cascos cuando era presidente, lo cierto es que PP y PSOE encontraron una inusual coincidencia a la hora de sacar de quicio al anterior presidente asturiano.
Y del pasado, al futuro, aunque éste ya no pueda concretarse nada más que en tranquilas apreciaciones. ¿Está 'Cherines' segura de que en los meses próximos no podría ser el sostén del grupo gobernante en asunto tan relevante como los Presupuestos Generales del Principado para el ejercicio económico de 2013?
En fin, que los lamentos van por barrios y que, como siempre ocurre, al margen de las soflamas derecha-izquierda, la política puede hacer extraños compañeros de cama, algo por lo que ninguno, ni ella misma, debería arrojar la primera piedra. Los pactos se han producido, se producen y se produciran en múltiples direcciones. Y si no que se lo pregunten a ese 'ovni' que se presenta bajo las siglas de UPyD.
Como colofón que incide aún más en lo antedicho, vease ese otro 'entendimiento' entre los dos grupos 'mayoritarios' para votar a toda prisa el nombramiento de los nuevos integrantes del Consejo de Administración de la RTPA. Resultaría gracioso, si no fuera tan sangrante, que los protagonistas del primer -recalco lo de primer- intento de demolición de la radiotelevisión pública se afanen ahora en mantener como sea a un consejo con su amplísimo e innecesario número de componentes. Claro que no debemos olvidar que este tipo de organismos aligeran cada día las particulares 'oficinas del paro' de los partidos políticos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario