Se acerca el estío (el político, porque el climatológico ya veremos) y al Parlamento asturiano se le ha encendido la bombilla recordatoria de que los compromisos que posibilitaron la investidura de Javier Fernández como presidente del Principado arrastran ya algo más de un año sin resultados aparentes más allá de algunas sonoras declaraciones de los portavoces de los grupos políticos.
Con la aparente intención de dejar los deberes hechos antes de irse de vacaciones, los grupos parlamentarios han puesto sobre la mesa los principales objetivos de aquel pacto y han anunciado que la comisión especial encargada de 'investigar' el llamado 'caso Renedo' tendrá el mes próximo un dictamen definitivo sobre el que el Pleno de la Cámara deberá pronunciarse. El presidente de dicha comisión, el omnipresente y solitario diputado de Unión, Progreso y Democracia, Ignacio Prendes, es el encargado de redactar ese informe y ha asegurado que los plazos se van a cumplir. Cuestión bien diferente será el resultado de este proceso paralelo al judicial, toda vez que del sinfín de comparecencias que han jalonado los últimos meses no parece deducirse resultado alguno al margen de lo que ya todo el mundo conocía antes de iniciarse la investigación 'política'. Para concluir que algunos departamentos de la Administración socialista que presidió Vicente Álvarez Areces despedían 'malos olores' no hacía falta comisión alguna, pero la culminación de los trabajos parlamentarios dará base al representante de la coalición magenta para ratificar su 'decisiva' contribución a la gobernabilidad de la comunidad autónoma.
Como también podría dársela el cierre, el mes próximo también, de los trabajos de esa otra comisión especial constituida para abordar la reforma de la ley electoral asturiana, otro de los estandartes de las exigencias del partido de Rosa Díez para facilitar el gobierno socialista del Principado. Aunque en este caso Nacho Prendes lo tiene más difícil porque el 'padre de la rapaza' es la anulación de las tres circunscripciones actuales para dejarla en una única, y esta es una premisa que ninguno de los partidos 'grandes' parece dispuesto a aceptar. Aquí sí que las interpretaciones tienes escaso espacio para jugar con la dialéctica política.
En cuestión de semanas vamos a conocer, pues, el alcance de la voluntad de cesión de Javier Fernández y su equipo y de, en el caso de que las cosas vayan por donde todo apunta, las 'tragaderas' que muestre UPyD a la hora de desarbolar sus banderas identitarias en Asturias.
Quizá sea una coincidencia casual en el tiempo que el partido magenta haya puesto en las últimas semanas sobre el tapete su proposición de ley sobre la autoridad del profesorado, orientada a dar cobertura legal a las decisiones de los docentes en el ejercicio diario de sus funciones. Digo que puede ser una coincidencia temporal pero con esta iniciativa, que ya cuenta con el apoyo de Foro Asturias y Partido Popular, Nacho Prendes podría estar lanzando un aviso para navegantes a su socio de legislatura: "O me das algo con lo que cubrirme o puedo romper la baraja".
lunes, 24 de junio de 2013
viernes, 14 de junio de 2013
La ceremonia de la confusión
He seguido someramente el desarrollo del pleno que esta mañana ha celebrado la Junta General del Principado y me he detenido en el episodio que mediaticamente han protagonizado el líder del primer partido de la oposición, Francisco Álvarez-Cascos, y el presidente del Principado, Javier Fernández. (Aprovecho para observar que éste es uno de los déficit contra los que se viene estrellando la portavoz del Partido Popular, Mercedes Fernández, en sus esfuerzos por recuperar para esta fuerza política el segundo puesto en el escalafón parlamentario).
En los tiempos que corren y con la sensibilidad a flor de piel de la ciudadanía sobre el comportamiento de sus 'representantes' institucionales (retribuciones inapropiadas, imputaciones, prevaricación, prebendas,...), en este panorama -digo- resulta descorazonador ver como los dos veteranos políticos se enzarzan en un remedo de aquel coloquial "y tú más" tan recurrido por esta nueva casta de privilegiados que son los políticos profesionales.
El presidente de Foro ha aprovechado la ocasión para emplazar a su rival para que comparezca de urgencia en la Cámara y presente un plan de medidas urgentes o de choque para abordar la situación económica de Asturias. Cascos, siguiendo su tradicional estilo, ha aportado un sinfín de cifras y datos que, según él, dejan en muy mal lugar la gestión del actual mandatario regional en su primer año al frente del Principado. Más allá de la retórica para la galería (no voy a entrar en ese juego de "desnudos" o "disfraces" que consiguen titulares de prensa fácilmente), la respuesta de Javier Fernández muestra en qué niveles se mueve la política institucional asturiana -y quizá del resto de comunidades- en estos momentos. En lugar de rebatir con números la realidad actual de Asturias (probablemente no pudiera), el presidente del Principado recurrió a contraatacar con otros parámetros anteriores, naturalmente de la gestión de Cascos, para llegar a la conclusión de que ésta era manifiestamente peor que la suya.
Ambos cuentan ahora respectivamente con un año de mandato y la conclusión es que, si tras el fin de la Presidencia de Cascos hubo coincidencia (salvo Foro, es cierto) en que podía hablarse de un año perdido, el balance de los doce meses siguientes, en lo práctico, en lo que a los asturianos les importa, no ha resultado mucho mejor. Claro que antes la responsabilidad tenía una sola cara y era más fácil partirla, mientras que ahora la mayoría socialista se disimula en los apoyos de otras dos fuerzas políticas.
No han sido buenas las cifras de Asturias en el interregno forista ni lo son ahora con el falso 'tripartito'. Pero eso es algo que los 'representantes populares' nunca van a asumir en público. Y por ello escenifican esa ceremonia de la confusión que es el debate parlamentario, como lo fue el de esta misma mañana.
En los tiempos que corren y con la sensibilidad a flor de piel de la ciudadanía sobre el comportamiento de sus 'representantes' institucionales (retribuciones inapropiadas, imputaciones, prevaricación, prebendas,...), en este panorama -digo- resulta descorazonador ver como los dos veteranos políticos se enzarzan en un remedo de aquel coloquial "y tú más" tan recurrido por esta nueva casta de privilegiados que son los políticos profesionales.
El presidente de Foro ha aprovechado la ocasión para emplazar a su rival para que comparezca de urgencia en la Cámara y presente un plan de medidas urgentes o de choque para abordar la situación económica de Asturias. Cascos, siguiendo su tradicional estilo, ha aportado un sinfín de cifras y datos que, según él, dejan en muy mal lugar la gestión del actual mandatario regional en su primer año al frente del Principado. Más allá de la retórica para la galería (no voy a entrar en ese juego de "desnudos" o "disfraces" que consiguen titulares de prensa fácilmente), la respuesta de Javier Fernández muestra en qué niveles se mueve la política institucional asturiana -y quizá del resto de comunidades- en estos momentos. En lugar de rebatir con números la realidad actual de Asturias (probablemente no pudiera), el presidente del Principado recurrió a contraatacar con otros parámetros anteriores, naturalmente de la gestión de Cascos, para llegar a la conclusión de que ésta era manifiestamente peor que la suya.
Ambos cuentan ahora respectivamente con un año de mandato y la conclusión es que, si tras el fin de la Presidencia de Cascos hubo coincidencia (salvo Foro, es cierto) en que podía hablarse de un año perdido, el balance de los doce meses siguientes, en lo práctico, en lo que a los asturianos les importa, no ha resultado mucho mejor. Claro que antes la responsabilidad tenía una sola cara y era más fácil partirla, mientras que ahora la mayoría socialista se disimula en los apoyos de otras dos fuerzas políticas.
No han sido buenas las cifras de Asturias en el interregno forista ni lo son ahora con el falso 'tripartito'. Pero eso es algo que los 'representantes populares' nunca van a asumir en público. Y por ello escenifican esa ceremonia de la confusión que es el debate parlamentario, como lo fue el de esta misma mañana.
Terreno emponzoñado
A medida que discurre el periodo entre la reunión de la junta directiva del pasado día 5 y la asamblea general del próximo 28, la situación interna de la Federación Asturiana de Empresarios, lejos de serenarse, amenaza con derivar en un verdadero caos. Y todo por la perseverancia de su presidente en conservar el cargo. Severino García Vigón ha reaccionado a la ofensiva desde que la mayor parte de su equipo de confianza -al comité ejecutivo lo designó él- le hiciera ver que era llegado el tiempo de la salida. Tal unanimidad le llevó a comprometerse a ello en la convocatoria del pasado mes de abril. Nada más lejos de la realidad. El presidente de la patronal puso a trabajar a las dos personas que, realmente y desde la sombra, velan por sus intereses en los últimos tiempos y, mediante sutiles presiones encaminadas a lograr los apoyos mínimos, consiguió enrolar a los llamados 'pequeños' de la patronal asturiana para dar la campanada en una sorpresiva vuelta atrás, el citado 5 de junio.
Pero, desgraciadamente para sus intereses, con vistas a la asamblea de finales de mes, no vale igual el voto de uno de esos pequeños que el de las llamadas singulares o grandes empresas o asociaciones sectoriales. Y no vale porque la ponderación de estos apoyos es directamente proporcional a lo que representan en el conjunto del mundo empresarial regional y, sobre todo, de lo que aportan al sostenimiento de FADE.
Desde aquella vuelta de tuerca de primeros de mes, García Vigón ha visto como quienes le han sostenido incondicionalmente durante tantos años le han ido abandonando en un goteo constante que no parece tener fin. Y no se trata sólo de quienes ya no están en su equipo, sino también de quienes permanecen. Si algo tienen en común todos ellos es que parten de la premisa de que de esta crisis solamente se sale con la dimisión del presidente y la convocatoria de elecciones. No en vano el sentimiento unánime de todos ellos en el punto de inflexión que desencadenó la actual situación era la renuncia de Severino. En ese objetivo están también quienes, como Femetal, han optado por mantenerse en la cúpula de la Federación, convencidos legítimamente de que la solución, aunque traumática, sólo se puede hallar desde dentro.
Mientras los apoyos se ven cada día más reducidos, el presidente de la patronal asturiana mantiene un silencio casi absoluto y se limita a rellenar los huecos que le van dejando vacíos quienes otrora la auparon a la cima. El comunicado emitido hoy por el 'renovado' comité ejecutivo es el paradigma de aquel "di algo que no diga nada" para dejar las cosas correr. Y en esa estrategia, la actiitud del presidente más parece una huída hacia adelante que una respuesta razonable a una evidente ausencia de sostenes estables sobre los que afianzarse. En el ánimo de la opinión pública cobra fuerza entonces la idea de que la defensa numantina del cargo (el ego no lo es todo, pero también importa, y mucho) y de las retribuciones que lleva aparejadas están en el fundamento de una postura difícil de justificar con otros argumentos.
Pero, desgraciadamente para sus intereses, con vistas a la asamblea de finales de mes, no vale igual el voto de uno de esos pequeños que el de las llamadas singulares o grandes empresas o asociaciones sectoriales. Y no vale porque la ponderación de estos apoyos es directamente proporcional a lo que representan en el conjunto del mundo empresarial regional y, sobre todo, de lo que aportan al sostenimiento de FADE.
Desde aquella vuelta de tuerca de primeros de mes, García Vigón ha visto como quienes le han sostenido incondicionalmente durante tantos años le han ido abandonando en un goteo constante que no parece tener fin. Y no se trata sólo de quienes ya no están en su equipo, sino también de quienes permanecen. Si algo tienen en común todos ellos es que parten de la premisa de que de esta crisis solamente se sale con la dimisión del presidente y la convocatoria de elecciones. No en vano el sentimiento unánime de todos ellos en el punto de inflexión que desencadenó la actual situación era la renuncia de Severino. En ese objetivo están también quienes, como Femetal, han optado por mantenerse en la cúpula de la Federación, convencidos legítimamente de que la solución, aunque traumática, sólo se puede hallar desde dentro.
Mientras los apoyos se ven cada día más reducidos, el presidente de la patronal asturiana mantiene un silencio casi absoluto y se limita a rellenar los huecos que le van dejando vacíos quienes otrora la auparon a la cima. El comunicado emitido hoy por el 'renovado' comité ejecutivo es el paradigma de aquel "di algo que no diga nada" para dejar las cosas correr. Y en esa estrategia, la actiitud del presidente más parece una huída hacia adelante que una respuesta razonable a una evidente ausencia de sostenes estables sobre los que afianzarse. En el ánimo de la opinión pública cobra fuerza entonces la idea de que la defensa numantina del cargo (el ego no lo es todo, pero también importa, y mucho) y de las retribuciones que lleva aparejadas están en el fundamento de una postura difícil de justificar con otros argumentos.
miércoles, 12 de junio de 2013
Los "providenciales"
Días atrás, un buen amigo me hacía reflexionar sobre la cantidad de personajes "providenciales" que en su historia reciente acumula esta región hasta el extremo de contar con nómina suficiente como para exportar.
El más reciente, que no el último, caso es el del presidente de la Federación Asturiana de Empresarios, quien, tras dieciocho años al frente de la organización patronal, ha originado una fenomenal crisis en la misma con el único objetivo de perpetuarse algún tiempo más. Es cierto que en estos más de tres lustros Severino García Vigón ha sido un referente incontestable para sus compañeros hasta el extremo de no contar con oposición alguna en las sucesivas renovaciones que le han mantenido al frente de la FADE. Y en ese tiempo, mientras desarrollaba su gestión, las mismas personas que ahora han considerado llegado el momento de sustituirle han ido alimentando su ego hasta el extremo de crear un verdadero 'monstruo'. Uno de sus más directos colaboradores en todos estos años, Ovidio de la Roza, ahora fuera del equipo de confianza de García Vigón, no ha tenido empacho en afirmar que éste era un "invento" suyo.
En ese trayecto se produce un hecho relevante cual es la entronización del propio García Vigón como presidente de la Cámara de Comercio de Oviedo, una 'fortaleza' que, ahora que vienen mal dadas, ha servido al actualmente cuestionado líder de la federación de empresas y asociaciones sectoriales de Asturias de pilar en el que apoyarse firmemente en su objetivo de conservar el puesto al frente de la misma. Ese proyecto no fue tanto de García Vigón como de aquellos que le han venido apoyando desde los inicios, que veían en el control de la institución cameral un elemento imprescindible para dominar todo el territorio empresarial del Principado.
Pero como nada es eterno, una buena parte de la organización empresarial consideró que las cosas, hasta aquí bien, pero había que proceder a una renovación que empezaba por la cabeza visible. La operación la facilitó la presentación de una querella por presunto fraude fiscal contra el 'líder' de la patronal. No corren tiempos ahora para tolerar la 'contaminación' legal de los dirigentes de partidos y asociaciones, especialmente en las organizaciones empresariales españolas tras la experiencia del anterior máximo dirigente de la CEOE, Gerardo Díaz Ferrán. Pero, ya queda dicho, éste proceso judicial en marcha ha sido solamente el detonante, aunque la polvora ya estaba colocada desde meses antes, por no hablar de un periodo algo más amplio.
En este escenario, Severino García Vigón ha jugado muy mal sus cartas y ha gestionado pesimamente una crisis de la que él se ha convertido ya en protagonista indiscutible. Hasta el extremo de haber colocado a la organización que todavía preside en una situación de difícil punto de retorno y causándole, en cualquier caso, un daño irreparable.
García Vigón ha visto venir la marea y ha optado por defenderse como gato panza arriba, empezando por engañar a sus más directos colaboradores a quienes, ante la posición mayoritaria del comité ejecutivo de que se fuera, aseguró el pasado mes de abril su intención de dimitir en la reunión de la junta directiva del pasado 5 del presente mes de junio. Ellos le creyeron, pero él consiguió ganar tiempo para mover sus hilos, movilizar a sus hombres de confianza en la sombra y preparar una bandera para su defensa, esta última la del apoyo de los 'pequeños' frente a los 'grandes', una división que nunca antes se había manejado en la gestión de la FADE.
Ahora, como dije, el daño ya está causado y el riesgo de fractura está más próximo que nunca anteriormente. La asamblea que la federación va a celebrar el próximo día 28 promete ser el campo de batalla definitivo y el tumulto, por desgracia, está casi asegurado. Será entonces el momento de comprobar "ponderadamente" los apoyos de uno del "providenciales" de esta región.
El más reciente, que no el último, caso es el del presidente de la Federación Asturiana de Empresarios, quien, tras dieciocho años al frente de la organización patronal, ha originado una fenomenal crisis en la misma con el único objetivo de perpetuarse algún tiempo más. Es cierto que en estos más de tres lustros Severino García Vigón ha sido un referente incontestable para sus compañeros hasta el extremo de no contar con oposición alguna en las sucesivas renovaciones que le han mantenido al frente de la FADE. Y en ese tiempo, mientras desarrollaba su gestión, las mismas personas que ahora han considerado llegado el momento de sustituirle han ido alimentando su ego hasta el extremo de crear un verdadero 'monstruo'. Uno de sus más directos colaboradores en todos estos años, Ovidio de la Roza, ahora fuera del equipo de confianza de García Vigón, no ha tenido empacho en afirmar que éste era un "invento" suyo.
En ese trayecto se produce un hecho relevante cual es la entronización del propio García Vigón como presidente de la Cámara de Comercio de Oviedo, una 'fortaleza' que, ahora que vienen mal dadas, ha servido al actualmente cuestionado líder de la federación de empresas y asociaciones sectoriales de Asturias de pilar en el que apoyarse firmemente en su objetivo de conservar el puesto al frente de la misma. Ese proyecto no fue tanto de García Vigón como de aquellos que le han venido apoyando desde los inicios, que veían en el control de la institución cameral un elemento imprescindible para dominar todo el territorio empresarial del Principado.
Pero como nada es eterno, una buena parte de la organización empresarial consideró que las cosas, hasta aquí bien, pero había que proceder a una renovación que empezaba por la cabeza visible. La operación la facilitó la presentación de una querella por presunto fraude fiscal contra el 'líder' de la patronal. No corren tiempos ahora para tolerar la 'contaminación' legal de los dirigentes de partidos y asociaciones, especialmente en las organizaciones empresariales españolas tras la experiencia del anterior máximo dirigente de la CEOE, Gerardo Díaz Ferrán. Pero, ya queda dicho, éste proceso judicial en marcha ha sido solamente el detonante, aunque la polvora ya estaba colocada desde meses antes, por no hablar de un periodo algo más amplio.
En este escenario, Severino García Vigón ha jugado muy mal sus cartas y ha gestionado pesimamente una crisis de la que él se ha convertido ya en protagonista indiscutible. Hasta el extremo de haber colocado a la organización que todavía preside en una situación de difícil punto de retorno y causándole, en cualquier caso, un daño irreparable.
García Vigón ha visto venir la marea y ha optado por defenderse como gato panza arriba, empezando por engañar a sus más directos colaboradores a quienes, ante la posición mayoritaria del comité ejecutivo de que se fuera, aseguró el pasado mes de abril su intención de dimitir en la reunión de la junta directiva del pasado 5 del presente mes de junio. Ellos le creyeron, pero él consiguió ganar tiempo para mover sus hilos, movilizar a sus hombres de confianza en la sombra y preparar una bandera para su defensa, esta última la del apoyo de los 'pequeños' frente a los 'grandes', una división que nunca antes se había manejado en la gestión de la FADE.
Ahora, como dije, el daño ya está causado y el riesgo de fractura está más próximo que nunca anteriormente. La asamblea que la federación va a celebrar el próximo día 28 promete ser el campo de batalla definitivo y el tumulto, por desgracia, está casi asegurado. Será entonces el momento de comprobar "ponderadamente" los apoyos de uno del "providenciales" de esta región.
domingo, 9 de junio de 2013
La voz de su amo
Anda doña Mercedes Fernández agobiada ante la hercúlea empresa que le ha sido encomendada desde el mismo momento en que aceptó el encargo de su jefe de filas, Mariano Rajoy, de levantar al Partido Popular en Asturias, postrado desde el abandono del redil de Génova de quien fuera uno de sus principales hacedores para crear su propio partido en el Principado.
En la incisiva entrevista de mi apreciado compañero Andrés Suárez, hoy, en 'El Comercio', la líder de los populares en la región recalca especialmente la situación en la que ella se hizo cargo de la organización, para agregar que ésta se encuentra en estos momentos en la situación más difícil de su historia, algo en lo que también hizo hincapié en su intervención de ayer en el congreso local de Grado. La reiteración induce a pensar que los malos resultados electorales de las últimas autonómicas, donde su partido no logró mejorar su condición de tercera fuerza política en el Principado, lejos de haberse superado, se muestran consolidados por la desafección de los asturianos.
Ardua tarea tiene 'Cherines' por delante, especialmente si al mal dato numérico se añade la ímproba labor de tener que defender un día sí y otro también la política antipopular del Gobierno de la nación, de su mismo signo.
En la mencionada entrevista que hoy publica el diario gijonés, la líder de los populares asturianos se manifiesta profundamente encorsetada por este vínculo. Da la sensación en todo momento de reproducir una grabación con los estereotipos a los que la fidelidad partidista la obliga. No se muestra cómoda en momento alguno a la hora de responder y se enrroca sistemáticamente ante las oportunas repreguntas del entrevistador.
Atacar al Gobierno regional socialista, por muchos argumentos legítimos que esgrima, no equilibran su falta de recursos a la hora de la defensa de unas políticas que, a pesar de los enormes esfuerzos desarrollados para tratar de convencernos, han llevado al país a una situación de angustia social.
Nadie puede pensar que la defensa de intereses asturianos haga a la 'lideresa' popular enfrentarse a su propia organización. Nadie en su lugar lo haría, y mucho menos esta mujer 'de partido' que ha hecho de la fidelidad a los suyos una seña de identidad. Aclarado esto, sí cabía esperar un poco más de cintura en su argumentario, evitando así la sensación de que se inmolaría gustosamente por sostener las consignas emanadas de la dirección nacional y del Gobierno estatal. Otros compañeros territoriales se han manifestado más dúctiles a la hora de establecer responsabilidades con sus electores, mostrando personalidad y renunciando de alguna manera a ser 'la voz de su amo'.
Cierto que una entrevista no es referente suficiente para establecer conclusiones, pero, si de la reseñada tuviera que guiarme, no le auguraría demasiados éxitos en su objetivo de 'recuperar' al PP en Asturias. Otras manifestaciones y discursos anteriores sólo ayudan a consolidar esta impresión. Sinceramente, escasa munición para tan difícil batalla.
Capítulo aparte merecen sus declaraciones a propósito de la organización gijonesa del partido que preside. Justificar a estas alturas a la junta gestora que ella misma se inventó, con mujeres y hombres de paja programados para recuperar a su mayor gloria el terreno en la ciudad que la vio nacer y crecer políticamente, cae por su propio peso. Y decir que habrá congreso local cuando lo considere esa misma gestora es tanto como consolidar de facto e indefinidamente una situación de excepción en tanto no vea posibilidades de controlar sin apenas resquicios la organización en la villa.
En la incisiva entrevista de mi apreciado compañero Andrés Suárez, hoy, en 'El Comercio', la líder de los populares en la región recalca especialmente la situación en la que ella se hizo cargo de la organización, para agregar que ésta se encuentra en estos momentos en la situación más difícil de su historia, algo en lo que también hizo hincapié en su intervención de ayer en el congreso local de Grado. La reiteración induce a pensar que los malos resultados electorales de las últimas autonómicas, donde su partido no logró mejorar su condición de tercera fuerza política en el Principado, lejos de haberse superado, se muestran consolidados por la desafección de los asturianos.
Ardua tarea tiene 'Cherines' por delante, especialmente si al mal dato numérico se añade la ímproba labor de tener que defender un día sí y otro también la política antipopular del Gobierno de la nación, de su mismo signo.
En la mencionada entrevista que hoy publica el diario gijonés, la líder de los populares asturianos se manifiesta profundamente encorsetada por este vínculo. Da la sensación en todo momento de reproducir una grabación con los estereotipos a los que la fidelidad partidista la obliga. No se muestra cómoda en momento alguno a la hora de responder y se enrroca sistemáticamente ante las oportunas repreguntas del entrevistador.
Atacar al Gobierno regional socialista, por muchos argumentos legítimos que esgrima, no equilibran su falta de recursos a la hora de la defensa de unas políticas que, a pesar de los enormes esfuerzos desarrollados para tratar de convencernos, han llevado al país a una situación de angustia social.
Nadie puede pensar que la defensa de intereses asturianos haga a la 'lideresa' popular enfrentarse a su propia organización. Nadie en su lugar lo haría, y mucho menos esta mujer 'de partido' que ha hecho de la fidelidad a los suyos una seña de identidad. Aclarado esto, sí cabía esperar un poco más de cintura en su argumentario, evitando así la sensación de que se inmolaría gustosamente por sostener las consignas emanadas de la dirección nacional y del Gobierno estatal. Otros compañeros territoriales se han manifestado más dúctiles a la hora de establecer responsabilidades con sus electores, mostrando personalidad y renunciando de alguna manera a ser 'la voz de su amo'.
Cierto que una entrevista no es referente suficiente para establecer conclusiones, pero, si de la reseñada tuviera que guiarme, no le auguraría demasiados éxitos en su objetivo de 'recuperar' al PP en Asturias. Otras manifestaciones y discursos anteriores sólo ayudan a consolidar esta impresión. Sinceramente, escasa munición para tan difícil batalla.
Capítulo aparte merecen sus declaraciones a propósito de la organización gijonesa del partido que preside. Justificar a estas alturas a la junta gestora que ella misma se inventó, con mujeres y hombres de paja programados para recuperar a su mayor gloria el terreno en la ciudad que la vio nacer y crecer políticamente, cae por su propio peso. Y decir que habrá congreso local cuando lo considere esa misma gestora es tanto como consolidar de facto e indefinidamente una situación de excepción en tanto no vea posibilidades de controlar sin apenas resquicios la organización en la villa.
lunes, 3 de junio de 2013
A la mesa, pero con mi receta
Es objetivo habitual de las fuerzas políticas de la izquierda tratar de sumar a sus apoyos todo aquel movimiento social que surge de la base y que alcanza un cierto reconocimiento entre la ciudadanía. Pasó hace un par de años con el 15-M, aunque en aquella ocasión hasta la derecha más recalcitrante intentó capitalizar para sí la marea de indignación que ocupó calle y plazas de España (claro que entonces gobernaba José Luis Rodríguez Zapatero). Nadie quería entonces perderse la oportunidad de ser la voz de la calle que clamaba a gritos en todos los rincones de la geografía nacional.
Ahora el signo del Gobierno ha cambiado y la situación no ha mejorado; por el contrario, cantos de sirena al margen, estamos peor que nunca, y el efecto de aquella movilización se deja sentir en diferentes ámbitos tanto ciudadanos como intelectuales o profesionales.
La última 'pancarta' la ha enarbolado una plataforma de expertos y técnicos que solicitan una reforma de la ley de partidos políticos que los haga, no desaparecer por supuesto ("no hay democracia sin partidos", aseguran sus promotores), sino democratizarlos mediante una serie de actuaciones que acabe con su actual endogamia y su condición de cotos cerrados para fieles, incondicionales y familiares.
Sólo fueron necesarias horas para que el Partido Socialista Obrero Español de Alfredo Pérez Rubalcaba, hecho unos zorros como los números reflejan cada semana, se apuntara a fagocitarr a la nueva plataforma en una evidente búsqueda de simpatías que el día a día no acaba de depararles.
Sin embargo, resulta difícil cambiar cuando llevas tantos años con prácticas partidarias como son las de los grandes partidos en la democracia española de los últimos lustros y, en vez de ofrecerse a considerar la incoporación de algunas de sus propuestas, la Dirección socialista ha invitado a los responsables de las mismas a incorporarse al debate de ese cacareado documento que, bajo de la dirección de Ramón Jáuregui, están elaborando para su Conferencia Política del mes próximo.
Es una forma ladina de intentar desactivar a quienes te ponen en evidencia mediante la invitación a comer de tu mesa y de tus platos, nunca a compartir la receta.
Ahora el signo del Gobierno ha cambiado y la situación no ha mejorado; por el contrario, cantos de sirena al margen, estamos peor que nunca, y el efecto de aquella movilización se deja sentir en diferentes ámbitos tanto ciudadanos como intelectuales o profesionales.
La última 'pancarta' la ha enarbolado una plataforma de expertos y técnicos que solicitan una reforma de la ley de partidos políticos que los haga, no desaparecer por supuesto ("no hay democracia sin partidos", aseguran sus promotores), sino democratizarlos mediante una serie de actuaciones que acabe con su actual endogamia y su condición de cotos cerrados para fieles, incondicionales y familiares.
Sólo fueron necesarias horas para que el Partido Socialista Obrero Español de Alfredo Pérez Rubalcaba, hecho unos zorros como los números reflejan cada semana, se apuntara a fagocitarr a la nueva plataforma en una evidente búsqueda de simpatías que el día a día no acaba de depararles.
Sin embargo, resulta difícil cambiar cuando llevas tantos años con prácticas partidarias como son las de los grandes partidos en la democracia española de los últimos lustros y, en vez de ofrecerse a considerar la incoporación de algunas de sus propuestas, la Dirección socialista ha invitado a los responsables de las mismas a incorporarse al debate de ese cacareado documento que, bajo de la dirección de Ramón Jáuregui, están elaborando para su Conferencia Política del mes próximo.
Es una forma ladina de intentar desactivar a quienes te ponen en evidencia mediante la invitación a comer de tu mesa y de tus platos, nunca a compartir la receta.
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