Lejos de tocar a su fin, el esperpento pixueto ha dado hoy a su argumento otra vuelta de tuerca con una sesión plenaria del Ayuntamiento tras la cual ha sido elegido, por segunda vez en pocas semanas, el mismo candidato cuya designación anuló el Tribunal Constitucional.
Desde aquella primera vez en que el Pleno designó regidor a Luis Fernández Garay, solamente una cosa estaba meridianamente clara: que el PSOE iba a rebuscar debajo de las piedras para encontrar cualquier fórmula que le permitiera retener el bastón de mando municipal que su mayoría absoluta le otorgó en 2011. No voy a entrar a analizar el alcance de dicha fórmula, amparada exclusivamente en un informe específico de la secretaria del municipio, porque no me parece adecuado para legos, como el que suscribe. Baste con saber que, al margen de posteriores decisiones de rango superior, ofrece para algunos juristas expertos en la materia serias dudas. Quiere esto decir que, como era de esperar, la política municipal del concejo occidental asturiano va a seguir judicializada, toda vez que los dos partidos de la derecha en el Ayuntamiento, Partido Popular y Foro Asturias, ya han anunciado que llevarán de nuevo este nombramiento a los tribunales.
Sí me interesa resaltar dos aspectos que, aunque obvios, merecen constituise en señas de identidad del conflicto. Por un lado, el objetivo último de la lucha a muerte y con las armas que sean que los partidos políticos desempeñan para hacerse con el poder, aunque éste sea el ejercido en un pequeño concejo costero del Norte de España. Los socialistas, legitimados a lo largo de toda la etapa democrática por el voto ciudadano, no admiten ni por asomo la posibilidad de perderlo, aunque sean ellos mismos los que han escrito el catastrófico guión de esta historia. Y para ello están dispuestos a enfrentarse, incluso, al Tribunal Constitucional. La oposición, amparada también en una situación absurda, aunque provocada por sus rivales, han atisbado siquiera parcialmente la posibilidad de gobernar con tres (PP) o dos (Foro) ediles, algo que sería probablemente mucho más rocambolesco. En cualquier caso, y aunque ni unidos lograrían una mayoría suficiente, han vuelto a poner hoy de manifiesto, con su voto al candidato respectivo, que la reconciliación en la derecha asturiana es un objetivo inviable. El poder y sólo el poder, por el camino que sea necesario transitar.
El otro componente de este esperpéntico guión que el conflicto ha dejado al descubierto es que el caciquismo, papel tradicionalmente asignado a la derecha, ya no tiene color. Frente al configurado por el poder económico, los ya treinta y tantos años de democracia han originado este otro que deviene de la ostentación continuada del poder político. Esa y no otra es la semilla de la actual situación de Cudillero. Y esa semilla tiene nombre y apellidos, los de Francisco González, a quien el apoyo masivo de sus paisanos parece haber cegado lo suficiente como para creerse el todopoderoso, con atribuciones para hacer y deshacer a su antojo. 'Quico' ha gestionado su municipio en todos estos años con el más genuino estilo del caciquismo decimonónico.
Ahora, el concejo pixueto se encuentra de nuevo en un situación de interinidad sujeta a los vaivenes de las decisiones judiciales que, a buen seguro, llegarán. Entre tanto, sus vecinos asisten asombrados a esta guerra por el poder que para nada los tiene en cuenta.
Si a estas alturas todavía queda alguien que, militancias políticas aparte, no tenga claro que un embrollo como el creado en Cudillero sólo tiene una salida razonable, es que ya nos estamos volviendo todos igualmente locos. Un salida, la convocatoria de nuevas elecciones locales, que, desde hace tiempo se ofreció como la mejor pero que el tiempo ha convertido en la única.
viernes, 23 de agosto de 2013
jueves, 22 de agosto de 2013
No news, no problems
Mientras unos señalan a los otros, los diputados de la Junta General del Principado han decidido tomarse por fin las vacaciones. Y ello a pesar de no haber logrado aprobar en el examen de junio, ni en el de julio, ni en el de agosto. Me refiero, naturalmente, a que ante el evidente "desacuerdo" han dado carpetazo, por ahora, a los trabajos para la reforma de las retribuciones de sus señorías, a cuya resolución se habían emplazado repetidamente sin que la luz apareciera en momento alguno.
Cuando uno asiste asombrado a este tipo de comportamientos no sabe si desautorizar a los 'representantes del pueblo asturiano' por su incapacidad manifiesta o echarlos a la calle por 'sinvergüenzas'. Porque -hay que decirlo- los 45 parlamentarios de la Cámara autonómica van a cobrar este mes y -es de suponer- el siguiente los 933 euros de "manutención" y el estipendio por recorrer el kilometraje entre su domicilio oficial y la Junta General todos y cada uno de los días de sus vacaciones y del resto de los días hasta que se produzca la en apariencia imposible entente.
A cualquier ciudadano con dos dedos de frente se le ocurre que, a la espera de ese acuerdo entre implicados para cambiar la norma de la que ellos mismos se dotaron, no estaría de más que sus señorías tuvieran el gesto de dignidad mínima de renunciar temporalmente a esas partidas de su retribución (nadie habla de su sueldo, que ya supera con creces el de la mayoría de los asturianos).
Desde los resabiados grupos socialista y popular, ni uno sólo de sus miembros ha dado un paso al frente para manifestar que está dispuesto a esperar a que se establezca un sistema razonable en lo que a sus emolumentos se refieren. Ni tan siquiera como una salida para la galería, por aquello de quedar bien ante el votante. Lo mismo se puede decir del partido de Francisco Álvarez-Cascos, al parecer el más renuente a perder una sola pluma (¿euro?) en este combate. Ni tampoco los guardianes de las esencias de la izquierda, IU, quienes, tras la ruptura de las negociaciones semanas atrás, no han vuelto a decir está boca es mía, no vaya a ser que pierdan el 'sueldín'. ¿Y qué decir del multidiputado de UPyD, que hizo bandera de la regeneración de la vida pública en su acceso a las instituciones hace ya algo más de un año? Según parece, en esta película ni está ni se le espera.
Al final, voluntaria o involuntariamente todos y cada uno de ellos han contribuido de desigual manera (pero han contribuido) a levantar en torno a sus retribuciones un muro gigantesco de sospechas donde se mezclan la desconfianza general con una actitud de dudosa presentación ética. Con su postura, lo único que han fomentado es la creencia cada día más generalizada de que llevar el lógico desacuerdo político a este terreno pecuniario solamente hace que beneficiar sus bolsillos.
Y, preguntados por la situación, se encogen de hombres y dicen "No news, no problems".
Cuando uno asiste asombrado a este tipo de comportamientos no sabe si desautorizar a los 'representantes del pueblo asturiano' por su incapacidad manifiesta o echarlos a la calle por 'sinvergüenzas'. Porque -hay que decirlo- los 45 parlamentarios de la Cámara autonómica van a cobrar este mes y -es de suponer- el siguiente los 933 euros de "manutención" y el estipendio por recorrer el kilometraje entre su domicilio oficial y la Junta General todos y cada uno de los días de sus vacaciones y del resto de los días hasta que se produzca la en apariencia imposible entente.
A cualquier ciudadano con dos dedos de frente se le ocurre que, a la espera de ese acuerdo entre implicados para cambiar la norma de la que ellos mismos se dotaron, no estaría de más que sus señorías tuvieran el gesto de dignidad mínima de renunciar temporalmente a esas partidas de su retribución (nadie habla de su sueldo, que ya supera con creces el de la mayoría de los asturianos).
Desde los resabiados grupos socialista y popular, ni uno sólo de sus miembros ha dado un paso al frente para manifestar que está dispuesto a esperar a que se establezca un sistema razonable en lo que a sus emolumentos se refieren. Ni tan siquiera como una salida para la galería, por aquello de quedar bien ante el votante. Lo mismo se puede decir del partido de Francisco Álvarez-Cascos, al parecer el más renuente a perder una sola pluma (¿euro?) en este combate. Ni tampoco los guardianes de las esencias de la izquierda, IU, quienes, tras la ruptura de las negociaciones semanas atrás, no han vuelto a decir está boca es mía, no vaya a ser que pierdan el 'sueldín'. ¿Y qué decir del multidiputado de UPyD, que hizo bandera de la regeneración de la vida pública en su acceso a las instituciones hace ya algo más de un año? Según parece, en esta película ni está ni se le espera.
Al final, voluntaria o involuntariamente todos y cada uno de ellos han contribuido de desigual manera (pero han contribuido) a levantar en torno a sus retribuciones un muro gigantesco de sospechas donde se mezclan la desconfianza general con una actitud de dudosa presentación ética. Con su postura, lo único que han fomentado es la creencia cada día más generalizada de que llevar el lógico desacuerdo político a este terreno pecuniario solamente hace que beneficiar sus bolsillos.
Y, preguntados por la situación, se encogen de hombres y dicen "No news, no problems".
jueves, 15 de agosto de 2013
Poema suelto
Hubo un tiempo en el que dentro del Partido Popular se popularizó aquello del verso suelto, que personificó el entonces alcalde de Madrid. Pero, luego, a Alberto Ruiz Gallardón le hicieron ministro y entonces empezó a 'rimar' dentro de la poesía compuesta por la dirección de Mariano Rajoy.
Sin embargo, los populares siguen teniendo dentro de su lírica una asonancia clara en la persona de Esperanza Aguirre, quien desde hace años se mantiene en su postura 'crítica' hacia toda decisión que surja de la calle de Génova y no convenga a un estilo marcado por un particular populismo, en una trayectoria orientada a unos objetivos personales.
La última asincronía se la ha marcado la ex presidenta de la Comunidad de Madrid anoche, al reunirse a mesa y mantel a cenar con un grupo de amigos, en un conocido restaurante de la periferia gijonesa, entre los que se encontraba la actual alcaldesa de la villa. Hasta aquí podría decirse que todo es normal, dado que la veterana política veranea asiduamente en tierras asturianas.
Lo que ya no es tan corriente es que cierre el ágape brindando con Carmen Moriyón (no nos han dicho por qué levantaron sus copas) y que lo hagan con presencia de la cámara de un fotógrafo de prensa. A Aguirre seguro que no le es ajeno el conflicto que mantiene abierto su partido con el de su amigo Francisco Álvarez-Cascos y su 'semella' de ayer no aplacará sin duda las llamas del odio mutuo.
Parece obvio que no hay nada dejado a la improvisación en esa instantánea, que no les han 'pillado' o que exista alguna sombra de ingenuidad en la interpretación que pueda hacerse de la misma. La 'lideresa' por antonomasia ('Cherines' sólo lo intenta y en un escalón mucho más bajo) no da nunca puntada sin hilo, como ha demostrado recientemente oponiéndose a las directrices de Rajoy en materia de impuestos. Tampoco olvida su estrecha relación con Cascos, una relación que logró superar la crisis de su abandono del partido que le hizo crecer políticamente (y al que él mismo también hizo crecer organizativamente). También conviene recordar aquí que en su última etapa de 'rebeldía' interna todavía dentro del PP, el hoy líder de Foro Asturias abandonó su retiro voluntario solamente para apoyar a la entonces presidenta madrileña en sus campañas electorales. Por ella y sólo por ella.
Ahora, con la foto de anoche brindando con Moriyón, Esperanza Aguirre ha mostrado a la dirección nacional de su partido que es agradecida con sus amigos y díscola con los compañeros que tratan de conducirla por los caminos de la disciplina. Supongo que el equipo de Mercedes Fernández, y ella misma, todavía no se habrán repuesto de esta sonora bofetada que, de puertas para afuera, tratarán de minimizar con el argumento fútil de que se trata una reunión de amigos.
Al final, Rajoy y su equipo deberán acostumbrarse a que, si lograron recuperar a un 'verso suelto' con la vuelta al redil de Gallardón, conservan todo un 'poema' asimétrico en la figura de 'Espe'.
Sin embargo, los populares siguen teniendo dentro de su lírica una asonancia clara en la persona de Esperanza Aguirre, quien desde hace años se mantiene en su postura 'crítica' hacia toda decisión que surja de la calle de Génova y no convenga a un estilo marcado por un particular populismo, en una trayectoria orientada a unos objetivos personales.
La última asincronía se la ha marcado la ex presidenta de la Comunidad de Madrid anoche, al reunirse a mesa y mantel a cenar con un grupo de amigos, en un conocido restaurante de la periferia gijonesa, entre los que se encontraba la actual alcaldesa de la villa. Hasta aquí podría decirse que todo es normal, dado que la veterana política veranea asiduamente en tierras asturianas.
Lo que ya no es tan corriente es que cierre el ágape brindando con Carmen Moriyón (no nos han dicho por qué levantaron sus copas) y que lo hagan con presencia de la cámara de un fotógrafo de prensa. A Aguirre seguro que no le es ajeno el conflicto que mantiene abierto su partido con el de su amigo Francisco Álvarez-Cascos y su 'semella' de ayer no aplacará sin duda las llamas del odio mutuo.
Parece obvio que no hay nada dejado a la improvisación en esa instantánea, que no les han 'pillado' o que exista alguna sombra de ingenuidad en la interpretación que pueda hacerse de la misma. La 'lideresa' por antonomasia ('Cherines' sólo lo intenta y en un escalón mucho más bajo) no da nunca puntada sin hilo, como ha demostrado recientemente oponiéndose a las directrices de Rajoy en materia de impuestos. Tampoco olvida su estrecha relación con Cascos, una relación que logró superar la crisis de su abandono del partido que le hizo crecer políticamente (y al que él mismo también hizo crecer organizativamente). También conviene recordar aquí que en su última etapa de 'rebeldía' interna todavía dentro del PP, el hoy líder de Foro Asturias abandonó su retiro voluntario solamente para apoyar a la entonces presidenta madrileña en sus campañas electorales. Por ella y sólo por ella.
Ahora, con la foto de anoche brindando con Moriyón, Esperanza Aguirre ha mostrado a la dirección nacional de su partido que es agradecida con sus amigos y díscola con los compañeros que tratan de conducirla por los caminos de la disciplina. Supongo que el equipo de Mercedes Fernández, y ella misma, todavía no se habrán repuesto de esta sonora bofetada que, de puertas para afuera, tratarán de minimizar con el argumento fútil de que se trata una reunión de amigos.
Al final, Rajoy y su equipo deberán acostumbrarse a que, si lograron recuperar a un 'verso suelto' con la vuelta al redil de Gallardón, conservan todo un 'poema' asimétrico en la figura de 'Espe'.
miércoles, 14 de agosto de 2013
Complicidad o ignorancia
Había al inicio de la semana una cierta expectación por conocer cuál iba a ser la actitud de Francisco Álvarez-Cascos en su comparecencia judicial de ayer, en calidad de testigo, en el proceso por la presunta financiación ilegal del Partido Popular en los últimos años, entre ellos, parte de los que él ocupó la Secretaría General. La circunstancia de que cualquier presunta implicación en la misma del ahora líder de Foro Asturias habría prescrito penalmente abría las puertas a la especulación sobre una posible venganza suya contra su ex partido, el mismo que ahora le disputa a muerte en el Principado el espacio electoral y el mismo que tiene actualmente al frente a quien fuera antiguamente su compañero en la dirección popular y hoy -si a sus declaraciones nos atenemos- es uno de sus principales enemigos políticos.
Pero con Cascos no saltó la sorpresa y no se salió del guión escrito desde la calle de Génova, aunque es de suponer que no le hayan pasado previamente un ejemplar, por mucho que a unos y a otro les vaya bastante en este envite. El ex secretario general negó la mayor, la existencia de una contabilidad B cuando él controlaba el partido, y también las menores: no hay sobresueldos si son retribuciones por el trabajo desarrollado y todo fue declarado legalmente en su momento.
Como también ayer Javier Arenas y hoy mismo María Dolores de Cospedal, el político asturiano echó balones fuera hacia la parcela del ex tesorero del PP Luis Bárcenas al establecer la inexistencia de cualquier "relación jerárquica" entre ambos departamentos, Secretaría General y Tesorería. A fin de cuentas, el ínclito ya está en la cárcel y parece más que difícil que pueda librarse de ella. Contra los tres están los papeles y la palabra de un "delincuente". Al menos ese es el texto del citado guión hasta estos momentos.
Tanto Cascos como sus sucesores en la Secretaría General del PP han insistido en esa idea madre de la falta de relación entre su departamento y la persona de la dirección encargada de las finanzas del partido. Y aunque legítimo, resulta un argumento difícil de asumir. Muy especialmente en la persona que mereció el apelativo de general secretario por la mano de hierro con que gobernó el Partido Popular durante los años de su crecimiento y confirmación. Resulta poco creíble que una organización "normal", en palabras del hoy líder de Foro, funcione con la organización por un lado y las finanzas por otro. Entre otras cosas, porque la gestión de una organización del tamaño de un partido como el PP exige el apoyo de un soporte económico sólido. Y es que hay que considerar que los chanchullos, los legales y los ilegales, atribuidos a Luis Bárcenas son de tal calibre que no es imaginable que la cúpula de la dirección a la que pertenecía no supiera nada de lo que estaba pasando. Si el consentimiento implica complicidad en el delito, la ignorancia conlleva ineptitud. Y ninguna de las dos es buena para quienes han tenido o tienen las más altas responsabilidades de la vida pública.
Claro que en estos momentos estamos asistiendo, dentro de la judicialización creciente de la vida pública española, a una constante cual es la ignorancia de lo que pasa al lado mismo de sus protagonistas. Esposas que no saben de dónde salen los millones de sus maridos, directivos empresariales o bancarios que se embolsaban cantidades astronómicas sin conocer muy bien en concepto de qué, o compañeros de militancia a cuyo alrededor se 'robaba' sin cuento aunque ignoraban tales actividades.
En fin, que por mucho que la oposición o la propia justicia insista, es de prever que todo este escándalo de sobres, de pagos en 'B', de sobresueldos y demás acabará en nada en lo que a los dirigentes políticos se refiere. Más allá de la condena al citado Bárcenas y del convencimiento generalizado de la ciudadanía de que estamos ante un flagrante caso de financiación ilegal y de aprovechamiento de la misma por parte de personas muy concretas, en unos meses el caso se cerrará sin una lista de culpables, como ya ocurriera hace muchos años con un proceso similar, en este caso para el Partido Socialista Obrero Español, el conocido como 'caso Filesa'.
El único consuelo para los que no aceptan este final de la película es que, como ocurrió entonces con los socialistas, en este caso sea a los populares a los que la ciudadanía pase factura en las urnas.
Pero con Cascos no saltó la sorpresa y no se salió del guión escrito desde la calle de Génova, aunque es de suponer que no le hayan pasado previamente un ejemplar, por mucho que a unos y a otro les vaya bastante en este envite. El ex secretario general negó la mayor, la existencia de una contabilidad B cuando él controlaba el partido, y también las menores: no hay sobresueldos si son retribuciones por el trabajo desarrollado y todo fue declarado legalmente en su momento.
Como también ayer Javier Arenas y hoy mismo María Dolores de Cospedal, el político asturiano echó balones fuera hacia la parcela del ex tesorero del PP Luis Bárcenas al establecer la inexistencia de cualquier "relación jerárquica" entre ambos departamentos, Secretaría General y Tesorería. A fin de cuentas, el ínclito ya está en la cárcel y parece más que difícil que pueda librarse de ella. Contra los tres están los papeles y la palabra de un "delincuente". Al menos ese es el texto del citado guión hasta estos momentos.
Tanto Cascos como sus sucesores en la Secretaría General del PP han insistido en esa idea madre de la falta de relación entre su departamento y la persona de la dirección encargada de las finanzas del partido. Y aunque legítimo, resulta un argumento difícil de asumir. Muy especialmente en la persona que mereció el apelativo de general secretario por la mano de hierro con que gobernó el Partido Popular durante los años de su crecimiento y confirmación. Resulta poco creíble que una organización "normal", en palabras del hoy líder de Foro, funcione con la organización por un lado y las finanzas por otro. Entre otras cosas, porque la gestión de una organización del tamaño de un partido como el PP exige el apoyo de un soporte económico sólido. Y es que hay que considerar que los chanchullos, los legales y los ilegales, atribuidos a Luis Bárcenas son de tal calibre que no es imaginable que la cúpula de la dirección a la que pertenecía no supiera nada de lo que estaba pasando. Si el consentimiento implica complicidad en el delito, la ignorancia conlleva ineptitud. Y ninguna de las dos es buena para quienes han tenido o tienen las más altas responsabilidades de la vida pública.
Claro que en estos momentos estamos asistiendo, dentro de la judicialización creciente de la vida pública española, a una constante cual es la ignorancia de lo que pasa al lado mismo de sus protagonistas. Esposas que no saben de dónde salen los millones de sus maridos, directivos empresariales o bancarios que se embolsaban cantidades astronómicas sin conocer muy bien en concepto de qué, o compañeros de militancia a cuyo alrededor se 'robaba' sin cuento aunque ignoraban tales actividades.
En fin, que por mucho que la oposición o la propia justicia insista, es de prever que todo este escándalo de sobres, de pagos en 'B', de sobresueldos y demás acabará en nada en lo que a los dirigentes políticos se refiere. Más allá de la condena al citado Bárcenas y del convencimiento generalizado de la ciudadanía de que estamos ante un flagrante caso de financiación ilegal y de aprovechamiento de la misma por parte de personas muy concretas, en unos meses el caso se cerrará sin una lista de culpables, como ya ocurriera hace muchos años con un proceso similar, en este caso para el Partido Socialista Obrero Español, el conocido como 'caso Filesa'.
El único consuelo para los que no aceptan este final de la película es que, como ocurrió entonces con los socialistas, en este caso sea a los populares a los que la ciudadanía pase factura en las urnas.
martes, 6 de agosto de 2013
Cambalaches 'pixuetos'
Seguramente todo el mundo había pensado que el esperpento montado de las últimas elecciones para acá en el Ayuntamiento de Cudillero había escrito su epílogo, pero el Tribunal Constitucional ha corroborado hoy todo lo contrario al anular el nombramiento como alcalde de Luis Fernández Garay. El asunto no tendría mayor trascendencia en sí de no ser porque se trata del cuarto alcalde que ostenta el bastón de mando pixueto en lo que va de legislatura (algo más de dos años).
No se merecían los vecinos del concejo occidental asturiano tener que asistir a este espectáculo que tiene un claro origen, del que se derivan todos los problemas posteriores, en la obstinación de la dirección de la Federación Socialista Asturiana de pagar no se sabe qué favores al regidor eterno de Cudillero, Francisco González, a través del blindaje legal -fue imputado por presunta prevaricación por el Tribunal Superior de Justicia de Asturias- que le otorgaba su inclusión en la lista autonómica del partido y su posterior elección como diputado regional.
Desde entonces, y tras la renuncia de 'Quico' a la Alcaldía para ocupar su escaño en la Junta General, la ejecutiva de los socialistas asturianos ha intentado sucesivas jugadas que, en la mayoría de los casos rozando la legalidad, han derivado en un desgraciado 'show' que ha provocado que asumieran el bastón de mando Gabriel López, que abandonó pocos meses después "por motivos personales"; Ignacio Fernández, cuya elección fue anulada por el TSJA al no haber figurado en la lista electoral de su partido; y Luis Fernández Garay, cuyo nombramiento ha sido ahora invalidado por el Constitucional.
La historia de este periodo en el municipio pixueto da para mucho pero la supongo conocida por mis hipotéticos lectores. Baste con decir que al prepotente secretario de Organización del PSOE asturiano, Jesús Gutiérrez, se le ha ido el tema de las manos y la posible 'comedia' inicial se ha transformado en tragedia para los intereses del partido y, sobre todo, para los ciudadanos del concejo afectado.
Para los socialistas, porque la sentencia del Alto Tribunal conocida hoy mismo invalida cualquier otra opción de presentar candidato. Los de la lista de 2011 porque, al igual que Fernández Garay, renunciaron en su día para permitir el acceso de Ignacio Fernández, por lo que es de suponer que estarán incursos en la misma inhabilitación que su compañero actual regidor, y los que no lo estaban en ella, porque pasarían a engrosar el otro grupo, el del citado Fernández. En ambos casos los fallos judiciales excluyen candidatos socialistas. Si ya lo tuvo difícil la ejecutiva de la FSA en la última ocasión, mucho se van a tener que exprimir las neuronas sus dirigentes para atisbar una opción que le permitiera mantener la Alcaldía de Cudillero.
Pero la peor papeleta es para los 'pixuetos' que, amén de asistir asombrados a esta bufonada política, podrían encontrarse en unas semanas o unos meses con un alcalde de una de las dos fuerzas políticas minoritarias, Foro Asturias y Partido Popular, pese a haber votado en su día mayoritariamente por otra, el PSOE, torciendo así la legalidad la que fue su voluntad expresada en las urnas.
La culpa siempre tiende a ser soltera, pero si desde luego a alguien no corresponde es a los electores del concejo occidental asturiano. Sí parece lógico que se puedan pedir explicaciones al señor Gutiérrez y a la dirección que representa, toda vez que son los únicos actores responsables de una extraña carrera de decisiones basadas en hipótesis absurdas y en cambalaches ajenos a toda razón. Cuando algo empieza tan mal sólo puede terminar peor.
No se merecían los vecinos del concejo occidental asturiano tener que asistir a este espectáculo que tiene un claro origen, del que se derivan todos los problemas posteriores, en la obstinación de la dirección de la Federación Socialista Asturiana de pagar no se sabe qué favores al regidor eterno de Cudillero, Francisco González, a través del blindaje legal -fue imputado por presunta prevaricación por el Tribunal Superior de Justicia de Asturias- que le otorgaba su inclusión en la lista autonómica del partido y su posterior elección como diputado regional.
Desde entonces, y tras la renuncia de 'Quico' a la Alcaldía para ocupar su escaño en la Junta General, la ejecutiva de los socialistas asturianos ha intentado sucesivas jugadas que, en la mayoría de los casos rozando la legalidad, han derivado en un desgraciado 'show' que ha provocado que asumieran el bastón de mando Gabriel López, que abandonó pocos meses después "por motivos personales"; Ignacio Fernández, cuya elección fue anulada por el TSJA al no haber figurado en la lista electoral de su partido; y Luis Fernández Garay, cuyo nombramiento ha sido ahora invalidado por el Constitucional.
La historia de este periodo en el municipio pixueto da para mucho pero la supongo conocida por mis hipotéticos lectores. Baste con decir que al prepotente secretario de Organización del PSOE asturiano, Jesús Gutiérrez, se le ha ido el tema de las manos y la posible 'comedia' inicial se ha transformado en tragedia para los intereses del partido y, sobre todo, para los ciudadanos del concejo afectado.
Para los socialistas, porque la sentencia del Alto Tribunal conocida hoy mismo invalida cualquier otra opción de presentar candidato. Los de la lista de 2011 porque, al igual que Fernández Garay, renunciaron en su día para permitir el acceso de Ignacio Fernández, por lo que es de suponer que estarán incursos en la misma inhabilitación que su compañero actual regidor, y los que no lo estaban en ella, porque pasarían a engrosar el otro grupo, el del citado Fernández. En ambos casos los fallos judiciales excluyen candidatos socialistas. Si ya lo tuvo difícil la ejecutiva de la FSA en la última ocasión, mucho se van a tener que exprimir las neuronas sus dirigentes para atisbar una opción que le permitiera mantener la Alcaldía de Cudillero.
Pero la peor papeleta es para los 'pixuetos' que, amén de asistir asombrados a esta bufonada política, podrían encontrarse en unas semanas o unos meses con un alcalde de una de las dos fuerzas políticas minoritarias, Foro Asturias y Partido Popular, pese a haber votado en su día mayoritariamente por otra, el PSOE, torciendo así la legalidad la que fue su voluntad expresada en las urnas.
La culpa siempre tiende a ser soltera, pero si desde luego a alguien no corresponde es a los electores del concejo occidental asturiano. Sí parece lógico que se puedan pedir explicaciones al señor Gutiérrez y a la dirección que representa, toda vez que son los únicos actores responsables de una extraña carrera de decisiones basadas en hipótesis absurdas y en cambalaches ajenos a toda razón. Cuando algo empieza tan mal sólo puede terminar peor.
lunes, 5 de agosto de 2013
Mejor ya que más tarde
En medio del escándalo generalizado que ha provocado en la sociedad asturiana el debate sobre los sueldos de los diputados regionales cada cual trata de arrimar el ascua a su sardina para, sin perder remuneraciones, responsabilizar a los otros de que meses después de replantearse una reforma del sistema las cosas sigan como estaban. Es decir, que sus señorías siguen cobrando dietas por un trabajo que no hacen, kilometrajes por viajes que no realizan y mantienen el privilegio de no tributar a Hacienda por algunos de esos conceptos. La falta de un acuerdo suficiente entre los cinco grupos con presencia en la Junta General faculta a los parlamentarios autonómicos para seguir percibiendo cada mes esas cantidades que buena parte de ellos -ahora- reconocen improcedentes. Las llamadas al diálogo se prodigan pero el consenso parece poco probable de momento. Y mientras tanto....
Hoy le correspondió el turno al presidente del Principado, quien en el marco de la Feria de Muestras de Asturias apeló a la necesidad de alcanzar un sistema "más transparente y más claro" de retribuciones reclamando negociación y diálogo para lograrlo de la forma que sea. Nada que objetar, obviamente.
El principal pero que se le puede poner a las palabras de Javier Fernández es que el viciado modelo actual lleva ya demasiados años en vigor y, además, fue establecido durante el periodo en que su partido, el PSOE, gobernaba en las instituciones autonómicas. Y no creo que nadie se atreva a argumentar seriamente con aquello de que eran otros tiempos, mejores económicamente hablando, y que ahora la crisis ha cambiado el escenario. Si el cobro de algunos de esos emolumentos chirrían con la razón más elemental, no están justificados ni ahora ni antes. Si se acepta ese peligroso argumento, quizá habría quien disculpara a los responsables del 'caso Renedo', puesto que actuaron en tiempo de vacas gordas. Y eso no cuela ni con las mayores tragaderas.
Ha llegado el momento de pasar de la palabrería a la acción y establecer inmediatamente un nuevo sistema de retribuciones a los parlamentarios regionales acorde con la realidad social y con su trabajo (otro día analizaré éste, con el que se les llena la boca aunque muchos de ellos no alcancen ni de lejos al mínimo de un operario o profesional cualquiera). Sus señorías deben cobrar lo que en justicia (atención al término, que no es casual) les corresponde y deben de empezar a hacerlo ya.
En segundo lugar, y aunque parezca una utopía, hay que exigirles desde ese mismo momento la devolución de todas las cantidades cobradas inadecuadamente (fíjense que no digo legalmente).
Y también, deberían empezar inmediatamente a devolver a Hacienda los porcentajes correspondientes no tributados por las cantidades cobradas fraudulentamente, a partir de las normas que para ello esas mismas personas establecieron de forma interesada. Si a alguno esto puede parecerle una fantasía, que lean a mi estimado compañero José Ramón Lorenzo Patterson, quien muy acertadamente ha recordado hoy mismo que el Gobierno ha creado un buzón anónimo para denunciar los casos de fraude laboral en su campaña para descubrir a los defraudadores fiscales que contribuyen cada día a cimentar el déficit del Estado, y añade que podría ser perfectamente entendible que cualquier ciudadano se animara a delatar a los 45 diputados asturianos -unos cuantos más si contamos los que lo han sido estos últimos años- ante el Ministerio.
Sé que probablemente estos párrafos sean "voces en castañeu" y provoquen la hilaridad de algunas de sus señorías. En todo caso, hay que exigirles que acaben de una vez con este 'atraco' legalizado y se fijen retribuciones adecuadas con la realidad. Y no a la vuelta del verano, ni dentro de unas semanas, sino ya. Imprescindible ahora, mejor que más tarde.
Hoy le correspondió el turno al presidente del Principado, quien en el marco de la Feria de Muestras de Asturias apeló a la necesidad de alcanzar un sistema "más transparente y más claro" de retribuciones reclamando negociación y diálogo para lograrlo de la forma que sea. Nada que objetar, obviamente.
El principal pero que se le puede poner a las palabras de Javier Fernández es que el viciado modelo actual lleva ya demasiados años en vigor y, además, fue establecido durante el periodo en que su partido, el PSOE, gobernaba en las instituciones autonómicas. Y no creo que nadie se atreva a argumentar seriamente con aquello de que eran otros tiempos, mejores económicamente hablando, y que ahora la crisis ha cambiado el escenario. Si el cobro de algunos de esos emolumentos chirrían con la razón más elemental, no están justificados ni ahora ni antes. Si se acepta ese peligroso argumento, quizá habría quien disculpara a los responsables del 'caso Renedo', puesto que actuaron en tiempo de vacas gordas. Y eso no cuela ni con las mayores tragaderas.
Ha llegado el momento de pasar de la palabrería a la acción y establecer inmediatamente un nuevo sistema de retribuciones a los parlamentarios regionales acorde con la realidad social y con su trabajo (otro día analizaré éste, con el que se les llena la boca aunque muchos de ellos no alcancen ni de lejos al mínimo de un operario o profesional cualquiera). Sus señorías deben cobrar lo que en justicia (atención al término, que no es casual) les corresponde y deben de empezar a hacerlo ya.
En segundo lugar, y aunque parezca una utopía, hay que exigirles desde ese mismo momento la devolución de todas las cantidades cobradas inadecuadamente (fíjense que no digo legalmente).
Y también, deberían empezar inmediatamente a devolver a Hacienda los porcentajes correspondientes no tributados por las cantidades cobradas fraudulentamente, a partir de las normas que para ello esas mismas personas establecieron de forma interesada. Si a alguno esto puede parecerle una fantasía, que lean a mi estimado compañero José Ramón Lorenzo Patterson, quien muy acertadamente ha recordado hoy mismo que el Gobierno ha creado un buzón anónimo para denunciar los casos de fraude laboral en su campaña para descubrir a los defraudadores fiscales que contribuyen cada día a cimentar el déficit del Estado, y añade que podría ser perfectamente entendible que cualquier ciudadano se animara a delatar a los 45 diputados asturianos -unos cuantos más si contamos los que lo han sido estos últimos años- ante el Ministerio.
Sé que probablemente estos párrafos sean "voces en castañeu" y provoquen la hilaridad de algunas de sus señorías. En todo caso, hay que exigirles que acaben de una vez con este 'atraco' legalizado y se fijen retribuciones adecuadas con la realidad. Y no a la vuelta del verano, ni dentro de unas semanas, sino ya. Imprescindible ahora, mejor que más tarde.
sábado, 3 de agosto de 2013
'Mister Tranquilidad' se apunta a la bronca
Por una vez y sin que sirva de precedente, 'Mister Tranquilidad' se ha alistado en la bronca. Eso sí, asegurándose de que no iba a tener respuesta de todos aquellos a los que sus dardos apuntaron. El marco fue el acto oficial de inauguración de la Feria de Muestras de Asturias y en su discurso, el que cerraba el programa, Javier Fernández aprovechó para descalificar a todos, por arriba y por abajo de su plataforma autonómica, en un reparto de responsabilidades de las que sólo quedaba excluido su ejecutivo y su partido.
Tenía suficiente motivo en lo que respecta al Gobierno de Madrid. El reparto asimétrico del déficit, que premia a las comunidades derrochadoras y poco amigas de respetar los márgenes legales y castiga a las cumplidoras -como Asturias- daba margen suficiente para los ataques. Cosa distinta es la hipotética conveniencia de utilizar la tribuna de la Feria para estos menesteres. Como luego le recordaron algunos, ¿no está el Parlamento para eso? Claro que el actual presidente del Principado tiene tanta aversión a la Cámara como su homólogo del Ejecutivo de la nación.
Y si por arriba Rajoy aprieta, por 'las alcantarillas' también molesta ese Ayuntamiento de Gijón -auténtica espina clavada en las entrañas del PSOE- que clama por lo que considera "justo" para sus planes de empleo y que la Administración del señor Fernández le niega. La culpa de cualquiera menos mía. Los malos son otros.
Pero si de negativo puede calificarse el 'trilerismo' de aprovecharse de la convicción de que no vas a dar ninguna opción de réplica, o la extemporaneidad de un parlamento ajeno al escenario en el que se produjo, lo peor de todo ha sido el lenguaje utilizado por el presidente del Principado al referirse a los gobernantes municipales de Foro Asturias en Gijón, a los que, aparte de otras lindezas, calificó peyorativamente de "payasos" por oponerse a su reparto de fondos para combatir el desempleo -¿como Rajoy y el déficit?-. Ni que decir tiene que este tipo de expresiones en un acto institucional y no de partido están fuera de lugar; mucho más si las pronuncia el máximo mandatario en la comunidad. Harían muy bien Carmen Moriyón y sus ediles en no entrar a este trapo, convencidos de que tal comportamiento denosta mucho más a quien lo pone en práctica que a aquellos a los que va dirigido.
Confieso que me ha sorprendido la actitud del presidente del Principado, inusual en su larga trayectoria de cargos políticos e institucionales. Solamente se me ocurre que el nerviosismo le haya podido esta vez; un nerviosismo provocado por la inestabilidad que acosa a su Gobierno, en precaria minoría, sobre todo desde que Izquierda Unida y Unión, Progreso y Democracia han empezado a mostrarle que los cheques en blanco ya no los dan a nadie y que el previsible fracaso de la reforma electoral o el bochornoso espectáculo del cambio de cromos en la 'revisión' de los sueldos de los diputados le colocan desnudo -creo que le gusta el término al señor Fernández- frente a un debate presupuestario que, con el paso del tiempo, se antoja cada momento que pasa más difícil para los objetivos de su Gobiernmo y de él mismo.
Tenía suficiente motivo en lo que respecta al Gobierno de Madrid. El reparto asimétrico del déficit, que premia a las comunidades derrochadoras y poco amigas de respetar los márgenes legales y castiga a las cumplidoras -como Asturias- daba margen suficiente para los ataques. Cosa distinta es la hipotética conveniencia de utilizar la tribuna de la Feria para estos menesteres. Como luego le recordaron algunos, ¿no está el Parlamento para eso? Claro que el actual presidente del Principado tiene tanta aversión a la Cámara como su homólogo del Ejecutivo de la nación.
Y si por arriba Rajoy aprieta, por 'las alcantarillas' también molesta ese Ayuntamiento de Gijón -auténtica espina clavada en las entrañas del PSOE- que clama por lo que considera "justo" para sus planes de empleo y que la Administración del señor Fernández le niega. La culpa de cualquiera menos mía. Los malos son otros.
Pero si de negativo puede calificarse el 'trilerismo' de aprovecharse de la convicción de que no vas a dar ninguna opción de réplica, o la extemporaneidad de un parlamento ajeno al escenario en el que se produjo, lo peor de todo ha sido el lenguaje utilizado por el presidente del Principado al referirse a los gobernantes municipales de Foro Asturias en Gijón, a los que, aparte de otras lindezas, calificó peyorativamente de "payasos" por oponerse a su reparto de fondos para combatir el desempleo -¿como Rajoy y el déficit?-. Ni que decir tiene que este tipo de expresiones en un acto institucional y no de partido están fuera de lugar; mucho más si las pronuncia el máximo mandatario en la comunidad. Harían muy bien Carmen Moriyón y sus ediles en no entrar a este trapo, convencidos de que tal comportamiento denosta mucho más a quien lo pone en práctica que a aquellos a los que va dirigido.
Confieso que me ha sorprendido la actitud del presidente del Principado, inusual en su larga trayectoria de cargos políticos e institucionales. Solamente se me ocurre que el nerviosismo le haya podido esta vez; un nerviosismo provocado por la inestabilidad que acosa a su Gobierno, en precaria minoría, sobre todo desde que Izquierda Unida y Unión, Progreso y Democracia han empezado a mostrarle que los cheques en blanco ya no los dan a nadie y que el previsible fracaso de la reforma electoral o el bochornoso espectáculo del cambio de cromos en la 'revisión' de los sueldos de los diputados le colocan desnudo -creo que le gusta el término al señor Fernández- frente a un debate presupuestario que, con el paso del tiempo, se antoja cada momento que pasa más difícil para los objetivos de su Gobiernmo y de él mismo.
Repetición de la jugada
Si ya funcionó una vez, ¿por qué no va a hacerlo en una segunda ocasión? Esta parece ser en estos momentos la 'hoja de ruta' que se han planteado los dos grandes partidos nacionales en el Ayuntamiento de Gijón. La prueba resultó plenamente satisfactoria en la Administración autonómica y Francisco Álvarez-Cascos no tuvo más remedio que convocar unas elecciones anticipadas que le arrojaron a la oposición. ¿Hay razón alguna para que si el enemigo común es el mismo la repetiución de la jugada no finalice con Carmen Moriyón fuera de la Alcaldía de la villa de Jovellanos?
No sé si los fieles seguidores de la política local se han dado cuenta pero el paralelismo de escenarios va mucho más allá de que el partido a derribar sea el mismo.
Ante el rechazo de la actual regidora a marcar su gestión por lo que cada día pueda dictar una oposición extrañamente unida, la fórmula a aplicar tuvo ayer su campo de pruebas en la sesión plenaria que celebró el Consistorio local, donde el rechazo del PSOE y la abstención de IU y PP a una modificación presupuestaria desarticuló la intención del gobierno local de sacar adelante una partida para acción social y otra para firmar un convenio con la Universidad de Oviedo. Idéntico resultado tuvo la aprobación de las cuentas generales del municipio correspondientes al pasado ejercicio económico.
Los argumentos generalizados son la incapacidad del gobierno forista para el diálogo y su negativa a generar consensos. ¿A nadie le suena? ¿No son las mismas palabras que hace algo más de un año sirvieron a socialistas y populares para poner contra la pared al Ejecutivo asturiano de Cascos?
Dejando a un lado los 'faroles' de la moción de censura -¿seguirá ésta también viva en Gijón como la del señor Pérez Rubalcaba en el ámbito nacional?-, Santiago Martínez Argüelles y sus muchachos, babeantes ante la mínima posibilidad de recuperar la Alcaldía que 'les han robado' y que les pertenece por herencia familiar, y conscientes de que, como la fruta, la disposición del PP para participar en una 'operación derribo' va madurando día a día, los socialistas -digo- se han puesto al timón de la 'rebelión' y han recuperado la consigna del triunfo de entonces, la "ingobernabilidad", del municipio en este caso, solamente atribuible a Foro Asturias, dado que su ejecutivo gestiona solamente con su exigua minoría.
La cercanía en los tiempos, desgraciadamente para sus protagonistas, hace que los asturianos no puedan por menos que imaginarse que se trata de una jugada repetida, que la alianza de intereses partidistas predomina sobre cualquier consideración seria de gestión local, que la "ingobernabilidad" no responde tanto a quienes tienen la resposabilidad cuanto a la estrategia de quienes numéricamente tienen la opción de atarles las manos. Porque lo del pleno de ayer ha sido solamente el primer paso. Cada vez que el equipo de gobierno municipal trate de aprobar cualquier iniciativa que tenga que ver con la gran herramienta que toda institución tiene para cumplir su labor, es decir, los presupuestos, se va a encontrar con la imposibilidad material de hacerlo, bloqueado por los sufragios de una oposición unida en la empresa común de 'laminarles' poco a poco. Se alimentará así, jornada a jornada, la idea motriz de que los actuales gobernantes no son capaces de acudir al diálogo y, por eso precisamente, la oposición debe poner coto a la prepotencia de quien no tiene apoyos para navegar en solitario y lo hace "caprichosamente" y "a la deriva". Esa imposibilidad de aprobar cualquier tema de interés abonará convenientemente la bandera de la "ingobernabilidad" de Gijón, originando un final de mandato sin recursos, sin cuentas municipales y con una Alcaldía atada de pies y manos.
En lo único en que no han reparado los socialistas y sus compañeros de viaje es en que, si antes ya las mostraron con descaro, en esta ocasión se les van a apreciar las vergüenzas en toda su amplitud, y resultará difícil que con semejantes artimañas puedan convencer a los gijoneses para que les devuelvan el bastón de mando que a través de generaciones 'por cuna' les corresponde. Quizá no recuerden que la repetición de la jugada, en términos deportivos, sirve para que la ciudadanía pueda hacerse un opinión mucho más fundamentada y con los necesarios contrastes como para que el forofismo de los 'comentaristas de turno' no les ciegue.
No sé si los fieles seguidores de la política local se han dado cuenta pero el paralelismo de escenarios va mucho más allá de que el partido a derribar sea el mismo.
Ante el rechazo de la actual regidora a marcar su gestión por lo que cada día pueda dictar una oposición extrañamente unida, la fórmula a aplicar tuvo ayer su campo de pruebas en la sesión plenaria que celebró el Consistorio local, donde el rechazo del PSOE y la abstención de IU y PP a una modificación presupuestaria desarticuló la intención del gobierno local de sacar adelante una partida para acción social y otra para firmar un convenio con la Universidad de Oviedo. Idéntico resultado tuvo la aprobación de las cuentas generales del municipio correspondientes al pasado ejercicio económico.
Los argumentos generalizados son la incapacidad del gobierno forista para el diálogo y su negativa a generar consensos. ¿A nadie le suena? ¿No son las mismas palabras que hace algo más de un año sirvieron a socialistas y populares para poner contra la pared al Ejecutivo asturiano de Cascos?
Dejando a un lado los 'faroles' de la moción de censura -¿seguirá ésta también viva en Gijón como la del señor Pérez Rubalcaba en el ámbito nacional?-, Santiago Martínez Argüelles y sus muchachos, babeantes ante la mínima posibilidad de recuperar la Alcaldía que 'les han robado' y que les pertenece por herencia familiar, y conscientes de que, como la fruta, la disposición del PP para participar en una 'operación derribo' va madurando día a día, los socialistas -digo- se han puesto al timón de la 'rebelión' y han recuperado la consigna del triunfo de entonces, la "ingobernabilidad", del municipio en este caso, solamente atribuible a Foro Asturias, dado que su ejecutivo gestiona solamente con su exigua minoría.
La cercanía en los tiempos, desgraciadamente para sus protagonistas, hace que los asturianos no puedan por menos que imaginarse que se trata de una jugada repetida, que la alianza de intereses partidistas predomina sobre cualquier consideración seria de gestión local, que la "ingobernabilidad" no responde tanto a quienes tienen la resposabilidad cuanto a la estrategia de quienes numéricamente tienen la opción de atarles las manos. Porque lo del pleno de ayer ha sido solamente el primer paso. Cada vez que el equipo de gobierno municipal trate de aprobar cualquier iniciativa que tenga que ver con la gran herramienta que toda institución tiene para cumplir su labor, es decir, los presupuestos, se va a encontrar con la imposibilidad material de hacerlo, bloqueado por los sufragios de una oposición unida en la empresa común de 'laminarles' poco a poco. Se alimentará así, jornada a jornada, la idea motriz de que los actuales gobernantes no son capaces de acudir al diálogo y, por eso precisamente, la oposición debe poner coto a la prepotencia de quien no tiene apoyos para navegar en solitario y lo hace "caprichosamente" y "a la deriva". Esa imposibilidad de aprobar cualquier tema de interés abonará convenientemente la bandera de la "ingobernabilidad" de Gijón, originando un final de mandato sin recursos, sin cuentas municipales y con una Alcaldía atada de pies y manos.
En lo único en que no han reparado los socialistas y sus compañeros de viaje es en que, si antes ya las mostraron con descaro, en esta ocasión se les van a apreciar las vergüenzas en toda su amplitud, y resultará difícil que con semejantes artimañas puedan convencer a los gijoneses para que les devuelvan el bastón de mando que a través de generaciones 'por cuna' les corresponde. Quizá no recuerden que la repetición de la jugada, en términos deportivos, sirve para que la ciudadanía pueda hacerse un opinión mucho más fundamentada y con los necesarios contrastes como para que el forofismo de los 'comentaristas de turno' no les ciegue.
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