sábado, 3 de agosto de 2013

Repetición de la jugada

Si ya funcionó una vez, ¿por qué no va a hacerlo en una segunda ocasión? Esta parece ser en estos momentos la 'hoja de ruta' que se han planteado los dos grandes partidos nacionales en el Ayuntamiento de Gijón. La prueba resultó plenamente satisfactoria en la Administración autonómica y Francisco Álvarez-Cascos no tuvo más remedio que convocar unas elecciones anticipadas que le arrojaron a la oposición. ¿Hay razón alguna para que si el enemigo común es el mismo la repetiución de la jugada no finalice con Carmen Moriyón fuera de la Alcaldía de la villa de Jovellanos?
No sé si los fieles seguidores de la política local se han dado cuenta pero el paralelismo de escenarios va mucho más allá de que el partido a derribar sea el mismo.

Ante el rechazo de la actual regidora a marcar su gestión por lo que cada día pueda dictar una oposición extrañamente unida, la fórmula a aplicar tuvo ayer su campo de pruebas en la sesión plenaria que celebró el Consistorio local, donde el rechazo del PSOE y la abstención de IU y PP a una modificación presupuestaria desarticuló la intención del gobierno local de sacar adelante una partida para acción social y otra para firmar un convenio con la Universidad de Oviedo. Idéntico resultado tuvo la aprobación de las cuentas generales del municipio correspondientes al pasado ejercicio económico.

Los argumentos generalizados son la incapacidad del gobierno forista para el diálogo y su negativa a generar consensos. ¿A nadie le suena? ¿No son las mismas palabras que hace algo más de un año sirvieron a socialistas y populares para poner contra la pared al Ejecutivo asturiano de Cascos?
Dejando a un lado los 'faroles' de la moción de censura -¿seguirá ésta también viva en Gijón como la del señor Pérez Rubalcaba en el ámbito nacional?-, Santiago Martínez Argüelles y sus muchachos, babeantes ante la mínima posibilidad de recuperar la Alcaldía que 'les han robado' y que les pertenece por herencia familiar, y conscientes de que, como la fruta, la disposición del PP para participar en una 'operación derribo' va madurando día a día, los socialistas -digo- se han puesto al timón de la 'rebelión' y han recuperado la consigna del triunfo de entonces, la "ingobernabilidad", del municipio en este caso, solamente atribuible a Foro Asturias, dado que su ejecutivo gestiona solamente con su exigua minoría.

La cercanía en los tiempos, desgraciadamente para sus protagonistas, hace que los asturianos no puedan por menos que imaginarse que se trata de una jugada repetida, que la alianza de intereses partidistas predomina sobre cualquier consideración seria de gestión local, que la "ingobernabilidad" no responde tanto a quienes tienen la resposabilidad cuanto a la estrategia de quienes numéricamente tienen la opción de atarles las manos. Porque lo del pleno de ayer ha sido solamente el primer paso. Cada vez que el equipo de gobierno municipal trate de aprobar cualquier iniciativa que tenga que ver con la gran herramienta que toda institución tiene para cumplir su labor, es decir, los presupuestos, se va a encontrar con la imposibilidad material de hacerlo, bloqueado por los sufragios de una oposición unida en la empresa común de 'laminarles' poco a poco. Se alimentará así, jornada a jornada, la idea motriz de que los actuales gobernantes no son capaces de acudir al diálogo y, por eso precisamente, la oposición debe poner coto a la prepotencia de quien no tiene apoyos para navegar en solitario y lo hace "caprichosamente" y "a la deriva". Esa imposibilidad de aprobar cualquier tema de interés abonará convenientemente la bandera de la "ingobernabilidad" de Gijón, originando un final de mandato sin recursos, sin cuentas municipales y con una Alcaldía atada de pies y manos.

En lo único en que no han reparado los socialistas y sus compañeros de viaje es en que, si antes ya las mostraron con descaro, en esta ocasión se les van a apreciar las vergüenzas en toda su amplitud, y resultará difícil que con semejantes artimañas puedan convencer a los gijoneses para que les devuelvan el bastón de mando que a través de generaciones 'por cuna' les corresponde. Quizá no recuerden que la repetición de la jugada, en términos deportivos, sirve para que la ciudadanía pueda hacerse un opinión mucho más fundamentada y con los necesarios contrastes como para que el forofismo de los 'comentaristas de turno' no les ciegue.

1 comentario:

  1. Totalmente de acuerdo con tu comentario, "reservista". No recuerdo haberte "leído" con tanto convencimiento, con ocasión de la jugada precedente. Pero Ha sido (y es) todo tan evidente...

    Y me congratula leer en tus líneas, destacado, el falaz argumendo fundamental de la oposición: la "ingobernabilidad"; al que se acogen todos con fruición, conjurados en ese objetivo común de ahogar al incómodo "intruso". Resulta tan fácil: hoy me opongo yo y tú te abstienes; mañana te opones tú y yo me abstengo. Bloqueo total con el mínimo gasto. A estas alturas de la historia, que se les está haciendo tan dura de llevar que la impaciencia se desboca, ya no se cuidan ni de las formas (por mucho que evoquen a "la democracia" -no se trata de una antigua ramera del barrio alto-), ni de la imagen pública que de forma reiterada vienen ofreciendo a los gijoneses.

    Lo he dicho siempre, recordando el refrán "dos no riñen si uno no quiere", que aplicándolo al caso que nos ocupa sería: "dos no pactan si uno no quiere". En la jugada precedente quedó meridianamente claro que "uno" no iba a pactar bajo ningún pretexto. Tan claro quedó entonces que en esta segunda jugada han intentado disfrazarlo de mil maneras. Difícil. Así que ¡no hay disfraz que valga!, doña Cherines ya se cansó de probar disfraces, esto es lo que hay.

    Y para la oposición mayoritaria, miel sobre hojuelas, la impaciencia brota incontenible, de nuevo más cerca de recuperar lo que "les" pertenece y les habían arrebatado utilizando canales poco democráticos (la verdadera democracia sólo la conocen ellos; no está al alcance de los "intrusos").

    Comprobaremos en las próximas elecciones a qué altura discurren los valores democráticos de los ciudadanos gijoneses, para más señas, hasta hace poco encelados en un bipartidismo sectario y empobrecedor.

    raitanucu

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