sábado, 15 de febrero de 2014

Reposición

Como en las antiguas carteleras cinematográficas, la política de los partidos asturianos lleva incorporada generalmente la etiqueta de reposición. Historias que ya vimos y que, cuando se repiten, nos retrotraen a tiempos pretéritos.

Tal es el caso del día a día en el Ayuntamiento de Gijón, con escenas estelares cada vez que se celebra una sesión plenaria, como la de ayer. Todos los partidos de la oposición encuentran caldo de cultivo para arremeter al unísono contra el equipo de gobierno o, más directamente, contra su presidenta, aunque el motivo -que haberlos, hailos- tiene relativamente poca importancia en bastantes ocasiones. No se trata de los problemas de la ciudad, sino del acoso y derribo a un rival molesto, a ese advenedizo que llegó hace tres años para romper los cómodos equilibrios en los que se desenvolvían los dos grandes partidos en este territorio con la connivencia cómplice del tercero en discordia (sería mejor decir concordia).

Si uno ve o lee las intervenciones del plenario local de ayer, no puede evitar retrotraerse al pasado próximo, a la Junta General del Principado concretamente, y comprobar que el guión es el mismo, que son los mismos los protagonistas (no los nombres, pero sí las siglas) y que existen objetivos repetidos con respecto a aquel tormentoso periodo del Ejecutivo presidido por Francisco Álvarez-Cascos.

Le resultó bien entonces a la 'leal' oposición. Tratando de forzar una cuestión de confianza que soslayara la hipótesis de una moción de censura, los tres 'eternos' representantes de la voluntad de los asturianos lograron que Cascos adelantara unas elecciones que, como todo el mundo sabe, perdió. Volvió a gobernar el Partido Socialista, aunque con menos facilidades que en años anteriores porque el tablero de juego cambió sus fichas y los colores. En todo caso, podría decirse que los objetivos de los promotores del descabalgamiento de Foro triunfaron.

Ahora, en Gijón, el argumento es exactamente el mismo. Un grupo socialista compuesto por más concejales que cualquier otro no ha digerido nunca perder el poder en uno de sus feudos más seguros. El popular, por su parte, que apoyó en su día la investidura y las primeras decisiones de Carmen Moriyón y su equipo, anda a la deriva desde que la líder regional echó a Pilar Fernández Pardo y dio la orden de atacar al gobierno de Foro como un grupo más de la oposición. Izquierda Unida, por su parte, rema con lo que tiene a la espera de la vuelta de un 'gobierno de la izquierda'.

Claro que las reglas ahora son otras. Moriyón no puede convocar elecciones y el recurso a una moción de confianza no ofrece perspectivas para socialistas y populares, obligados a ponerse de acuerdo para tumbarla. No es lo mismo echar abajo unos presupuestos que 'derrocar', juntos, un gobierno. El mismo problema que para sacar adelante una moción de censura, la única solución aparente para apartar a Foro del baston de mando consistorial. La iniciativa sería vista con buenos ojos seguramente por el PSOE, con su candidato presto a asumir la responsabilidad aunque para ello tenga que taparse la nariz y aceptar el apoyo del que a nivel nacional es su rival principal. IU es de suponer que miraría para otro lado y valoraría los 'beneficios' para colar en la acción de gobierno alguna migaja de su programa. El que lo tiene muy jodido es el PP, y lo tiene muy jodido especialmente en Gijón, donde todas las encuestas les vaticinan un trompazo de los que hacen época y que podría rubricarlo la continuidad de una línea de actuación errática, indefinida, en cuyo horizonte sólo cuenta acabar con el partido de Cascos.

Como ayer les recordaba el portavoz municipal forista a sus adversarios, "si lo que quieren es presentar una moción de censura, háganlo". Pero no es tan fácil. Si lo fuera, hace tiempo que Santiago Martínez Argüelles sería el alcalde de la villa, cargo para el que fue reinventado por su partido hace unos tres años. En definitiva, que la película tiene un guión repetitivo, pero probablemente con un final diferente. Vamos, que más que una reposición, sería mejor hablar de 'remake', como ahora dicen los cinéfilos en esa galopante afición de incorporar extranjerismos sin cuento.

1 comentario:

  1. Cuando vi el título, Marcelino, creí que tu comentario giraría sobre la reaparición (hoy en EL COMERCIO) de Pilar Fernández Pardo, que pide precisamente eso: la "reposición" del grupo municipal popular salido de las urnas, constatado el estrepitoso fracaso de gestión (perdón por la redundancia) de la Gestora local, que ademas incurre en grave incumplimiento de los estatutos del partido al duplicar el tiempo máximo de vigencia de la misma. Esa reaparición añadirá picante, sin duda, al guiso popular asturiano, dado que trascenderá el ámbito puramente local.

    Pero, por ceñirme a tu planteamiento, con el que coincido en los párrafos iniciales, la parte final me sugiere algunas dudas.

    Teniendo en cuenta que la moción de censura ha de ser propuesta por la mayoría absoluta del pleno, el PP debería sumar sus 5 votos (o por lo menos 1) a los 10 del PSOE y los 3 de IU. Eso para convocarla. Lo que no sé es si en la votación posterior para aprobarla o rechazarla, bastaría con una mayoría simple o se exige igualmente la mayoría absoluta. Santiago Martínez Argüelles se taparía la nariz y hasta se disfrazaría de lagarterana para conseguir el sillón que considera le han birlado. Espina se frotaría las manos. En cuanto al PP, teniéndolo tan jodido como dices, ¿qué problema tendría en morir matando, no a su tradicional pero entrañable enemigo, sino a su irreconciliable "hermano"?

    Las consideraciones para la cuestión de confianza serían parecidas. No creo que le hagan muchos ascos. Y por eso Foro no "repone" el exceso de confianza de Cascos.

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