Poco necesita Izquierda Unida (no recurriré al chiste fácil que cada día con más frecuencia se hace a propósito de esta denominación) para enzarzarse en peleas intestinas. Los sangrientos combates fratricidas han venido jalonando la historia de esta formación política desde sus inicios como tal, tanto o más que cuando el referente único era el Partido Comunista de España.
Si, además, algunos de sus dirigentes dan el arma cargada a sus oponentes los conflictos están servidos. Tal ha sido el caso de la coalición de izquierdas en el ámbito de la Comunidad de Madrid donde el fulgurante ascenso de Tania Sánchez al margen del amparo de la actual dirección regional ha desatado una noche de cuchillos largos tras la cual la joven aspirante se ha visto políticamente desnudada a propósito de los presuntos favores que un hermano suyo ha recibido del padre de ambos y de ella misma desde el Ayuntamiento de Rivas.
El asunto viene coleando desde hace unos meses y hasta la fecha ninguno de los implicados ha sabido ofrecer una explicación convincente de esa casi treintena de contratos que han recaído milagrosamente en la familia Sánchez. En este país el recurso al "yo no sabía nada" parece que ya no cuela, por el abuso en su utilización y, sobre todo, cuando se apela a él desde las mismas trincheras en las que se ha rechazado antes como argumento del adversario. Item si, por añadidura, la señalada ha sido participe en los cursos que percibían los dineros públicos y dirigía su pariente.
La mujer del césar no sólo debe ser honrada sino parecerlo, reza una histórica frase que se ha instalado en la vida pública desde los tiempos gloriosos del Imperio Romano y que llega a nuestros días. Algo de ésto se le está aplicando ahora a Tania Sánchez, que ha tenido que pasar antes por el obligado 'calvario' de ser "la novia de....", en este caso del omnipresente líder de Podemos, Pablo Iglesias. Un camino de espinas que siempre deben plantearse quienes aspiran a los cargos políticos cuando deciden dar el paso a las primeras filas. El cine estadounidense nos ha mostrado con reiteración que, en el momento que alguna figura despunta socialmente, hay auténticas maquinarias de precisión que se ponen a trabajar en el objetivo de su demolición. De eso también sabe bastante el citado Iglesias. Pero tal parece que va en la paga y los implicados deben asumirlo.
En cualquier caso, la joven militante de Izquierda Unida que ha revolucionado su organización en la comunidad madrileña, a la hora de afrontar la defensa de su honorabilidad, debería mostrar flexibilidad de piernas y agudeza en la vista y no concentrarse en sus adversarios naturales. Como en tantas otras ocasiones, tengo la sensación de que la obsesión por el frente enemigo hace a estas 'víctimas' descuidar el verdadero problema: el fuego amigo.
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