A pesar de que, según me dicen, hemos sido casi vecinos durante muchos años, tuve el primer contacto con Emilio León, candidato de Podemos a la Presidencia del Principado, a través de la asistencia al mitin con el que la fuerza política que lidera Pablo Iglesias abrió la pasada campaña electoral en Gijón, compartiendo tribuna con Iñigo Errejón y Mario Suárez del Fueyo, entre otros. Y tengo que admitir que me produjo una grata impresión, con un discurso muy bien elaborado y medido, todo lo contrario que su compañero aspirante a la Alcaldía de la ciudad.
Ahora, en ese conglomerado libertario que sustenta a la fuerza política que tan buenos resultados obtuvo en las municipales y autonómicas, la entrevista que mi querido compañero Andrés Suárez publica hoy en el diario El Comercio ha supuesto un nuevo reconocimiento hacia las capacidades políticas de quien encabezó la lista regional de Podemos.
Y me gusta, ante todo, por lo que de avezado estratega y 'maquiavélico' hombre público representa su propuesta de ofrecer a Izquierda Unida, Ciudadanos y Foro Asturias "un gobierno de cambio" para Asturias. Se dirá -y con razón- que el plato que nos presenta León es de más que difícil digestión para quienes trabajan sobre parámetros conocidos. Y tienen razón. Hasta para las mentes más atrevidas resultará inimaginable conjugar a IU con el partido de Albert Rivera o a los casquistas con el propio Podemos. Hasta aquí, vale.
Pero resulta interesante contemplar el alcance de tan hipotética propuesta en el marco de la renovada constitución de la Junta General del Principado. Supongamos que los cuatro grupos políticos consiguen una plataforma de mínimos sobre una serie de cuestiones en las que existen más puntos de coincidencia de lo que pudiera parecer. Muy difícil, ya lo sé, pero supongámoslo. Ese marco dejaría desnudo al candidato socialista a la Presidencia de la comunidad. Pero también haría lo propio con la reconocida aspirante al mismo cargo por el Partido Popular. Fernández y Fernández ante la posibilidad de quedarse fuera de juego de una tacada. Eso o, como ya podemos imaginarnos, que recurran a la vieja técnica de los boxeadores sonados de apoyarse el uno en el otro para no irse a la lona. Una técnica que ya han ensayado con mejores cifras a su favor y que, de alguna manera, no les ha salido tan mal.
Esta es, a mi entender, la gran jugada de Emilio León; la de poner a los dos adversarios contra los que surgió el movimiento, y posterior partido, encabezado por Pablo Iglesias frente a sus carencias y obligarlos a descubrir sus miserias si quieren seguin en candelero. ¡Que se moje la casta! es el mensaje que parece estar mandándoles el candidato asturiano de Podemos.
Je, je, je... Una propuesta maquiavélica, en efecto, aunque consecuente con las propuestas de renovación política y regeneración democrática. No saldrá adelante porque tendría que romper muchos tabúes. Pero 'alguna' ya se ha puesto nerviosa y, con expresión circunspecta, la califica de "política ficción". Otros, con inercias condicionadas por una supuesta adscripción ideológica, reivindican un "frente de izquierdas". No saldrá adelante, insisto, pero, como oportunamente apuntas, Marcelino, sería un auténtico puntazo forzar a la casta a mojarse. Una jugada con rebote de cara a las generales, por más que autonomía y ayuntamientos quedaran postergados otros cuatro años.
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