viernes, 24 de julio de 2009

El bailarin y su pareja

Ahira resulta que el señor Cascos sí que quiere bailar. En una de esas escasísimas ocasiones en las que decide conceder una entrevista desde que abandonó el Gobierno, la revista 'Época' publica en su último número las manifestaciones del ex vicepresidente del Gobierno y, al margen de la cerrada defensa del tesorero del partido, Luis Bárcenas, imputado provisional en la 'trama Gürtel' responde a preguntas sobre su posible regreso a la política y afirma que "Si me invatan a bailar, acepto".
El problema es que el bailarín, habitualmente, precisa una pareja, ese que le "invita" a bailar y a día de hoy las personas que están dispuestas a hacerlo no están invitados a la fiesta.
Del señor Cascos se podría decir que, aunque no haya sido presidente del Gobierno, tiene todos los síntomas de experimentar el llamado 'síndrome de La Moncloa'. "Si me invitan, acepto". Y ¿por qué no, quiero?". Ya comentaba en esta misma tribuna que tal parece que el experimentado político asturiano precisa que le pongan la alfombra roja para regresar al primer plano con 'glamour'. Alguien que, con sólo expresar su deseo de ser el candidato del PP en Asturias, tendría abiertos todos los caminos para cumplir ese objetivo, abandonando todas sus negativas anteriores a la posibilidad de volver a la vida política, prefiere jugar ahora al dejarse querer. Lo malo es que para volver a la pista, tras años de retiro, precisa de una pareja y su carácter no invita a pensar que lo vaya a tener fácil. Ya no se trata de que, declaraciones oficiales aparte, sus ex camaradas de Asturias que tienen los mandos del poder en las distintas instancias regionales quieran ese retorno, algo que cualquier observador avezado sabe que no es así; es que tampoco se sostiene el gran argumento de que sea la dirección nacional la que haya descubierto a estas alturas que él es la única opción segura de arrebatarle el poder a la izquierda en esta pequeña comunidad uniprovincial. Acaso a Mariano rajoy, con un congreso nacional previo a las elecciones autonómicas de 2011 ¿puede interesarle otro 'barón' regional de la cuerda de Esperanza Aguirre, posible recambio al actual líder del partido?
Se equivoca Cascos jugando su opción a "que se lo pidan". Nadie prácticamente con la mínima capacidad de decisión al respecto va a mover un dedo para ayudarle a 'reconquistar' Asturias para la derecha. A Rajoy nunca le ha importado demasiado esa victoria. De lo contrario, no habría mantenido por tercera vez a Ovidio Sánchez como candidato autonómico con un casi seguro resultado de mantenerse en la oposición regional.
Lo cierto es que los partidos funcionan endogámicamente y al Partido Popular le interesa mucho más un Cascos fuera de la política, aunque algunas veces emita sus rugidos y lance alguna diatriba, que en la primera fila de la misma. Rajoy ya tiene bastantes problemas con Aguirre, con Camps o con Feijóo como para abrir un nuevo frente en una región donde, aunque perdedor, no suele tener problemas.
Por ello se equivoca Cascos al esperar a que "se lo pidan". Por el momento nadie de la dirección nacional "tiene conocimiento de su deseo de volver". ¿Es qué no está bastante claro que no le quieren? La estrategia a seguir, si realmente quiere volver a bailar, es decirlo claramente y ¿a ver quién es el guapo en Madrid o en Asturias que le pone la proa?
Su estrella política es aún suficientemente rutilante como para elegir directamente la pareja para volver a saltar a la pista. Esperar a que le saquen a bailar es otra historia.

2 comentarios:

  1. El leer estas reflexiones se me esta convirtiendo en una necesidad como la de leer los periodicos para estar bien informada.En cuanto al bailarin creo se le olvida que tambien se necesita musica y alguien que la toque y parece que su ego esta perdiendo un poco el norte no comportandose como debiera con algunos de sus "colegas" de antaño.
    Latontina

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  2. No es solo que necesite música y pareja, es que ahora parece ser que necesita la descomposición de España para volver. Ya no lo vale salvar el partido o ganar unas elecciones,tiene que salvar la nación. Según él, si se sigue deteriorando la democracia en España el salvador, o sea él, resurgirá como el ave fénix. Lo malo es que resulta peligroso confundir la ficción con la realidad. Y su realidad a lo mejor no es tan prometedora como cree

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