martes, 28 de julio de 2009

Enemigos publicos

La pasada edición de la Semana Negra de Gijón me ha brindado el privilegio de asistir a una auténtica 'premiere' -un mes antes de su estreno comercial y no esos pases de víspera que sólo te dan unas horas de ventaja sobre los espectadores que pasan por taquilla- y no una cualquiera, sino al adelanto de uno de esos filmes llamados a estar entre los éxitos del verano cinematográfico. Es verdad que a estas alturas cualquier película que tenga un interés mínimo está capacitada para figurar en ese grupo si se la sitúa en el extenso páramo desolador que es en la actualidad la producción cinematográfica. Si son mínimamente aficionados a la gran pantalla hagan una prueba: den un repaso a la cartelera y traten de encontrar en ella un nombre de director que tenga cualquier pequeño aval en forma de obra pasable. Y no se trata de ponerse a defender en los tiempos que corren las políticas de autor que prevalecieron en la crítica de cine durante el pasado siglo, que algo de válido tenía en bastantes ocasiones. Es que ahora se cuentan con los dedos de las manos los cineastas que saben lo que se traen entre manos y cualquier 'pardillo' se encuentra con que le ponen en las manos un montón de millones de dólares -o de euros- y un ramillete de actores taquilleros capaces de paliar con su presencia el resto de materias primas de derribo (otra de las cosas inexplicables, a propósito, es por qué tantas estrellas de Hollywood son capaces en estos tiempos de apuntarse a un bombardeo aunque éste se realice con balas de fogueo).
Esta introducción viene a cuento porque la 'premiere' a la que me refiero cuanta no sólo con presupuesto y actores con gancho -Johnny Depp y Christian Bale-, sino que, además, lleva la firma de Michael Mann, uno de los escasísimos realizadores norteamericanos que merecen, sino la autoría, sí una cierta condición de lo que hace muchos años se dio en llamar artesanos del séptimo arte. Hace veinte años, 'Enemigos públicos' hubiera sido una película correcta que se deja ver; hoy, sobresale con creces por encima de la media y resulta tan atractiva como un refresco tras unos días perdidos en el desierto.
No ofrece esta película, a priori, una gran originalidad. En definitiva, básicamente, plantea la consabida lucha entre las fuerzas del bien y del mal, aunque los perfiles de ambos estén -como suele ser habitual en nuestros tiempos- difusos. Depp es John Dillinger, uno de esos tres o cuatro 'gangsters' que lograron el título de enemigo público número uno en la Norteamérica del pasado siglo. Bale es Melvin Purvis- el agente especial encargado por J. Edgar Hoover y sus fuerzas del orden de acabar con el primero. El delincuente, sin embargo, tiene la aureola de héroe -hasta algo de Robin Hood en sus actividades delictivas- e incluso una especie de código personal de conducta. Su oponente es pertinaz e incansable, pero deja entrever en todas sus actuaciones una apuntada ambición y ciertas dosis de arribismo. Su guerra se convierte en algo personal y sus roles se entremezclan, aunque todos sabemos quién va a ganar la partida y cómo.
'Enemigos públicos', en definitiva, no es sino un a modo de 'remake' de 'Heat', uno de los mejores filmes de Mann, aunque, desmenuzando ambas con detalle, en el muestreo siempre sale ganando la historia de De Niro y Pacino.
Comparaciones aparte, lo cierto es que el autor de 'Collateral' o 'El dilema' ha demostrado en su relativamente corta filmografía que dispone de un pulso narrativo que puede con todo - o casi todo; vease 'Corrupción en Miami'-, que disfruta de ese raro privilegio de algunos cineastas capaces de contar historias en imágenes y hacerlo bien. De ahí la anterior alusión a una cierta condición de 'artesano'. Sería harto difícil encontrar en su obra una línea conductora capaz de acercarnos al estudio de un autor, pero, como admitiran los conocedores de los títulos citados, o de su entretenida y vistosa versión de 'El último mohícano', incluso del 'biopic' 'Alí', sobre la vida del púgil Cassius Clay, en toda su filmografía hay madera suficiente como para considerarle un realizador a seguir.
'Enemigos públicos' será por todo lo antedicho, un estreno de lujo para el próximo mes de agosto. El desierto que la rodea en el estío de 2009 sólo puede contribuir a engrandecerla más, aunque -ya está dicho- la misma cinta sería un mero pasatiempo contra el calor en los años stenta y ochenta del siglo pasado, por no hablar del cine de oro de las décadas precedentes. Seguiremos en contacto.

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