Decía en mi anterior comentario que el 'aparato' socialista asturiano ya ha puesto en marcha toda su maquinaria para preparar ordenadamente, sin prisas pero sin descanso, el relevo de Areces por quien será -aunque oficialmente todavía no se haya formalizado- su candidato a la Presidencia del Principado en 2011, el actual secretario general de la FSA, Javier Fernández. Y también comentaba días atrás que el nuevo aspirante a ocupar el sillón de Suárez de la Riva, junto con un equipo de incondicionales, trabajaban tenazmente en el 'lanzamiento' de su nuevo cartel, y también intensamente, en la elaboración del programa electoral y, con más tiento y en el más absoluto de los secretos, en la selección de quienes compartirían con él, si ganase las elecciones autonómicas del año próximo, las responsabilidades de gestionar Asturias.
Aunque la FSA todavía tiene que asimilar su llegada al liderazgo institucional -el del partido ya lo tiene desde hace tiempo-, dos personas son en este momento las más próximas a Fernández y las encargadas de encabezar esas tareas a las que antes me refería -promoción entre los asturianos de la imagen del nuevo cartel electoral, elaboración de las bases programáticas y configuración del lista de los 'ministrables' de un futuro Ejecutivo autonómico socialista-: Estas personas son: la mano derecha del secretario general en el partido, Jesús Gutiérrez, actual responsable de Organización, y la ex diputada nacional María Luisa Carcedo, actual responsable de la Agencia Estatal de Evaluación de las Políticas Públicas, alto cargo de relevancia creado por Elena Salgado cuando dirigía el Ministerio de Administraciones Públicas.
Pues bien, aunque -como comentaba- estamos a muchos meses de las grandes decisiones, la principal la que tienen que dar los asturianos en las urnas, precisamente el nombre de María Luisa Carcedo empieza a sonar como una más que presumible vicepresidenta en el hipotético Ejecutivo autonómico de Fernández. La veterana militante ha pasado por todos los estratos del partido y de las instituciones, es 'villista' convencida, aunque los devenires del tiempo y la asunción progresiva de mayores responsabilidades la sitúan por encima de 'familias'. Por otra parte, su largo historial de militancia en el socialismo "más puro" la encuadran en ese nuevo perfil de gobernantes por los que -como adelantaba el otro día- apuesta el líder de los socialistas asturianos para sus previsiones de gobierno. Al margen de las apuestas y afinidades, en lo formal. el candidato sicialista mantendría el esquema impuesto por el presidente Zapatero y empezaría desde lo más alto de su equipo a cumplir con la Ley de Igualdad, en lo que a paridad en listas y gobiernos se refiere.
Por lo que respecta a Jesús Gutiérrez, es más que previsible que, también al igual que el líder nacional, reserva a su hombre de confianza para llevar con mano firme y con toda su confianza depositada en su fidelidad la gestión del partido. Vamos, algo parecido a lo que ocurrió durante años con José Blanco, el hoy ministro de Fomento.
Lo que sí parece claro es que del equipo de Areces muy pocos tienen posibilidades de salvar el sillón y solamente una o dos personas podrían continuar por aquello de que el vuelco no sea tan radical. Los principales colaboradores en los distintos niveles -miembros del Gobierno y altos cargos- del actual mandatario ya se están preparando para hacer la maleta, aunque algunos no se resignen a tirar la toalla y están ya 'trabajándose' al menos no quedarse sin un 'puestín', y para ello aparecen con frecuencia en esa novedosa presencia pública continuada de Fernández desde hace unos pocos días. Otros, optan por seguir en su línea y se retiran -incluso adelantadamente- como José Luis Iglesias Riopedre, aunque sea por razones médicas, o se disponen a acompañar a su jefe cuando llegue el momento, conscientes de que no encajan en el futuro organigrama.
El caso más paradigmático de la fidelidad al arecismo en estos días lo constituye, precisamente, el relevo del citado Riopedre en Educación, Herminio Sastre, quien, a pesar de las primeras declaraciones de principios del candidato 'in pectore' en su apuesta por la industria y el rechazo a cosas tan 'complicadas' como la nanotecnología y la biomedicina, ha ratificado, bien arropado por su jefe de filas, el mantenimiento de los principios por los que ambos han apostado en los últimos años. La jugada de evitar la paralización de la creación del Centro de Nanotecnología aportando su financiación con el presupuesto regional, después de que el CSIC anunciase que no podía afrontarlo -incluso trayendo a Asturias al presidente del organismo investigador y científico para poner el proyecto en valor-, y hacerlo a las pocas horas de la contundente apuesta programática del futuro candidato, esa jugada -digo- no pasó desapercibida para aquellos que, en un afán de cerrar lo más rápidamente una larga etapa, quieren pasar página y enterrar el arecismo.
Ya lo advertimos algunos. Tini se ha visto obligado a renunciar a cualquier opción de un cuarto mandato, pero por el momento, con su estilo 'bonachón', ya ha lanzado algunos avisos a quienes le apresuran a 'jubilarse' en el sentido de recordarles que, al menos por ahora, él sigue siendo el presidente del Principado.
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