Como corresponde a los tiempos en los que nos encontramos, Gobierno y oposición se lían estos días polemizando sobre el necesario recorte del gasto que debería asumir el equipo de Francisco Álvarez-Cascos para cumplir con las exigencias de déficit impuestas desde La Moncloa y, más directamente, por la Unión Europea. Unos y otros se tiran a la cabeza el manejo de la "ingeniería financiera" para ampliar o disminuir una cifra que oscila entre los 17 y los 147 millones de euros -¡ahí es ná la diferencia!- así como las respectivas responsabilidades que corresponderían a la otra parte si las cifras propias fueran las reales.
Uno, que de la citada "ingeniería financiera" no sabe apenas nada más que lo que lee o escucha, lo que sí tiene claro es que, guarismos aparte, la visión más realista es que, desde principios de año, los anteriores gobiernos autonómicos, fueran de distinto signo a los actuales o del mismo, vistas las perspectivas económicas, se han llevado por delante en los primeros meses de ejercicio la mayor parte de los respectivos presupuestos "por si las moscas", y también -por qué no decirlo- para tratar de arrimar el ascua a su sardina electoral de mayo.
Hace bastantes meses ya reseñé en esta tribuna mi convencimiento de que el presidente Areces, que ni siquiera iba de candidato para aquella cita, se iría en mayo dejando los cajones semivacíos y que estaba aprovechando sus últimos coletazos de mandato para gestionar el presupuesto regional como si después de su marcha solamente quedara la nada, o la película que vendría a continuación fuera de otro programa diferente. Y no parece que esta actitud haya sido exclusiva suya si nos atenemos a lo que está ocurriendo en otras comunidades.
Por eso resulta ofensivo que desde el Ministerio de Economía se haya aplicado toda la energía para reconvenir y poner en un brete a las autonomías después de las elecciones de la pasada primavera, sin que antes, con una situación económica y social similar, esa misma exigencia presidiera sus objetivos. Como desde el Gobierno asturiano se ha puesto de manifiesto en las últimas horas, el déficit del Principado, como el de la mayoría de las autonomías, se ha generado en la primera mitad del año, antes de que los nuevos ejecutivos regionales hubieran tenido siquiera ocasión de empezar a actuar.
En fin, que sería aconsejable que unos y otros dejaran de arrojarse a la cara cifras y exigencias y se detuvieran a pensar con orden y concierto en la gravedad de la situación considerando la intervención en la misma de cada cual. En cualquier caso, siempre nos quedará como trasfondo esa sensación de que los gobierbos salientes pusieron en el frontispicio de sus estertores aquello de "Gasta el dinero y corre".
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