Cuando el recuento ha llegado prácticamente al cien por cien de los votos, un análisis rápido de los resultados de las elecciones autonómicas asturianas de hoy ofrecen dos posibles escenarios. Uno, el que configura el reparto de escaños inicial a esta hora, y otro, el que podría derivarse de la traslación de un diputado de Foro Asturias al Partido Socialista en la circunscripción occidental como consecuencia de la suma de los sufragios del exterior, dado el margen que abre el escaso número de votos existente en ese territorio entre ambas fuerzas políticas.
En lo que se refiere al primero de ellos, los resultados plasman en números lo que muchos habíamos vaticinado, un equilibrio entre los bloques de la derecha (FAC y PP) y de la izquierda (PSOE e IU) y la necesidad urgente de una mayoría para cualquiera de ellos. La entrada como nuevo partido en la Junta General de Unión, Progreso y Democracia no altera sustancialmente ese equilibrio por más que sean muchos los que se han empeñado en situar a los de Rosa Díez en uno u otro grupo.
Que me refiera a un equilibrio podría considerarse en cualquier caso meramente conceptual. toda vez que Foro y Partido Popular suman de momento, conjuntamente, la cifra mágica de 23 diputados que conforman la mayoría absoluta. A priori, el acuerdo entre ambos debería ser obligado por más que sus adversarios se empeñen en aminorar su efecto al argumentar que es difícil explicar por qué no lograron ese entendimiento en los diez meses precedentes. Por contra, la pasada experiencia debería ser argumento más que suficiente para no repetirla, y ello al margen del cambio de algunos de los protagonistas en las listas electorales.
En el otro lado, el Partido Socialista presume con justicia de su condición de ganador, aunque la victoria puede tener un toque amargo si no le permite gobernar aun con el apoyo de sus habituales coaligados de Izquierda Unida.
En este primer escenario, podrían empezar a atisbarse ciertas posibles líneas de conducta. Por un lado, las intervenciones de esta noche de Francisco Álvarez-Cascos y de Mercedes Fernández apuntan, más allá de las palabras, a un mayor margen de entendimiento del resultante de los comicios de mayo del pasado año, aunque la experiencia de estos meses puedan llevarnos a ponerlas en cuarentena hasta que puedan concretarse en un pacto. Las alusiones directas de 'Cherines' al acuerdo y el tono institucional de Cascos son, en un repaso urgente por la actualidad, un rayo de esperanza para la estabilidad desde la derecha.
Por otro, el estatus de ganador en votos y en escaños de Javier Fernández hacen que sea previsible que, con acuerdo o sin él en la derecha, en su momento tendrá que presentar su candidatura a la Presidencia del Principado, algo a lo que renunció el pasado año. Una IU exultante tras mejorar sus apoyos ciudadanos y aumentar un escaño su representación no hará sino obligar aún más al candidato socialista a dar ese paso. El meritorio diputado de UPyD quedaría en este marco como una pieza de recambio, pero sin excesivas posibilidades de un protagonismo determinante.
El segundo escenario, éste hipotético hasta que la aritmética sume los sufragios emigrantes a los de esta noche, sería a priori netamente diferente. Sería el resultante del mencionado trasvase de un escaño de FAC al PSOE en el Occidente, un trasvase que representaría la reversión a un verdadero empate a 22 entre los bloques de la derecha y de la izquierda. Aquí sí que entraría en juego el voto del flamante diputado Ignacio Prendes, llave, como hizo ver algún sondeo, para desatascar esas tablas.
Más allá de los intereses de cada cual, ese escenario podría representar un nuevo atasco para la necesidad de Asturias de echar a caminar de una vez por todas tras los diez meses últimos de 'impasse'. Si la política fuera lógica -pero no siempre lo es- ese reparto debería dar paso a la Presidencia de Javier Fernández como candidato del partido más votado. Sin embargo, me cuesta creer que, con un pacto con el PP bajo el brazo, Cascos permitiera tal posibilidad igualando en escaños a su oponente de la izquierda. Y otra vez aquí surge el tremendo protagonismo que recaería sobre UPyD. Que me perdone su candidato pero no creo que fuera bueno para esta comunidad depender de su único voto para orientar el timón de la vida pública asturiana, sin entrar a valorar la cabalgata de reyes magos que empezaría a recibir para comprar ese sufragio con oro, incienso, mirra y lo que haga falta. Obviarlo, por otra parte, podría llevar al Principado a otra encrucijada de difícil salida y, en un futuro más o menos cercano -¡Dios no lo quiera!- a una tercera cita con las urnas.
Habría que considerar también indistintamente en esos dos escenarios las diferentes estrategias posibles de los protagonista de los pactos a firmar. IU ha afirmado por activa y por pasiva su escasa disposición a entrar en un Ejecutivo socialista. Tampoco me imagino a Mercedes Fernández y los suyos en comandita con los 'casquistas' en otro de la derecha. Así, gobernar sería una empresa ardua y llena de dificultades para Javier Fernández o para Cascos. Una mas que previsible política de acuerdos puntuales convertirían los tres años que quedan de legislatura en un proceso de equilibrios inestables que sacarán las canas que puedan quedarles a los aspirantes a protagonistas.
En fin, que los comicios de hoy, lejos de despejar las incógnitas que han sembrado diez meses de desgobierno, no hacen sino cambiarlas por otras diferentes, pero igualmente amenazantes. De la experiencia pasada y del sensato criterio que se presume a los actores de esta historia depende el futuro inmediato de Asturias.
domingo, 25 de marzo de 2012
domingo, 18 de marzo de 2012
Sondea que algo queda
En el marasmo de tedio en que se ha convertido la presente campaña electoral, había curiosidad este fin de semana por conocer los resultados que pudieran arrojar los últimos sondeos que la vigente normativa electoral permiten antes de la cita del domingo próximo.
Atrás quedaban la más que cuestionable encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas de principios de campaña y el no menos fiable pulsómetro de la Cadena Ser de hace unos días. Al margen del escepticismo que nos provocan asiduamente este tipo de consultas, los que seguimos, por obligación o por deformación profesional, la política asturiana esperábamos contar hoy con un aluvión de datos (coincidentes, unas veces, y contradictorios, otras) que nos permitieran globalmente, si no aventurar resultados concretos, sí constatar tendencias, la variable más interesante de esta modalidad de sondeos.
La primera sorpresa, en esta ocasión, ha sido precisamente la mínima atención que los medios informativos regionales y nacionales han prestado a la demoscopia política relativa a las urnas. Solamente (si no me falla el repaso realizado esta mañana) 'La Nueva España', en territorio propio, y 'El Mundo', en el ámbito nacional, recogen en sus ediciones de hoy datos referentes a la cita electoral del día 25. Otros, ni una alusión o, en el caso del mercado estatal, despliegues sobre la cita que tendrá lugar ese mismo día en Andalucía, lo que hace más chocante la ausencia absoluta de informaciones similares sobre el Principado.
Revisando los resultados de las dos encuestas mencionadas, y sumándolos a los existentes de fechas anteriores, la conclusión más evidente es que, como alguno ya habíamos señalado públicamente, la verdadera cuestión que se va a dirimir del domingo próximo es si se concreta una mayoría de izquierdas o de derechas en nuestra comunidad. Sobre el particular, aunque ajustada, parece bastante más probable la preponderancia de la derecha asturiana que la resultante de la unión de fuerzas de PSOE e IU. Luego, habrá que hablar de los obligados pactos y de la mayor facilidad que puedan tener los de un signo u otro.
Otra coincidencia demoscópica apunta a que los socialistas serán los más votados -ya lo fueron en mayo del pasado año, aunque no lograran obtener más escaños que Foro por esas incongruencias de nuestra original ley electoral-, aunque sorprende que ninguno de los sondeos les conceda un incremento en el número de escaños con respecto a las elecciones de 2011. Podría ser la prueba de que, a pesar de los conflictos permanentes de estos últimos meses entre Foro y PP, el PSOE no ha terminado de pagar el desgaste de tantos años de Gobierno en el Principado. Ante tal predicción, a Javier Fernández y los suyos sólo les queda esperar que puedan arañar uno o dos escaños a esas previsiones y que se cumplan las mejores expectativas de Izquierda Unida, a los que las encuestas les dan un aumento de diputados de entre dos y tres, algo que se nos antoja excesivo si se tienen en consideración los millares de votos que conlleva en esta comunidad el logro de un asiento en la Junta General.
Más complicado se presenta llegar a proyecciones claras en el lado de la derecha, más allá de la presumible confirmación de que, unidas sus fuerzas, estarían por encima de los 23 diputados necesarios para conformar una mayoría absoluta. En los ámbitos 'elitistas' de los medios de comunicación se ha venido dando por hecho que los diez años de gobierno tendrían como resultado una importante caída de la fuerza política que lidera Francisco Álvarez-Cascos y el consiguiente ascenso de sus ex compañeros del PP.
Si bien todos los sondeos parecen confirmar que Foro Asturias Ciudadanos va a experimentar una merma en sus apoyos ciudadanos, ni ésta aparece homogénea en las diferentes consultas ni en caso alguno apuntan a que lo que Cascos pierda se lo lleve Mercedes Fernández. Porque, si sorprendente es que ningún dato conceda al PSOE un incremento de escaños, también lo es en todos los casos que el ascenso del PP sea reducido o mínimo, al situarse la horquilla general entre los diez actuales y los doce que le conceden los datos más optimistas.
Quizás, como algunos apuntamos hace tiempo, la borrachera de poder nacional de Rajoy y sus correligionarios les han llevado a infravalorar a su adversario -no se le puede llamar de otra manera a estas alturas de la película-. Podría decirse que muchos populares y simpatizantes pueden haber caído en el más fatal de los errores que pueda tener un 'cazador', dar la pieza por cobrada antes de tiempo. Considerar 'muerto' a Cascos es una equivocación impropia de aquellas personas que tan bien le conocen desde hace muchos años.
La novedad que en todo momento ha apuntado esta cita con las urnas ha sido la próxima presencia institucional en el Parlamento asturiano de Unión, Progreso y Democracia. Más allá del inexistente tirón de su candidato Ignacio Prendes, la necesidad de alternativas para los desencatados de Foro, y de todos los demás, concede opciones serias en Asturias al partido de Rosa Díez. especialmente después de haber quedado a unos quinientos votos del escaño en mayo de 2011. Los nuevos sondeos apuntan a una plaza en la Junta General para UPyD, un dato mucho más realista que las dos o tres que le concedía el CIS al inicio de la campaña. Aunque en sus declaraciones se hagan los 'estrechos', los dirigentes de esta formación tienen puestas todas sus esperanzas en que la combinación numérica de los otros partidos les acabe por atribuir el papel de llave institucional, un marco que, si bien obliga al funambulismo político, también puede reportar posiciones de privilegio a la hora de las grandes decisiones.
Claro que todas estas reflexiones devienen del conocimiento de unos datos que se corresponden solamente con estimaciones muy parciales y de discutible viabilidad. Unos datos que posiblemente dentro de siete días tengamos que modular o corregir. Porque, como señala el tópico, la del día 25 próximo será la única encuesta fiable al cien por cien.
Atrás quedaban la más que cuestionable encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas de principios de campaña y el no menos fiable pulsómetro de la Cadena Ser de hace unos días. Al margen del escepticismo que nos provocan asiduamente este tipo de consultas, los que seguimos, por obligación o por deformación profesional, la política asturiana esperábamos contar hoy con un aluvión de datos (coincidentes, unas veces, y contradictorios, otras) que nos permitieran globalmente, si no aventurar resultados concretos, sí constatar tendencias, la variable más interesante de esta modalidad de sondeos.
La primera sorpresa, en esta ocasión, ha sido precisamente la mínima atención que los medios informativos regionales y nacionales han prestado a la demoscopia política relativa a las urnas. Solamente (si no me falla el repaso realizado esta mañana) 'La Nueva España', en territorio propio, y 'El Mundo', en el ámbito nacional, recogen en sus ediciones de hoy datos referentes a la cita electoral del día 25. Otros, ni una alusión o, en el caso del mercado estatal, despliegues sobre la cita que tendrá lugar ese mismo día en Andalucía, lo que hace más chocante la ausencia absoluta de informaciones similares sobre el Principado.
Revisando los resultados de las dos encuestas mencionadas, y sumándolos a los existentes de fechas anteriores, la conclusión más evidente es que, como alguno ya habíamos señalado públicamente, la verdadera cuestión que se va a dirimir del domingo próximo es si se concreta una mayoría de izquierdas o de derechas en nuestra comunidad. Sobre el particular, aunque ajustada, parece bastante más probable la preponderancia de la derecha asturiana que la resultante de la unión de fuerzas de PSOE e IU. Luego, habrá que hablar de los obligados pactos y de la mayor facilidad que puedan tener los de un signo u otro.
Otra coincidencia demoscópica apunta a que los socialistas serán los más votados -ya lo fueron en mayo del pasado año, aunque no lograran obtener más escaños que Foro por esas incongruencias de nuestra original ley electoral-, aunque sorprende que ninguno de los sondeos les conceda un incremento en el número de escaños con respecto a las elecciones de 2011. Podría ser la prueba de que, a pesar de los conflictos permanentes de estos últimos meses entre Foro y PP, el PSOE no ha terminado de pagar el desgaste de tantos años de Gobierno en el Principado. Ante tal predicción, a Javier Fernández y los suyos sólo les queda esperar que puedan arañar uno o dos escaños a esas previsiones y que se cumplan las mejores expectativas de Izquierda Unida, a los que las encuestas les dan un aumento de diputados de entre dos y tres, algo que se nos antoja excesivo si se tienen en consideración los millares de votos que conlleva en esta comunidad el logro de un asiento en la Junta General.
Más complicado se presenta llegar a proyecciones claras en el lado de la derecha, más allá de la presumible confirmación de que, unidas sus fuerzas, estarían por encima de los 23 diputados necesarios para conformar una mayoría absoluta. En los ámbitos 'elitistas' de los medios de comunicación se ha venido dando por hecho que los diez años de gobierno tendrían como resultado una importante caída de la fuerza política que lidera Francisco Álvarez-Cascos y el consiguiente ascenso de sus ex compañeros del PP.
Si bien todos los sondeos parecen confirmar que Foro Asturias Ciudadanos va a experimentar una merma en sus apoyos ciudadanos, ni ésta aparece homogénea en las diferentes consultas ni en caso alguno apuntan a que lo que Cascos pierda se lo lleve Mercedes Fernández. Porque, si sorprendente es que ningún dato conceda al PSOE un incremento de escaños, también lo es en todos los casos que el ascenso del PP sea reducido o mínimo, al situarse la horquilla general entre los diez actuales y los doce que le conceden los datos más optimistas.
Quizás, como algunos apuntamos hace tiempo, la borrachera de poder nacional de Rajoy y sus correligionarios les han llevado a infravalorar a su adversario -no se le puede llamar de otra manera a estas alturas de la película-. Podría decirse que muchos populares y simpatizantes pueden haber caído en el más fatal de los errores que pueda tener un 'cazador', dar la pieza por cobrada antes de tiempo. Considerar 'muerto' a Cascos es una equivocación impropia de aquellas personas que tan bien le conocen desde hace muchos años.
La novedad que en todo momento ha apuntado esta cita con las urnas ha sido la próxima presencia institucional en el Parlamento asturiano de Unión, Progreso y Democracia. Más allá del inexistente tirón de su candidato Ignacio Prendes, la necesidad de alternativas para los desencatados de Foro, y de todos los demás, concede opciones serias en Asturias al partido de Rosa Díez. especialmente después de haber quedado a unos quinientos votos del escaño en mayo de 2011. Los nuevos sondeos apuntan a una plaza en la Junta General para UPyD, un dato mucho más realista que las dos o tres que le concedía el CIS al inicio de la campaña. Aunque en sus declaraciones se hagan los 'estrechos', los dirigentes de esta formación tienen puestas todas sus esperanzas en que la combinación numérica de los otros partidos les acabe por atribuir el papel de llave institucional, un marco que, si bien obliga al funambulismo político, también puede reportar posiciones de privilegio a la hora de las grandes decisiones.
Claro que todas estas reflexiones devienen del conocimiento de unos datos que se corresponden solamente con estimaciones muy parciales y de discutible viabilidad. Unos datos que posiblemente dentro de siete días tengamos que modular o corregir. Porque, como señala el tópico, la del día 25 próximo será la única encuesta fiable al cien por cien.
martes, 13 de marzo de 2012
'Chupando' energía
Mientras los asturianos nos esforzamos para salir adelante sin cicatrices de este malhadada campaña electoral, la vida sigue en España y cada día se producen actuaciones y comportamientos que deberían hacernos pensar y, llegado el caso, sopesar nuestro voto, si es que estamos dispuestos a usarlo el 25 de marzo.
Viene esto a cuento porque, mientras los candidatos asturianos llevan por todo el territorio sus soflamas gastadas, en las Cortes Generales se ha producido un nuevo episodio de esos que deberían enervar a la ciudadanía por el cinismo que destila. Hoy mismo, una iniciativa del Bloque Nacionalista Galego, apoyada por otras fuerzas minoritarias, fue barrida literalmente por los votos de PP y PSOE. Se trataba de ampliar el régimen de incompatibilidades de los ex miembros del Gobierno y ex altos cargos de la Administración del Estado para evitar que, sin previa renuncia a las generosas retribuciones que se han asignado como tales, puedan ser incluidos en la nómina de las grandes firmas y multinacionales.
Recordarán quienes sigan esta tribuna que no hace mucho ya se planteó una iniciativa similar referida a los ex presidentes del Gobierno. También entonces populares y socialistas se apresuraron a cerrar filas para no dar lugar a cualquier posible aminoración de sus emolumentos globales. La historia se repite y, aunque seguro que hay algunos otros casos, todo apunta a que la 'protegida' es la ex vicepresidenta Elena Salgado, de cuya inminente entrada en el 'paraiso' de Endesa ya han dado cuenta los medios informativos.
¿Renuncia a privilegios y prebendas? De eso nada. Aunque, eso sí, las consecuencias directas de recortes y reformas son inevitables para el conjunto de los españolitos de a pie.
O sea que, con esas mayorías aplastantes, nuestros ex mandatarios van a seguir 'chupando' energía: Salgado, de Endesa, de la que también cobra José María Aznar, como otro ex presidente, Felipe González, percibe retribuciones de Gas Natural,... Y todo ello el mismo día en que el nuevo ministro de Industria anuncia una fuerte subida de la tarifa eléctrica doméstica, o sea la que pagamos religiosamente usted y yo sin posibilidad de compensaciones.
¿Es o no es para cabrearse?
Viene esto a cuento porque, mientras los candidatos asturianos llevan por todo el territorio sus soflamas gastadas, en las Cortes Generales se ha producido un nuevo episodio de esos que deberían enervar a la ciudadanía por el cinismo que destila. Hoy mismo, una iniciativa del Bloque Nacionalista Galego, apoyada por otras fuerzas minoritarias, fue barrida literalmente por los votos de PP y PSOE. Se trataba de ampliar el régimen de incompatibilidades de los ex miembros del Gobierno y ex altos cargos de la Administración del Estado para evitar que, sin previa renuncia a las generosas retribuciones que se han asignado como tales, puedan ser incluidos en la nómina de las grandes firmas y multinacionales.
Recordarán quienes sigan esta tribuna que no hace mucho ya se planteó una iniciativa similar referida a los ex presidentes del Gobierno. También entonces populares y socialistas se apresuraron a cerrar filas para no dar lugar a cualquier posible aminoración de sus emolumentos globales. La historia se repite y, aunque seguro que hay algunos otros casos, todo apunta a que la 'protegida' es la ex vicepresidenta Elena Salgado, de cuya inminente entrada en el 'paraiso' de Endesa ya han dado cuenta los medios informativos.
¿Renuncia a privilegios y prebendas? De eso nada. Aunque, eso sí, las consecuencias directas de recortes y reformas son inevitables para el conjunto de los españolitos de a pie.
O sea que, con esas mayorías aplastantes, nuestros ex mandatarios van a seguir 'chupando' energía: Salgado, de Endesa, de la que también cobra José María Aznar, como otro ex presidente, Felipe González, percibe retribuciones de Gas Natural,... Y todo ello el mismo día en que el nuevo ministro de Industria anuncia una fuerte subida de la tarifa eléctrica doméstica, o sea la que pagamos religiosamente usted y yo sin posibilidad de compensaciones.
¿Es o no es para cabrearse?
Fracaso general
En el runrún diario de esta deprimente campaña electoral todavía nos queda algo de tiempo para detenernos brevemente en la falta de sentido común en las manifestaciones públicas de los candidatos. ¿De verdad se pararán todos y cada uno de ellos alguna vez a analizar lo que 'venden' como parte de su llamada a los asturianos para que les voten?
Un ejemplo nos lo ha dado hoy mismo el candidato a repetir como presidente del Principado por Foro Asturias Ciudadanos. Francisco Álvarez-Cascos -como el resto de aspirantes- es consciente de cuál es el enemigo a batir y en esta ocasión ha arremetido contra su antiguo partido para asegurar que los representantes de éste en Asturias no han debido hacer una gestión muy brillante cuando "los han barrido a todos". Si la famosa 'renovación' se mide por la composición de las listas elaboradas para el próximo día 25 habría que convenir en que casi nadie puede alardear de una "gestión brillante" como lo demuestra un repaso rápido a las candidaturas de las tres principales fuerzas políticas en la comunidad. Si de tales parámetros se tratara, el corolario final sería que solamente Izquierda Unida ha hecho su tarea, dado que son los únicos que nueve meses después mantienen a las mismas personas en liza. Pero no es esto.
Entiendo que los auténticos rivales del presidente del Principado en funciones para esta nueva convocatoria electoral -socialistas y populares- han puesto patas arriba la composición de sus candidaturas ante la constatación de un fracaso, el de mayo del pasado año, con unos resultados muy por debajo de sus previsiones más optimistas, y no por una mala gestión de las labores de oposición (aunque también éstas merecerían más de una seria reprobación).
Y es que el líder de Foro tampoco puede alardear de continuidad en las listas de su partido, salvo que aceptemos esa percepción muy extendida de que FAC es Francisco Álvarez-Cascos y, detrás de él, el desierto. De sus listas se han caído unos cuantos y han entrado otros tantos. ¿Un síntoma de no haber hecho una gestión muy brillante? Por otra parte, me gustaría saber si, en el caso hipotético de que al actual presidente en funciones le correspondiera la responsabilidad de volver a formar gobierno, los integrantes de su Ejecutivo serían los mismos. Yo creo que no.
Por tanto, la gestión, o la falta de gestión, en estos últimos meses habría que analizarla por otros caminos diferentes a los de los cambios de caras en las listas electorales actuales. A mi entender, lo que sin quererlo ha plasmado Cascos con su afirmación de hoy es la constatación de que los que acabamos de vivir han sido meses de parálisis, de artrosis política, de pérdida de un tiempo precioso para Asturias. Ahora, con la campaña en marcha, volvemos a escuchar desde el norte hasta el sur, desde el este al oeste, las mismas sanas intenciones de poner manos a la obra, la misma que durante este periodo ha estado más muerta que el otrora floreciente sector del 'ladrillo'.
En definitiva, que lo que el presidente en funciones ha colocado sobre el tapete de la opinión pública es, en realidad, la crónica de un fracaso generalizado en la que cada unos de los protagonistas deberá reflexionar sobre su cuota de responsabilidad, él incluido.
Un ejemplo nos lo ha dado hoy mismo el candidato a repetir como presidente del Principado por Foro Asturias Ciudadanos. Francisco Álvarez-Cascos -como el resto de aspirantes- es consciente de cuál es el enemigo a batir y en esta ocasión ha arremetido contra su antiguo partido para asegurar que los representantes de éste en Asturias no han debido hacer una gestión muy brillante cuando "los han barrido a todos". Si la famosa 'renovación' se mide por la composición de las listas elaboradas para el próximo día 25 habría que convenir en que casi nadie puede alardear de una "gestión brillante" como lo demuestra un repaso rápido a las candidaturas de las tres principales fuerzas políticas en la comunidad. Si de tales parámetros se tratara, el corolario final sería que solamente Izquierda Unida ha hecho su tarea, dado que son los únicos que nueve meses después mantienen a las mismas personas en liza. Pero no es esto.
Entiendo que los auténticos rivales del presidente del Principado en funciones para esta nueva convocatoria electoral -socialistas y populares- han puesto patas arriba la composición de sus candidaturas ante la constatación de un fracaso, el de mayo del pasado año, con unos resultados muy por debajo de sus previsiones más optimistas, y no por una mala gestión de las labores de oposición (aunque también éstas merecerían más de una seria reprobación).
Y es que el líder de Foro tampoco puede alardear de continuidad en las listas de su partido, salvo que aceptemos esa percepción muy extendida de que FAC es Francisco Álvarez-Cascos y, detrás de él, el desierto. De sus listas se han caído unos cuantos y han entrado otros tantos. ¿Un síntoma de no haber hecho una gestión muy brillante? Por otra parte, me gustaría saber si, en el caso hipotético de que al actual presidente en funciones le correspondiera la responsabilidad de volver a formar gobierno, los integrantes de su Ejecutivo serían los mismos. Yo creo que no.
Por tanto, la gestión, o la falta de gestión, en estos últimos meses habría que analizarla por otros caminos diferentes a los de los cambios de caras en las listas electorales actuales. A mi entender, lo que sin quererlo ha plasmado Cascos con su afirmación de hoy es la constatación de que los que acabamos de vivir han sido meses de parálisis, de artrosis política, de pérdida de un tiempo precioso para Asturias. Ahora, con la campaña en marcha, volvemos a escuchar desde el norte hasta el sur, desde el este al oeste, las mismas sanas intenciones de poner manos a la obra, la misma que durante este periodo ha estado más muerta que el otrora floreciente sector del 'ladrillo'.
En definitiva, que lo que el presidente en funciones ha colocado sobre el tapete de la opinión pública es, en realidad, la crónica de un fracaso generalizado en la que cada unos de los protagonistas deberá reflexionar sobre su cuota de responsabilidad, él incluido.
lunes, 12 de marzo de 2012
No hacía falta
No hacía falta. Con estas tres palabras de titulares resumía este periodista en la reserva el pasado viernes su opinión sobre la campaña electoral que estos días alimenta nuestro tedio. Y lo hacía a requerimiento de la conductora de un programa de debate en la TPA en el cual, si algo quedó de manifiesto, es el cansancio, el hartazgo de la sociedad asturiana con respecto a las cuitas de sus políticos, las mismas que nos llevarán el próximo día 25 de nuevo a las urnas por tercera vez en diez meses.
En aquel momento desgranaban sus primeras horas las dos semanas oficiales de confrontación de ideas, programas y candidatos, y ya entonces se adivinaba que, si las elecciones autonómicas podrían ser consideradas un mal inevitable (sobre esto hay criterios y todos razonables), estos quince días se antojan insufribles. Y lo son no solamente por el desinterés de los asturianos hacia esos mensajes reiterativos, genéricos y difíciles de digerir con que nos encontramos días tras día, sino también por el coste que para nuestros bolsillos va a tener este nueva cita con las urnas.
Ahora, transcurridos unos días, el desarrollo de la campaña no hace sino confirmar los peores presagios. Unos candidatos apáticos repiten sus consignas con machaconería en un intento de convencer... ¿a quién? Compromisos como los famosos planes de choque, las prioridades centradas en el empleo o las alusiones a la necesidad de acuerdos que antepongan el interés de los ciudadanos a los de los partidos acaban por ser coincidentes en los discursos de los candidatos, que se gastan los cuartos de los asturianos recorriendo el territorio para convocar a veinte, treinta o cincuenta paisanos (si llegan), generalmente ya convencidos, a los que sueltan el rollo que todo el mundo se sabe de memoria, aunque muy pocos se lo creen, ellos -los protagonistas- los primeros.
Uno se desespera al recibir una jornada tras otra esos vómitos reiterados: Compromiso, confianza, rebélate,... Y todavía es peor cuando alguno se sale del guión para poner en evidencia la falta de ingenio y de gracia de sus responsables de campaña.
Por diós que alguien haga algo para librarnos de tanta vaciedad y despilfarro de tiempo y dinero. Para esto NO HACÍA FALTA.
En aquel momento desgranaban sus primeras horas las dos semanas oficiales de confrontación de ideas, programas y candidatos, y ya entonces se adivinaba que, si las elecciones autonómicas podrían ser consideradas un mal inevitable (sobre esto hay criterios y todos razonables), estos quince días se antojan insufribles. Y lo son no solamente por el desinterés de los asturianos hacia esos mensajes reiterativos, genéricos y difíciles de digerir con que nos encontramos días tras día, sino también por el coste que para nuestros bolsillos va a tener este nueva cita con las urnas.
Ahora, transcurridos unos días, el desarrollo de la campaña no hace sino confirmar los peores presagios. Unos candidatos apáticos repiten sus consignas con machaconería en un intento de convencer... ¿a quién? Compromisos como los famosos planes de choque, las prioridades centradas en el empleo o las alusiones a la necesidad de acuerdos que antepongan el interés de los ciudadanos a los de los partidos acaban por ser coincidentes en los discursos de los candidatos, que se gastan los cuartos de los asturianos recorriendo el territorio para convocar a veinte, treinta o cincuenta paisanos (si llegan), generalmente ya convencidos, a los que sueltan el rollo que todo el mundo se sabe de memoria, aunque muy pocos se lo creen, ellos -los protagonistas- los primeros.
Uno se desespera al recibir una jornada tras otra esos vómitos reiterados: Compromiso, confianza, rebélate,... Y todavía es peor cuando alguno se sale del guión para poner en evidencia la falta de ingenio y de gracia de sus responsables de campaña.
Por diós que alguien haga algo para librarnos de tanta vaciedad y despilfarro de tiempo y dinero. Para esto NO HACÍA FALTA.
viernes, 2 de marzo de 2012
¿Qué va a pasar el 25?
A medida que se acerca la fecha -y ya no falta tanto- la pregunta se repite con creciente insistencia en muchas conversaciones. ¿Qué va a pasar el 25? Es cierto que ya somos demasiados los que se manifiestan hastiados de una situación que nos hace pasar por las urnas tres veces en menos de un año; es verdad que hace tiempo que no se apreciaban tantos indecisos, tantos aspirantes a pasar de la cita; es una realidad que la valoración que el ciudadano hace de sus políticos, lejos de mejorar, no hace sino deteriorarse cada día que pasa. Y, sin embargo, a pesar de todo ello, estos días en la calle, en los bares o en los mercados nos cruzamos con persistencia con la cuestión. ¿Qué va a pasar el 25? No es que sea la preocupación fundamental de los asturianos, ni mucho menos. Pero la incertidumbre del devenir que para ellos pueda reservales la nueva administración regional es algo que les inquieta.
No es que en la primavera del año pasado pudiera asegurarse la apuesta por unos o por otros, pero da la sensación de que por entonces las cosas estaban un poco más claras que ahora.
Si nos atenemos a las declaraciones oficiales de los principales candidatos, habría que convenir en que todos convergen en su confianza en la victoria. Sin embargo, en los cuarteles generales de sus respectivas fuerzas políticas nadie se atreve a hacer un pronóstico serio. Digamos que ensamblan la prudencia que aporta la incertidumbre con la secreta esperanza de que su meta es alcanzable.
Los socialistas, con Javier Fernández a la cabeza, son conscientes de que la resaca del batacazo de su partido el pasado año -municipales, autonómicas y generales- todavía está presente en el electorado y en su propia casa. Sin embargo, este último año escaso de guerra a muerte en el seno de la derecha puede servirles para presentarse como alternativa de gobierno, aunque el mágico número de los 23 diputados, incluso con los de Izquierda Unida, todavía parece más que difícil. Las medidas antipopulares del Gobierno de la nación pueden ser también un plus en su carrera por recuperar el palacio de Suárez de la Riva. No se sienten concernidos por la gresca entre Foro y PP; al contrario, se presentan seguros de que la labor de oposición desarrollada es la que sus electores les habían encomendado.
También los populares sueñan a diario con que, esta vez sí, pueden ganar. Sin mayoría absoluta, claro. La condición de partido hegemónico en casi toda España es su carta de presentación para 'integrar' a los asturianos en una maquinaria unitaria. Afirma Mercedes Fernández que tiene la percepción de un trasvase de votos de Foro a su partido y eso le hace estar moderadamente esperanzada, aunque es bien consciente de que tampoco en el horizonte inmediato se perfila con nitidez una mayoría suficiente. Sin embargo, ser el partido más votado de la derecha sí que puede ser una meta realista, en la confianza de que el partido de Cascos, después de lo ocurrido este último año, no va a caer en la misma postura obstruccionista que ha venido recriminando a sus otrora compañeros de filas. Especialmente con el cambio de caras con que aspiran a quitarle el Gobierno del Principado.
Y en la misma película que el PP se encuentra Foro Asturias, consciente de que lo que no logró en mayo del pasado año difícilmente puede alcanzarlo tras un año de deterioro por la gestión de la comunidad autónoma. Su bagaje va a ser siempre el de lo que no pudo ser porque no le dejaron y por eso el mensaje repetido se centra en la necesidad de lograr la mayoría suficiente para poder demostrar que no son ciertas las acusaciones que reciben de todas partes en el sentido de que no saben cómo hacer las cosas. Pero difícilmente FAC podrá mejorar los resultados de la pasada primavera, y por ello el objetivo sería reeditarlos o, dicho más directamente, volver a ser el partido de la derecha más apoyado por los asturianos, en la confianza de que las relaciones con el PP cambiarían con toda seguridad con la presencia de 'Cherines' en la cabeza de cartel y en la presidencia del partido.
Como decía antes, da la sensación de que todos sueñan, aunque de distinta manera, con la victoria y que unos y otros son conscientes de sus nuevas oportunidades y de sus cargas pasadas, de su haber y su debe. Porque, hay que decirlo, las expectativas están muy abiertas y resulta difícil plantear una apuesta segura. A priori, con nueve meses de por medio, no deberían producirse cambios sustanciales con respecto a la anterior cita autonómica, pero todos somos conscientes de que el actual escenario es suficientemente delicado como para que en la quiniela se introduzcan algunas variables relevantes. Los indecisos, en este momento, y los abstencionistas, dentro de tres semanas, constituyen dos de esas significativas variables que pueden alterar el mapa mental que manejan en sus sueños los principales candidatos.
No es que en la primavera del año pasado pudiera asegurarse la apuesta por unos o por otros, pero da la sensación de que por entonces las cosas estaban un poco más claras que ahora.
Si nos atenemos a las declaraciones oficiales de los principales candidatos, habría que convenir en que todos convergen en su confianza en la victoria. Sin embargo, en los cuarteles generales de sus respectivas fuerzas políticas nadie se atreve a hacer un pronóstico serio. Digamos que ensamblan la prudencia que aporta la incertidumbre con la secreta esperanza de que su meta es alcanzable.
Los socialistas, con Javier Fernández a la cabeza, son conscientes de que la resaca del batacazo de su partido el pasado año -municipales, autonómicas y generales- todavía está presente en el electorado y en su propia casa. Sin embargo, este último año escaso de guerra a muerte en el seno de la derecha puede servirles para presentarse como alternativa de gobierno, aunque el mágico número de los 23 diputados, incluso con los de Izquierda Unida, todavía parece más que difícil. Las medidas antipopulares del Gobierno de la nación pueden ser también un plus en su carrera por recuperar el palacio de Suárez de la Riva. No se sienten concernidos por la gresca entre Foro y PP; al contrario, se presentan seguros de que la labor de oposición desarrollada es la que sus electores les habían encomendado.
También los populares sueñan a diario con que, esta vez sí, pueden ganar. Sin mayoría absoluta, claro. La condición de partido hegemónico en casi toda España es su carta de presentación para 'integrar' a los asturianos en una maquinaria unitaria. Afirma Mercedes Fernández que tiene la percepción de un trasvase de votos de Foro a su partido y eso le hace estar moderadamente esperanzada, aunque es bien consciente de que tampoco en el horizonte inmediato se perfila con nitidez una mayoría suficiente. Sin embargo, ser el partido más votado de la derecha sí que puede ser una meta realista, en la confianza de que el partido de Cascos, después de lo ocurrido este último año, no va a caer en la misma postura obstruccionista que ha venido recriminando a sus otrora compañeros de filas. Especialmente con el cambio de caras con que aspiran a quitarle el Gobierno del Principado.
Y en la misma película que el PP se encuentra Foro Asturias, consciente de que lo que no logró en mayo del pasado año difícilmente puede alcanzarlo tras un año de deterioro por la gestión de la comunidad autónoma. Su bagaje va a ser siempre el de lo que no pudo ser porque no le dejaron y por eso el mensaje repetido se centra en la necesidad de lograr la mayoría suficiente para poder demostrar que no son ciertas las acusaciones que reciben de todas partes en el sentido de que no saben cómo hacer las cosas. Pero difícilmente FAC podrá mejorar los resultados de la pasada primavera, y por ello el objetivo sería reeditarlos o, dicho más directamente, volver a ser el partido de la derecha más apoyado por los asturianos, en la confianza de que las relaciones con el PP cambiarían con toda seguridad con la presencia de 'Cherines' en la cabeza de cartel y en la presidencia del partido.
Como decía antes, da la sensación de que todos sueñan, aunque de distinta manera, con la victoria y que unos y otros son conscientes de sus nuevas oportunidades y de sus cargas pasadas, de su haber y su debe. Porque, hay que decirlo, las expectativas están muy abiertas y resulta difícil plantear una apuesta segura. A priori, con nueve meses de por medio, no deberían producirse cambios sustanciales con respecto a la anterior cita autonómica, pero todos somos conscientes de que el actual escenario es suficientemente delicado como para que en la quiniela se introduzcan algunas variables relevantes. Los indecisos, en este momento, y los abstencionistas, dentro de tres semanas, constituyen dos de esas significativas variables que pueden alterar el mapa mental que manejan en sus sueños los principales candidatos.
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