¡Qué decepción! Resulta que lo que hace horas eran planteamientos irrenunciables se han rebajado a mínimos. Si ayer Unión, Progreso y Democracia hacía dejación de sus principios elementales para un acuerdo delegislatura, en las últimas horas ha sido Izquierda Unida la que ha desmontado su limitación a un pacto de legislatura par aceptar la hipótesis más que probable de entrar a formar parte de un Gobierno de coalición con la Federación Socialista Asturiana. Otra vez "el puestín" en forma del caramelo envenenado que el próximo presidente del Principado ha puesto sobre la mesa de los responsables de la coalición: dos consejerías de las nueve que conformarán el nuevo Ejecutivo autónomo.
La tentación vive arriba, en el Gobierno, y todos los principios pueden ser puestos en almoneda con tal de tocar poder. Vamos, como ha ocurrido siempre. Que me perdonen los dirigentes de la coalición de izquierdas pero, a la postre, siempre acaban por el ser "el tonto útil" del socialismo. Al final la conjunción de intereses partidistas siempre termina por ser más fuerte que cualquier otra consideración de más amplias miras.
Pero, que no se descuide IU. Antes de dar el "sí quiero" a Fernández debería de plantearse que éste ya ha dicho que piensa cumplir estrictamente con las exigencias reduccionistas del Gobierno de Rajoy -¿Acaso alguien se ha imaginado al líder socialista en plan insumiso a los designios de Madrid?-. Si a ello le añadimos que el 'mulah' Montoro dejó claro hace pocas horas que su beneplácito a las cuentas de Asturias pasa por los recortes en educación y sanidad que el Ejecutivo saliente de Cascos no ha aceptado ejecutar, ¿cómo se articula la presencia de IU en un equipo llamado a administrar la miseria y que, además, en esa labor tiene que meter tijera, sobre todo, a los servicios sociales básicos? ¡Vamos, que no cuadra ni por asomo!
Quizá Jesús Iglesias y los suyos, antes de saborear dos consejerías y un montón de altos cargos, deberían plantearse la razón de su espectacular subida electoral de los últimos mes, tras sucesivas convocatorias con resultados de estancamiento, cuando no de retroceso. ¿Será por que no estaban en el Gobierno? Embarcarse ahora en uno con señales inequivocamente proclives a los recortes sociales no parece una buena idea. Claro que los argumentos formales de responsabilidad son un elemento que puede llegar prácticamente a sostenerlo todo. Incluso la incongruencia.
¿Segun usted que debio haber hecho IU? ¿tal vez no formar coalicion con el Psoe y dejar Asturias sin gobierno como este año atras?
ResponderEliminarLas ideologias son similares y por tanto logica la alianza.
Por contra, mas logica era la alizanza por la derecha e imprenscindible su realizacion para que este año atras no hubiese sido baldio.
Se comprueba que la responsabilidad y el compromiso con Asturias es mayor por la izquierda que por la derecha. No es de UPYD la culpa sino de FORO-PP.
Cada palo que aguante su vela, compañero.
Con Valledor la Oficialidá tambien era irrenunciable...
ResponderEliminarNo entiendo como puede ir un solo voto asturianista a la izquierda. No solo no hacen nada sino que encima te engañan prometiendo que si.
Hombre, las más altas miras vamos dexales pa prau.
ResponderEliminarDe lo que se trataba era de poner coto a un gobierno de centro-derecha para, de esta manera, recuperar poder, protagonismo y repercusión mediática. Y ya, de paso, restañar la estructura institucionalizada que no le ha dado tiempo a desmontar al breve y maniatado Ejecutivo de Foro.
En tal tesitura, bienvenido sea el caramelo; la ponzoña no tiene efectos letales y, además, ya se ha potenciado adecuadamente la respuesta inmonológica.
El tema de los recortes en sanidad y educación será, sin duda, un hueso duro de roer, pero siempre quedará el recurso de minimizarlos ligeramente para asumirlos por responsabilidad institucional. Ver veremos.
IU RENUNCIA AL PUESTIN, SE HA COLADO EL PERIODISTA
ResponderEliminarNo he visto publicada la confirmación de lo que dices, pero bueno: el del Senado sí que parece haber sido aceptado. IU estaría tratando de desvincularse de los (parece que inevitables) recortes, una pirueta difícil de poner en valor cuando ha comprometido la estabilidad del Gobierno que ha de tomar tales decisiones. Será, como viene siendo habitual, a base de retorcer el discurso.
Eliminar