martes, 29 de enero de 2013

¿Una nueva Sindicatura?

Ha empezado con energía su nueva etapa la Sindicatura de Cuentas y lo ha hecho poniendo en entredicho el sistema de la concesión de las ayudas oficiales para acciones de formación, controladas desde hace muchos años mayoritariamente por las organizaciones sindicales y patronales. El órgano asesor fiscalizador del Principado pone así el acento sobre una práctica que, aunque recurrida, no ha podido evitar nunca las sombras de la sospecha sobre el control de tan importantes partidas y la veracidad absoluta del destino al que fueron aplicadas.

Es probable que este tipo de declaración llegue un poco tarde. A fin de cuentas, la Sindicatura lleva ya unos años funcionando y dos de sus tres miembros repiten mandato. También sorprende su espera para hacer un pronunciamiento como el correspondiente a la propuesta de crear una nueva ley de Hacienda, una normativa que -dentro de las limitaciones autonómicas- está pidiendo a gritos su actualización.

Tal parece que los síndicos se hayan puesto las pilas después de una larga hibernación, sobre todo ese 'reposado pensador' que es su máximo exponente, Avelino Viejo. Y no seré yo -quien vilipendie el trabajo de este organismo auxiliar de la comunidad autónoma. No. Me consta que ha tenido actividad y abundante. Pero quizá le haya faltado una personalidad pública más acusada a la hora de hacer valer su función fiscalizadora con instituciones y organismos dependientes de la comunidad.

En todo caso, bienvenida sea su renacida imagen fruto de un cambio que debió producirse hace ya mucho tiempo. Si su tarea empieza a arrojar luz sobre aspectos oscuros de la actividad administrativa; si sus observaciones sobre la necesidad de controlar unos fondos que pierden transparencia en el camino desde las arcas autonómicas hasta su meta idonea; si empieza a ser ese tribunal de cuentas capaz de obligar a las administraciones públicas a mostrar a la ciudadanía en qué gasta cada euro y, en todo caso, a seguirle el rastro para evitar que pueda embarrancar en algún meandro; si hace todo eso -digo- habrá valido la pena.

lunes, 28 de enero de 2013

Asturias no tiene tiempo

Va a cumplirse ya un mes desde que el presidente del Principado anunciara la creación de su particular 'comité de sabios' orientado a ser su particular consejo asesor de lujo para aportar soluciones con las que afrontar el difícil momento que atraviesa esta comunidad. Aparte de las susceptibilidades que una iniciativa de esta naturaleza despierta en torno a la capacidad de nuestros gobernantes y todo ese amplio -sí, todavía sigue siendo muy amplio- equipo de cargos, colaboradores e ilustradores, aparte de esto -digo- la capacidad de contar con la aportación letrada de un grupo de personas de probada valía se presentaba como un activo importante en el haber del bagaje necesario para afrontar estos tiempos de tormenta.

Dejando a un lado que la idea ha retoñado en el ámbito de una consejería específica y que es más que probable que el resto de los miembros del equipo de gobierno no hayan recurrido a ella por vergüenza o por no quedar mal en su conjunto ante la opinión pública, el guión original era enfrentarse a la madre de todas las batallas, la crisis galopante, y hacia ella se había orientado el trabajo de los 'sabios'.

Pero el tiempo ha pasado y no tenemos constancia de que el trabajo de este privilegiado sanedrín haya empezado a desarrollarse. Ya sé que alguien dirá que un periodo tan corto no da para nada. Empezando por el propio Javier Fernández. Y, efectivamente, la posibilidad de que estas doctas personas, más allá de su sapiencia contrastada, encuentren la pócima mágica a tan tremenda enfermedad puede que sea solamente una de esas muchas utopías a las que nos gusta aferrarnos cuando los vientos soplan huracanados. Pero en la hipótesis de su aportación positiva estarían precisamente las esperanzas de los asturianos.

Sin embargo, la situación empieza a ser angustiosa y Asturias acumula cada mes una mal dato tras otro, ratificándose en los últimos puestos del ranking nacional en cuanto a recuperación económica se refiere.  Nadie parece tener la fórmula para frenar la hemorragia de negocios que cierran, empresas que jibarizan sus plantillas o puestos de trabajo que desaparecen. Pero -insisto- el tiempo apremia y cada vez los gestos y las palabras valen menos ante una ciudadanía indignada, que reclama hechos.

Javier Fernández se ha presentado ante los asturianos y ha ganado unas elecciones investido de una imagen de gobernante capacitado para invertir los términos de la recesión galopante de unos antecesores inoperantes. Y, sin embargo, esos términos, lejos de cambiar de signo, se recrudecen mes a mes en una espiral que parece que nunca va a tener fin.

Las cosas de palacio van despacio, pero esta tierra ya no tiene tiempo. Con los 'sabios' o sin ellos, es preciso frenar esta sangría y hacerlo ya. O empiezan a aparecer soluciones y se da inicio a su aplicación inmediata o habrá que convenir en que la política del Ejecutivo autónomo está presidida más por el maquillaje y las operaciones de imagen que por un verdadero proyecto regenerador. Los 'sabios' tienen que decir ya por donde hay que empezar a tirar, y nuestros gobernantes ponerse el traje de faena en esta empresa. Todo lo que sea retrasar este guión nos llevará a pensar que los políticos nos están engañando o que a los 'sabios' les han engañado.

P. D.: He leído hace unas horas que el Gobierno de la nación ha decidido suprimir las ayudas a la minería del carbón a partir de 2015, lo que viene a representar el certificado de defunción tres años antes de lo inicialmente previsto de un sector todavía básico en la economía asturiana. Puede que alguien lo considere lógico, pero para este territorio va a significar astillar una de las patas sobre las que inestablemente se asienta un sector industrial ya bastante desguazado. Buscar una solución real a tan grave problema que no sea despotricar contra el Ejecutivo de la nación, que ya sabemos que son ahora los verdaderos culpables, podría ser un buen ejercicio para el equipo de Fernández y sus 'sabios'.

sábado, 26 de enero de 2013

Salpicaduras

Desde que estalló el conocido como 'Caso Renedo?, o 'Caso Marea?, o como cada cual quiera llamarlo, fuimos muchos los asturianos que nos preguntamos si un asunto de corrupción como el citado podría limitarse, dadas sus características, a una sola consejería o a un par de altos cargos. La investigación judicial, no obstante, aconsejaba siempre esperar a que el trabajo del magistrado Sorando avanzase para ampliar hipotéticass sospechas.

El tiempo ha transcurrido y el proceso ha seguido su curso lentamente -como suele ocurrir- mientras los folios se acumulan sin que parezca vislumbrarse una fecha para establecer definitivamente un escenario estable desde el punto de vista estrictamente judicial.

Entretanto, han crecido las suspicacias ciudadanas sobre la posibilidad de que una trama como la juzgada pudiera circunscribirse a un ámbito tan reducido como el que inicialmente dio pie a la denuncia. Pensar que ese tipo de actuaciones pueden sustraerse a la marcha normal de toda una administración autonómica se antoja realmente increible, y por ello choca mas si cabe la escasez de posibles involucrados directos en esa andadura por los juzgados.

Mientras ese capítulo sigue su curso, y como consecuencia de los 'pactos' que llevaron a Javier Fernández a la Presidencia del Principado, la comisión 'ad hoc' creada en la Junta General para investigar implicaciones políticas ha decidido convocar a su presencia como testigos al entonces mandatario autonómico, Vicente Álvarez Areces, y a media docena de antiguos componentes de sus equipos de gobierno. No se trata de ninguna acusación -tampoco podría hacerlo dicha comisión-, pero resulta plausible que quienes articulaban entonces la gestión de la administración del Principado se sometan a las preguntas que harían los asturianos si estuvieran presentes y que los parlamentarios deberían recoger en sus intervenciones si no quieren mostrarse tan sospechosos como quienes tuvieron las supuestas prácticas delictivas.

A falta de que el tiempo sitúe las cosas en su lugar en los tribunales, la iniciativa de la Junta General abre el camino a que se puedan averiguar las posibles salpicaduras en una entramado administrativo y político del calado del Gobierno asturiano. Por acción o por omisión, ejerciendo esas prácticas o consintiéndolas, los responsables deberían salir a la luz.

Muchos fuimos quienes pensamos que la mencionada comisión podía ser una cortina de humo para enmascarar las vergüenzas de unos y de otros y que su existencia discurriría cansina en el tiempo para no llegar a ninguna parte. Ahora, sus integrantes, y por extensión el Parlamento de los asturianos, tiene la opción de realizar un verdadero servicio a la comunidad: que dentro de sus limitaciones ayude a poner las cosas en su sitio. No hacerlo sería un fatal error.

jueves, 24 de enero de 2013

Nuestras miserias particulares

Le ha quedado muy aparente al presidente del Principado esa frase, a propósito de la desafección creciente de la ciudadanía hacia su clase política, que reza: "Esa mezcla de crisis y corrupción es un corrosivo poderoso que erosiona la democracia y fomenta el populismo". En su ejercicio literario, Javier  Fernández ha invocado el 'huevo de la serpiente del populismo' al recordar lo que ocurrió en Europa en la primera mitad del siglo pasado. Desde el punto de vista de los titulares, ya digo que le ha quedado redondo.

Naturalmente, el mandatario asturiano no elude relacionar sus reflexiones sobre un problema actual tan acuciante con el llamado 'caso Bárcenas', uno de los mayores escándalos políticos y económicos de los últimos años. Y, de paso, como otros compañeros suyos en otras comunidades y en Madrid, se aprovecha para que cale la idea de que corrupción y derecha es una misma cosa.

No debería el presidente asturiano andar con este tipo de pensamientos en voz alta en los tiempos que corren porque, por mucho que las imputaciones más sonadas en estos momentos estén relacionadas con representantes de los populares, él, como todos, sabe que la enfermedad de la corrupción también ha incubado en sus propias filas; en el pasado y en el presente.

En lo que más cerca le toca, cada día que pasa aumentan nuestras sospechas de que sobre el llamado 'caso Renedo' apenas ha aparecido la punta del iceberg y que la imputación a un ex consejero y algún ex alto cargo podría ser solamente el principio de un sumario mucho más extenso -y ya lo es bastante- con la aparición de responsabilidades más amplias en los mismos niveles o superiores.

Tampoco debería olvidarse el señor Fernández de que otra bola de nieve importante que podría salpicar a su partido es la de la turbulenta gestión del Centro Niemeyer, un caso en el que el juez ya ha decidido imputar a Natalio Grueso, quien fuera su principal responsable para la puesta en marcha y desarrollo inicial. Ahora que los socialistas asturianos vuelven a gobernar se muestran contundentes y decididos en una forma clara de olvidar la trifulca que montaron en su día en defensa de la gestión de esa misma persona y sus colaboradores, atribuyendo su acoso por el entonces Ejecutivo de Foro Asturias a una operación de acoso y derribo hacia un símbolo moderno de Asturias.

Dirá el presidente del Principado que él entonces no tenía responsabilidades de gobierno. Y es cierto. Pero también hay que recordar que en esos tiempos él era el secretario general de la Federación Socialista Asturiana, fuerza política que sostenía mayoritariamente al Ejecutivo. Es una evidencia que al líder de los socialistas asturianos le gustaría poder borrar algunas de las páginas de la etapa de Vicente Álvarez Areces, bajo cuya gestión se produjeron algunos de los casos enumerados, que podrían ser algunos más. Pero eso no es posible, por mucho que se enmascaré la relación directa con ese oscuro paréntesis protagonizado por Álvarez-Cascos y su partido. Desgraciadamente para él, los cargos llevan aparejadas obligaciones y, en el caso que nos ocupa, existen y son importantes.

Afortunadamente, nuestras miserias políticas derivadas en procesos judiciales no tienen el volumen de un 'caso Bárcenas' o una 'trama Gurtel', pero son las nuestras y no debemos olvidarlas y quiénes son sus responsables últimos antes de escupir para arriba.

lunes, 21 de enero de 2013

Minimizar daños

Dentro del desolador e irritante panorama que ofrece nuestra actual clase política hay algunos representantes que se las pintan solos para sacar la cabeza y ofrecerse como los más solventes para acabar con el desgobierno político y social. Uno de ellos es, sin duda, la actual presidenta del PP de Madrid y ex mandataria de esa misma comunidad. Esperanza Aguirre, más allá de las simpatías o antipatías que pueda generar entre propios o extraños, ha logrado hasta la fecha ser una de los dirigentes conservadores con cargos de máxima relevancia que no se ha visto directa o indirectamente involucrada en chanchullos o prevaricaciones de gran calado. Tampoco se nos oculta que su flamante carrera política no se vio coronada por la que pareció ser una de sus ambiciones no declaradas, la de dirigir desde la planta noble de la calle de Génova el Partido Popular.

La conocida como 'lideresa' por antonomasia amagó en diversos momentos para buscar el resquicio por el que plantarse ante los militantes como alternativa a Mariano Rajoy. La batalla de Madrid contra Ruiz-Gallardón, y la nacional frente al 'heredero' de José María Aznar -ésta más brumosa- la pusieron en numerosas ocasiones a las puertas de su meta, aunque se vio obligada en esa última contienda a plegar velas a última hora.

Su cercana retirada de la Presidencia de la Comunidad de Madrid parecía dar a entender que abandonaba la guerra interna, aunque la pareja confirmación de que mantenía las riendas de su partido en la capital nos devolvía a la realidad de una luchadora difícil de rendir. Al final, más bien parecía que, como experta estratega, retrocedía para reagrupar sus efectivos.

Ahora, la grave crisis desatada en su partido a nivel estatal con el 'caso Bárcenas' la ha devuelto al primer plano con una presencia pródiga en medios informativos y foros, apuntándose hábilmente a la 'rehabilitación' de su partido. Y la primera medida pública ha sido el lanzamiento de la figura del 'fiscal anticorrupción' interno, que ejercerá la supervisión de limpieza y transparencia dentro de las huestes de los conservadores madrileños. Y para esta empresa ha optado por contar con Manuel Pizarro, la 'gran esperanza blanca del PP en las últimas elecciones ganadas por Zapatero, cuando el ex presidente de Endesa fue presentado como la alternativa al sobrio y templado Pedro Solbes. Luego, su 'fracaso' en los debates electorales, le fue condenando al ostracismo de un puesto sin relumbrón en la dirección del partido y un escaño que calentar.

Ahora, a Esperanza Aguirre se le ha ocurrido recuperarlo para su guardia pretoriana y, para ello, darle el importante encargo de acabar con esa "corrupción generalizada" que parece rodearla por todas partes y que la llevan a una airada "indignación".

Sincera o interesada la dirigente conservadora madrileña ha demostrado una vez más que sabe manejar como nadie los hilos más sensibles de la práctica política política y aquellos resortes que más fácil llegan a la ciudadanía en general. Y lo hace para 'entrar a saco' en las miserias de su partido, frente a lo que muy gráficamente denominó intento de "minimizar daños" con el que tratan de defenderse sus compañeros. De esta manera ha mostrado ya sus cartas y, bajo la bandera de la lucha contra la corrupción y el enriquecimiento ilícito, ha vuelto a situarse en los puestos relevantes de una carrera que, en realidad, nunca abandonó.

viernes, 18 de enero de 2013

La batalla de Oviedo

Haber tenido el foco puesto durante las últimas semanas en el enfrentamiento entre las direcciones del PP regional y de Gijón nos ha hecho pasar por alto que en los meses próximos todas las organizaciones territoriales de los conservadores asturianos van a enfrentarse a sus respectivos congresos locales. Por tanto, Oviedo también.

Ya digo que la guerra fratricida entre Mercedes Fernández y Pilar Fernández Pardo ha protagonizado la atención informativa de la derecha regional. Sin embargo, en paralelo a ese conflicto, todo apunta a que los populares de la capital no son ajenos a la rencilla y la lucha por el poder. Aseguran fuentes del partido que el control y el cargo que en su momento traspasó Gabino de Lorenzo a su 'segundo' Agustín Iglesias Caunedo no ha tenido el desarrollo que le hubiera gustado al anterior regidor capitalino.

En esta misma tribuna he comentado hace tiempo que quien sostiene el bastón de mando actualmente en el Consistorio ha transmutado la imagen de bronca y enfrentamiento que le precedía por la de diálogo y moderación que vende en estos momentos. Sea real o ficticia esa imagen, lo cierto es que el foco de conflicto ovetense que manejaba De Lorenzo se ha diluído casi por completo; las relaciones con el Gobierno regional socialista, dentro de las lógicas discrepancias, pasan por sus mejores momentos; existe un razonable acercamiento municipal a Foro Asturias, y se puede decir que ya no se habla siquiera del famoso 'cerco de Oviedo'.

Conociendo a los intérpretes de este libreto es lógico pensar que el nuevo escenario no sea del agrado del anterior mandatario de la capital. A ello habría que añadir que, como alguno adelantamos en su momento, el 'destierro' a la Delegación del Gobierno no responde al estilo y la personalidad de Gabino de Lorenzo. Allí, transcurren las semanas y la figura institucional pasa desapercibida. Peor aún. Cuando le toca salir a la palestra es, generalmente, por malas noticias: graves accidentes, inundaciones,... Y, por si fuera poco, hay que ejercer de bombero para apagar los fuegos de los incumplimientos del Ejecutivo de Madrid.

No es de extrañar, entonces, que quien fuera 'todopoderoso' controlador del PP ovetense (y también regional) se vea ahora absolutamente postergado por su otrora hombre de confianza, en lo local, y con una persona investida del máximo poder logrado en muchos años dentro del partido, Mercedes Fermández, que no le consulta todo como hacía su predecesor (hasta cuándo tenía que ir al servicio), en lo autonómico. No hay que olvidar, tampoco, que el resultado del último congreso regional y el del inmediato cónclave local van a ser decisivos para la designación del futuro aspirante a conservar la Alcaldía de Oviedo. Y De Lorenzo no está acostumbrado  a delegar ni a compartir este tipo de responsabilidades.

Un periódico capitalino de reducida tirada se ha hecho eco de un presunto enfrentamiento entre Gabino de Lorenzo y Agustín Iglesias Caunedo con vistas a recabar para sí el control del partido en la organización capitalina. A priori, no parece nada increible. Más bien al contrario. Lo importante, si se confirma, será saber si el eterno controlador ahora algo apartado cuenta con la fuerza y los apoyos suficientes para dar la batalla. Otra derrota como la cosechada en las legislativas de 2008 podría dar al traste definitivamente con su figura y abrir paso a una nueva etapa para los conservadores ovetenses.

jueves, 17 de enero de 2013

Nostalgia del Herrero

El subdirector general del Banco Sabadell, Pablo Junceda, ha anunciado hoy mismo que el Banco Herrero, tronco del que él procede, empezará desde ya a operar con el nombre de SabadellHerrero, salómico procedimiento para no borrar del mapa de una vez por todas la veterana marca bancaria asturiana. En esto del mundo financiero ya se sabe que nada dura más allá de lo que lo hagan los lentos procesos de las fusiones y absorciones. No era pues osado vaticinar que Herrero acabaría por desaparecer en el proceso de concentración emprendido por el sector en España hace ya bastantes años y acelerado recientemente con las fusiones de cajas de ahorros y su transformación en entidades privadas como el resto de las que componen en estos momentos el sector.

Aunque se mantiene el 'apellido', todo hace pensar que en un periodo de tiempo relativamente corto tal denominación desaparecerá del 'documento nacional de identidad' de la entidad otrora asturiana. De nada vale que Quini y Cazorla le pongan cara a la nueva imagen, si no es para la publicidad.

Ya sabemos que la banca no tiene patria ni corazón, que a fin de cuentas todas sus entidades responden a un patrón internacionalmente aceptado. Sin embargo, a muchos nos gustaba pensar que la marca Herrero preservaba ese espíritu asociado a algo cercano y nuestro. Aunque sólo fuera para autoengañarnos.

Ahora el proceso de absorción iniciado hace bastantes años ha dado un paso más hacia la previsible desaparición de una firma sentida como propia. De nada vale que prevalezca como un apéndice verbal de la marca madre. Los lazos que unieron durante tanto tiempo a Herrero y Asturias se van desenredando y no es ninguna barbaridad pensar que muy pronto ambos nombres quedarán definitivamente desligados para dejar que, en el Principado, Banco Sabadell sea otra entidad nacional más. No hay más que recordar a los viejos Central e Hispanoamericano, absorbidos en su día por Santander y figurantes de lujo en su nombre comercial inicial. Hoy, el grande acapara todos lo letreros en solitario y ya casi solamente se acuerdan de los hermanos pequeños quienes ofrecieron su esfuerzo y su trabajo en sus centrales y oficinas.

Aunque pueda parecer aldeanismo, me parece que la nueva operación de imagen representa un paso más en la pérdida de las señas de identidad de la economía asturiana.

miércoles, 16 de enero de 2013

¡Que acaben de una vez!

Tras el penoso episodio de la decisión sobre apoyo o rechazo a los presupuestos del Ayuntaminto de Gijón, la dirección del Partido Popular de Asturias he retomado su 'hoja de ruta' elaborada tras el último congreso regional y cuyo objetivo más concreto es 'laminar' a Pilar Fernández Pardo y su equipo. Me he referido en más de una ocasión a este 'programa', fruto de enfrentamientos personales ancestrales mas que de disparidad de criterios ideológicos o programáticos.

El último pulso de esta crónica de una muerte anunciada fue el citado debate interno sobre el apoyo de los populares a las Cuentas del Consistorio gijonés. Mercedes Fernández y los suyos no querían que los votos de su partido consolidasen al equipo de Foro Asturias, como ya hicieran en la investidura de Carmen Moriyón, pero la prohibición expresa -la única opción satisfactoria para 'Cherines' y su equipo- resultaba realmente difícil de vender a la opinión pública, y más por estética que por ética. Al final, recurrieron a la solución salomónica de dejar libertad de voto y los presupuestos salieron adelante. Resultaba obvio. Sin embargo, parece que los actuales responsables del PP asturiano han pensado que podían sacar provecho de la adversidad y, dando muestras de 'independencia', se sirvieran de la anunciada apuesta por el voto favorable de 'Pilipardo' y sus concejales para continuar con su operación interna. 'Vamos a dejar de momento a Foro a un lado y centrémonos en lo urgente'. Y ¿qué es lo urgente? Acabar de una vez con el "problema" de Gijón como lo llamó un veterano dirigente conservador.

Ahora, la dirección y el grupo municipal locales ya han ratificado su 'insumisión' y no ha hecho falta que pasaran más que unas horas para que, desde la calle de Manuel Pedregal, se orientaran todas las baterías contra sus compañeros de la Villa de Jovellanos. Los ataques son tan directos que el equipo local baraja la opción de pedir amparo a la dirección nacional que controla María Dolores de Cospedal.

La apreciación, más allá de que podamos estar ante un nuevo escándalo prevaricatorio, del abuso por parte del gobierno de Carmen Moriyón en la designación a dedo de siete coordinadores para el plan de empleo, ha sido el detonante para arreciar las críticas directas y poner ante el paredón a los cinco concejales populares. Si no hubiera sido éste el argumento podría haber sido cualquier otro. La madre de todas las batallas se está librando y tiene que ser lo más rápida posible.

Constatado el escenario, lo único que sería deseable es que, de una vez por todas, resuelvan sus cuitas partidistas, convoquen el congreso local del PP y, sí 'Cherines' puede contar con fuerzas suficientes, eche a un lado de una vez a Fernández Pardo. Esos si son asuntos que se resuelven dentro del partido. Pero que acaben de una vez y dejen a Gijón en paz, porque la ciudad no se merece la agitación y el sobresalto a los que el Partido Popular la está sometiendo.

martes, 15 de enero de 2013

Arcelor ya no estornuda

Aunque los diarios hayan recogido estos días en su primera página la información, mucho me temo que son demasiados los asturianos que no han sido conscientes del grado de riesgo que la maltrecha económia de esta comunidad ha corrido durante los últimos meses a raíz de la falta de un acuerdo entre empresa y sindicatos de Arcelor-Mittal.

Felizmente, el encuentro se ha producido y, como consecuencia, todo parece volver al clima de serenidad necesario para mantener en su adecuada actividad a la que ya se presenta como la última gran esperanza del sector industrial de la región.

Desde que en 2008 fue admitida la gravedad de la crisis y en los años sucesivos de progresiva recesión, el futuro de las instalaciones asturianas del gigante siderúrgico ha estado siempre en el alero. Atrás quedaban sus esperanzadores planes industriales que en otros tiempos convirtieron a dichas instalaciones en la joya de la corona de la multinacional.

El reciente acuerdo entre la dirección de la empresa y los representantes de los trabajadores ha venido a renovar el optimismo sobre la estabilidad de las instalaciones. El encendido del horno alto 'B', el regreso al tajo de la práctica totalidad de su actual plantilla, las previsiones de recuperar la plena producción y la atención desde Asturias de pedidos de otras zonas de Europa y del Norte de África son motivo para la satisfacción y para recuperar la esperanza es el futuro. El inicio de las negociaciones del convenio hoy mismo es otro elemento más que añadir a la lista de 'regalos' para nuestra depauperada economía.

Y, en paralelo con la necesidad de reconocer la responsabilidad de los sindicatos a la hora de cerrar el acuerdo con la empresa, también es preciso reseñar que los directivos de ésta no han hecho ningún alarde de generosidad, toda vez que -como queda dicho- hace años que las instalaciones de la siderúrgica en Asturias han sido reconocidas como unas de las mejor preparadas para afrontar una producción competitiva en el difícil mercado del acero.

Lo importante, en definitiva no es otra cosa que la "normalidad" recuperada por Arcelor-Mittal en este territorio. Creo que alguien dijo en otro momento que, en los tiempos actuales, si Arcelor estornuda, Asturias presenta síntomas de neumonía. Pues bien, por el momento Arcelor ya no estornuda y eso es una buena señal.

domingo, 13 de enero de 2013

El laberinto nacional

Desayuno con un nuevo sondeo dominical de 'El País' sobre algunos de los temas de actualidad que más preocupan a los españoles, encabezado por la intención de voto del electorado en estos tremendos momentos que nos está tocando vivir. Como no podía ser de otra manera, el periódico del Grupo Prisa destaca en un gran titular a cinco columnas en una línea: "Rajoy, en caída libre en un momento crítico". La base de este valoración es contundente: la estimación de voto del PP en estos momentos es de un 29,8%, frente al algo más del 43% obtenido en las últimas elecciones generales, a la vez que sólo el 45% de sus votantes de entonces admiten mantener su apoyo al partido actualmente mayoritario.

No es menos favorable para los intereses de la derecha la valoración que los encuestados hacen del líder del Partido Popular. Sólo un 21% aprueba la gestión de Mariano Rajoy, mientras que el 74% la desaprueba. En consonancia con estos datos, únicamente un 16% afirma que el presidente del Gobierno le inspira mucha o bastante confianza, mientras que el 84% restante siente que la gestión invita a que sea poca o ninguna. Datos descorazonadores para el actual inquilino de La Moncloa y sus huestes.

Pero, luego, viene la segunda parte. Enfrente, se encuentra un Partido Socialista Obrero Español al que solamente dice apoyar un 23,3% de los sondeados, lo que representa una caída de más de cinco puntos con respecto a los comicios de finales de 2011 (un 28,6%). No es, sin embargo, tan significativo desde el punto de vista de la izquierda este dato como los que se refieren al apoyo que el electorada dice tener hacia la gestión de Alfredo Pérez Rubalcaba como líder de la oposición. Solamente un 12% la aprueba, mientras que un 81% la desaprueba, datos objetivamente aún peores que los de Mariano Rajoy, algo de lo que los socialistas no parecen querer enterarse a pesar de sus últimos cónclaves federalistas. Peor todavía es el dato referente a la confianza que inspira a los españoles el líder del PSOE. Un 8% solamente dice tener en él mucha o bastante confianza, mientras que poca o ninguna le inspira al 91%. Tremendo para alguien al que no encuentran recambio.

Claro que el diario del Grupo Prisa minimiza en lo que podemos llamar primera lectura de una noticia (titulares, subtítulos, sumarios o ladillos) estas desfavorables cifras para el principal partido de la izquierda con un pequeño y complaciente sumario que reza: "El PSOE frena su bajada pero está a más de seis puntos de los populares".

El corolario de este sondeo se corresponde con la general desafección que la ciudadanía afirma mantener hacia la clase política y, más concretamente, los dos grandes partidos nacionales y el rechazo a sus prácticas 'monopolísticas'.

Consecuencia de ello es la lenta pero continua mejoría de otros grupos políticos hasta no hace mucho testimoniales, como Izquierda Unida o Unión, Progreso y democracia, que siguen asentándose en el panorama electoral aunque todavía sin rastros de alternativa.

No soy sospechoso, por si alguien tiene dudas, de defender el bipartidismo imperante en los últimos años en España. Sin embargo, la progresiva e imparable caída de PP y PSOE vislumbra un escenario de futuro a medio plazo con un hipotético Parlamento atomizado, por no citar el poderoso influjo de los nacionalismos ya consolidados.

Gobernar el país en la situación económica que parece perpetuarse (por mucho que traten de alegrarnos la vida con datos macro como la caída de la prima de riesgo o la subida del selectivo índice bursatil) con un 'sudoku' político como el que nos vaticinan las sucesivas encuestas se antoja preocupante por mucho que responda a un sentir democrático del electorado. Si nadie lo remedia, además del estrictamente económico, parecemos estar abocados a un auténtico laberinto nacional presidido por negros nubarrones.

viernes, 11 de enero de 2013

Gijón y el problema del PP

Al final, el Pleno del Ayuntamiento de Gijón aprobó esta mañana sus presupuestos para el ejercicio que acaba de comenzar y lo hizo, como no podía ser de otra manera, con el apoyo de los cinco concejales del Partido Popular, coparticipes del proyecto. Se impuso la cordura a pesar de las injerencias externas ajenas al sistema democrático y ese último obstáculo colocado por la dirección regional que preside Mercedes Fernández para obligar al Gobierno de Carmen Moriyón a 'adelgazar' la Administración local se soslayó con un cómodo "ya lo abordaremos" en fechas sucesivas.

Lo más importante ahora es que Gijón tiene unas Cuentas para abordar el año con toda la normalidad que permite una situación económica como la actual. Y que esas cifras están apoyadas por una mayoría de la Corporación, de la misma manera que en mandatos anteriores hicieron los ediles de la izquierda local.

Superado el escollo principal, sigue siendo preocupante que el libreto de esta obra se haya tratado de reescribir desde instancias ajenas a la legítima Corporación Municipal gijonesa. Que los partidos políticos dirigen la política institucional desde sus sedes (a pesar de que sus representantes en dichas instituciones son elegidos en el mismo ámbito) suele ser comunmente aceptado. Sin embargo, nunca antes la transgresión de las normas más elementales de la democracia se ha manifestado tan patente como en este episodio que trasladó el futuro más inmediato de una ciudad a la, en comparación, minúscula sede de un partido (en esta ocasión se eligió un espacio más abierto, es verdad).

Así, pues, más por las formas que por el contenido, hay que rechazar actitudes como la de la 'lideresa' regional del PP y su equipo en este triste episodio. Es verdad que en el PP llueve sobre mojado y que, salvando las distancia, la de ayer es la historia repetida del capítulo final de las últimas elecciones municipales. También entonces la elección de Carmen Moriyón como alcaldesa se sometió a una incertidumbre y una tensión que sólo tuvo un desenlace claro en los minutos previos al comienzo de aquella sesión plenaria. También entonces, Pilar Fernández Pardo y sus cuatro concejales fueron sometidos a una tremenda presión de la dirección regional que entonces presidía Ovidio Sánchez. Teléfonos, reuniones y, por lo que sabemos, en aquella ocasión hasta la intervención directa de María Dolores de Cospedal desde Génova.

Gijón y los gijoneses no pueden estar sometidos a estos sobresaltos periódicamente; ni por el Partido Popular ni por cualquier otro. Las rencillas personales y la lucha por el poder deben dilucidarse fuera de las instituciones. Porque, al final, como parece que se le escuchó decir claramente durante la reunión del Comité Regional del PP a un veterano agitador como es Isidro Fernández Rozada, los presupuestos municipales de Gijón han estado a punto de irse al traste porque "el problema del PP es Foro".

miércoles, 9 de enero de 2013

Thatcherines.

Si alguien no lo remedia, en las próximas horas está a punto de producirse una de las mayores perversiones de nuestro sistema democrático. El Comité Regional del PP asturiano, presidido por Mercedes Fernández, decidirá a mano alzada si Gijón puede o no tener Presupuestos para el ejercicio económico que acaba de empezar.

Acostumbrados como estamos ya a que la llamada clase política se salte a la torera todos los límites de la racionalidad del sistema que los españoles nos hemos dado hace algo más de treinta años, puede parecer que se trata de uno de esos desgraciados episodios de los que diariamente dan cuenta los medios de comunicación. Sin embargo, la praxis del asunto en cuestión se sale de todos los esquemas de la racionalidad e invita a denostar con voz clara y alta la práctica del Partido Popular.

Un grupo de personas seleccionadas por el partido para integrar su cúpula directiva van a decidir en función de no se sabe bien qué aptitudes la marcha económica del Consistorio gijonés durante este año, un grupo de personas que responde al criterio de su cabeza visible y que dudo mucho puedan tener una opinión diferenciada de la que está en la mente de su 'líderesa'. Y ésta parece evidente que no tiene claro lo que es mejor para Gijón, si nos atenemos a sus propias declaraciones de hoy mismo. Por contra, sabemos que está convencida de que "a Foro Asturias, ni agua". Y Foro Asturias está gobernando (con el apoyo externo del PP, hay que recordarlo) el Ayuntamiento de Gijón; y Foro Asturias es el enemigo con el que se disputa el espacio de la derecha en esta comunidad. O sea, que...  blanco y en botella.

Frente a este razonamiento visceral, está un proyecto de Cuentas municipales elaborado al alimón por Foro Asturias y el Partido Popular. Y están las declaraciones de la presidenta de éste último en la ciudad, Pilar Fernández Pardo, asegurando que no hay razones para no aprobar dicho proyecto. Uno y otro tienen a los concejales electos que pueden aprobar o rechazar con sus votos el presupuesto de 2013 legítimamente. Y no hay que olvidar que los gijoneses no tuvimos la opción de decidir quiénes debían ser esos ediles; solamente la de apoyar con nuestro sufragio una lista. Y ello incluye al Partido Popular cuyos representantes municipales son los primeros de una candidatura que aprobaron los órganos de dirección del PP regional. Ahora, aún aceptando el sistema de listas cerradas como el menos malo, resulta que nuestros representantes locales están en Oviedo, en Langreo, en Cangas de Narcea o en Peñamellera, y además; no pasaron siquiera el filtro de unos comicios. ¿Se puede pervertir más el sistema democratico de lo que pretenden Thatcherines y sus acólitos?

viernes, 4 de enero de 2013

Menos diputados, menos problema

La posible reducción del pastel trae un tanto revueltos en los últimos días a nuestros políticos asturianos de derechas y de izquierdas (si alguien es capaz de establecer con realismo las líneas de separación de unos y de otros en la actualidad). La palabra más repetida para atacar o defenderse, según el rol que actualmente desempeña cada cual, es "demagogia", fácil subterfugio verbal como ha puesto esta misma semana de relieve en uno de sus comentarios mi buen compañero Alberto Menéndez.

Si la oposición hace demagogia a la hora de solicitar la reducción del número de diputados de la Junta General, los socios de gobierno se enquistan en esa recién nacida comisión parlamentaria orientada a estudiar la posibilidad de barajar... una reforma electoral.  Recuerdan aquella canción de Joan Manuel Serrat que, en un momento, rezaba: "No pierden ocasión de declarar públicamente su empeño en propiciar un diálogo de franca distensión que les permita hallar un marco previo que garantice unas premisas mínimas que faciliten crear los resortes que impulsen un punto de partida sólido y capaz de este a oeste y de sur a norte, donde establecer las bases de un tratado de amistad que contribuya a poner los cimientos de una plataforma donde edificar un hermoso futuro de amor y paz. Pues a mi este lenguaje es lo que me trae a la memoria la actual actitud de nuestros grupos políticos.

No descubro nada nuevo si repito  una vez más que la creación de comisiones parlamentarias se ha mostrado hasta la fecha como el mejor camino para alargar y difuminar cualquier problema.
Es cierto que el Partido Popular y Foro Asturias (por cierto una vez más mirando cada uno para su lado) han planteado formalmente la reducción de 45 a 35 el número de escaños de la Junta General porque en este momento no están en el Ejecutivo y su responsabilidad es la de hacer oposición y aprovechan esta plataforma para halagar al elector. Pero también lo es que el Ejecutivo de PSOE e IU (el que lo desee puede incluir a ese 'fisgón' que se ha introducido de rondón en la cama) no tienen interés alguno en tal rebaja, especialmente la coalición, que tiene en el número de diputados más amplio y en la supresión de circunscripciones su mejor nicho electoral, especialmente ahora que el deterioro de los grandes partido engorda sus urnas sin mayor esfuerzo.

En este asunto, como en algunos otros aspectos de la presunta reforma electoral, ya se sabe que las posiciones están cimentadas en los posibles beneficios o perjuicios que para el partido correspondiente pueda tener. Si me da un diputado, la apoyo y la impulso; si me lo quita, me opongo con rotundidad. Por eso es normal que algunos quieran llevar el asunto exclusivamente a la comisión 'ad hoc' donde es posible que el río revuelto les permita pescar para su cesto. El tratamiento aislado de un asunto tan obvio como el número de escaños del Parlamento autónomo solamente podría traer algún quebradero de cabeza.

Además, no es lo mismo aceptar el trámite de unas iniciativas tan específicas como lo es dilatar en el tiempo la resolución del conflicto planteado por mor de una comisión que barajará otros muchos aspectos de la citada normativa.

Ha dicho Jesús Iglesias, dirigente de IU, que reducir los actuales escaños de la Junta General va en detrimento de los intereses de los asturianos. ¡Ja! En realidad, solamente perjudicaría los de un grupo concreto, el que esto mantiene. Me gustaría saber de verdad y sin manipulaciones puntuales lo que piensa un asturiano del profundo Occidente o del lejano Oriente sobre sus representantes.

Además, como he escuchado decir estos días, si la última encuesta del CIS ratifica que, para la ciudadanía, los políticos siguen siendo, en opinión ampliamente mayoritaria, un problema, más que la solución de los mismos, igual resulta que cuanto menos diputados menor es el problema.