Tras el penoso episodio de la decisión sobre apoyo o rechazo a los presupuestos del Ayuntaminto de Gijón, la dirección del Partido Popular de Asturias he retomado su 'hoja de ruta' elaborada tras el último congreso regional y cuyo objetivo más concreto es 'laminar' a Pilar Fernández Pardo y su equipo. Me he referido en más de una ocasión a este 'programa', fruto de enfrentamientos personales ancestrales mas que de disparidad de criterios ideológicos o programáticos.
El último pulso de esta crónica de una muerte anunciada fue el citado debate interno sobre el apoyo de los populares a las Cuentas del Consistorio gijonés. Mercedes Fernández y los suyos no querían que los votos de su partido consolidasen al equipo de Foro Asturias, como ya hicieran en la investidura de Carmen Moriyón, pero la prohibición expresa -la única opción satisfactoria para 'Cherines' y su equipo- resultaba realmente difícil de vender a la opinión pública, y más por estética que por ética. Al final, recurrieron a la solución salomónica de dejar libertad de voto y los presupuestos salieron adelante. Resultaba obvio. Sin embargo, parece que los actuales responsables del PP asturiano han pensado que podían sacar provecho de la adversidad y, dando muestras de 'independencia', se sirvieran de la anunciada apuesta por el voto favorable de 'Pilipardo' y sus concejales para continuar con su operación interna. 'Vamos a dejar de momento a Foro a un lado y centrémonos en lo urgente'. Y ¿qué es lo urgente? Acabar de una vez con el "problema" de Gijón como lo llamó un veterano dirigente conservador.
Ahora, la dirección y el grupo municipal locales ya han ratificado su 'insumisión' y no ha hecho falta que pasaran más que unas horas para que, desde la calle de Manuel Pedregal, se orientaran todas las baterías contra sus compañeros de la Villa de Jovellanos. Los ataques son tan directos que el equipo local baraja la opción de pedir amparo a la dirección nacional que controla María Dolores de Cospedal.
La apreciación, más allá de que podamos estar ante un nuevo escándalo prevaricatorio, del abuso por parte del gobierno de Carmen Moriyón en la designación a dedo de siete coordinadores para el plan de empleo, ha sido el detonante para arreciar las críticas directas y poner ante el paredón a los cinco concejales populares. Si no hubiera sido éste el argumento podría haber sido cualquier otro. La madre de todas las batallas se está librando y tiene que ser lo más rápida posible.
Constatado el escenario, lo único que sería deseable es que, de una vez por todas, resuelvan sus cuitas partidistas, convoquen el congreso local del PP y, sí 'Cherines' puede contar con fuerzas suficientes, eche a un lado de una vez a Fernández Pardo. Esos si son asuntos que se resuelven dentro del partido. Pero que acaben de una vez y dejen a Gijón en paz, porque la ciudad no se merece la agitación y el sobresalto a los que el Partido Popular la está sometiendo.
Pues sí: que se decidan de una puñetera vez, prescindiendo de estas infantiles mezquindades de la ingenuidad y la bisoñez. Ahora están en la fase del acoso y la provocación, a la espera de que Pilar Pardo se remonte o se rebele, para así tener un motivo legítimo para sustituírla por una comisión gestora.
ResponderEliminarY Pardo no es tonta, y quizás caiga en la tentación de alargar todo esto, para poner a cada cual en su sitio y comprobar hasta dónde es capaz de llegar su acérrima enemiga.
Pero este culebrón de reality televisivo ya fiede a los gijoneses. Es de desear que una de las dos decida poner fin al mismo.
Una cosa está clara: hasta el final de la legislatura, los concejales elgidos por el PP mantendrán su escaño, haya o no haya comisión gestora. Y que cada parte desempeñe su misión como mejor entienda. Los gijoneses lo valoraremos cuando corresponda.
raitanucu