Superado el domingo electoral, ha llegado la hora de la verdad para las distintas fuerzas políticas que han concurrido a estas elecciones municipales y autonómicas. Atrás han quedado los supuestos aventurados por los sondeos y ahora cada cual debe trabajar con números a la hora de conjugar el verbo que se ha impuesto tras conocer los resultados definitivos: pactar. Desde este momento ya no vale jugar de farol, ni echar un órdago. Ha llegado el instante de mostrar las cartas y poner sobre la mesa el juego capaz de hacerles ganar, en este caso gobernar.
Resulta especialmente lastimoso -a mi, al menos, es la sensación que me provoca- ver a los responsables de los hasta ahora dos grandes partidos adoptar el papel de mendicantes tratando de acercar a su ascua el fuego de aquellos a los que han ninguneado, cuando no vilipendiado, hasta hace solamente algunas horas. Y resulta también ofensivo comprobar que a ninguno se le cae la cara de vergüenza a la hora de hacer sumas con los sufragios que les puedan reportar la posibilidad de mantener el poder. PSOE y PP han empezado a echar las redes en los bancos de sus antiguos nichos electorales en un intento desesperado de conservar sus feudos aunque sea a costa de no se sabe qué, puesto que a estas alturas de la película ya nadie regala nada. Los dirigentes de ambas fuerzas políticas saben que la tarea no va a ser fácil pero a buen seguro que ya estarán haciendo cuentas de hasta donde pueden entrar en el 'trueque' que podrían proponerles sus presuntos apoyos.
En el otro lado de la balanza, los nuevos triunfadores se preparan para hacer valer la fuerza de sus escaños para acabar con los privilegios de los de siempre, aunque conscientes -supongo- de que tampoco van a poder imporner unos principios que implicarían el suicidio institucional de sus interlocutores. Negociar sin cintura va a llevar consigo la posibilidad de que la 'casta' se una para defender de forma conjunta su estatus. Aquí, en Asturias, ya hemos tenido un laboratorio de ensayo que demuestra que tal unión, otrora 'contra natura', es ahora más posible que nunca. Y los números pueden facilitarlo de nuevo.
Personalmente, me resulta difícil de imaginar que Javier Fernández y los suyos estén dispuestos a aceptar las condiciones irrenunciables para un acuerdo que ha puesto sobre la mesa Podemos. Es demasiado fuerte para ingerirlo de un solo trago por quienes han disfrutado del banquete durante tantas lustros. Y que tampoco se engañe el presidente en funciones del Principado. Los de Emilio León y Daniel Ripa no van a tragar como ocurrió hace tres años con UPyD e IU con cuatro baratijas que, finalmente, ni les concedieron cuando llegó la hora de la verdad. Ahora hay que negociar con concreciones, no con fugos de artificio.
Un aspecto preocupante, a mi entender, de los resultados del domingo es el carácter excluyente, de bloques, que han devuelto a nuestra sociedad. Algo que se ha dejado notar hasta en la exigible cortesía que cabría esperar de las felicitaciones de la noche electoral a quienes lograron unos buenos resultados (los de verdad, porque ya se sabe que aquí no pierde nadie).
Ahora, los de Pablo Iglesias han puesto en el frontispicio de sus objetivos "desalojar" al PP del gobierno de las instituciones, algo legítimo pero que habla bastante explícitamiente de una nueva bipolarización de la política en España, la que nos devuelve a los difuminados conceptos de derecha e izquierda, la que eleva a titulares conceptos como un "frente popular", la que parecen dispuestos a aceptar, aunque de mala gana, los protagonistas del bipartidismo que han controlado con mano firme el devenir de la sociedad de este país y que ahora no saben como adaptarse al 'caos' que ellos mismos han provocado. ¡Que dios nos coja confesados!
Con los resultados (autonómicos) en la mano, sólo vislumbro dos opciones:
ResponderEliminar1. (14+10+5) La 'coalición de izquierdas' que reivindica IU, pero de difíciles tragaderas para Javier Fernández si, tanto Podemos como la propia IU, ponen sobre la mesa (estamos en tiempos de poner sobre la mesa; todos parecen dispuestos) las exigencias que han venido anunciando como irrenunciables.
2. (14+11) 'El nuevo bipartidismo' del título si, resultando fallidas las negociaciones del primer supuesto, y pese a la negativa a día de hoy, tanto por parte de Javier Fernández como de Pedro Sánchez, en el sentido de contemplar esa posibilidad, resultara la única alternativa (no sólo en Asturias) para sostener el bipartidismo de facto.
Obviamente, las dos opciones contempladas se configurarían bajo la perspectiva de los acuerdos (de investidura, de coalición de gobierno...), posibilidades que se antojan poco probables, al menos hasta conocer los resultados de las elecciones generales que están a la vuelta de la esquina.
ResponderEliminarProbablemente la opción más "práctica" para don Javier pueda ser la investidura en segunda votación, para la que sólo necesita los votos de los suyos, y a partir de ahí ir tirando con acuerdos puntuales, una versión ligth de las dos opciones reseñadas.