Ya han pasado unos días desde que un escrito supuestamente avalado por las agrupaciones del PP de Oviedo, Gijón, Avilés y Mieres, a las que se añadía la cúpula regional del partido y la dirección de Nuevas Generaciones, dio un vuelco al escenario que habían 'construido' los conservadores del Principado con vistas a las elecciones autonómicas del año próximo: el apoyo a la vuelta de Francisco Álvarez-Cascos como cartel electoral. Desde entonces han pasado muchas cosas, algunas particularmente graves, y el panorama se ha ido aclarando lo suficiente como para reflexionar con más calma sobre ese giro de ciento ochenta grados que en cuestión de horas dieron los mismos que pocos días antes se referían al ex ministro de Fomento como "galáctico", "el candidato idóneo" y demás lindezas.
Repito que la nueva situación va tomando ya perfiles menos difusos que los de aquella sorpresiva jornada del comunicado de rechazo. El grupito promotor, inicialmente diluido en los colectivos a los que representan orgánicamente, ya ha ido saliendo con sus nombres y apellidos y asumiendo la responsabilidad de la decisión. Cosa distinta es que las razones aducidas hayan podido convencer más allá de a sus pequeñas y respectivas cortes de 'sibwana'.
Parece diáfano que el director de esa nueva orquesta es el alcalde de Oviedo y máximo responsable de la agrupación de los populares en la capital. Otros, como el presidente regional, Ovidio Sánchez, de viaje por Israel (nada raro pillarle siempre lejos de donde se está jugando la pelota), se ha amparado en la firma de su hombre de confianza y secretario general, Fernando Goñi, y la presidenta local de Gijón, Pilar Fernández Pardo, que no está practicando la actividad con la que Marco Polo se hizo famoso, haya hecho lo propio con su mano derecha, Luis Crego. El líder avilesino, Fernando Arestegui, sí ha dado la cara, aunque sus razonamientos contra la candidatura de Cascos tienen tan poco poder de convicción como las de Gabino de Lorenzo.
Lo más curioso del caso es que la base sobre la que se sustentan esos razonamientos es la de que el ex vicepresidente del Gobierno provoca división en el partido. Es aceptable -ya lo he escrito en otras ocasiones- que por omisión se pueda atribuir a Cascos una cierta responsabilidad en esa supuesta división, alimentada -se dice- por sus incondicionales, aunque a algunos de los que se citan no se les conoce relación alguna con el protagonista. En cualquier caso, él no ha dicho esta boca es mía (y repetirlo ya empieza a ser cansino).
Hasta que se produjo el escrito en cuestión los atisbos de división eran un supuesto con más o menos argumentos creíbles. Lo que sí parece claro es que es el 'papelito' el que, éste sí con total claridad, ha partido al PP asturiano en dos mitades, al retirar de las claras aspiraciones de las bases a la persona que los mismos dirigentes 'encumbraron' -todos sabemos que más bien de mala gana y sin convicción alguna- ante aquella 'marea' creciente que se inició hace meses y que, al margen de simpatías o antipatías, había cuajado en 'mareona', precisamente apoyada por los mismos que ahora se empeñan en ponerle un insalvable dique de contención.
Si el 'Bob el silencioso' que preside Génova y algunos de sus más directos colaboradores no lo remedian, la división ya es un hecho de más que improbable marcha atrás y el tiempo se encargará de repartir cuotas de responsabilidad en el desastre que puede llevar al PP, mayoritario en las encuestas, a darse uno de esos batacazos de campeonato, Y si no que se lo pregunten a decenas de militantes, algunos de ellos con responsabilidades institucionales, que están dispuestos a 'cargarse' esa otra "candidatura de unidad" en las urnas, y no sólo no votándola, aunque sean sus siglas, sino recurriendo a tachar a uno de los muchos 'activos' alternativos que De Lorenzo dice tener para poner encima el nombre de Cascos. Eso tiene un nombe, voto nulo, y se contabiliza en los recuentos. Podría ser que acabe por ser un dato significativo de los comicios de 2011, dado que todo lo que no sean unos cuantos votos y pasen a contarse por miles tendrían una lectura política clara del conflicto.
No voy a entrar ahora en hechos tan antidemocráticos como que los dirigentes de las agrupaciones firmantes no hayan convocado a sus juntas directivas, ni en que el comité electoral se haya pronunciado sin siquiera reunirse, o sea de forma irregular, según su propio reglamento y las normas que rigen la vida del partido. Eso forma parte de la 'operación de acoso y derribo' y quizá algún día sepamos exactamente por qué se produce el giro copernicano en la opinión de esas personas y si la dirección nacional tiene algo o mucho que ver en el proceso.
Lo único que ha quedado trasparente es que esa iniciativa ha sido la que de verdad ha concebido una división de alcance insospechado.
Recuerdo que el propio Cascos, hace algo más de un año, ante un reducido auditorio de ámbito universitario, además de 'rajar' de María Dolores de Cospedal y otros ex compañeros ahora en la dirección, apeló a una frase del Conde de Romanones -que tuvo amplio eco en la prensa nacional- para establecer las cuatro reglas que, a su juicio, deben presidir el funcionamiento de un partido: "sumar lo más, restar lo menos, multiplicar prudentemente y dividir al adversario". Es posible que él mismo no haya respetado del todo esta sabia máxima, pero, desde luego, los que la han hecho saltar en pedazos son don Gabino de Lorenzo y la corte de dirigentes que se mueven a su toque de corneta. Todos sabíamos que él era quien realmente mandaba y manda en el PP asturiano, pero esta vez es posible que se haya pasado de la raya en su absolutismo. Escudar una hipotética clara derrota -especialmente en estos momentos en que el votante abandona a los socialistas- en el protagonismo de un candidato que posiblemente pueda llegar a no pasar de virtual, va a ser difícil de explicar, máxime por un personaje que la única vez que intentó salir de su feudo municipal ovetense -en el que es el rey incuestionable- se pegó el gran batacazo en las generales de hace tres años.
Decía el otro día que el papel protagonista del 'malo' de la película le iba a quedar a Fernández Pardo. Pues bien, en su endiosamiento, ni ese rol le ha querido dejar Gabino, que se lo reserva para él. Y ya, en el colmo de su estilo característico, se permite afirmar que habrá un candidato de consenso, pero que en ese proceso específico él se va a retirar a un claro segundo o tercer plano y lo dejará en manos de los "órganos" del partido. Y nosotros, que nos chupamos el deco, vamos y nos lo creemos...
Recitar barbaridades desde el anonimato aprovechando la oportunidad que nos brinda este foro digital es un acto inutil y cobardica, así que me permitira nuestro admirado Periodista en la Reserva que hoy no me exceda ante el tremendo desman perpetrado contra Asturias y contra el deseo de muchos asturianos que veiamos en Alvarez Cascos un lider para salir adelante en esta region machacada.
ResponderEliminarPor lo demas, gran analisis de la situacion.
Francisco Álvarez Cascos por Asturias!!!
ResponderEliminarUna buena narración de unos hechos, que a los votantes nos tienen indignados.
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