domingo, 16 de octubre de 2011

El equipo de Rubalcaba da patadas

La publicación simultánea, hoy, en los dos periódicos nacionales de mayor tirada de sendos sondeos muy favorables al Partido Popular vienen a ratificar lo que ya todo el mundo da por hecho (aunque los partidos hay que jugarlos): la victoria contundente de Mariano Rajoy en las elecciones del 20-N. El diario 'El País' da a los populares una horquilla entre 185 y 190 escaños, cifra que 'El Mundo' eleva hasta los 196. En ambos casos se trata de una holgada mayoría absoluta con la que el PP no precisaría siquiera de apoyos externos a sus propios diputados para gobernar en España los próximos cuatro años con comodidad. La otra cara de la moneda es la del Partido Socialista, que obtendría -según el primer rotativo- nada más que entre 115 y 120 representantes en la Cámara Baja, cifra parecida a la que le concede el diario de PedroJota, 117.
A medida que se acerca la cita con las urnas sondeos y tendencias no hace sino acrecentar esa sensación de que el pescado está, en esta ocasión, todo vendido y que el que en su momento se llamó 'efecto Rubalcaba' no ha tenido ninguna o casi ninguna influencia en el descalabro de los socialistas. Pero, como decía, el partido hay que jugarlo y los dirigentes del PSOE, mientras buscan en el cajón de los recuerdos alguna pócima mágica o remedio para apartar de ellos el caliz de la amargura, se afanan en encontrar un camino, una luz, una señal, que les indique la forma de sobrellevar una situación inimaginable hace solamente unos pocos años.
Y ya que estamos utilizando símiles balompédicos, hay que decir que en esta contienda Alfredo Pérez Rubalcaba y los suyos se están comportando como esos futbolistas marrulleros que, una vez que comprueban que el partido se les escapa y que pueden perder por goleada hacen de la desesperación su causa y empiezan a dar patadas al contrario en una afán desordenado de parar la 'mareona' que se les viene encima. Desde que el candidato del PSOE empezó su campaña no para de lanzar balones a cualquier parte con promesas y más promesas de iniciativas y políticas que durante su todavía muy cercano puesto de vicepresidente con Zapatero ni siquiera apuntó. Su ansia de desmarcarse del todavía presidente del Gobierno y de su pesada carga electoral le empuja a cambiar cada día de chaqueta, cuando no llegar al permanente insulto (las patadas a las que antes me refería). Y, por si acaso, siempre queda el ya infrautilizado "que viene el lobo", entendiendo por tal al PP, que "va a acabar con todos los servicios públicos", con la educación, con la sanidad, con los servicios sociales, cuya propiedad va a malvender a sus amiguetes capitalistas. En fin, no me voy a extender con un cuento que ya está en el conocimiento de todos los españoles.
Los recursos utilizados hasta ahora, el cuento del lobo incluido, no parece haber influido en el criterio de los españoles de dar la vuelta a la tortilla en las Cortes Generales y en el Gobierno, como muestran los sucesivos sondeos. Ya sólo 1ueda algo de un mes y la dirección del Partido Socialista se aferra como a un clavo ardiendo a una hipotética 'rendición' de ETA, el último cartucho para obrar el milagro. Sería deseable que esa noticia se produjera, pero mucho me temo que, primero, tendría que ser creíble y, en todo caso, nunca con la contundencia necesaria para desviar la atención de los votantes de la situación económica y, muy especialmente del desempleo. Tal y como van las cosas, el españolito de a pie está más preocupado por tener trabajo y un salario que llevar a casa que por el terrorismo, a pesar de la importancia que tendría acabr con él.

Por tanto, y a la espera de ese milagro, es más que probable que Alfredo Pérez Rubalcaba y su equipo tengan que arrastrarse por esos pueblos y campos de España durante el próximo mes hasta la confirmación de su más que presumible derrota. Luego, sin duda, vendrá la noche de los cuchillos largos.

Y, también a propósito de los comicios del 20 de noviembre, no me resisto a resaltar el papel que en esa tragedia ha decidido asumir el candidato socialista por Asturias. Antonio Trevín se ha autoinvestido con un rol antitético de lo que correspondería al género, el de humorista. Tras la astracanada de días atrás, utilizando también símiles futbolísticos, a la hora de asimilar al "amigo Rubalcaba" con la calidad y el estilo de una mezcla entre Messi y Ronaldo, hoy mismo nos ha dedicado otra perla al mostrar su "preocupación" por el retraso de las obras de infraestructura en Asturias y se ha dirigido al moribundo Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero para exigirle que gobierne hasta el último día. Él, que precisamente ha sido el pregonero de todos y cada uno de esos retrasos y que no ha tenido empacho en desbordarnos con una baile de fechas nunca cumplidas para esas mismas obras. Tendría gracia si no fuera por la importancia que las mismas tienen para Asturias. Claro que parece ser que otra de las consignas dadas desde Madrid a todos sus candidatos es la de la amnesia absoluta. Nadie recuerda nada del pasado más inmediato.

No hay comentarios:

Publicar un comentario