jueves, 1 de enero de 2015

No puedo vivir sin ti

Decían mis mayores cuando yo era un chaval que desconfiara de aquellos que machaconamente se empeñaban en repetir una y otra vez sus verdades porque, generalmente, o era porque ellos mismos no estaban convencidos de las mismas o, en el peor de los casos, se trataba de burdas mentiras.

Este consejo me ha venido a la memoria a raíz de la aprobación definitiva del proyecto de Presupuestos Generales del Principado de Asturias, que han sacado adelante socialistas y populares. Prácticamente ha sido dar por concluido el pleno de la Junta General que ha ratificado las Cuentas y los señores Fernández y Fernández (don Javier y doña Mercedes) se han apresurado, antes incluso de hablar de las bondades de tenerlas, a rechazar que pueda hablarse de cualquier tipo de acuerdo entre sus respectivas formaciones que vaya más allá del que puntualmente han logrado para tener presupuestos el ejercicio próximo.

Menos mal que aquí la gente ya no se chupa el dedo y es capaz de recordar que el hijo que acaban de parir es el fruto de nueve meses de gestación matrimonial que se inició con aquel coito que facilitó el escenario económico con una ley de créditos especiales después de que el Parlamento echara abajo el proyecto del Ejecutivo de Javier Fernández. De entonces acá, la pareja de hecho ha dado incontables muestras amorosas, aunque algunas hayan tenido la discreción de los arrumacos y caricias furtivas de los que puede dar fe el diario de sesiones de la Junta General. Incluso, podríamos ir más lejos y rastrear en las políticas sectoriales del Consejo de Gobierno socialista ejemplos claros de un mayor neoliberalismo del que cabría esperar de la Federación Socialista Asturiana. Me viene a la memoria el más reciente orientado a la privatización de ciertos servicios sociales básicos.

Que PSOE y PP cada día se diferencian menos lo ve hasta un ciego. En Asturias y en España. Lo que ocurre es que no está muy bien visto todavía en este país la cohabitación descarada, por mucho que a algunos de los dirigentes de uno y otro bando les gustaría poder airearla como ordinaria moneda de cambio.

¡Si hasta un periódico de referencia (aunque cada vez sepamos menos de qué) se ha permitido días atrás abrir su primera página aventurando que los representantes del bipartidismo imperante no descartarían una entente para frenar a los advenedizos descamisados que vienen a invadirles la finca! Pueden Pedro Sánchez y César Luena negar más veces que aquel otro Pedro (el apóstol); pueden Javier Fernández y Jesús Gutiérrez renegar de cualquier tipo de relación marital o extramarital con la bancada de Mercedes Fernández, que a estas saturas de la Liga su precocinado ya resulta difícil de digerir por el ciudadano medianamente informado.

Se avecinan meses muy electorales -si es que los hay unos más que otros- y competir en las urnas exige una identificación propia, una independencia, que los dirigentes de PSOE y PP se van a emplear  a fondo para resaltar. Cada día más se dirán sus responsables aquello de que "no pueden vernos juntos" o "necesitaríamos darnos un tiempo antes de seguir adelante". Esta será la escenografía, pero a ojos de buen observador no se escaparán las miradas furtivas y los ojitos que seguirán poniéndose quienes han decidido que, para bien o para mal, no pueden vivir el uno sin el otro.

1 comentario:

  1. Jo, jo, jo... Te salió un comentario cargado de pasiones y hasta con un toque pelín escabroso.

    No sé lo que durará este idilio o amancebamiento (los resultados electorales influirán decisivamente hacia la consolidación o la ruptura), pero lo que sí es evidente es que nos encontramos (especialmente aquí en Asturias) en el momento más ardiente y apasionado de este insólito contubernio.

    Y por supuesto, los medios afines a unos y otros, agitan airadamente rancios fantasmas y apoyan con mayor o menor entusiasmo la "relación".

    Así que, como bien apuntas, las escaramuzas preelectorales entre los dos amartelados, en obligada defensa de su propia 'marca', serán de humo y calarán dudosamente en algunos de sus respectivos incondicionales, pero engañarán a pocos ciudadanos con un mínimo de raciocinio.

    Resulta obligado (desde hace tiempo ya) prescindir de estas dos marcas que (aparentemente) se hacen la competencia pero salen de la misma factoría. A día de hoy existen otras marcas que incorporan novedades y mejoras.

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