Cuando todavía no se han apagado los ecos de la desastrosa gestión de la crisis sufrida en la organización del Partido Popular en Gijón, la 'lideresa' del partido ha decidido colocar otra carga de profundidad en la de Avilés que amenaza con tener un alcance mediático relevante. Como antes en Gijón, Mercedes Fernández ha optado por colocar como cabeza de cartel de los populares en la Villa del Adelantado a alguien -de momento desconozco quien- surgido de su particular y exclusiva elección. Desde la dirección local se habían barajado nombres como el de Carlos Rodríguez de la Torre y Javier Vidal García-Sánchez, éste último fichado hace pocos meses con carácter 'estelar' para la recuperación del terreno arrebatado por Foro que promueve 'Cherines'.
Todo parecía apuntar a que este veterano político retornado a la militancia activa estaba llamado a ser el aspirante a recuperar para el PP la Alcaldía de Avilés y, si mis informaciones no me fallan, para tal objetivo contaba con el aval del presidente local, Joaquín Aréstegui, y de la presidenta del comité electoral avilesino, Carmen Rodríguez Maniega. Todo en orden salvo esa inveterada costumbre de los conservadores de tomar todas las decisiones importantes de arriba hacia abajo y pasándose por el arco de triunfo los deseos de su militancia. Y, en este sentido, ninguno de los candidatos tanteados por sus compañeros avilesinos satisface los criterios del dedo que tanto gustan a la presidenta regional del partido. Como antes hizo con David González Medina en Gijón y repitió posteriormente, cuando un juez le echo abajo todo su castillo de naipes, con Mariano Marín, parece que ha preferido cocinar el retrato de su candidato en su despacho ovetense, de acuerdo a los mismos criterios empleados en la villa de Jovellanos: persona de perfil político bajo y, sobre todo, fiel hasta la muerte a los designios de la dirección regional.
Si no fuera por su larga militancia en el PP, alguien podría pensar que Mercedes Fernández fue elegida desde otras instancias para ser el submarino de los adversarios políticos en la tarea de poner en marcha una demolición lenta de su organización. En Gijón ya ha conseguido dejarla hecha unos zorros y la historia quizá se repita en Avilés. De la postura que adopten los protagonistas locales dependerá si la bomba le explota en las narices o consigue medianamente desactivarla. Conociendo a los responsables de la dirección local es fácil que opten por no alzar la voz y plegarse a los criterios de 'Cherines'. Otra cosa bien diferente será la reacción de Javier Vidal, quien ya ha empezado a hacer algunas declaraciones que aventuran su malestar e, incluso, la posibilidad de abandonar la militancia.
Claro que tal actitud va a abrir un flanco en las defensas del veterano político de la UCD, flanco por el que sin lugar a dudas será atacado por los 'oficialistas'. "Sólo venía a por el cargo", dirán sus todavía compañeros. Y ese el el toro que él, y sólo el, tendrá que lidiar.
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