sábado, 9 de mayo de 2015

La vida sigue igual

Después de unos cuantos años, ayer decidía acudir de nuevo a un mitin electoral. Era el primer día de campaña y 'debutaba' en Gijón uno de los inspiradores y caras visibles de Podemos. En los Jardines del Náutico, al aire libre, como antiguamente, Iñigo Errejón consiguió atraer en torno suyo a unos cientos de personas que se arremolinaron cerca del escenario para escuchar a uno de los políticos 'nuevos'. Fue como un retorno al pasado en el sentido de que, aunque haya pasado mucha agua por debajo de los puentes, no son tantas las cosas que han cambiado por mucho que esta palabra -cambio- se utilice cada equis años hasta la saciedad. Desde la perspectiva del curioso, los lenguajes y los estilos no difieran demasiado de los de viejas ocasiones, por mucho que las caras sean diferentes y las generaciones se sucedan.

Escuchar al ideólogo del partido de Pablo Iglesias fue como rubricar que 'la vida sigue igual' y dar fe de que los recursos de los actos públicos han cambiado quizá menos que las viejas ideologías o los acartonados programas.

En cuanto a lo que a la concurrencia se refiere, y por mucho que Errejón se esforzara en plantear un escenario de dudosos, la realidad es que esta clase de convocatoria solamente reúne a los convencidos, a aquellos que tienen muy claro su voto, algo apreciable sin estar dotado de grandes dotes sicológicas y con sólo una vista ordinaria. Ni siquiera quien suscribe, poco proclive a los planteamientos del nuevo partido, acudió a la cita con la intención de comprobar el vehículo 'del cambio'. Nada nuevo bajo el sol, más allá de la encomiable ilusión de algunos centenares de personas que realmente ansían el relevo de unas fuerzas políticas profesionalizadas y siempre alejadas de las verdaderas necesidades de la ciudadanía. En ese sentido, quizá con muy buena voluntad y cerrando los ojos, podríamos retrotraernos a aquel 1982 en el que se concretó un verdadero vuelco en la clase dirigente de este país. Claro que ahora ya todos sabemos como acabó aquello. Los 'renovadores' se institucionalizaron, relajaron sus ímpetus y descubrieron que la política real no es aquella que pintaban en sus grandes concentraciones. Y traicionaron a los votantes, a muchos millones de ellos.
Ahora, Podemos ensaya un remedo de aquellos tiempos. El franquismo y sus epígonos, son "la casta" de un bipartidismo organizado para alternarse en un cómodo guión de reparto de prebendas para ellos y para los suyos.

Quisiera creer que la historia no se va a repetir, que si Podemos llegara  a gobernar -cosa bastante improbable-, sería diferente. Pero los años y la experiencia me hacen reticente, desconfiado, precavido al menos.

Si acaso, de todo el discurso de ayer en Gijón me quedaría con las medidas orientadas a 'limpiar' los vicios de los dirigentes que gobiernan las instituciones. Rebaja de sus sueldos, sí; aunque dudo que lleguen a equipararse -como afirmó Errejón- al de un salario medio de un ciudadano medio. Eliminación de los asesores, bien, pero ya sabemos como acabó lo de un partido en decadencia que acumuló el mayor número de estos 'consejeros' en una sola persona en la legislatura que ahora termina en el Principado de Asturias. Acabar con la prioridad a la hora de pagar que establece por delante las dietas y complementos de los diputados mientras a los pequeños o medianos suministradores de la Administración se les dan moratorias de muchos meses. ¿Quién no suscribiría todo esto sin dudar? Son planteamientos populares, directos, irrefutables. Pues bien, de todo esto habrá que acordarse si alguna vez la 'regeneración' llega a tocar el poder. Y, de no dar cumplimiento, habrá que demandárselo en los mismos escenarios en los que ahora lo proclaman con gradilocuencia.

1 comentario:

  1. Aunque no lleguen a gobernar, me conformo con que Podemos y Ciudadanos alcancen a condicionar de alguna manera la vieja política. El PSOE no va a poder imponer toda su política, salvo que el PP le haga de nuevo de concubina.

    En lo que sí que me decepcionas, Marcelino, es en sumarte a la insidiosa y tergiversadora versión de los seis consejeros del diputado de UPyD, y del Grupo mixto, te recuerdo. Un juego muy sucio, amén de poco democrático.

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