Tras casi dos meses de espera y más de un sobresalto, el Principado de Asturias tiene otra vez presidente. Al final, los 'faroles' de Podemos se quedaron en eso, en 'faroles', y Javier Fernández revalidó el cargo en una sesión meteórica en la que, esta vez sí, se cumplió el guión.
Los diputados que comanda Emilio León se encargaron de que no hubiera filtración alguna sobre la decisión que tomaron anoche y la sesión se abrió con inusitada expectación. El aviso de que los 'emergentes' podrían haber prestado a la otra aspirante a la Presidencia, la popular Mercedes Fernández, parte de sus sufragios para forzar un nuevo empate y la continuidad de una situación de provisionalidad, había puesto a más de uno de los nervios. No fue así y, finalmente, los vencedores respiraron con alivio.
Porque el paso dado hoy mismo se antojaba cuestión de vida o muerte para el grupo socialista y sus apoyos de Izquierda Unida. No creo que a causa de la interinidad de un gobierno, ni por la preocupación de contar con el dudoso titular de ser la única autonomía que hasta ahora se había mostrado incapaz de alcanzar un acuerdo capaz de desatascar la situación precedente. Esos son razonamientos con los que siempre se puede argumentar políticamente. Sin embargo, la impresión generalizada era que al grupo con mayor número de diputados le urgía renovar su situación en las labores ejecutivas y punto. Después, ya veremos.
Ese objetivo ya está logrado y Javier Fernández tiene las manos libres para jurar el cargo y nombrar a su nuevo gabinete. Pero no creo que a nadie se le escape que era ese un obstáculo relativamente fácil de superar y que la verdadera carrera empieza ahora.
No tiene el reelegido presidente asturiano un escenario favorable, con una Cámara en la que encontrará con frecuencia dificultades para formar mayorías que impulsen su labor de gobierno. Sabe -y lo sabe bien- que solamente puede contar con los votos de sus representantes y esos otros cinco escaños que le ha brindado Gaspar Llamazares. Y estos, con el agravante de un apoyo poco consistente en las bases de la coalición al apuntalamiento del mandatario socialista que podrían causarle más de un problema al complaciente líder de IU. La derecha, por una parte, no va a facilitarle "ni el agua" (parecen lejos, al menos en los primeros compases de esta legislatura, los entendimientos con el Partido Popular de la pasada en los que llamarían "asuntos de Estado"), y los de Pablo Iglesias, por su parte, ya le han demostrado que están dispuestos a no pasar ni una y que tienen poco que ver con "la izquierda" que sustenta al nuevo gobierno. Quedan en la recámara -no los olvidemos- los de Ciudadanos, que lo mismo pueden servir para un roto que para un descosido, si las circunstancias lo exigieran.
Y en ese camino la siguiente etapa, la inminente, es la formación de un ejecutivo monocolor, dada la decisión de IU de no integrarse en el mismo. Su cabeza de filas ha sido muy específico al hablar de la composición de ese gabinete y de su propuesta de heterogeneidad. Sin embargo, no es Javier Fernández amigo de las 'aventuras' y las caras del viejo equipo de incondicionales y fieles no eran las de alguien que está a punto de cesar. Seguramente volverá a repetirse el viejo axioma de cambiar algo para que no cambie nada.
Pero tampoco eso representará el gran hándicap de un libreto que solamente acaba de abrir sus primeras páginas. Lo verdaderamente complicado para el renovado presidente del Principado empieza a la hora de ponerse a gestionar. Los modos y maneras empleados en la pasada legislatura ya no van a valerle y cada iniciativa legislativa, cada decisión, cada sesión parlamentaria va a representar, con toda seguridad, un desafío que le va a exigir el ciento y pico por ciento de sus aptitudes. La situación de Asturias, con unos números descorazonadores, tampoco va a contribuir seguramente a impulsar sus esfuerzos. Habrá que desearle suerte.
martes, 21 de julio de 2015
lunes, 20 de julio de 2015
Prisas
Sigue el presidente en funciones del Principado haciendo evidentes sus prisas por finalizar un proceso que le renueve en el cargo. Si bien es verdad que Javier Fernández había mostrado su intención de reanudar esta misma semana el pleno de investidura suspendido días atrás tras el empate entre su candidatura y la de la popular Mercedes Fernández, la precipitación con la que ese buen vasallo que el primero puso al frente de la Junta General ha convocado la sesión ha irritado a la mitad del hemiciclo. Tienen razón los que afean a Jesús Sanjurjo las prisas con que ha citado a los diputados autonómicos. Sobre todo al obviar la preceptiva reunión de la junta de portavoces recurriendo a una simple comunicación escrita. Las formas y la mal llamada "cortesía parlamentaria" la exigían.
El mandatario asturiano tiene urgencia por ser revalidado cada vez que el cálculo numérico de su tropa le indica que tiene los sufragios suficientes para ser investido. El acuerdo firmado la pasada semana con Izquierda Unida y la ratificación del mismo por órganos de dirección y militancia de ambas fuerzas políticas le han vuelto a dar el impulso para precipitar una nueva intentona.
Debe estar muy seguro el presidente en funciones de que Podemos no va a cumplir su velada amenaza de 'prestar' votos al Partido Popular para propiciar un nuevo empate y desbaratar sus planes. No se explicaría, en caso contrario, la premura desarrollada para forzar el fin del proceso.
De esta manera, Javier Fernández afronta mañana una jornada con el convencimiento de que será refrendado como presidente del Principado. Tiene sobre el tapete el número máximo de apoyos posibles en este momento, con los 19 votos de su grupo y del de IU. Enfrente, Cherines tiene los catorce que suman sus diputados con los de Foro Asturias y sueña con ese 'préstamo' de otros cinco de los nueve que tiene Emilio León, lo que igualaría sus fuerzas con las del rival socialista.
Pero, ¿y si también el mandatario socialista tuviera en su manga una carta que todavía no ha decidido jugar a la espera de lo que hagan los 'podemitas'? Hasta ahora todas las combinaciones tienen como componentes a cinco de los seis grupos del Parlamento asturiano y nadie cuenta con los tres votos de Ciudadanos, un partido que desde su implantación en la política institucional autonómica ha mostrado su 'versatilidad' a la hora de inclinar balanzas. Sus dirigentes en el Principado han reiterado que harán lo que sea para garantizar que no haya que recurrir a elecciones anticipadas y, si bien su postura oficial es la abstención, un golpe de 'responsabilidad' podría llevarles a decidir en el plenario de mañana. Pronto lo sabremos.
Lo que sí es seguro es que la sesión de mañana está muy lejos de responder a guiones preestablecidos como ocurría en anteriores legislaturas. Las variables son más de una y, si bien todo el mundo da por hecho que por un camino u otro van a gobernar los socialistas, más de un dirigentes tendrá esta noche pesadillas en las que todos sus estrategias se vienen abajo por protagonismos indeseados.
El mandatario asturiano tiene urgencia por ser revalidado cada vez que el cálculo numérico de su tropa le indica que tiene los sufragios suficientes para ser investido. El acuerdo firmado la pasada semana con Izquierda Unida y la ratificación del mismo por órganos de dirección y militancia de ambas fuerzas políticas le han vuelto a dar el impulso para precipitar una nueva intentona.
Debe estar muy seguro el presidente en funciones de que Podemos no va a cumplir su velada amenaza de 'prestar' votos al Partido Popular para propiciar un nuevo empate y desbaratar sus planes. No se explicaría, en caso contrario, la premura desarrollada para forzar el fin del proceso.
De esta manera, Javier Fernández afronta mañana una jornada con el convencimiento de que será refrendado como presidente del Principado. Tiene sobre el tapete el número máximo de apoyos posibles en este momento, con los 19 votos de su grupo y del de IU. Enfrente, Cherines tiene los catorce que suman sus diputados con los de Foro Asturias y sueña con ese 'préstamo' de otros cinco de los nueve que tiene Emilio León, lo que igualaría sus fuerzas con las del rival socialista.
Pero, ¿y si también el mandatario socialista tuviera en su manga una carta que todavía no ha decidido jugar a la espera de lo que hagan los 'podemitas'? Hasta ahora todas las combinaciones tienen como componentes a cinco de los seis grupos del Parlamento asturiano y nadie cuenta con los tres votos de Ciudadanos, un partido que desde su implantación en la política institucional autonómica ha mostrado su 'versatilidad' a la hora de inclinar balanzas. Sus dirigentes en el Principado han reiterado que harán lo que sea para garantizar que no haya que recurrir a elecciones anticipadas y, si bien su postura oficial es la abstención, un golpe de 'responsabilidad' podría llevarles a decidir en el plenario de mañana. Pronto lo sabremos.
Lo que sí es seguro es que la sesión de mañana está muy lejos de responder a guiones preestablecidos como ocurría en anteriores legislaturas. Las variables son más de una y, si bien todo el mundo da por hecho que por un camino u otro van a gobernar los socialistas, más de un dirigentes tendrá esta noche pesadillas en las que todos sus estrategias se vienen abajo por protagonismos indeseados.
viernes, 17 de julio de 2015
Las normas de la casa de la sidra
A estas alturas de la película parece innecesario recordar que las cosas aquí, en Asturias, acostumbran a ser diferentes a las del resto del país. En estos momentos esa aseveración resulta obvia cuando repasamos la situación política que está viviendo la comunidad autónoma. Y no vale argumentar con la polarización de fuerzas políticas que se ha impuesto, con los votos de los electores, en la Junta General del Principado. Otras comunidades cuantan con seis y hasta más grupos parlamentarios y en todas ellas se han alcanzado acuerdos que les permiten tener un presidente autonómico y un gobierno propio.
No me cansaré de repetir que el conflicto institucional asturiano tiene más que ver con los modos y costumbres de actuación de los partidos "tradicionales" en contraste con la "heterodoxia" de algunas fuerzas emergentes, en este caso Podemos. Por mucha saliba que unos y otros gasten, la realidad es que ni los primeros quieren apearse de la burra de demasiados años de acomodo ni los segundos (aquí, porque en otros territorios se han mostrado más flexibles) parecen dispuesto a integrarse en el "sistema" edificado durante años por la "casta" y la "castilla".
La seguridad que desde el primer día han demostrado Javier Fernández y su partido de que la investidura estaba "chupada", pese a contar con unos míseros catorce diputados, se mostró quebradiza en la primera sesión en la que la Cámara autonómica abordó la elección del primer mandatario de la comunidad. Los votos de Foro, sumados a los del Partido Popular, la abstención de Izquierda Unida y el apoyo de los nueve representantes de Podemos a su propio candidato, arrojaron un empate entre los aspirantes de los dos partidos con mayor representación que aplazó la decisión a una nueva sesión parlamentaria.
De entonces acá, el Partido Socialista ha cerrado prácticamente un pacto con la coalición de Gaspar Llamazares, ratificada hoy mismo por los órganos de dirección del primero y que, con toda seguridad, será refrendada pasado mañana por las bases de IU.
El presidente en funciones, obtenidos esos cinco sufragios, se apresuró a acelerar el proceso una vez más, desentendiéndose de la posible suma de los del partido de Pablo Iglesias, porque sus peticiones eran muy "extensas" y alegando falta de tiempo para negociarlas. Sigue el señor Fernández empeñado en regirse por las normas que han presidido la vida política del Principado de Asturias durante demasiados años. Y como hiciera antes del fallido plenario que le iba a dar la Presidencia con el único apoyo de los votos de su grupo, vuelve a hablar de la convocatoria de una nueva sesión para la semana que viene, invocando esos diecinuevo diputados (con IU) como "mi tesoro", en un remedo de Gollum, el repelente personaje de "El señor de los anillos".
Pero, cuando el mandatario en funciones creía ver su sueño convertido en realidad, aparece de nuevo "el fantasma de la coleta" para apuntar un hipotético cambalache en el que los emergentes "podrían prestar" cinco de sus votos a Mercedes Fernández para provocar un nuevo empate que dejaría todo de nuevo en el aire y contribuiría a agregar canas y arrugas al líder socialista, amén de retrotraer cualquier negociación al punto de partida.
Personalmente, no me creo que Emilio León y sus diputados tengan realmente la intención de abordar tal operación, aunque institucionalmente nadie podría ponerle tacha. Más bien pienso que se trata de un nuevo aviso para aquellos que confían en que sigue siendo válido todo lo que lo ha sido hasta ahora. Probablemente se trate de un órdago para recordar a los socialistas que ya no pueden marcar en solitario los tiempos de Asturias y que gobernar una autonomía es algo más que sumar los apoyos mínimos para conservar el poder ejecutivo.
De lo que no cabe duda es de que el grupo mayoritario habrá tomado buena nota de la "advertencia" y tendrá que poner todo su empeño en evitar un nuevo susto, al menos mientras esos "alienígenas" que son Ciudadanos en Asturias perseveren en su postura aislacionista. La ladina amenaza de Podemos le recordará al menos que las normas que hasta ahora daban el poder han cambiado y las nuevas, pues para eso estamos en Asturias, son "las de la casa de la sidra", o sea peculiares e imprevisibles.
No me cansaré de repetir que el conflicto institucional asturiano tiene más que ver con los modos y costumbres de actuación de los partidos "tradicionales" en contraste con la "heterodoxia" de algunas fuerzas emergentes, en este caso Podemos. Por mucha saliba que unos y otros gasten, la realidad es que ni los primeros quieren apearse de la burra de demasiados años de acomodo ni los segundos (aquí, porque en otros territorios se han mostrado más flexibles) parecen dispuesto a integrarse en el "sistema" edificado durante años por la "casta" y la "castilla".
La seguridad que desde el primer día han demostrado Javier Fernández y su partido de que la investidura estaba "chupada", pese a contar con unos míseros catorce diputados, se mostró quebradiza en la primera sesión en la que la Cámara autonómica abordó la elección del primer mandatario de la comunidad. Los votos de Foro, sumados a los del Partido Popular, la abstención de Izquierda Unida y el apoyo de los nueve representantes de Podemos a su propio candidato, arrojaron un empate entre los aspirantes de los dos partidos con mayor representación que aplazó la decisión a una nueva sesión parlamentaria.
De entonces acá, el Partido Socialista ha cerrado prácticamente un pacto con la coalición de Gaspar Llamazares, ratificada hoy mismo por los órganos de dirección del primero y que, con toda seguridad, será refrendada pasado mañana por las bases de IU.
El presidente en funciones, obtenidos esos cinco sufragios, se apresuró a acelerar el proceso una vez más, desentendiéndose de la posible suma de los del partido de Pablo Iglesias, porque sus peticiones eran muy "extensas" y alegando falta de tiempo para negociarlas. Sigue el señor Fernández empeñado en regirse por las normas que han presidido la vida política del Principado de Asturias durante demasiados años. Y como hiciera antes del fallido plenario que le iba a dar la Presidencia con el único apoyo de los votos de su grupo, vuelve a hablar de la convocatoria de una nueva sesión para la semana que viene, invocando esos diecinuevo diputados (con IU) como "mi tesoro", en un remedo de Gollum, el repelente personaje de "El señor de los anillos".
Pero, cuando el mandatario en funciones creía ver su sueño convertido en realidad, aparece de nuevo "el fantasma de la coleta" para apuntar un hipotético cambalache en el que los emergentes "podrían prestar" cinco de sus votos a Mercedes Fernández para provocar un nuevo empate que dejaría todo de nuevo en el aire y contribuiría a agregar canas y arrugas al líder socialista, amén de retrotraer cualquier negociación al punto de partida.
Personalmente, no me creo que Emilio León y sus diputados tengan realmente la intención de abordar tal operación, aunque institucionalmente nadie podría ponerle tacha. Más bien pienso que se trata de un nuevo aviso para aquellos que confían en que sigue siendo válido todo lo que lo ha sido hasta ahora. Probablemente se trate de un órdago para recordar a los socialistas que ya no pueden marcar en solitario los tiempos de Asturias y que gobernar una autonomía es algo más que sumar los apoyos mínimos para conservar el poder ejecutivo.
De lo que no cabe duda es de que el grupo mayoritario habrá tomado buena nota de la "advertencia" y tendrá que poner todo su empeño en evitar un nuevo susto, al menos mientras esos "alienígenas" que son Ciudadanos en Asturias perseveren en su postura aislacionista. La ladina amenaza de Podemos le recordará al menos que las normas que hasta ahora daban el poder han cambiado y las nuevas, pues para eso estamos en Asturias, son "las de la casa de la sidra", o sea peculiares e imprevisibles.
martes, 14 de julio de 2015
¿Hablamos de la "izquierda"?
Tras la lectura diaria de las noticias que afectan a nuestras instituciones políticas y a sus protagonistas no hago sino reafirmarme en la obsolescencia de los arcaicos conceptos de "izquierda" y "derecha" que las elecciones del 24 de mayo pasado han vuelto a colocar interesadamente sobre el tablero institucional. Desde aquella noche son miríada los que han desempolvado las viejas etiquetas para sumar las cifras que las urnas han dividido.
¿Se puede hablar de izquierda cuando hablamos del Partido Socialista Obrero Español? ¡Hombre! Si se pone en consonancia con el Partido Popular parece lógico diferenciarlos de alguna manera. Sin embargo, el centenario partido de Pablo Iglesias (el otro, el de verdad) hace años que se apuntó a una socialdemocracia inventada por los 'nuevos' socialistas para enmascarar sus vergüenzas conservadoras.
Voy a decir más. A mi no me parece siquiera izquierda la coalición Izquierda Unida, por mucho que lo lleve en sus siglas. Quizá la dificultad de alcanzar el poder haya permitido a sus dirigentes mantener ese prurito de ser los guardianes del fuego sagrado, aunque las escasas veces que han compartido gobierno hayan mostrado un rostro bien diferente y a ratos confundido con el de sus partenaires socialistas.
Es IU la más empeñada ahora en agrupar bajo un solo manto a toda la "izquierda", aunque la tercera pata de la mesa no quiere ni oir hablar del asunto y se haya desmarcado contundentemente de la susodicha marca. No están los tiempos para ello. Ahora, lo que importa es tomar el palacio de invierno (de otoño, habría que decir) y para ello hay que huir de las "amistades peligrosas".
Con este panorama a nadie deben extrañar los avances en el concubinato con el que la muy polarizada Junta General del Principado ha vuelto a juntar a "socialistas" y "ecocomunistas" en un pacto que se cocina lentamente a los ojos de la opinión pública aunque todos sabemos hace ya semanas que el verdadero guiso se hizo mucho antes y en olla express.
Resulta hilarante ver a Javier Fernández y Gaspar Llamazares sentarse a una mesa con fuertes escoltas respectivas para anunciar el entendimiento en asuntos tan viejos como la reforma electoral. ¿Acaso no sirvió de nada la "traición" del presidente del Principado en funciones durante la pasada legislatura? Javier Fernández, cual bizarro conquistador muestras los cristalitos de colores a los indios arrodillados que se los cambian por el reluciente oro.
En el fondo, los que tenemos ya el culo pelado y conocemos la historia de la autonomía asturiana, sabemos que los guiones se repiten y que, como antes Vicente Álvarez Areces, su sucesor hará el necesario cambio de cromos con una fuerza política siempre entregada interesadamente a "la causa de la izquierda".
El Fernández del PSOE ha tenido desde el minuto cero una indisimulada prisa por ser investido y ahora, con la seguridad de los votos de la coalición, ya ni siquiera considera que haya tiempo para incorporar a Podemos, menos permeables a sus juegos malabares. Esos diecinueve votos le parecen, dadas las circunstancias, más que suficientes. Renovar el cargo es la meta y después, ya veremos. Es una actitud muy característica del dirigente del socialismo asturiano.
No quiero terminar sin hacer una referencia a otro de los aspectos que desmontan día a día el cacareado bloque de la izquierda, o bloque de progreso, o como cada cual lo quiera llamar. Estoy pensando en lo de las retribuciones de los cargos institucionales. ¿Habrá algo más incongruente al respecto que la postura de Izquierda Unida en el Ayuntamiento de Oviedo, apoyándose en el Partido Popular para subir los sueldos de los concejales?
Estrategias electorales aparte, puede que la negativa de Pablo iglesias (el nuevo, el de la coleta) a sumar sus huestes a la plataforma de unidad de la "izquierda" promovida por IU tenga su sustento en que en su discurso siempre se refirió a una casta que personificaban PSOE y PP, pero eludió sus consideraciones sobre esa otra "castita" de los adláteres que se aferran a las sobras que les dejan los "mayoritarios".
¿Se puede hablar de izquierda cuando hablamos del Partido Socialista Obrero Español? ¡Hombre! Si se pone en consonancia con el Partido Popular parece lógico diferenciarlos de alguna manera. Sin embargo, el centenario partido de Pablo Iglesias (el otro, el de verdad) hace años que se apuntó a una socialdemocracia inventada por los 'nuevos' socialistas para enmascarar sus vergüenzas conservadoras.
Voy a decir más. A mi no me parece siquiera izquierda la coalición Izquierda Unida, por mucho que lo lleve en sus siglas. Quizá la dificultad de alcanzar el poder haya permitido a sus dirigentes mantener ese prurito de ser los guardianes del fuego sagrado, aunque las escasas veces que han compartido gobierno hayan mostrado un rostro bien diferente y a ratos confundido con el de sus partenaires socialistas.
Es IU la más empeñada ahora en agrupar bajo un solo manto a toda la "izquierda", aunque la tercera pata de la mesa no quiere ni oir hablar del asunto y se haya desmarcado contundentemente de la susodicha marca. No están los tiempos para ello. Ahora, lo que importa es tomar el palacio de invierno (de otoño, habría que decir) y para ello hay que huir de las "amistades peligrosas".
Con este panorama a nadie deben extrañar los avances en el concubinato con el que la muy polarizada Junta General del Principado ha vuelto a juntar a "socialistas" y "ecocomunistas" en un pacto que se cocina lentamente a los ojos de la opinión pública aunque todos sabemos hace ya semanas que el verdadero guiso se hizo mucho antes y en olla express.
Resulta hilarante ver a Javier Fernández y Gaspar Llamazares sentarse a una mesa con fuertes escoltas respectivas para anunciar el entendimiento en asuntos tan viejos como la reforma electoral. ¿Acaso no sirvió de nada la "traición" del presidente del Principado en funciones durante la pasada legislatura? Javier Fernández, cual bizarro conquistador muestras los cristalitos de colores a los indios arrodillados que se los cambian por el reluciente oro.
En el fondo, los que tenemos ya el culo pelado y conocemos la historia de la autonomía asturiana, sabemos que los guiones se repiten y que, como antes Vicente Álvarez Areces, su sucesor hará el necesario cambio de cromos con una fuerza política siempre entregada interesadamente a "la causa de la izquierda".
El Fernández del PSOE ha tenido desde el minuto cero una indisimulada prisa por ser investido y ahora, con la seguridad de los votos de la coalición, ya ni siquiera considera que haya tiempo para incorporar a Podemos, menos permeables a sus juegos malabares. Esos diecinueve votos le parecen, dadas las circunstancias, más que suficientes. Renovar el cargo es la meta y después, ya veremos. Es una actitud muy característica del dirigente del socialismo asturiano.
No quiero terminar sin hacer una referencia a otro de los aspectos que desmontan día a día el cacareado bloque de la izquierda, o bloque de progreso, o como cada cual lo quiera llamar. Estoy pensando en lo de las retribuciones de los cargos institucionales. ¿Habrá algo más incongruente al respecto que la postura de Izquierda Unida en el Ayuntamiento de Oviedo, apoyándose en el Partido Popular para subir los sueldos de los concejales?
Estrategias electorales aparte, puede que la negativa de Pablo iglesias (el nuevo, el de la coleta) a sumar sus huestes a la plataforma de unidad de la "izquierda" promovida por IU tenga su sustento en que en su discurso siempre se refirió a una casta que personificaban PSOE y PP, pero eludió sus consideraciones sobre esa otra "castita" de los adláteres que se aferran a las sobras que les dejan los "mayoritarios".
lunes, 6 de julio de 2015
Izquierda Unida está madura
No creo que a nadie le haya cogido por sorpresa el resultado de la primera de las reuniones que el candidato socialista a la Presidencia del Principado inició hoy mismo para buscar apoyos a su investidura. Y tampoco es extraño que el primer interlocutor elegido haya sido Izquierda Unida.
La historia de la autonomía asturiana tiene una larga tradición de gobiernos del PSOE que, en numerosas ocasiones, han tenido que apoyarse en la coalición de izquierdas. Es, por así decirlo, la 'novia perfecta' para los intereses del partido más votado en las últimas elecciones territoriales. Tierna, sumisa, siempre a disposición de los deseos de su 'macho', que la magrea siempre que le viene en gana y la aparta cuando sacia sus deseos.
Por eso resulta normal que en el primer encuentro los socialistas hayan vuelto a reclamar los 'servicios' de partenaire de Llamazares y los suyos y estos se hayan mostrado ya maduros para el 'romance' a la primera de cambio. Ahora, Javier Fernández seguirá explorando otras opciones, aunque reforzado por saberse poseedor de una carta ganadora, y sin los agobios que le entraron cuando la pasada semana se vio sorprendido por el apoyo de Foro a su oponente popular, Mercedes Fernández.
En su habitual estilo, como ya hiciera hace tres años, el presidente en funciones ha calificado de "razonables" las propuestas planteadas en cuatro grandes bloques por Izquierda Unida y, sin esperar a otros posibles socios, después de hacer los números, se ha apresurado a decirle a Llamazares y Orviz que quiere un acuerdo "lo antes posible" (no vaya a ser que se arrepientan).
Por su parte a los de la coalición de izquierdas les ha faltado tiempo para asegurar que, si bien no renuncian a un pacto a tres -con Podemos- que garantice un ejecutivo con "una base parlamentaria amplia", les vale lo que hay y no van "a subordinar su posición a la de otros agentes de la izquierda", en manifiesta alusión a Emilio León y sus nueve votos en la Junta General. Eso sí, por si acaso alguien se lo afea, han agrrado la pancarta del "no pasarán" para asegurar que todos sus esfuerzos son para evitar un gobierno de la derecha.
Quizá ante tantas "facilidades" lo que deberían hacer los de IU es apelar a esa nueva y extendida moda del reférendum para todos y someter, al menos a sus votantes, su dócil apoyo al candidato socialista. Tímidamente lo han balbuceado, pero no me creo que vayan a hacerlo. Igual si la pregunta es la adecuada resulta que sus militantes y simpatizantes les recuerdan que su voto fue para ellos y no interpuesto para volver a apuntalar a un grupo que solamente les reclama cuando les necesitan. Al menos yo ya he escuchado a alguno de ellos que, para servir de muleta a Javier Fernández, podrían haberle dado su sufragio directamente al socialista, sin intermediarios.
Y no quiero terminar sin aludir a otro de los aspectos relevantes y hasta la fecha apenas insinuado. Si IU decide dar sus votos al candidato socialista, ¿lo será solamente para la investidura?, ¿para un pacto de legislatura? o, lo que algunos imaginamos, ¿para entrar en un gobierno compartido? Los de la coalición ya han degustado en varias ocasiones el calor del asiento y el coche oficial y me consta que les gusta, demagogias aparte.
Cosa bien distinta es cómo reaccionarán los socialistas. El presidente en funciones no es Tini Areces. Ni se le parece. Es un 'outsider' que prefiere gestionar en solitario y recurrir a los apoyos puntuales cuando los precisa, como así lo ha dejado entrever desde la misma noche electoral.
Sea como sea, lo evidente es que Izquierda Unida está madurita para el enlace, algo que muchos ya nos imaginábamos antes incluso de que se iniciaran las negociaciones. Seguro que con Podemos las cosas no funcionan de la misma manera. O eso creo.
La historia de la autonomía asturiana tiene una larga tradición de gobiernos del PSOE que, en numerosas ocasiones, han tenido que apoyarse en la coalición de izquierdas. Es, por así decirlo, la 'novia perfecta' para los intereses del partido más votado en las últimas elecciones territoriales. Tierna, sumisa, siempre a disposición de los deseos de su 'macho', que la magrea siempre que le viene en gana y la aparta cuando sacia sus deseos.
Por eso resulta normal que en el primer encuentro los socialistas hayan vuelto a reclamar los 'servicios' de partenaire de Llamazares y los suyos y estos se hayan mostrado ya maduros para el 'romance' a la primera de cambio. Ahora, Javier Fernández seguirá explorando otras opciones, aunque reforzado por saberse poseedor de una carta ganadora, y sin los agobios que le entraron cuando la pasada semana se vio sorprendido por el apoyo de Foro a su oponente popular, Mercedes Fernández.
En su habitual estilo, como ya hiciera hace tres años, el presidente en funciones ha calificado de "razonables" las propuestas planteadas en cuatro grandes bloques por Izquierda Unida y, sin esperar a otros posibles socios, después de hacer los números, se ha apresurado a decirle a Llamazares y Orviz que quiere un acuerdo "lo antes posible" (no vaya a ser que se arrepientan).
Por su parte a los de la coalición de izquierdas les ha faltado tiempo para asegurar que, si bien no renuncian a un pacto a tres -con Podemos- que garantice un ejecutivo con "una base parlamentaria amplia", les vale lo que hay y no van "a subordinar su posición a la de otros agentes de la izquierda", en manifiesta alusión a Emilio León y sus nueve votos en la Junta General. Eso sí, por si acaso alguien se lo afea, han agrrado la pancarta del "no pasarán" para asegurar que todos sus esfuerzos son para evitar un gobierno de la derecha.
Quizá ante tantas "facilidades" lo que deberían hacer los de IU es apelar a esa nueva y extendida moda del reférendum para todos y someter, al menos a sus votantes, su dócil apoyo al candidato socialista. Tímidamente lo han balbuceado, pero no me creo que vayan a hacerlo. Igual si la pregunta es la adecuada resulta que sus militantes y simpatizantes les recuerdan que su voto fue para ellos y no interpuesto para volver a apuntalar a un grupo que solamente les reclama cuando les necesitan. Al menos yo ya he escuchado a alguno de ellos que, para servir de muleta a Javier Fernández, podrían haberle dado su sufragio directamente al socialista, sin intermediarios.
Y no quiero terminar sin aludir a otro de los aspectos relevantes y hasta la fecha apenas insinuado. Si IU decide dar sus votos al candidato socialista, ¿lo será solamente para la investidura?, ¿para un pacto de legislatura? o, lo que algunos imaginamos, ¿para entrar en un gobierno compartido? Los de la coalición ya han degustado en varias ocasiones el calor del asiento y el coche oficial y me consta que les gusta, demagogias aparte.
Cosa bien distinta es cómo reaccionarán los socialistas. El presidente en funciones no es Tini Areces. Ni se le parece. Es un 'outsider' que prefiere gestionar en solitario y recurrir a los apoyos puntuales cuando los precisa, como así lo ha dejado entrever desde la misma noche electoral.
Sea como sea, lo evidente es que Izquierda Unida está madurita para el enlace, algo que muchos ya nos imaginábamos antes incluso de que se iniciaran las negociaciones. Seguro que con Podemos las cosas no funcionan de la misma manera. O eso creo.
domingo, 5 de julio de 2015
Todos cortejan a Ciudadanos
Los votantes del PSOE y los del PP prefieren a Ciudadanos para un acuerdo de gobierno. Así la asegura en su apertura de primera página de hoy 'El País' apoyándose en una encuesta propia. En el primer caso, la apuesta se hace frente a a ese otro binomio que los socialistas podrían ensayar con Podemos; en el segundo, porque parece que a los de Rajoy no les queda otro posible aliado con garantías para aunar una mayoría suficiente. Naturalmente, la encuesta se refiere a la organización estatal de ambas fuerzas políticas y para un escenario inmediatamente posterior a las elecciones legislativas del otoño próximo.
Sin embargo, como en tantas otras ocasiones anteriores, aquí, en Asturias y con un reparto de escaños real (el que arrojaron los comicios del 24 de mayo) la condición de laboratorio ofrece ahora la posibilidad de convertir las voluntades de los hasta ahora dos grandes partidos en una de esas diferentes fórmulas de gobierno. Las votaciones realizadas en el pleno de la Junta General del Principado el pasado viernes han situado al partido de Albert Rivera como una pieza básica para resolvar el complejo resultado de las urnas. Se dirá que aquí existe una variable que no se da en el conjunto del Estado, que es Foro Asturias Ciudadanos, pero, tras el 'sorprendente empate' de hace un par de días, dicha variable se ha sumado el núcleo del que se degajo hace algo más de cuatro años y, siglas aparte, sitúa a los populares en el mismo nivel que presentan los socialistas en solitario.
Tanto Javier Fernández como Mercedes Fernández se han apresurado a cortejar a los de Nicanor García conscientes de que sus tres votos pueden darles el control ejecutivo si los otros dos intérpretes, Podemos e Izquierda Unida, se empecinaran en no dar su brazo a torcer para apoyar al candidato del partido más votado. Algunos no podemos evitar echar la vista atrás y recordar la relevancia del solitario voto del único diputado de Unión, Progreso y Democracia -ahora en Ciudadanos y ocupando escaño en el Parlamento autonómico- para la investidura de Javier Fernández tras la anticipada cita con las urnas provocada por el fracaso del Ejecutivo de Francisco Álvarez-Cascos.
Se avecinan días intensos donde los dos aspirantes a la Presidencia que han pasado el primer corte van a tener mucho trabajo para arrimar el ascua a su sardina. Más fácil lo tiene el Fernández socialista, que puede convencer a los de Rivera pero también tiene esa otra carta en la manga de persuadir a Podemos e IU, o a uno de ellos. Al primero, no tan fácil, como lo certifican las palabras de su número uno en la Junta General, que tan pronto muestra una dureza irreductible como lanza esperanzadoras coletillas de posible futuros más halagüeños para el aspirante del PSOE.
Eso sí, ninguna de las posibles 'novias' se manifiesta dispuesto a entrar en las prisas que expresa Javier Fernández, ni tampoco los menos acuciantes avisos de Mercedes Fernández. Todos han expuesto con nitidez no estar dispuestos a acelerar el paso cuando lo exigen quienes los necesitan, especialmente después de que sus 'romeos' no mostraron interés alguno en cortejarles hasta que se vieron ante escenarios peligrosamente negativos para sus intereses.
El número uno en Asturias del partido de Pablo Iglesias, Emilio León, ha sido quien más nítidamente lo ha expresado al afirmar que no están dispuestos a asumir las urgencias que les han entrado ahora a los socialistas. También ha dicho que habrá investidura y que nadie debería estar preocupado por la hipótesis de unas elecciones anticipadas, pero es evidente que con guiones bien diferentes a los que habían elaborado los dos 'finalistas' en la carrera por la Presidencia del Principado.
Sin embargo, como en tantas otras ocasiones anteriores, aquí, en Asturias y con un reparto de escaños real (el que arrojaron los comicios del 24 de mayo) la condición de laboratorio ofrece ahora la posibilidad de convertir las voluntades de los hasta ahora dos grandes partidos en una de esas diferentes fórmulas de gobierno. Las votaciones realizadas en el pleno de la Junta General del Principado el pasado viernes han situado al partido de Albert Rivera como una pieza básica para resolvar el complejo resultado de las urnas. Se dirá que aquí existe una variable que no se da en el conjunto del Estado, que es Foro Asturias Ciudadanos, pero, tras el 'sorprendente empate' de hace un par de días, dicha variable se ha sumado el núcleo del que se degajo hace algo más de cuatro años y, siglas aparte, sitúa a los populares en el mismo nivel que presentan los socialistas en solitario.
Tanto Javier Fernández como Mercedes Fernández se han apresurado a cortejar a los de Nicanor García conscientes de que sus tres votos pueden darles el control ejecutivo si los otros dos intérpretes, Podemos e Izquierda Unida, se empecinaran en no dar su brazo a torcer para apoyar al candidato del partido más votado. Algunos no podemos evitar echar la vista atrás y recordar la relevancia del solitario voto del único diputado de Unión, Progreso y Democracia -ahora en Ciudadanos y ocupando escaño en el Parlamento autonómico- para la investidura de Javier Fernández tras la anticipada cita con las urnas provocada por el fracaso del Ejecutivo de Francisco Álvarez-Cascos.
Se avecinan días intensos donde los dos aspirantes a la Presidencia que han pasado el primer corte van a tener mucho trabajo para arrimar el ascua a su sardina. Más fácil lo tiene el Fernández socialista, que puede convencer a los de Rivera pero también tiene esa otra carta en la manga de persuadir a Podemos e IU, o a uno de ellos. Al primero, no tan fácil, como lo certifican las palabras de su número uno en la Junta General, que tan pronto muestra una dureza irreductible como lanza esperanzadoras coletillas de posible futuros más halagüeños para el aspirante del PSOE.
Eso sí, ninguna de las posibles 'novias' se manifiesta dispuesto a entrar en las prisas que expresa Javier Fernández, ni tampoco los menos acuciantes avisos de Mercedes Fernández. Todos han expuesto con nitidez no estar dispuestos a acelerar el paso cuando lo exigen quienes los necesitan, especialmente después de que sus 'romeos' no mostraron interés alguno en cortejarles hasta que se vieron ante escenarios peligrosamente negativos para sus intereses.
El número uno en Asturias del partido de Pablo Iglesias, Emilio León, ha sido quien más nítidamente lo ha expresado al afirmar que no están dispuestos a asumir las urgencias que les han entrado ahora a los socialistas. También ha dicho que habrá investidura y que nadie debería estar preocupado por la hipótesis de unas elecciones anticipadas, pero es evidente que con guiones bien diferentes a los que habían elaborado los dos 'finalistas' en la carrera por la Presidencia del Principado.
sábado, 4 de julio de 2015
Javier Fernández todavía tiene que currárselo
Muchos creían que el 'susto' del Ayuntamiento de Oviedo nos había curado de espantos. Pues no. La nueva aritmética derivada de los comicios del 24 de mayo pasado ha introducido en la ecuación institucional suficientes incógnitas como para hacernos dificultosa la resolución de cada nuevo problema.
En el ámbito autonómico, la realidad ya dejó claro desde los primeros compases de la nueva legislatura que los recursos utilizados hasta la fecha se mostraban insuficientes. Y lo dejó claro con esa presencia de tres candidatos a la Presidencia del Principado que, en un primer acto, pusieron en evidencia la capacidad de acuerdos medianamente consistentes entre los nuevos intérpretes de la realidad asturiana. Ahí sí se cumplieron los pronósticos después de que cada uno de ellos anunciara sus intenciones. Pero llegó ayer el segundo acto y en su discurrir ya hubo alguno de esos protagonistas que se animaron a romper el guión. El partido de Francisco Álvarez-Cascos, más concretamente, fue el primero en renunciar a un libreto que parecía escrito a la medida de un ufano Javier Fernández (tanto que, en un alarde de lo que nunca debería hacerse en periodismo, algunos medios informativos se permitieron titular antes de tiempo dando por hecha la investidura del candidato socialista).
Y no es que las indicaciones del líder forista a su pupila Cristina Coto debieran constituir una gran sorpresa. De suyo, la portavoz de esta fuerza política era la única que no había dado por cerrada la intención de su voto.
Pese a ello, el partido más votado no solamente daba el resultado de la sesión de ayer por cerrado sino que se había permitido poner fecha a la toma de posesión de su aspirante.
La bofetada quedó reflejada en el rostro de los dirigentes de la Federación Socialista Asturiana. Incluso, alguno se permitió denostar la posición de Foro. Pero sólo hasta que se dieron cuenta de que la unión de la izquierda a la que ellos vienen apelando desde hace semanas sin demasiado éxito no pueden negársele de igual manera a la derecha.
Algo, en cualquier caso, debieron barruntar los socialistas asturianos cuando, pocas horas antes, remitieron a Izquierda Unida y Podemos una oferta de pacto que no había figurado sobre la mesa en momento alguno de previas negociaciones. Una medida a la desesperada que, como resaltaron los de Pablo Iglesias en Asturias, debería haberse plasmado mucho antes y no ante el temor de una unión de la derecha y un hipotético desalojo del poder.
El caso es que, eliminada la opción de Emilio León, los dos 'finalistas' han llegado al término de la segunda etapa empatados, y ello ha truncado la expectativas de Javier Fernández de renovar lo más rápidamente posible la Presidencia autonómica. Se abre ahora un nuevo escenario en el que básicamente podría resaltarse lo siguiente:
-A Foro no le simpatizan ni el PP ni Mercedes Fernández pero, siguiendo sus señas de identidad, allá donde se pueda revolver algo estarán presentes.
-Con Ciudadanos haciendo desde el principio el dontancredo, la posibilidad de deshacer el empate obliga a los otros dos grupos de la izquierda -o a uno de ellos- a 'mojarse' y apoyar al candidato socialista.
-Buenas palabras aparte, no veo a Podemos bajándose de la burra en la que se ha montado desde el día de las elecciones por mucho riesgo de tener que acudir de nuevo a las urnas en un par de meses.
-Como PP-Foro suman 14 votos, a los 14 del candidato socialista sólo le quedan para sumar los cinco de Izquierda Unida, volviendo la coalición a su inveterada condición de muleta del partido mayoritario en Asturias.
-Supongo que el muy veterano Gaspar Llamazares encontrará en los argumentos de la responsabilidad suficiente sustento para aportar sus cinco diputados a Javier Fernández no sin dejar clara la condición de préstamo de tal actitud y sin más compromisos posteriores que permitir al susodicho renovar su presidencia.
Al final, seguramente el actual presidente en funciones repetirá en el palacio de Suárez de la Riva, pero no cabe duda de que va a tener que currárselo más de lo que ha hecho hasta el momento y, desde luego, mucho más de lo que se imaginaba la noche de aquel ya lejano 24 de mayo.
En el ámbito autonómico, la realidad ya dejó claro desde los primeros compases de la nueva legislatura que los recursos utilizados hasta la fecha se mostraban insuficientes. Y lo dejó claro con esa presencia de tres candidatos a la Presidencia del Principado que, en un primer acto, pusieron en evidencia la capacidad de acuerdos medianamente consistentes entre los nuevos intérpretes de la realidad asturiana. Ahí sí se cumplieron los pronósticos después de que cada uno de ellos anunciara sus intenciones. Pero llegó ayer el segundo acto y en su discurrir ya hubo alguno de esos protagonistas que se animaron a romper el guión. El partido de Francisco Álvarez-Cascos, más concretamente, fue el primero en renunciar a un libreto que parecía escrito a la medida de un ufano Javier Fernández (tanto que, en un alarde de lo que nunca debería hacerse en periodismo, algunos medios informativos se permitieron titular antes de tiempo dando por hecha la investidura del candidato socialista).
Y no es que las indicaciones del líder forista a su pupila Cristina Coto debieran constituir una gran sorpresa. De suyo, la portavoz de esta fuerza política era la única que no había dado por cerrada la intención de su voto.
Pese a ello, el partido más votado no solamente daba el resultado de la sesión de ayer por cerrado sino que se había permitido poner fecha a la toma de posesión de su aspirante.
La bofetada quedó reflejada en el rostro de los dirigentes de la Federación Socialista Asturiana. Incluso, alguno se permitió denostar la posición de Foro. Pero sólo hasta que se dieron cuenta de que la unión de la izquierda a la que ellos vienen apelando desde hace semanas sin demasiado éxito no pueden negársele de igual manera a la derecha.
Algo, en cualquier caso, debieron barruntar los socialistas asturianos cuando, pocas horas antes, remitieron a Izquierda Unida y Podemos una oferta de pacto que no había figurado sobre la mesa en momento alguno de previas negociaciones. Una medida a la desesperada que, como resaltaron los de Pablo Iglesias en Asturias, debería haberse plasmado mucho antes y no ante el temor de una unión de la derecha y un hipotético desalojo del poder.
El caso es que, eliminada la opción de Emilio León, los dos 'finalistas' han llegado al término de la segunda etapa empatados, y ello ha truncado la expectativas de Javier Fernández de renovar lo más rápidamente posible la Presidencia autonómica. Se abre ahora un nuevo escenario en el que básicamente podría resaltarse lo siguiente:
-A Foro no le simpatizan ni el PP ni Mercedes Fernández pero, siguiendo sus señas de identidad, allá donde se pueda revolver algo estarán presentes.
-Con Ciudadanos haciendo desde el principio el dontancredo, la posibilidad de deshacer el empate obliga a los otros dos grupos de la izquierda -o a uno de ellos- a 'mojarse' y apoyar al candidato socialista.
-Buenas palabras aparte, no veo a Podemos bajándose de la burra en la que se ha montado desde el día de las elecciones por mucho riesgo de tener que acudir de nuevo a las urnas en un par de meses.
-Como PP-Foro suman 14 votos, a los 14 del candidato socialista sólo le quedan para sumar los cinco de Izquierda Unida, volviendo la coalición a su inveterada condición de muleta del partido mayoritario en Asturias.
-Supongo que el muy veterano Gaspar Llamazares encontrará en los argumentos de la responsabilidad suficiente sustento para aportar sus cinco diputados a Javier Fernández no sin dejar clara la condición de préstamo de tal actitud y sin más compromisos posteriores que permitir al susodicho renovar su presidencia.
Al final, seguramente el actual presidente en funciones repetirá en el palacio de Suárez de la Riva, pero no cabe duda de que va a tener que currárselo más de lo que ha hecho hasta el momento y, desde luego, mucho más de lo que se imaginaba la noche de aquel ya lejano 24 de mayo.
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